CEPRID

La paradoja de Siria

Jueves 25 de agosto de 2011 por CEPRID

Alastair Crook

Asia Times

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés

¿Siria puede ser adecuadamente considerada como un ejemplo de revolución popular árabe "pura", un levantamiento violento, una protesta por la libertad contra la tiranía y la represión que se ha reunido? Creo que esta historia es una lectura totalmente falsa utilizando deliberadamente algunas ambiciones diferentes. Las consecuencias de la vista gorda ante lo que está sucediendo en Siria representa un riesgo enorme: un conflicto sectario potencial no limitado a Siria.

Uno de los problemas que revelan la paradoja es que en Siria hay de hecho una solicitud de cambio real interno. La gran mayoría de los sirios quieren la reforma. Sienten la claustrofobia del Estado autoritario, inerte de indiferencia y la arrogancia de la burocracia en relación con sus dificultades cotidianas. Los sirios están indignados por la corrupción generalizada y los tentáculos de las autoridades de seguridad en prácticamente todas las cuestiones. Sin embargo, ¿la amplia demanda de reforma es la causa de la violencia en Siria?

No es esta una demanda masiva. Paradójicamente -y en contra de la narrativa del "despertar - la mayoría de los sirios creen que el presidente Bashar Al Assad comparte sus opiniones sobre las reformas. Los habitantes de Damasco, Alepo, la clase media, la clase de los comerciantes y las minorías no suníes (correspondiente a ¼ de la población) creen que no hay una alternativa capaz de llevar a cabo de manera creíbles estas reformas.

¿Qué sucede entonces? ¿Por qué el conflicto polariza y se convierte en amargo si efectivamente existe un amplio consenso?

Creo que las raíces de amargura están más en Irak que en Siria, de dos maneras distintas.

En primer lugar se remontan a la escuela de pensamiento expresada por sunitas yihadistas Abu Musab al-Zarqawi, que se ha desarrollado violentamente en Irak y en Líbano y ha cogido fuerza con el regreso de muchos veteranos salafistas sirios del conflicto en Irak. En segundo lugar, y por separado, la amargura en Siria también está relacionada con un profundo sentimiento de agravio que sienten algunos países árabes debido a la pérdida de poder político suní después de la llegada al poder en Irak del primer ministro Nuri al-Maliki, de lo que hacen responsables a Assad.

Precursor de los actuales acontecimientos en Siria fue el ejército libanés en el 2007, que luchó contra un grupo de militantes sunitas de distintas nacionalidades que habían luchado en Irak. El grupo Fatah al-Islam se había infiltrado desde Siria ene l campo de refugiados de Naher al-Bared en el norte de Líbano y sus miembros fueron incorporándose al campo a través de bodas con familias palestinas. Aunque el número de combatientes extranjeros era relativamente bajo, estaban muy bien armados y con experiencia en el combate urbano. También recibieron el apoyo de locales libaneses. Este sangriento conflicto con el ejército libanés duró más de tres meses. Al final de Naher al-Bared quedó en ruinas y 168 soldados del ejército libanés murieron.

Este evento fue la culminación de una serie de movimientos en Afganistán y en toda la región que van y vienen de Irak. La mayoría de estos sunnitas radicalizados que vinieron a luchar contra la ocupación de los EE.UU. giraba en torno a grupos vinculados a Al Zarqawi en gran medida. La afiliación con Al Qaeda no tiene un significado especial en Siria ahora, pero la doctrina de Zarqawi que se ha desarrollado en Irak es crucial para Siria.

Zarqawi, como otros salafistas, ha rechazado las fronteras artificiales y las divisiones nacionales heredadas del colonialismo. En su lugar, insistió en llamar a la totalidad de Palestina, Líbano, Siria, Jordania y parte de Turquía e Irak por su antiguo nombre "a-Bilad Sham". Zarqawi y sus seguidores son ferozmente anti-chiíes, mucho más de lo que al principio fue Al Qaeda.

Según su relato, el corazón sunita, Siria, fue usurpado desde hace 40 años por el chiíta al-Assad (los alawitas son una rama del movimiento chiíta). El surgimiento de Hezbolá se debe, en parte, porque Assad también socavó aún más carácter del Líbano suní. También pone el dedo en el llamamiento de Assad para debilitar al ex Primer Ministro de Irak, Ayad Allawi, como un acto la entrega de Irak a los chiíes, a saber, Maliki.

A partir de aquí surge la queja profunda desarrollada por Al Zarqawi y su doctrina considera que Líbano y Siria son las plataformas desde las que lanzar la yihad tanto contra los shiiés como contra los otros. La vuelta de los salafistas sirios, y muchos no sirios, ha sido decisiva. Se han asentado en aldeas en la frontera entre el Líbano y Turquía, y como sus colegas de Nahar al Bared, se casaron con mujeres de la zona.

Son estos elementos - como en el Líbano en 2007 – los que han lugar a la violencia armada en Siria contra los servicios secretos sirios. En contraste con Túnez y Egipto, Siria ha sido la experiencia de cientos de muertos y cientos y cientos de víctimas entre las fuerzas de seguridad y la policía. Difícil establecer un número, pero puede ser de 40.000 a 50.000 los sirios que combatieron en Irak. Con sus matrimonios han ampliado su apoyo en las comunidades hasta un número mayor que los que realmente fueron a Irak. Su objetivo en Siria es el mismo que en Irak: establecer las condiciones para la Yihad con la exacerbación de la animosidad sectaria. Asimismo, tratan de fundar en el noreste de Siria un emirato islámico salafista que actuaría de forma independiente sin obedecer a la autoridad del Estado.

No están interesados en las "reformas" o la democracia, dicen de forma clara y públicamente que si cuesta 2 millones de vidas derrocar al chiita alauí el sacrificio vale la pena. Introducir una legislación que permite los nuevos partidos políticos o ampliar la libertad de prensa es algo ante lo que son completamente indiferentes. El movimiento de Zarqawi rechaza abiertamente la política occidental.

Estos grupos salafistas son el cajón superior de la "caja" Siria: no se puede reducir a una sola organización, pero generalmente son autónomos y con fuerza a nivel local. Interconectados a través de un sistema de comunicación sin restricciones están bien financiados y tienen vínculos con el exterior.

E l segundo cajón de la caja son los grupos en el exilio sirio, también financiadas por el gobierno estadounidense y de otras fuentes extranjeras y con enlaces externos, tanto en la región como en el Oeste. Algunos despachos de la embajada estadounidense en Damasco 2009 muestran cómo varios de estos grupos y cadenas de televisión asociadas con ellos habían recibido decenas de millones de dólares por sus acciones del Departamento de Estado y las fundaciones con sede en EEUU, así como capacitación y asistencia técnica. Estos movimientos de exiliados creen que pueden utilizar con éxito a los rebeldes salafistas para sus propios intereses.

Esperábamos que la insurgencia de exiliados salafistas contra el Estado -aunque limitada a la periferia en el inicio- podría causar una reacción violenta por parte del gobierno sirio, lo que generaría una masa de gente con hostilidad contra el Estado y, por último, una intervención extranjera sería inevitable según el modelo ideal de Bengasi en Libia. No es lo que sucedió. Muchos exiliados han tratado de "arreglar" las historias de los medios de comunicación sobre Siria. Estos expatriados han enmarcado a los salafistas con las técnicas de las revoluciones de “color” para describir una historia pura de represión masiva por parte de un régimen que niega las reformas, mientras que el ejército se desintegra ya que se les obliga a matar a sus compañeros. Al-Jazeera y Al Arabiya han colaborado en la presentación de esta historia.

Sin embargo, los salafistas han entendido que los exiliados los están usando para provocar incidentes y demostrar la narrativa de medios sobre la represión contra la oposición en el exterior.

Estos dos componentes pueden ser relativamente pequeños en número, pero el atractivo emocional amplifica la queja sunitas. Se convierte fácilmente en acción, tanto en Siria como en el conjunto de la región.

Arabia Saudita y los países del Golfo dependen explícitamente de los temores de un "expansionismo" chiíta para justificar la represión del Consejo de Cooperación del Golfo en Bahrein y la intervención en el Yemen. La voz del sectarismo se amplifica en Siria.

Voces clericales suníes alaban el "despertar" árabe, la "revolución suní" en respuesta a la revolución chiíta en Irán. En marzo Al Jazeera transmitió un sermón por el Jeque Youssef al-Qaradawi, que levantó la bandera de la restauración de ascendencia sunita en Siria. Qaradawi, que tiene su sede en Qatar, estuvo acompañado por el líder religioso saudí, Saleh al-Luhaidan que instó a "matar a 1 / 3 de los sirios para que el 2 / 3 restante pueda vivir."

Es evidente que una gran cantidad de manifestantes en los centros tradicionales sunitas como Homs y Hama son sunníes que buscan derribar a los alauitas y el ascenso sunita. Pero los salafistas no son normales, son la muestra del irredentismo de la ascendencia sunita. Es una perspectiva aterradora para una cuarta parte de los sirios que no son sunitas.

La [idea de] marginación de los suníes en Irak, Siria y más recientemente en Líbano llegó a Arabia Saudí y algunos países del Golfo, así como a los salafistas. La percepción de que Assad ha traicionado los intereses de los sunitas en Irak -aunque es inexacta- ayuda a explicar la agresividad de la premeditada campaña de información contra Assad por parte de Al Jazeera TV, financiada por el emir de Qatar.

La revista francesa Le Nouvel Observateur publicó un artículo en un activista de los medios en Estocolmo, quien hizo una visita clandestina a Doha, donde se sitúa Al Jazeera y muestra cómo los editores y directores se articulan para garantizar que el golpe de sus vídeos sea aún más duro: "Las imágenes de mujeres y niños. Insiste en que ellos usan consignas pacíficas". A diferencia de la prensa árabe, se ha hecho eco directamente de las insistentes demandas hechas a Assad por los Estados del Golfo (los “árabes americanos”) y se envía [la información] a Europa a cambio de su apoyo. Ibrahim al-Amine, redactor jefe del periódico independiente al-Akhbar [periódico libanés cercano a Hezbolá] ], hizo la lista de las reformas que se deben emprender [según esos estados del Goldo]: desmantelar el partido en el poder, la creación de una nueva ley sobre los partidos políticos y libertad de prensa, la eliminación de algunos oficiales, retirar el ejército de las calles e iniciar negociaciones directas con Israel. Tales reformas podrían proporcionar Assad una excusa para romper su alianza con Hezbolá y Hamas, además de romper aspectos de la relación con Teherán. Mediante la adopción de dichas medidas se facilitaría la mejora de las relaciones con los Estados árabes y los capitales internacionales y ofrecen la posibilidad de que estados ricos en petróleo puedan proporcionar asistencia a Assad de 20.000 millones de dólares para evitar cualquier dependencia económica de Irán.

Todo esto refleja una nueva dimensión de los acontecimientos en la posición estratégica de Siria como una piedra angular de un arco desde el sur del Líbano a Irán. Este es el papel que los EE.UU. y Europa, que se ocupan principalmente de la seguridad de Israel, han tratado de cambiar. No está claro, sin embargo, si a Israel también le preocupa que funcionarios occidentales quieran ver a Assad derrocado. Los líderes israelíes demuestran respeto por Assad. Y si Assad deja el poder nadie sabe lo que seguirá en Siria.

Entre 1947 y 1949, los funcionarios del gobierno de EEUU intervinieron en Siria. Su objetivo era liberar al pueblo sirio a un grupo selecto de autócratas corruptos. El resultado fue desastroso y en última instancia condujo a la llegada al poder de la familia Assad. Es posible que las potencias occidentales no recuerden esta historia, como ha notado recientemente un comentarista de la BBC, pero los sirios probablemente la recuerdan.

Desde la invasión de Irak en 2003 los Estados Unidos, de hecho, han amenazado continuamente al presidente sirio con ultimátums para hacer la paz con Israel, en colaboración con París. El rechazo por Assad a la amenaza en el año 2003 dio lugar a secuencias interminables de presiones y amenazas contra el presidente sirio, con la acción del Consejo de Seguridad, el Tribunal Especial para Líbano en el asesinato del ex Primer Ministro Rafik al-Hariri y la acción militar de Israel para debilitar a Hezbolá [se refiere a la guerra de 2006] y cambiar el equilibrio de poder en detrimento de los Assad.

Los Estados Unidos también han comenzado a financiar grupos de la oposición libre de Siria, al menos desde 2005, y más recientemente a entrenar a activistas, entre ellos activistas sirios sobre la manera de evitar la detención y asegurar los sistemas de comunicaciones a través de redes telefónicas software sin licencia y de Internet. Estos son activistas con formación técnica de las organizaciones no gubernamentales y redes que han sido utilizados por la insurgencia armada militarizada, así como en las protestas pro-democracia. Los Estados Unidos también ha participado activamente en la financiación directa o indirecta de los centros de derechos humanos que han sido muy activos en la prestación de las víctimas. Algunos, como el Centro para los Derechos Humanos en Damasco declara abiertamente su alianza con la Fundación para la Democracia EEUU y otros son financiados por el Consejo de la Democracia y el Instituto Republicano Internacional. La decisión del gobierno sirio de prohibir la entrada a los periodistas extranjeros sin duda ha ayudado a dar rienda suelta a las fuentes externas de los activistas que les permite dominar la narrativa multimedia en Siria.

El lado desconocido de la caja de Pandora que se ha omitido hasta ahora es el ejército sirio y su respuesta a los acontecimientos. El ejército formado en su mayoría con los métodos rusos no tenía experiencia de combate en las zonas urbanas, donde tanto los manifestantes reales como un pequeño número de insurgentes armados han llegado a dominar con las técnicas de guerrilla urbana y la experiencia adquirida en emboscadas en Irak y han tratado de provocar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El ejército sirio es inexperto contra la insurrección. Aunque las historias de deserciones masivas del ejército es desinformación, se ha producido una erosión de la confianza en las fuerzas armadas en los niveles más bajos de mando. Y la confianza pública en el ejército también se ve sacudida cuando el número de víctimas aumenta. Sin embargo, este "shock" terminó con el dramático conflicto en torno a Jisr - al-Shagour a mediados de junio

Al igual que el pueblo libanés se reunió detrás de su ejército durante el conflicto en Naher al-Bared, los sirios se reunieron detrás de su ejército en contra de los ataques salafistas contra la policía y más tarde contra el ejército y las instituciones públicas de Jisr al-Shagour. La imagen que aquí se dio ante la opinión pública es probablemente decisiva. Hay vídeos que circulan mostrando linchamientos de policías y otros ataques contra las fuerzas de seguridad que han conmocionado a muchos sirios que veían en ellas el mismo "sabor de sangre" que en las imágenes que acompañan a la ejecución de Saddam Hussein en 2006.

Los acontecimientos de Jisr bien pueden haber sido un punto de inflexión. La confianza del propio ejército y el honor han aumentado y la mayoría de la gente lo ve de una manera que no era evidente antes de que Siria se enfrentase a una amenaza grave relacionada con una agenda de reformas . El sentimiento estaba lejos de cualquier pensamiento en términos de reformas inmediatas. La opinión pública se centra y no quiere salafistas y sus aliados. La izquierda y los círculos de la oposición secular se están distanciando de los salafistas violentos, el conflicto inherente entre las aspiraciones divergentes de los "exiliados" y los salafistas irrumpe ahora con fuerza. Esta es esencialmente la última parte de la "caja" paradoja de la Siria.

En este ambiente las reformas drásticas pueden ser percibidas por los partidarios del presidente como un signo de debilidad, incluso de indulgencia en relación con aquellos que son responsables de los asesinatos de agentes de la policía y el ejército de Jisr. Por eso no es sorprendente que Assad ha utilizado su discurso la semana pasada para hablar con aquellos que la apoyan: para hablar sobre los retos y amenazas que enfrenta Siria, sino también para presentar el proceso y las sustanciales reformas .

Los comentarios occidentales a este discurso han sido "decepcionante" o "pequeños detalles". Mientras que las reformas anteriores, aconsejadas por el Ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, podrían en algún momento tener un impacto transformador, es poco probable que se pueda lograr ahora. Por el contrario, las concesiones obtenidas con el tipo de violencia que se ve en Jisr probablemente furiosos partidarios de Assad sería rechazada de plano por los furiosos partidarios de Assad y la oposición buscaría exacerbar las tensiones para una intervención de Occidente

Mediante una cuidadosa selección de ciertos actos y procesos hacia adelante, Assad ha interpretado correctamente el estado de ánimo de la mayoría en Siria. El tiempo juzgará, pero parece que Assad va a ganar una serie de complejos desafíos en su contra de los movimientos y declaraciones que reflejan una amplia gama de intereses y motivaciones, así como las quejas. La raíz de todo esto está muy lejos de los asuntos legislativos y las reformas políticas en Siria. Por eso no sería extraño que Assad vea todo esto como un golpe de estado "blando". Él se pregunta sobre el grado de conocimiento de los EEUU. Parece poco probable que los funcionarios de EEUU estuviesen totalmente ignorantes o no tuviesen conocimiento de la matriz de la convergencia de las amenazas de desestabilizar a Assad. Y si no es la primera vez que funcionarios sirios han encontrado un estilo de política exterior de Obama de "mano izquierda y mano derecha" y sus políticas contradictorias.

Si Assad supera todos estos desafíos, la sustancia de su respuesta a los recientes enviados europeos y árabes sugiere que las reformas se llevarán a cabo, por una parte para proteger a la fuerza de Siria y los retos del futuro de este tipo.

En 2007, Assad señaló con ironía en una nota a su discurso que él no había tenido tiempo de llevar a cabo reformas efectivas, "no hemos tenido tiempo para discutir la idea de la ley de partidos políticos y otros. En algún momento la economía era una prioridad, pero no hemos tenido tiempo para hacer frente a la situación económica. Estábamos metidos en una batalla decisiva (en el frente externo) y que teníamos que ganar. No había otra opción... " En la actualidad la "reforma" es el frente externo existencial. Pero si el propósito de todo esto iba a cambiar el equilibrio estratégico en Oriente Medio no funcionó. Es poco probable que Assad sea más flexible ante los occidentales de lo que era antes.

Alastair Crooke es el fundador y director del Foro de Conflictos y ex asesor de Javier Solana, ex jefe de la política exterior de la UE 1997-2003.


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