CEPRID

China y la formación de un frente sur global socavan la hegemonía de EEUU

Lunes 3 de abril de 2023 por CEPRID

DOMENICO MORO

Observatorio de la Crisis

El dragón está ganando crédito no solo como superpotencia económica, sino también a nivel diplomático. El canciller Ugandés ha declarado : “El pueblo chino participó en las luchas de liberación africana, en las guerras anticoloniales y ahora nos asisten en nuestra economía y emancipación». La guerra en Ucrania, por importante que sea, es sólo un aspecto de la confrontación global entre Rusia y Occidente, es decir, Estados Unidos y sus aliados más cercanos en Europa Occidental y Japón. Dentro de este enfrentamiento, China también está adquiriendo un papel cada vez más importante, labrándose una posición de mediador internacional.

La competencia se desarrolla en varias áreas: la desdolarización, es decir, la sustitución del dólar como moneda de cambio global, la conquista de materias primas y, a nivel geoestratégico, la construcción de un frente del Sur global, que está estableciendo lazos cada vez más estrechos con China y Rusia.

Este último aspecto es de primordial importancia, porque la construcción de un frente del Sur global, de países no alineados sanciona un cambio histórico con consecuencias sin precedentes en los equilibrios globales de poder.

Evidentemente todos los cambios históricos tienen una incubación de largo plazo, pero sufren aceleraciones repentinas que los hacen evidentes. Así ha ocurrido con la guerra de Ucrania que se está convirtiendo en un campo de pruebas para la construcción de un frente global que puede socavar la hegemonía mundial estadounidense, que se ha prolongado ininterrumpidamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

La formación de un frente del Sur global aparece visible en la ONU durante las votaciones de las resoluciones de condena a Rusia por Ucrania. Ya el 2 de marzo de 2022, poco después del inicio de las hostilidades, 35 países se habían abstenido.

Aparentemente, este es un número pequeño, pero en realidad, estos 35 países, junto con los que votaron en contra de la resolución, representan más de la mitad de la población mundial, incluidos gigantes como China, India, Pakistán, Bangladesh, Etiopía, Vietnam e Irán, que por sí solos alcanzan casi los 3.600 millones. habitantes.

Cabe señalar que entre las 35 abstenciones hay 17 países africanos y otros 8 países del continente estuvieron ausentes durante la votación ( Eritrea votó en contra de la resolución). Recientemente, en la votación de finales de febrero de 2023, que pedía la retirada de las fuerzas armadas rusas de Ucrania, hubo 32 abstenciones y 7 en contra, incluido, por primera vez, el estado africano de Malí.

África es el continente donde la hegemonía estadounidense y europea parece estar más en declive. Entre los abstencionistas de la ONU también se encuentra Sudáfrica, que realizó entre el 17 y el 27 de febrero, ejercicios militares en sus costas junto a las Fuerzas Armadas de China y Rusia. Además, ahora hay varios estados que fueron colonias francesas que se están desvinculando de la protección e influencia gala. Entre ellos se encuentra Burkina Faso que recientemente pidió a Francia que retirara a los 400 soldados, desplegados en ese país, mientras su actual gobierno pretender acercarse a Rusia. En este sentido, cabe recordar los exitosos viajes del canciller ruso, Lavrov al continente africano

El choque entre Occidente y China y Rusia se produce, sobre todo por la explotación de los enormes recursos minerales africanos. Lo más destacado es que el continente, tras lograr la independencia hace varias décadas, siguió dependiendo de las potencias europeas que mantuvieron el control sobre sus antiguas colonias. Este neocolonialismo se ha manifestado no solo desde el punto de vista económico sino también desde el punto de vista político -militar como lo demuestran las numerosas misiones de las Fuerzas Armadas francesas en los últimos años.

Un instrumento de control económico y drenaje de los recursos locales hacia Francia es sobre todo el franco CFA, una moneda garantizada por el Tesoro francés, que es adoptada por varios países africanos, pero cuyo dominio hoy parece estar en un proceso de cambio fundamental . En efecto, El 21 de diciembre de 2019, los países de África occidental acordaron emitir su propia moneda, lo que les permitirá abandonar el franco CFA. Según expertos analistas, la nueva moneda, la ECO, podría estar vinculada a la moneda china, el yuan-renminbi, para evitar fluctuaciones peligrosas en los mercados.

Los países africanos se han vuelto hacia China desde hace varios años, dando la espalda a las antiguas potencias coloniales. China es un modelo a ser copiado por muchos países africanos, pues el gigante asiático sacó de la pobreza a 800 millones de personas en menos de tres décadas. Desde hace varios años, China ha adoptado una política comercial en el continente negro basada en el intercambio de materias primas y la construcción y financiación de infraestructuras.

Muchos países han obtenido préstamos con China, en parte porque tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial suelen vincular el crédito a requisitos inalcanzables. Los efectos de los programas impuestos por el Banco Mundial, con la concesión de préstamos condicionadas a la aprobación de reformas estructurales orientadas al libre mercado, han sido desastrosos. Al menos 16 países africanos, luego de cumplir con las demandas del Banco Mundial, quedaron fuera de la lista de economías en crecimiento. Por lo tanto, la llegada de China con capital, know-how, proyectos de bajo costo y mano de obra calificada ha sido vista por los países africanos como una oportunidad que no debían perder.

La estrategia china de la Iniciativa Belt and Road (BRI) debe verse en el contexto de la cooperación internacional para el desarrollo. El enfoque chino es del tipo «ganar-ganar», es decir, beneficio mutuo tanto para China como para los países socios. Este enfoque se manifiesta especialmente en telecomunicaciones digitales, en este campo China exporta sus empresas tecnológicas y al mismo tiempo que promueve a través del traspaso de modernas tecnologías la emancipación de los países integrantes de las “nuevas rutas de la seda”.

China, , parece tener una mejor posición que Estados Unidos , país que excluye a priori la transferencia de tecnología estratégica a los países africanos, que por lo tanto se ven inclinado a negociar con China. El desarrollo de las redes físicas y digitales también está muy ligado a los planes chinos de internacionalización financiera. En particular, el gobierno chino pretende hacer de su moneda, el yuan-renminbi, una moneda global, reduciendo el poder desmesurado del dólar.

En los últimos años, el papel del yuan-renminbi ha aumentado considerablemente como moneda comercial y como moneda de reserva. La moneda china es la cuarta divisa más negociada del mundo, después del dólar, el euro y el yen japonés. Según el banco central chino, las transacciones en yuanes aumentaron un 15 % en 2022, lo que representa el quinto año consecutivo de crecimiento, en comparación con 2021. Otro golpe chino al dólar ha sido en América Latina, considerado el patio trasero de Estados Unidos. Aquí Argentina y Brasil han fortalecido sus reservas en yuanes, para tener un amortiguador frente a la política financiera estadounidense.

En el ataque al dólar Rusia ha tomado la delantera tratando de atraer a los países africanos a un bloque económico no relacionado con la influencia estadounidense y encabezado por los países BRICS. Entre los objetivos de estas naciones se encuentra el denominado desdolarización , es decir, la sustitución del dólar por monedas nacionales en los intercambios intrazonas.

Pero la acción económica y político-diplomática de China no se limita a África y América Latina, se extiende a Oriente Medio, zona decisiva por la presencia de las mayores reservas de materias primas energéticas, especialmente las de petróleo.

China ha sido mediadora en los acuerdos que han supuesto el acercamiento de dos países centrales de Oriente Medio: Arabia Saudita e Irán. Este es un resultado sensacional, porque Arabia Saudita ha sido un aliado cercano de los Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial y ahora se acerca a la República Islámica de Irán, enemigo jurado de los Estados Unidos. En realidad la mediación de China, representa un revés histórico y estratégico para la diplomacia estadounidense en Oriente Medio.

También hay que añadir que las sanciones contra Rusia han tenido un efecto contraproducente para EE. UU. y Europa. De hecho, el bloqueo de las inversiones rusas en bancos occidentales ha alertado a todos los países emergentes que tienen inversiones en bancos occidentales, tanto que Washington y Wall Street que temen un retirada masiva de dinero. Un ejemplo es lo que le sucedió a Credit Suisse, que se arriesgó a la bancarrota porque el banco saudí, que posee la mayor participación accionaria, se negó a ofrecer asistencia financiera al banco suizo en apuros.

En resumen, podemos observar cómo la guerra de Ucrania está acelerando algunos procesos internacionales que se vienen gestando desde hace tiempo. En particular, la desalineación con los EE. UU. de muchos países en la llamada periferia del sistema económico mundial, especialmente los de África. En Occidente se habla mucho del aislamiento internacional de Rusia, pero si ampliamos la mirada a nivel mundial, podemos observar que el aislamiento de Rusia es menor de lo que parece en una visión limitada de Occidente. Lo que parece es que el equilibrio de poder global entre China y EE. UU. está cambiando, con una mejora en las posiciones de China.

El dragón está ganando crédito no solo como superpotencia económica, sino también a nivel diplomático, como intermediario de la paz no solo en el conflicto ruso-ucraniano sino también a nivel mundial. Seguramente China tiene sus propios intereses económicos y políticos. Sin embargo, el enfoque económico de «ganar-ganar» y el hecho de que, a diferencia de Estados Unidos no busca, a través del comercio y las finanzas, imponer su línea política a otros países. También cabe señalar que la Republica Popular China, nuevamente a diferencia de los EE. UU., nunca ha recurrido a la guerra como instrumento de su política internacional.

En el caso del acuerdo entre Irán y Arabia Saudita, la diferencia de enfoque es notoria: mientras los estadounidenses siempre han explotado y acentuado las diferencias religiosas en el mundo islámico, en particular entre chiítas y sunitas, China ha trabajado para superarlas. De todos modos, más allá de la confrontación entre Estados Unidos y China, es de primordial importancia observar cómo se está formando un Sur global que, después de la descolonización política, está entrando en una nueva fase, la de la descolonización económica.

En este sentido, son significativas las palabras pronunciadas en marzo de 2021 por el canciller ugandés, Sam Kutesa, refiriéndose a los chinos: “ El pueblo chino participó en las luchas de liberación africana, en las guerras anticoloniales y ahora nos asisten en nuestra economía y emancipación.»[ii]

NOTA

[i] Alessandra Colarizi, África Roja. El modelo chino y el continente del futuro, ediciones L’asino d’oro , Roma 2022, página 81.

[ii] Ibídem, p.204.


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