Hay lucha dentro de la clase dirigente global
Sábado 29 de septiembre de 2012 por CEPRID
Vladislav Zhukovskiy
Nakanune.ru
Traducido del ruso para Interunión y el CEPRID por Arturo Marián Llanos
A lo largo de los últimos meses ha habido toda una serie de significativos cambios dentro del sistema monetario-financiero internacional, que nos muestran la aparición de los movimientos tectónicos en su base y el paulatino desgaste de los cimientos bajo la pirámide de las obligaciones de la deuda de los EE.UU. y la emisión ilimitada de la divisa “de reserva” clave. La primera señal de que se recrudecía la lucha entre los diferentes grupos de la clase dirigente global fue la rebaja del rating del crédito soberano de los EE.UU. por parte de la agencia S&P, que fue seguida por un fuerte desajuste en los mercados financieros, la caída en un 25% de los mercados de valores en los EE.UU., Unión Europea, Japón y los países en vías de desarrollo, así como el importante trasvase del capital especulativo en los papeles de deuda de los EE.UU., que ha superado el límite de los 600 mil millones de dólares o el 3,8% del PIB.
¿La economía mundial se encamina hacia la nueva fase de recesión?
Debido a una curiosa coincidencia de las circunstancias, cabeza de la agencia de rating S&P Divena Sharma, quien estampó su firma en la revisión a la baja del rating de crédito de los EE.UU. (por primera vez en los últimos 80 años de la existencia del rating), perdió su puesto, junto con todo su equipo, a lo largo de las dos semanas siguientes al tan significativo hecho. Una reacción perfectamente comprensible de la élite político-financiera norteamericana ante los intentos de S&P (que junto con Moddy´s y Fitch pertenece y es controlada mayoritariamente por los Rothschild a través de las compañías inversoras Atticus Fund y Fimalac) de disolver la base del actual sistema monetario-financiero internacional, basado en la pirámide de las deudas y la posibilidad de redistribuir la riqueza y los activos globales a favor de la oligarquía financiera de Wall Street a costa de la emisión incontrolada del dólar.
El ministro de finanzas de los Estados Unidos Timothy Geithner , quien en los 2003-2008 encabezó el Banco de la Reserva Federal de Nueva York (la sucursal estructural clave del Fondo de Reserva Federal, que posee prácticamente el 50% de todos los activos del Fondo de Reserva Federal de los Estados Unidos), criticó duramente la actuación de S&P y acusó a la agencia de falta de competencia y profesionalidad. A continuación fue invitado a ocupar el cargo del presidente de la mayor agencia de rating Douglas Peterson, top-manager de uno de los mayores bancos mundiales Citibank, que, entre otras cosas, es accionista de SRF y el principal beneficiario de la política de crédito financiero de la Reserva Federal que consiste en el llenado de los mercados financieros a través de la emisión incontrolada y la monetarización de la deuda.
A juzgar por todo, si algún estado pone en duda el estatus del dólar como divisa de reserva, sufre agresión político-militar y bombardeos (Iraq, Libia etc.) o sanciones y presión (Irán, Malasia, Corea del Norte, Cuba etc.). Y si alguna agencia de rating u otra estructura comercial plantea la cuestión de problemas de pago o del estado de hecho previo a la bancarrota de los EE.UU., puede atraer la agresión por parte de las élites norteamericanas.
También habría que señalar el hecho de que el portavoz de la oligarquía financiera mundial Soros ha declarado que oro vuelve a los mercados, el importante especulador Jim Rogers ha hecho el llamamiento para comprar los activos de materias primas, oro en primer lugar, la familia Oppehheimer ha vendido uno de sus activos clave – su participación en el imperio de los diamantes De Beers, y los clanes de los Rothschild y los Rockefeller han anunciado a propósito en público la fusión de sus activos (aunque solo sea una pequeña parte de menos de 50 mil millones de dólares).
Todo ello nos dice que se están reforzando los procesos de consolidación del gran capital transnacional en su conjunto y del capital financiero internacional en particular en vísperas de la caída de la economía mundial en una nueva fase de recesión. Parece que se trata de una señal a los representantes del gran capital transnacional, que junto con el establishment político de los EE.UU. y la UE representan la clase dirigente global, de que al mundo le espera una crisis sin precedentes por sus dimensiones, que no todos ni mucho menos podrán superar conservando sus activos y su poder político intactos.
No es de sorprender que a lo largo de los últimos años se está reforzando la tendencia hacia la consolidación de los activos de la gran oligarquía financiera internacional y del capital industrial, que lleva a su fusión. Donde mejor se observa este hecho es en el ejemplo del traspaso a gran escala de los activos a todo tipo de fondos y organizaciones “benéficas”, lo que permite escapar del control de los reguladores financieros, ocultar la información sobre los dueños reales del capital y, lo que es muy importante, permite evitar los impuestos a la hora de transmitirlo por herencia. Como ejemplo. En los Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países desarrollados el porcentaje del impuesto sobre el crecimiento del capital puede alcanzar 40-60%.
Fondos benéficos como los paraísos fiscales legalizados para la oligarquía gobernante
Sería demasiado ingenuo suponer que los dueños de los mayores bancos transnacionales, fondos de inversión, corporaciones de materias primas, gigantes industriales y monopolios informativos, que a lo largo de decenios e incluso centurias han aplastado a la competencia con el fin de obtener la ganancia monopolista, que han estado parasitando sobre los encargos estatales y han aumentado sus capitales desencadenando y financiando guerras y revoluciones, de repente se van a preocupar por el destino de la humanidad.
En cualquier caso, la situación económico-social en el mundo sigue empeorando: más del 50% de la población del planeta vive con menos de 2 dólares al día, cerca de 60% no reciben la norma mínima de alimento y agua, la polarización social sigue creciendo, y los representantes de la clase dirigente se siguen enriqueciendo.
El rellenado a través de la emisión de los mercados financieros en 2009-11 con 4-6 trillones de dólares ya ha provocado el inflado de las burbujas en los mercados financieros y ha salvado a la oligarquía financiera gobernante a costa del encarecimiento de los alimentos, petróleo, gas, metales industriales, electricidad, vivienda y la caída del nivel de vida de la absoluta mayoría de la población del planeta. Recordemos, que precisamente las crisis alimentarias de los años 2008 y 2010, multiplicados por el inflado a través de la emisión de los mercados financieros, provocaron las “revueltas del hambre” en los 40 países de África, América Latina y Asia, convirtiéndose en una buena excusa para los golpes militares y guerras civiles en el Oriente Medio.
Recordemos, que el fundador de la antaño mayor corporación del mundo Microsoft Bill Gates y uno de los mayores especuladores financieros Warren Buffet unieron sus activos en el fondo benéfico de Bill y Melinda Gates, lo que les permite mantener el control sobre sus más estratégicos y rentables activos, obteniendo unas colosales ventajas fiscales y preferencias, gracias al reparto de insignificantes (en comparación con el volumen de los activos) sumas de dinero para los fines benéficos.
Como ejemplo, en la mayor en los EE.UU. organización benéfica The Giving Pledge, creada por Gates y Buffet, ya han entrado al unísono 57 multimillonarios, que tienen la intención de traspasar más del 50% de sus activos bajo la administración del fondo. Próximamente el fondo alcanzará los 600 mil millones de dólares, y en total en el mundo hay unos 550-600 mil millones de dólares al recaudo de los paraísos benéficos. El mismo Ingvard Kamprad, fundador y principal propietario de la corporación IKEA, hace tiempo que traspasó sus activos al fondo Stichting INGKA, que dirige 205 de las 235 sucursales de la compañía IKEA, valoradas en 40 mil millones de dólares.
Aparte de que los fondos benéficos son los paraísos fiscales interiores legalizados y respetables instrumentos para minimizar la carga fiscal, además representan un eficaz medio para la fusión de los activos y la defensa de los intereses de grupo comerciales de los ciudadanos más pudientes. A juzgar por todo, no es casual, que en los últimos años va en aumento la “lucha” de los países desarrollados y la organización FATF creada por ellos contra los ingresos ilegales, islas de paraísos fiscales, activos criminales y la financiación del “terrorismo internacional”, creado por los propios servicios secretos de los EE.UU. y UE con el fin de remodelar el mundo y obtener una fuente extra de superingresos. Ninguno de los fondos benéficos, muchos de los cuales ya poseen la mala fama de las “estaciones de lavado” aparece en las “listas negras” de FATF.
La élite político-financiera se da perfecta cuenta de que a lo largo de los últimos 30 años de emisión incontrolada de las principales divisas “de reserva” en el mundo se ha formado un colosal alero de dinero que no solamente pesa como una prensa sobre el sistema monetario-financiero actual, sino que también es un factor del aumento de la influencia político-militar y económica de los países que no controla la élite occidental.
Posiblemente, la “ofensiva” de turno contra los paraísos fiscales sea un elemento dentro del juego global de lucha contra “los ingresos ilícitos” y la eliminación de la masa monetaria sobrante. Aparte de debilitar a los competidores estratégicos (siguiendo el ejemplo de Husein, Kaddafi, Saleh y Mubárak) y obtener el control sobre sus activos financieros, esto permite deshacerse del alero del dinero sobrante, que se encuentra dentro de la balanza de los competidores estratégicos, y crear la base para seguir activando la máquina impresora y ensanchar el peso de la deuda. Sin quemar las deudas ya existentes y la masa monetaria sobrante es imposible poner de nuevo en marcha el mecanismo del crédito ampliado y la imitación del crecimiento económico.
La clase dirigente global lleva a cabo la segregación del gran capital entre los “propios” y los “extraños”, declarando ilegales a aquellos que no están dispuestos a colaborar con las élites occidentales e integrarse en la oligarquía político-financiera internacional en papel de socio menor.
Por delante nos esperan importante quema de las deudas a través de la inflación, la desvalorización de los beneficios y la caída del nivel de vida
La impresión es que los representantes del gran capital financiero están juntando sus activos, dándose perfecta cuenta de que la economía mundial está al borde de un derrumbe sin precedentes, que tendrá como consecuencia que la mayor parte de los ahorros e ingresos no solamente de los ciudadanos de a pie, sino también de los grandes financieros e industriales simplemente perderá el valor y se quemará dentro de la poderosa espiral de la inflación. En las condiciones de la crisis no solamente cae el nivel de vida de los simples ciudadanos, sino que se reducen considerablemente las dimensiones de la economía y de los mercados financieros, lo que inevitablemente disminuye el tamaño de la “tarta” y de aquellas élites que puedan acceder a ella.
En estas circunstancias la situación de la mayoría de los oligarcas rusos, que a juzgar por todo, no son más que eslabones de tránsito intermedios dentro de la larga y compleja cadena de los verdaderos dueños de los sectores estratégicos de la economía rusa, aparece como bastante triste. Tal y como nos ha demostrado la situación de la crisis de los años 2008-2009, no les dejan pasar más allá de la antesala de la oligarquía mundial – lograron conservar el control formal sobre sus empresas exclusivamente gracias a la ayuda financiera extraordinaria por parte del estado, que no podía permitir el paso por las deudas de Rusal, Níquel de Norilsk, Gazprom y otros gigantes de materias primas e infraestructuras a manos de los acreedores extranjeros y las corporaciones multinacionales.
En este sentido la reciente fusión de la parte visible de los activos de los Rothschild y Rockefeller junto con el éxodo masivo de la oligarquía financiera de Wall Street e industriales a los fondos “benéficos” y la consolidación de los activos representan una inequívoca señal de que la economía mundial y el sistema monetario-financiero internacional están al borde del abismo. De la futura e inevitable crisis el mundo saldrá muy cambiado – las fases de la caída en la deflación y el crecimiento vía emisión se sucederán hasta que no sea eliminada la causa última de la actual recesión global, debida a que la demanda conjunta (el consumo) supera prácticamente el doble a los ingresos reales.
Y eso sin hablar de la podredumbre de los monopolios globales (que frenan el progreso científico-técnico persiguiendo sus propios intereses comerciales), el abuso del capital especulativo global (que condena la población a la pobreza a costa de inflar las burbujas en los mercados de mercancías-materias primas y de divisas para redistribuir los activos durante los ciclos del inflado de los mercados mediante la emisión y el desinflado con la deflación), el aumento imparable de la diferenciación de la población en función de los ingresos, el salto a la pobreza, la desaparición de la clase media y la enorme degradación moral e intelectual de la población.
El nivel del consumo en los EE.UU. y la UE (es decir el nivel de vida) tendrá que caer en un 40-50%, teniendo en cuenta además que la polarización social por ingresos ha aumentado considerablemente a lo largo de los últimos 30 años de vida a crédito, la caída del nivel de vida de las capas pobres de la población superará el 50-80%. Es evidente que desde el punto de vista político tal situación será inaceptable y exigirá la transformación de todo el sistema político-económico de los países de Occidente. No se puede excluir, que a lo largo de este derrumbe, tal y como ya había ocurrido en la historia (en Alemania a finales de los años 1920, en Europa Oriental a mediados de los años 1930), al poder accederán regímenes fascistas odiosos.
Cómo se comportan las élites globales
Ante nuestros propios ojos en el mundo sigue creciendo la lucha entre dos grandes e influyentes centros de la toma de decisiones. Por un lado, por lo que podemos juzgar, están los partidarios de conservar para el dólar el estatus de la divisa de reserva clave (y todas las preferencias derivadas para los EE.UU.), y para el Sistema de Reserva Federal de los EE.UU. y la oligarquía financiera de Wall Street el papel del centro emisor clave. Por otro lado, fuera de los EE.UU. (en UE, Asia, Gran Bretaña) crece la oposición a los Estados Unidos, que defiende la idea de quitarle a la Reserva Federal norteamericana el estatus del “banco central de los bancos centrales” a costa de crear zonas de uniones de divisas, donde el dólar americano pasará de ser la divisa de reserva clave a ser una divisa de reserva más.
En otras palabras, habría que darle la razón a Mikhail Khazin de que en actualidad hay lucha entre los partidarios de conservar el estatus-quo del SRF (los emisionistas) y los partidarios de quitarle a los EE.UU. el derecho de monopolio sobre la emisión de la principal divisa de reserva y la creación de las uniones de divisas (los cambistas), en cuyo marco circularán las divisas de reserva propias regionales. Nada impide mantener la interacción entre estas zonas autónomas de divisas en la esfera de los servicios a los pagos-balances a través de clearing y compensación con ayuda de oro.
Posiblemente, dentro de los planes de este grupo de representantes de la clase dirigente global (estrechamente vinculado a los círculos bancarios del Viejo Mundo – los Rothschild, Baruh, Warburg etc.), que sacarán sus superdividendos a través de las operaciones de cambio de divisas, entre otras cosas entra el devolverle al oro total o parcialmente la función del dinero (como medio de pago, circulación y medida de precio (remonetarización del oro)) y su uso dentro del marco de las operaciones de compensación y clearing.
Técnicamente es posible: para alcanzar el saldo de las operaciones económicas externas con ayuda de oro no es necesario que su volumen sea comparable con las proporciones del comercio exterior y el movimiento transfronterizo del capital. Dentro del maro de las operaciones de clearing y mutua compensación de las exigencias su necesidad disminuirá por decenas y gracias a su revalorización y el aumento del precio del oro a 10-12 mil dólares este problema quedará resuelto.
Pero es fácil de prever que la oligarquía financiera de Wall Street, cuya participación en los dividendos de la economía estadounidense ha aumentado de 4% en 1947 a 45% en 2008 (en porcentajes anuales los beneficios del sector financiero de los EE.UU. supera los 850 mil millones de dólares, que representan pura pérdida para todos los demás sectores de la economía) bajo ningún concepto querrá perder su estatus de fuerza económica y política clave.
Siendo en realidad, el fundamento de todo el modelo del capitalismo financiero mundial y el principal beneficiario del inflado de los mercados financieros mediante la emisión y de la esclavización de los pueblos y los países mediante el yugo de la deuda, la oligarquía financiera de los EE.UU. para salvar su posición podría empujar a la economía mundial a un pozo de deflación sin precedentes mediante la congelación de las transacciones financieras, el aumento del precio de los recursos de crédito, reducción del crédito y la provocación del fuerte déficit de los recursos monetarios (como ya había ocurrido en el otoño de 2008 y en los años 1929-1931). En otras palabras, la oligarquía financiera de Wall Street que manda en la economía mundial, que controla la emisión de la “divisa de reserva” clave y parasita sobre la adquisición gratuita de los activos reales (mercancías, materias primas, metales preciosos, maquinaria y equipos, servicios etc.) a cambios de los dólares - emitidos incontroladamente y no asegurados por nada salvo los compromisos de pago, no se va a rendir sin luchar.
Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos
CEPRID
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