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TRUMP CON SU SLOGAN "ESTADOS UNIDOS PRIMERO" QUIERE MODERNIZAR LAS ARMAS NUCLEARES PARA SUPERAR A CUALQUIER OTRO PAÍS

Miércoles 23 de enero de 2019 por CEPRID

TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA

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Donald Trump, el emperador de turno de Estados Unidos es un populista neofascista, impredecible en su ignorancia sobre política mundial, fanático nacionalista, xenofóbico convencido de la "supremacía blanca" y, muy capaz de aniquilar al mundo para lo que decía: "Modernizaremos también nuestras armas nucleares y recuperaremos nuestra infraestructura nuclear (...) Invertiremos más dinero que nunca, porque tenemos que superar a cualquier otro país", Trump también ha prometido nuevos aviones de guerra, buques y submarinos dotados de nuevas tecnologías para lanzar armas atómicas a cualquier parte del mundo, al mismo tiempo que ha aumento el sueldo a los militares, para reforzar las Fuerzas Armadas.

Trump es un peligro mundial y una seria amenaza para la supervivencia de la humanidad. Para alcanzar sus objetivos políticos ha sido capaz de romper tratados internacionales de suma importancia, pues ya ha roto varios pactos o espera romperlos. Uno de ellos es el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares. A lo largo de la historia, el imperio del terror ha demostrado que no le preocupa incumplir convenios, para eso es potencia atómica y económica.

"El primero de junio de 2017, Trump, anunció la retirada de su país del acuerdo climático de París, firmado en 2016. El pacto busca reducir el calentamiento global por debajo de los 2 grados centígrados.

23 de enero de 2017. El mandatario retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Un pacto suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40 % de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional.

Trump, también, ha salido del Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Migración y Refugiados, así como de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Además, prevé salir del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), un acuerdo comercial entre este país, Canadá y México. Sion embargo, ya ha suscrito otro TLCAN, aparentemente al gusto de Trump.

Grave fue la decisión del neofascista Trump de romper el Pacto Nuclear con Irán. Ese torpe acto fue para atender las peticiones de Israel que querría acabar con Irán conforme con los deseos del judío ortodoxo Netanyahu

Por otra parte, se debe recordar que 24 años antes, en 1994, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, firmó un acuerdo con Corea del Norte para desmantelar el programa nuclear de este país asiático.

Casi una década más tarde, al cambiar el mandato, el presidente George W. Bush, calificó a Pyongyang de eje de mal y preparó el terreno para romper el acuerdo.

Washington tiene una buena mano en la violación y abandono de pactos internacionales. Resta por ver hasta qué punto la comunidad internacional tolerará tales incumplimientos, sostenía smd/mjs

El analista especializado en temas militares y nucleares, Jan Martínez Ahrens decía con mucha lógica que durante décadas los presidentes de Estados Unidos fomentaron el respeto a los tratados y la no proliferación de armas nucleares, con Donald Trump la primera potencia ha vuelto a poner el dedo en el gatillo nuclear. Y esta vez, no apunta solo a Rusia, China o Corea del Norte. En su nueva estrategia, la Casa Blanca amplía inesperadamente el espectro de enemigos, apuesta por el desarrollo de armas de "baja intensidad" y otorga al presidente el poder de responder con el látigo atómico a amenazas tan difusas como los ciberataques. Con Trump, la escalada nuclear se ha reactivado.

Es un giro de enorme repercusión, aunque calculado para no desatar el pánico. La denominada Revisión de la Postura Nuclear, el documento que sustituye la estrategia diseñada por Barack Obama en 2010, mantiene la limitación de emplear el arma máxima solo en "circunstancias extremas" y apuesta, como la anterior Administración, por modernizar la triada (los misiles lanzados desde submarinos, bases y bombarderos) dentro del marco de los tratados.

Agregaba que el documento, siguiendo a pies juntillas la Weltanschauung hegemónica de Trump, da un paso más. "Incorpora un concepto nuclear mucho más agresivo e impetuoso, y en apartados clave quiebra los esfuerzos por reducir el papel y el número de las cabezas nucleares en el mundo", afirma el experto de la Asociación de Control de Armas Kingston Reif.

La novedad que más inquietud ha generado se refiere al uso del botón nuclear. Hasta ahora la respuesta del presidente se circunscribía a eventuales episodios de destrucción masiva tanto nucleares como químicos o biológicos. Con el nuevo plan, se añaden los "ataques estratégicos no nucleares". Un concepto que incluye los ciberataques. Ya sean al operativo nuclear, la población civil o a infraestructuras como la red eléctrica y el control aéreo.

Esta formulación amplía el foco bélico. El enemigo ya no tiene por qué ser un país con armas atómicas. Es más, ni siquiera ha de ser un país. Por su propia naturaleza, un ciberataque puede diluirse en cientos, miles, millones de frentes. No es un misil dirigiéndose a Washington. No hay un presidente al otro lado del teléfono rojo. Ni siquiera su autoría es clara.

Esta vertiginosa rebaja del umbral de respuesta nuclear ha desatado la polémica. "Parece muy poco inteligente, con el poderío militar que tiene Estados Unidos, responder con armas atómicas a un ataque no nuclear. Imaginemos que Rusia o China lanzan un ciberataque contra EEUU. ¿Cabe pensar que un presidente conteste con una ofensiva que suponga un contraataque nuclear?", se cuestiona Steven Pifer, experto en control de armas de Brookings Institution.

El Pentágono ha evitado entrar en detalles sobre la magnitud que ha de tener un ciberataque para generar una respuesta nuclear. Pero la noción está desarrollada en un poco conocido informe de la Dirección Nacional de Inteligencia, el organismo que aglutina a las agencias de espionaje, y que sitúa esta amenaza por delante de las armas de destrucción masiva y el terrorismo. "La potencialidad de un ataque sorpresa se va a incrementar en los próximos años en la medida en que miles de millones de aparatos digitales se seguirán conectando a una red de escasa seguridad y que tanto naciones como actores malignos han aumentado su capacidad para usar herramientas cibernéticas. Está creciendo, por tanto, el riesgo de que ciertos adversarios lancen contra Estados Unidos un ciberataque (ya sea de destrucción de datos o una disrupción localizada y temporal de infraestructuras críticas) y abran una crisis sin necesidad de declarar la guerra", indica el informe.

Entre los posibles enemigos, la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos , señala a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, cuyos "ensayos son cada vez más agresivos". Como actores malignos apunta a grupos terroristas y organizaciones criminales, aunque admite que las fronteras tienden a borrarse: "La divisoria entre la actividad criminal y la de los Estados será cada vez más difusa en la medida en que ciertas naciones puedan querer utilizar a los primeros en sus operaciones".

En este escenario de riesgos líquidos y enemigos multiplicados, la estrategia de Trump añade otra vuelta de tuerca. Con Obama, como señala el experto Steven Pifer, el esfuerzo se encaminó a reducir el número de armas atómicas para aminorar su peso en la seguridad nacional y acabar confinándolas al espacio de la disuasión pura. La Casa Blanca ha quebrado este precepto y ha planteado el desarrollo de lo que denomina "armas tácticas". Bombas de menos de 20 kilotones, tan letales como las que arrasaron Hiroshima y Nagasaki, pero consideradas pequeñas en comparación con las que actualmente dispone Estados Unidos.

A diferencia de las armas estratégicas, pensadas para arrasar poblaciones, estos artefactos tendrían como objetivo las tropas enemigas. El resultado es dudosamente tranquilizador: en caso de conflicto, antes de la aniquilación de las ciudades, los estrategas se enfrentarían a un escenario de "guerra nuclear limitada", sostenía Martínez Ahrens.

Lo cierto es que el Tratado de No proliferación de armas nucleares es un grave estorbo a "la estrategia nuclear" de Trump que desea dar un giro espectacular a la misma política nuclear que durante años ha desarrollado Estados Unidos con la intencionalidad de dominar al mundo con una estrategia del terror.

LA TEORÍA DEL LOCO

El periodista Marc Bassets afirmaba que no está claro qué quiere decir exactamente Trump con "capacidad nuclear". La aparente improvisación del mensaje y la falta de detalles en un asunto que es muy técnico, aunque con profundas implicaciones para la paz mundial, no ayuda a aclararlo. Al magnate neoyorquino le gusta ser imprevisible: lo considera una virtud en los negocios y en la política. Sembrar la confusión ha sido, voluntaria o involuntariamente, uno de sus métodos en el ascenso a la Casa Blanca.

Durante la Guerra Fría se hablaba de la teoría del loco. Consistía en dar la impresión de que el presidente de EE UU era alguien inestable, capaz de lanzar la bomba atómica, para forzar concesiones en el enemigo. Esta teoría se ha recuperado ahora para explicar el comportamiento de Trump" que en realidad parece un loco de atar, muy peligroso para la humanidad entera.

"Un posible aumento del arsenal nuclear rompería con la posición vigente de la primera potencia mundial sobre la no proliferación. Daría marcha atrás en el lento camino hacia el desarme. Y enviaría una señal al mundo que pondría en duda desde los acuerdos internacionales y podría animar a países sin arma nuclear a obtenerla.

Las declaraciones de Trump anticiparon un cambio respecto a la política que han mantenido las anteriores administraciones, demócratas y republicanas. Se preguntaba ¿por qué, si EE UU tiene armas nucleares, no debe ser el primero en usarlas, contra el ISIS (uno de los acrónimos ingleses del Estado Islámico) o contra otro enemigo?

Se debe recordar que, en 1986, en vísperas del final de la Guerra Fría, se estimaba que había 70.300 armas nucleares en el mundo, según datos de la Federación de Científicos Americanos. A principios de 2016 había 15.350, según la misma fuente. Más del 90% están en manos de EE UU y Rusia, país al que Trump quiere aproximarse tras las tensiones en los años de Obama.

Trump publicó su mensaje poco después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, declarase la voluntad de reforzar "el potencial de combate de las fuerzas nucleares estratégicas [de Rusia] sobre todo con equipos de misiles capaces de superar de forma garantizada los sistemas de defensa antimisiles existentes y los que pueden existir en perspectiva".

TRATADO DE NO PROLIFERACIÓN NUCLEAR

El Tratado de No Proliferación Nuclear, vigente desde 1970, establece que los países con armas nucleares deben esforzarse por desmantelarlas, los países sin armas deben abstenerse de adquirirlas y todos deben tener acceso al uso pacífico de la tecnología, según el Departamento de Estado. En 2010 el presidente Barack Obama firmó con Rusia un tratado para reducir las cabezas nucleares a 1.550 en 2018.

El Tratado de No Proliferación Nuclear se firmó en julio de 1968 (entrando en vigor en 1970) por parte de cinco estados soberanos que ya habían detonado un ensayo nuclear hasta la fecha del tratado. Estos países son Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia.

Se concretaron varios puntos al respecto:

– Los países poseedores de armas nucleares se comprometen a no traspasar a nadie armas nucleares ni ayudar a otros estados a fabricarlas ni adquirirlas.

– Los países no poseedores de armas nucleares se comprometen a no recibir de nadie este armamento ni a fabricarlas. Además, no podrán suministrar elementos básicos para su construcción como el uranio o plutonio.

– Los países no poseedores de armas nucleares se comprometen a entregar toda la información al respecto y a someterse a inspecciones.

Hay cinco Estados que están fuera del tratado pero que poseen armamento nuclear como son Pakistán, Israel, India, Sudán del Sur y Corea del Norte. Una de las condiciones para que estos países se incorporen al tratado es desarmarse nuclearmente y es una de las causas por las que no quieren formar parte de este Tratado. Algunos países no se han pronunciado al respecto.

En 1998 se firmó un protocolo adicional, por el que a los materiales controlados por el Tratado de no proliferación nuclear se le sumaban otras armas y equipos que pudieran utilizarse para actividades no pacíficas.

Desde su creación, casi 200 países se han adherido a este Tratado. Algunos han entrado y salido de él en las revisiones posteriores que se han hecho desde 1968. Actualmente, la amenaza de Corea del Norte con ensayos probados de nuevo armamento ha puesto a los países firmantes en alerta. Los cinco impulsores tenían un acuerdo para llegar a un desarme total a lo largo de las décadas, pero la amenaza de países como Corea del Norte les ha hecho frenar en seco y seguir con el armamento ya existente.

Obama, que en un discurso al inicio de su mandato proclamó el objetivo de eliminar en el futuro las armas nucleares de la tierra, ha reducido el número de cabezas —el explosivo que se coloca en el proyectil— pero al mismo tiempo ha anunciado inversiones de miles de millones para modernizar el arsenal restante.

Redacción BBC Mundo, sostiene que Trump se muestra "preocupado" de que el arsenal nuclear de Estados Unidos quede obsoleto y ha dispuesto que el Pentágono lo diversifique y desarrolle nuevas y más pequeñas bombas atómicas. En la nueva estrategia nuclear de Estados Unidos señala a Rusia, China, Corea del Norte e Irán como posibles amenazas.

Para la administración Trump, la estrategia militar de Estados Unidos ya no se centra en el terrorismo internacional. Lógico que así sea puesto que el imperio y sus aliados de la Unión Europea entrenan, arman y financias a los grupos terroristas que actúan en Siria contra el gobierno constitucional de Bashar al Assad..

Y la reacción no se ha hecho esperar, dice BBCMundo. China y Rusia condenaron firmemente el plan. El ministro de Asuntos exteriores iraní dijo que pondrá al mundo "más cerca de la aniquilación".

¿EN QUÉ CONSISTE LA NUEVA POSTURA NUCLEAR?

Al Pentágono le preocupa que Moscú considere que las armas nucleares estadounidenses son demasiado grandes para ser utilizadas, lo que significa que ya no serían un elemento de disuasión eficaz.

La NPR (Revisión de la Postura Nuclear, por sus siglas en inglés) sostiene que el desarrollo de armas nucleares más pequeñas desafiaría esa suposición. Se trataría de armas de menos de 20 kilotones, menos poderosas, pero aún así devastadoras.

La bomba atómica arrojada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial tenía aproximadamente el mismo poder explosivo, y mató a más de 70.000 personas.

"Nuestra estrategia garantizará que Rusia entienda que cualquier uso de armas nucleares, aunque sea limitado, es inaceptable", se lee en el documento.

El subsecretario de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan, dijo que el arsenal nuclear del país se ha mantenido a salvo durante más de 70 años.

"No podemos permitirnos que se vuelva obsoleto", dijo en una conferencia de prensa en Washington.

Es la primera vez desde 2010 que el Ejército estadounidense delinea su percepción de futuras amenazas nucleares.

Los críticos han acusado al gobierno de Donald Trump de desafiar el espíritu de los acuerdos de no proliferación nuclear.

La NPR también propone:

Modernizar ampliamente los misiles balísticos terrestres, los misiles submarinos y los aéreos, algo ya iniciado durante el mandato de Barack Obama.

Modificar algunas ojivas nucleares submarinas para darles menor poder de detonación.

Retornar a los misiles de crucero marítimos.

EE.UU. posee 6.800 ojivas nucleares, según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo.

China urgió a Estados Unidos a abandonar su "mentalidad de la Guerra Fría" y señaló que se opone firmemente al plan de revisión nuclear estadounidense.

"El país que posee el mayor arsenal nuclear del mundo, debería tomar la iniciativa de seguir la tendencia en lugar de ir contra ella", dijo el Ministerio de Defensa chino a través de un comunicado.

"Esperamos que Estados Unidos abandone su mentalidad de la Guerra Fría, asuma seriamente sus responsabilidades de desarme y comprenda correctamente las intenciones estratégicas de China".

En la NPR, Estados Unidos acusó a China de "expandir sus ya considerables fuerzas nucleares", pero China defendió su política diciendo que "se apegará decididamente al desarrollo pacífico y aplicará una política de defensa nacional de naturaleza defensiva".

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso acusó a Estados Unidos de belicismo y dijo que tomaría las "medidas necesarias" para garantizar la seguridad rusa.

Rusia calificó la NPR de "confrontativa" y "antirrusa" y el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, expresó su "profunda decepción" por el plan.

El canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, argumentó que las propuestas estadounidenses violaban el tratado internacional de no proliferación nuclear.

En los últimos años, sin embargo, han surgido temores de lo que antes era impensable: un choque directo, particularmente entre Rusia y Estados Unidos en Siria o Ucrania.

La nueva estrategia de Defensa estadounidense, reconoce que "China y Rusia en particular han trabajado asiduamente durante varios años para desarrollar sus capacidades militares para desafiar nuestras ventajas militares", dijo entonces Elbridge Colby, vicesecretario adjunto de Defensa de EE.UU.

"Esta estrategia realmente representa un cambio fundamental para decir, ’Mira, tenemos que regresar a lo básico del potencial para la guerra y esta estrategia dice que el enfoque será priorizar la preparación para la guerra, en particular la guerra de poder", agregó.

RECHAZO AL TRATADO

En un comunicado conjunto Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia consideraron que el tratado firmado por 120 países en el año 2017, es una medida poco realista en el tenso contexto internacional

Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia al rechazar el tratado para prohibir las armas nucleares aprobado por la ONU, aseguraron que "claramente ignora las realidades del ambiente de seguridad internacional".

En un comunicado conjunto, las tres potencias nucleares recordaron que habían boicoteado las negociaciones para este tratado y no tienen intenciones de unirse al mismo.

Cerca de dos tercios de los países de la ONU aprobaron el primer tratado global para prohibir las armas nucleares, un acuerdo del que se han mantenido al margen todas las potencias atómicas y muchos de sus aliados.

Para sus defensores, la iniciativa marca el principio del fin de la era nuclear y supone un paso histórico para deslegitimar este tipo de armamento.

En cambio, Estados Unidos, Reino Unido y Francia argumentan que el tratado no toma en cuenta las preocupaciones en materia de seguridad de aquellos países que mantienen estas armas, porque las mismas tienen un efecto disuasivo contra un posible ataque nuclear, según un informe difundido por BBC Mundo.

América Latina es territorio libre de armas nucleares y es zona de paz. Si todos los países de la tierra que no tienen armas nucleares se unen y exigen el respeto al Tratado de Proliferación de Armas Nucleares se habría dado un paso trascendental para que se mantenga vigente el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares. Hasta el neofascista Trump podría entrar en razón.

Correo electrónico: tribunalpazecuadoryahoo.com


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