El Doi Moi vietnamita y la encrucijada de la revolución cubana (y III)
Martes 1ro de marzo de 2011 por CEPRID
Samuel Santibáñez
CEPRID/El Militante
¿Adónde va Vietnam?
Es normal que Vietnam haya crecido en los últimos 20 años a un ritmo de 7 por ciento anual en promedio, porque el punto de partida es bajo. Claro, si un niño mide un metro y se le alimenta bien, lo más probable es que crezca. Si a una economía estancada por décadas, se le inyecta inversión productiva, lo más probable es que crezca y en tal crecimiento no hay ninguna magia, es una consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas que estaban destruidas por la guerra. Así como un niño deja de crecer, también la economía de Vietnam dejará de hacerlo. De hecho para este año, la proyección del PIB se redujo de 6.5 a 5.5 por ciento, esto se da cuando aún de frente hay un extenso camino por recorrer tanto en la industrialización de Vietnam, como en el boom inmobiliario y en la migración campo – ciudad.
El crecimiento desde el Doi Moi, no tiene que ver con la capacidad del capitalismo para superar sus contradicciones, como con las condiciones políticas y económicas, tanto en el interior de Vietnam como a escala mundial. Las reformas pro-capitalistas se aplicaron en una economía fuertemente centralizada y bajo el firme control del Estado por parte de la burocracia estalinista del PCV, que se benefició a su vez de una inversión masiva y continua de capital extranjero. El panorama se completa con una mano de obra disponible gracias a la migración de millones de campesinos a la ciudad, una fuerza laboral extraordinariamente barata y carente de cualquier derecho. En estas condiciones la extracción de plusvalía se disparó exponencialmente acelerando el crecimiento de los beneficios, tanto para los monopolios extranjeros como para los capitalistas nativos. Por tanto, una posibilidad es que, en tanto no se presenten grandes acontecimientos de carácter revolucionario por parte de las masas trabajadoras y el capital productivo siga fluyendo, el régimen podrá mantenerse por un periodo, siempre y cuando las fuerzas productivas en Vietnam se sigan desarrollando. Pero finalmente, estas particulares condiciones de acumulación capitalista no han podido evitar la crisis y la orgía de beneficios tiene un límite.
El mismo fenómeno pasó en China, han tenido que corregir todos los indicadores económicos. Los factores que empujaron la economía china se han convertido en su contrario y ahora juegan un papel negativo. Lo mismo está pasando en Vietnam. La crisis afecta a todas las economías nacionales, ningún país se puede abstraer. Marx nunca ha dejado de tener razón: esto no hace sino ratificar que la base material de la crisis capitalista es la sobreproducción y/o la sobre capacidad.
En estos 23 años desde el Doi Moi, la población ha aumentado de 62 a 87 millones de habitantes, 60 por ciento de los cuales nacieron después de la guerra —es decir, se trata de una nueva generación de jóvenes sin los prejuicios del estalinismo, que está enfrentando una nueva guerra, la guerra de la plusvalía— y 70 por ciento sigue viviendo en el campo. De una Población Económicamente Activa de 47 millones, el 56 por ciento se ocupa en la agricultura, el 19 por ciento en la industria y el 26 por ciento en el sector servicios, sin embargo, en el mismo orden, la aportación en el Producto Interno Bruto es inversamente proporcional, esto es, 20, 42 y 38 por ciento. Es decir, a pesar de que los obreros siguen siendo la minoría de la población, aportan la mayoría de la riqueza económica (39). Esto tiene y tendrá un impacto en la ecuación de la lucha de clases y abre la puerta a condiciones favorables para el desarrollo de las fuerzas del marxismo.
En la medida que la población sigue siendo mayoritariamente rural, supondría que aún hay un margen de acción para la clase dominante, que buscará profundizar el proceso de apropiación de la propiedad de los medios de producción y las principales palancas de la economía. Sin embargo esta perspectiva está absolutamente condicionada al efecto del desarrollo de la crisis mundial detonada en 2008 y que está absolutamente condicionada al efecto del desarrollo de la crisis mundial detonada en 2008 y que está impactando en el mundo entero. Es cierto que en Vietnam el desarrollo urbano aún tiene un posicionamiento puntual principalmente en apenas cinco ciudades: Can Tho, Da Nang, Hai Phong, y por supuesto Hanoi y Ho Chi Minh (antes Saigón). El paisaje cotidiano de los aldeanos —las estelas, las pagodas, los diques, la casa comunal y los templos a Confucio— sigue lejos del boom inmobiliario; por tanto el potencial de crecimiento urbano supone un relativo balón de oxígeno en la continuidad del desarrollo capitalista que tenderá a convertir la mayoría de población rural en urbana, la modernización de las infraestructuras y las reconversiones industriales seguirán produciéndose, pero nuevamente esto está condicionado por la severa crisis global del capitalismo mundial y las variadas posibilidades que tendrá la clase obrera mundial para tomar el poder en algún país.
“Si el desarrollo económico llegó a la cita, la estrategia política se encamina hacia el fracaso. Las inversiones del exterior cayeron en un 40 por ciento (1997-1998), el crecimiento se ahoga y el rendimiento fiscal sigue siendo muy débil. El Estado se empobrece: sus ingresos pasaron del 30 por ciento al 20 por ciento del PBI en 1997. Peor aún, como más de la mitad de la producción industrial y ocho sobre diez empleos corresponden al sector privado, el aparato del Estado ha perdido el control de la economía real” (40) . Esto es un ejemplo de cómo impactó a Vietnam la crisis de los “tigres asiáticos” hacia el final de la década de los años 90. La crisis actual es mucho mayor que la que detonó Asia en esos años y Vietnam no estuvo ni está exento, así que no creemos en las cuentas alegres que los capitalistas hacen sobre Vietnam.
Todas las consecuencias de la contradicción capital – trabajo están presentes en la ecuación, desarrollándose ya o en proceso de desarrollo: la explotación de la fuerza de trabajo, la plusvalía relativa —incremento del rendimiento a través de la innovación tecnológica—, la plusvalía absoluta —incremento del tiempo de la jornada laboral (41)—; las prácticas monopólicas opacarán a la libre competencia; la innovación tecnológica desplazará la fuerza de trabajo que se abarata debido tendencia a la reducción de la tasa de beneficios (42), por tanto, inevitablemente se abre la puerta al desempleo (43). Se satura el mercado con la sobreproducción, el mercado mundial capitalista no puede absorber las mercancías producidas, se da la batalla histérica por cada milímetro del mercado y cada burguesía coloca sobre la espalda de los trabajadores la salida de la crisis exprimiendo más y más la fuerza de trabajo y los recursos naturales. Se ponen topes a los salarios y el dinero no alcanza para cubrir la canasta básica (44). Surge la inflación (45) porque el valor de la moneda se diluye, el Estado no tiene presupuestos equilibrados y gasta más de lo que ingresa, tiene déficits (46). La burocracia del Estado entorpece el funcionamiento de la sociedad (47). Se depende de las reservas en divisas para el control de la macroeconomía por tanto el endeudamiento con el FMI y en Banco Mundial se pone a la orden del día (48), la deuda es una losa sobre el control de la economía nacional y cada vez se depende más del imperialismo, tarde o temprano el régimen recortará el gasto público para pagar la deuda la moneda se devaluará (49) y la sociedad se frenará (50), los servicios se deteriorarán, ahora la educación se precariza, la salud se precariza, los hospitales serán insuficientes y sin medicinas suficientes, no se construirán nuevas escuelas y los maestros ganarán cada vez menos dinero, los caminos se deteriorarán y no se construirán nuevos. Los salarios caen, la inflación sube, los empleos se precarizan, la política se concentra en una economía de explotación e inevitablemente las luchas obreras surgen. Política es economía concentrada, las huelgas se presentan —a los ojos de un observador superficial— como algo sorpresivo, aparentemente sin razón alguna, como un rayo fulgurante en medio de un cielo azul.
Cualquiera que pueda ser la fecha, sin duda, tras el boom económico provocado por el Doi Moi, precederá un inevitable periodo de crisis que tiene y tendrá un profundo efecto en la consciencia de un proletariado cada vez más maduro, cohesionado como clase y dispuesto a dar la lucha. El viejo topo de la revolución está cavando en Vietnam.
Las huelgas
El papel bonapartista de la burocracia vietnamita enmascaraba el cambio dramático de la correlación de fuerzas entre las clases. La clase obrera y los campesinos pobres han venido perdiendo la gran mayoría de los derechos laborales y sociales conquistados a través de la revolución. En un régimen bonapartista, el control de las expresiones de organización de los trabajadores es férreamente represivo; esto se ha profundizado desde el Doi Moi. Sólo existe una central sindical legal la Confederación General de Trabajadores de Vietnam (CGTV), la liberalización económica y el autoritarismo político son paralelos, así que las expresiones sindicales fuera del CGTV son duramente reprimidas. Los presos políticos son un hecho cotidiano en Vietnam (51). La lucha de clases está a la orden del día, oleadas de huelgas se desataron en 2008, pero hay antecedentes de duras huelgas desde años atrás. Existe un código laboral que regula estrictamente las huelgas de forma tal que prácticamente son todas ilegales (52). Hay en Vietnam condiciones similares a las de la acumulación originaria de capital en la Inglaterra del siglo XIX. Los sindicatos eran prohibidos, las jornadas extenuantes y los salarios miserables. La clase obrera está aportando plusvalía a una clase burguesa que está surgiendo desde el capullo de la burocracia estalinista.
Desde 1995 —cuando se aprueba del código laboral— a abril de 2008, se registraron mil 600 huelgas, la gran mayoría de ellas sin el aval de la CGTV —aunque ha habido algunas que fueron apoyadas por los dirigentes de los organismos locales y provinciales del CGTV, esto es un síntoma de potenciales rupturas y escisiones futuras en líneas de clase en la central sindical—, aparentemente con un carácter espontáneo, registrado en compañías extranjeras, por disputas salariales y por las salvajes condiciones de trabajo. El ascenso de las luchas llevó al régimen en 2007 a hacer una actualización aún más represiva del código laboral, según la cual, obliga a los trabajadores a indemnizar a los patrones si es que la huelga se estalla de forma ilegal. Los trabajadores no van a la huelga por gusto sino porque no tienen otra alternativa, la huelga es una decisión colectiva que implica un razonamiento consciente de las conclusiones obtenidas a través de la dura escuela de la fábrica; la vida enseña, como solía decir Lenin.
Durante los años 90 estallaron 900 huelgas. En 2005 hubo 147 huelgas, 22 más que en 2004. En 2006 estallaron más de 200 huelgas; hasta mitad de 2008, 330. Es decir, hay un claro proceso de asenso del movimiento obrero, que sin duda, así como ha tenido avances, tendrá retrocesos. Las huelgas han arrancado concesiones salariales y han flexibilizado el código laboral: en febrero de 2006 por ejemplo, la clase obrera arrancó el 40 por ciento de incremento al salario mínimo y en julio de 2008 han conseguido reducir las restricciones que colocan a la huelga en estatus ilegal, el gobierno de Vietnam abrió más sectores económicos del país al derecho de huelga, pero mantuvo la prohibición en los sectores de transporte, correos, agricultura, bosques, pesca, servicios urbanos, seguridad y defensa.
Las condiciones de las empresas extrajeras y las que son de capital vietnamita tienen diferencias salariales. El accidente que detonó la oleada de huelgas del 2008 fue la inflación. Una variable desata toda la rabia y frustración contenida y acumulada. Al ver diluir su salario y comprar cada vez menos mercancías, obliga a los sectores avanzados de la clase a librar la acción directa de la huelga, primero en las empresas de inversión extranjera, eso impacta a los obreros de las empresas nacionales cuyos salarios son menores. Los inversionistas entran en pánico y amenazan (53) con trasladar sus inversiones a Tailandia y Camboya. Vietnam está dejando de ser el paraíso de la inversión productiva. El PCV a través de la CGTV no siempre podrá contener a las masas en estado de postración: la represión, intimidación y cárcel no siempre contendrán el movimiento, hay un límite físico y moral de la explotación, que se seguirá expresando con altibajos, avances y retrocesos en duras luchas de los diversos sectores de la clase obrera.
Por supuesto, como es el papel de las direcciones sindicales reformistas, la dirección del CGTV juega a favor de la burguesía contra los obreros, aunque la apariencia sea de colaboración mutua entre el patrón y los obreros (54). El factor de las direcciones del PCV y de la CGTV es un obstáculo objetivo para el desarrollo de la revolución, un obstáculo que ha llevado y llevará a muchas luchas a la derrota, lo cual acumulará cada vez más rabia y frustración. Esto no debe sorprender a nadie, sucede en todo el mundo, de hecho el reaccionario papel de las direcciones reformistas, en última instancia, es la explicación de la crisis de la humanidad, ya que sin el apoyo de los dirigentes reformistas —que distraen al movimiento obrero, lo confunden, apagan, desactivan, lo conducen por las vías legales dentro del marco institucional de la democracia burguesa para finalmente traicionarlo—, sin este valioso apoyo de los dirigentes, el capitalismo no se sostendría en pié. Este favor es correspondido por la burguesía a través del enriquecimiento de los dirigentes, que ocupan puestos en el Estado, ganan posiciones directivas en la propiedad productiva o de servicios que se han privatizado, los mismos funcionarios del CGTV son los responsables del departamento de Recursos humanos, o como elegantemente se le dice hoy día, el departamento de “Capital Humano”. Este proceso es un ejemplo del trampolín desde la burocracia a la participación en la nueva propiedad privada, ya como clase burguesa.
Sin embargo, un aspecto muy sintomático, es que a pesar del férreo control represivo y del papel traidor de algunos de sus dirigentes, algunas huelgas —las más combativas y las de mayor magnitud—, como la de la empresa Nike (55), se han llevado a cabo usando a la CGTV como instrumento de lucha. Esto ratifica una vez más la tesis sociológica de los marxistas agrupados en la CMI, según la cual, por más reaccionaria que pueda ser su dirección, es necesario hacer trabajo en el seno de las organizaciones tradicionales de las masas trabajadoras para fertilizar el inevitable proceso de lucha de clases con las ideas, programa, principios y métodos del marxismo; una tendencia marxista debe aprovechar cada matiz y cada grieta para encontrar un camino hacia los trabajadores que estén dispuestos a luchar por la democratización de los sindicatos. En la lucha sindical y juvenil, los marxistas encontrarán a elementos dispuestos a luchar por la construcción de una alternativa marxista para la revolución socialista.
6. El Doi Moi no es la alternativa a la encrucijada de la revolución cubana
Sectores en Cuba ven al Doi Moi como una fuente de inspiración. La vuelta al capitalismo en China es el modelo que está siguiendo Vietnam con el Doi Moi, China a su vez se basó en la contrarrevolución capitalista en la ex Unión Soviética. Pero está claro el significando real del Doi Moi para la clase obrera vietnamita, que se levanta como un espejo a lo que esperaría a los cubanos con el posible escenario de la reinstauración capitalista.
La economía cubana no puede permanecer estancada mucho tiempo más, eso es una realidad. El pueblo ha aguantado muchos años de escases y se está descomponiendo la sociedad aceleradamente. Fidel Castro cohesionará a la base social de la revolución mientras viva, pero esto también tiene un límite. A diferencia de Vietnam, en Cuba el proceso de vuelta al capitalismo es un proceso inacabado que aún puede detenerse. Las condiciones de 1986, año en el que se dio el paso decisivo a la reinstauración capitalista, son en extremo diferentes a las de Cuba del 2009. Hoy asistimos a un proceso de convulsividad revolucionaria en toda una serie de países. La economía capitalista se encuentra en una crisis mundial que nadie sabe dónde va a parar. La clase obrera tiene y tendrá oportunidad de transformar la sociedad en líneas del auténtico socialismo en más de un país.
De hecho los más de diez años de revolución venezolana son un claro ejemplo de lo que estamos diciendo (56). En Venezuela la clase obrera ha tenido no una sino varias veces la oportunidad de tomar el poder, sin embargo es una revolución que aún está a medias y por tanto la contrarrevolución sigue estando en el escenario político, ya que el régimen de Hugo Chávez no ha ido hasta las últimas consecuencias en el proceso de nacionalizaciones bajo control obrero. Hay varios ejemplos valiosos e inspiradores, sin embargo, no se ha llegado al punto de no retorno, pues la reacción capitalista sigue acechante, a pesar de que puede y debe ser totalmente derrotada, sigue viva.
Pese a su indefinición, la revolución venezolana puede ser un epicentro de enormes consecuencias para el proceso cubano. Cuba y Venezuela pueden influenciarse mutuamente si retoman los principios del internacionalismo leninista. Los pasos que se han dado en materia de intercambio comercial son alentadores pero insuficientes. Hace falta ir a la nacionalización de las principales palancas de la economía y colocar la planificación, la producción y la distribución bajo control obrero en Venezuela, es decir, hace falta completar la revolución e instaurar una democracia obrera que se defienda en el seno del movimiento obrero mundial y a la vez, defienda a la revolución cubana que está bajo amenaza de la reinstauración capitalista.
Eso sería una chispa que encendería la revolución en uno y otro país. Bolivia, Ecuador, México, Paquistán, España, Irán, en toda una serie de países hay condiciones para el estallamiento revolucionario de las masas trabajadoras, que orientadas bajo el programa, métodos y principios del marxismo, pueden transformar la sociedad y conducirla hacia el socialismo.
Cuba se ha mantenido por más de 50 años como un referente revolucionario para millones de trabajadores y jóvenes. Las fuerzas pro-capitalistas están organizadas, tienen planes y actúan sistemáticamente, esperando el momento de lanzar su propio Doi Moi. El combustible revolucionario de las masas cubanas, sus tradiciones antimperialistas y su capacidad de movilización pueden evitar la reinstauración capitalista en Cuba. El internacionalismo es la salida, Venezuela es una puerta. Un capítulo decisivo de la revolución está por escribirse. La Corriente Marxista Internacional sigue atentamente este desarrollo.
7. Conclusiones
En Vietnam en este periodo está descartada la democracia burguesa. De hecho, todos los partidos fuera del PCV están proscritos. Existen algunos partidos que operan fuera de la legalidad: Partido Democrático de Vietnam; Partido Democrático del Pueblo de Vietnam y Alianza Democrática. El PCV controla todos los puestos clave en las instancias políticas, la administración y el sector productivo estatal. El ejército es una fuerza profesional sobre la que se basa el PCV, agrupa cerca de medio millón de hombres (420 mil en el ejército, 42 mil en la marina y 30 mil en la fuerza aérea). La mayor parte de su equipamiento, de origen soviético, data de los años 80. El FRENTE PATRIÓTICO DE VIETNAM, fundado en 1977, es la entidad que intenta llevar los tentáculos del PCV hasta el último poro de la sociedad vietnamita. Un arcoíris de organizaciones de todo tipo oficialmente es parte del Frente: mujeres, sindicatos, grupos religiosos, agrupaciones juveniles, etc., sin embargo, la participación en el Frente tiene un carácter coercitivo que busca aparentar una cara democrática en las elecciones de la Asamblea Nacional, a la que en realidad no se permite el acceso a opositores. El régimen necesariamente debe ser un régimen represivo para poderse sostener. La pregunta es, ¿hasta cuándo el heroico pueblo de Vietnam soportará estas condiciones?
Lo que no consiguió el imperialismo con una década de intervención directa, lo habrá de conseguir con la intervención económica. Ahora Estados Unidos es el principal socio comercial de Vietnam. ¿Por esto lucharon los trabajadores y campesinos de Vietnam con un heroísmo y sacrificio tan inconmensurable derrotando a la potencia imperialista más poderosa de la humanidad? La respuesta a este cuestionamiento no es un simple, sí o no. Eso sería una respuesta antidialéctica e idealista. Hay toda una serie de elementos entrelazados en un proceso vivo y en movimiento. Dar un sí o no, sería tanto como tomar una foto y tratar de presentar como válida una imagen estática de lo que en realidad se mueve y manifiesta en diversas formas y contenidos. Podemos decir con claridad que el pueblo vietnamita no luchó contra el colonialismo para después caer bajo el control económico del imperialismo, si esto ha sucedido así, se debe única y exclusivamente a la crisis política de la dirección del campesinado supeditada a los crímenes del estalinismo. Pero a la vez, estos 23 años de Doi Moi, dialécticamente han empujado —aunque de forma reaccionaria— a la sociedad hacia adelante, proletarizando a amplias capas del campesinado y mejorando las condiciones para la revolución socialista en la medida que se está dando un proceso de industrialización, que a su vez llegará a un límite material que detendrá el desarrollo de las fuerzas productivas y abrirá la puerta a una crisis revolucionaria que —de existir oportunamente un partido marxista de masas profundamente enraizado con la clase obrera—, podría dar paso a la implementación del auténtico socialismo leninista y no la caricatura de “socialismo” que la burocracia pretende seguir dirigiendo para terminar de apropiarse o vender privadamente las principales palancas de la economía.
Como explica Ted Grant en la Revolución colonial y la confrontación chino-soviética, “en la historia de la sociedad ha habido muchos métodos de dominio de clase. Esto es especialmente cierto en la sociedad capitalista, con muchas formas peculiares y variadas: república, monarquía, fascismo, democracia, bonapartismo, federalismo y centralismo, por citar algunos ejemplos”. Es verdad que el régimen vietnamita surgido tras la liberación del yugo francés, es un régimen bonapartista proletario, un Estado obrero deformado. Esto es así porque existía la base material de la economía estatal centralmente planificada, pero en vez de democracia obrera había un control burocrático de la sociedad; entonces, ahora que la economía planificada ha dado paso al mercado y el Estado actúa como una palanca en beneficio de la propiedad privada, ¿se está transitado hacia un régimen bonapartista burgués? Bajo el criterio de la propiedad privada, la respuesta es, sí. Sin embargo, a la burocracia aún le falta consolidar posiciones, la amenaza de retiro de las inversiones producto de la agitación huelguística es un indicador de la vulnerabilidad del capitalismo vietnamita. En este periodo estamos hablando de una forma peculiar de bonapartismo en transición de Estado obrero deformado a bonapartismo burgués, pero en ningún caso hablamos de socialismo.
Los intereses de la clase dominante vietnamita están tan ligados a la participación en el comercio mundial que a estas alturas ni siquiera una crisis económica profunda podría revertir el proceso de restauración capitalista. La hipótesis de re-centralización de la economía implicaría un improbable suicidio colectivo de la burocracia, que en gran medida ya se ha hecho capitalista. Además, cualquier hipotético proceso de estatización de la industria privada sería entendido por la clase obrera como una oportunidad de vengarse de veinte años de pérdidas de derechos y del engaño al que fue sometida por la burocracia estalinista.
La encrucijada en Vietnam no es democracia o dictadura, sino socialismo o capitalismo. Sólo luchando por el auténtico socialismo se podrá democratizar la sociedad. Una sociedad basada en la lucha individual por la supervivencia, jamás puede ser una sociedad socialista. El socialismo implica alcanzar un nivel crítico de producción por el que ésta disputa individual desaparece y con ella la verdadera prehistoria de la humanidad. Será el momento en que la sociedad humana se desprenderá definitivamente y sin vuelta atrás del reino animal, iniciando la verdadera historia de la humanidad, no regida por las fuerzas ciegas de la naturaleza y del capitalismo sino por la cultura, la conciencia y la voluntad de los hombres. Alcanzar ese nivel de progreso sólo puede venir de la mano de la planificación democrática de la economía a escala internacional liberando la producción de los límites de la propiedad privada y del Estado nacional; y este primer paso, que es la planificación de la economía primero en un país y luego a una escala más amplia, sólo puede venir del triunfo de la revolución socialista en varios países. Existen las condiciones objetivas para el desarrollo de la humanidad a niveles sin precedentes y también existen las condiciones sociales y políticas para la revolución. Pero, de igual manera que en el pasado, el triunfo de los procesos revolucionarios no está garantizado de antemano, es un proceso vivo que depende de muchos factores pero especialmente de la existencia de partidos revolucionarios con un programa claro.
El marxismo defiende la propiedad colectiva de los medios de producción no por cuestiones sentimentales o consideraciones de justicia universal, sino porque es una forma de propiedad que permitiría avanzar a la humanidad a un estadio social superior. Durante un periodo determinado, la propiedad individual de los medios de producción impulsados por la búsqueda del beneficio individual, supuso un progreso importantísimo para la humanidad. El capitalismo juvenil y pujante impulsaba la reinversión de buena parte de los beneficios en nueva maquinaria, tecnología, nuevos campos de investigación, que tenían como objetivo el aumentar más aún los beneficios, pero que en último término redundaba en el incremento de la productividad del trabajo humano, que es la base más importante sobre la que se puede construir una sociedad más próspera. Nada de esto está sucediendo en Vietnam. La sociedad capitalista ha llevado la producción y la productividad a tal nivel que resulta fácil entrever lo que sería posible hacer si todo ese potencial se pudiese utilizar para las mejoras de las condiciones de vida, la cultura y la salud de la mayoría de la sociedad. Un potencial que bajo el capitalismo, en su etapa de decadencia, es imposible realizar precisamente por la existencia de la propiedad privada y el Estado nacional. Para la humanidad, la sed de beneficios capitalista implica ahora muchísimas más lacras que ventajas: hambre, prostitución, mafia, desempleo masivo... Eso es precisamente lo que está sucediendo en Vietnam.
Antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, León Trotsky pronosticó que Asia sería el centro de la inversión capitalista. En 1970, América Latina recibía el 51 por ciento de todas las inversiones mundiales en los países en desarrollo, mientras los países asiáticos recibían el 21 por ciento. Actualmente, asistimos a una relación inversa: Asia está recibiendo el 52 por ciento, y América Latina el 33 por ciento, según cifras de las Naciones Unidas. Bajo la lógica capitalista, China está dejando de ser un prolífico destino de la IED, ya que los inversionistas están virando a países como Vietnam y Camboya pues prefieren la oferta de mano de obra que es más barata (57), incluso hay un traslado de IED desde países como Nicaragua hacia Vietnam; sin embargo, en un momento determinado la IED dejará de fluir hacia Vietnam como lo hace en este periodo. La lógica de la IED no es el desarrollo de Vietnam sino aprovechar las condiciones de explotación de los trabajadores indochinos, sin embargo, en este proceso se derivan variables que industrializan al Vietnam rural, tienden a concentrar a la población en las ciudades y a proletarizar al campesinado. Estos elementos, a pesar de que se presentan en condiciones políticamente reaccionarias, suponen un avance en el desarrollo de la revolución socialista, por el control tácito que la clase obrera adquiere sobre el funcionamiento de la sociedad y por su impacto en la conciencia de los trabajadores, que se ven arrojados a la necesidad de luchar colectivamente por defender sus intereses que son totalmente contrarios a los de la burguesía y la burocracia.
El pueblo de Vietnam tuvo la capacidad de derrotar a tres imperialismos, el japonés, el francés y el estadounidense. Las tradiciones antimperialistas perviven en la conciencia de este pueblo heroico. ¿Permitirán que la burocracia termine de convertirse en la nueva clase burguesa que supeditada al imperialismo estadounidense siga explotando a las nuevas generaciones de trabajadores? ¿O la clase obrera luchará contra el capitalismo y llevará a Vietnam por el camino del verdadero socialismo leninista, basado en el internacionalismo proletario, en el control obrero y administración democrática de la sociedad? La Corriente Marxista Internacional espera fervientemente que sí. La memoria histórica de los trabajadores vietnamitas no merece menos.
Notas:
(39) Campo 55 20; Industria 19 42; Servicios 26 38.
(40) Vietnam: Partido contra Estado, Le Monde Diplomatique http://www.insumisos.com/diplo/NODE/2146.HTM
(41) Un ejemplo es el gigante multinacional sueco de la decoración de interiores, Ikea, que obliga a los trabajadores a una jornada semanal de 90 horas con pago de 47 euros por mes.
(42) La mecanización y automatización de la industria, significa el aumento del capital constante frente al capital variable, lo cual lleva inevitablemente a la tendencia a la caída de la tasa de beneficios. Es una tendencia en tanto que existen mecanismos que pueden ralentizar por un periodo la caída, sin embargo, es inevitable la caída de los beneficios porque el tiempo de trabajo socialmente necesario disminuye y con él, la agregación de valor proveniente de la fuerza de trabajo.
(43) Vietnam ocupa el lugar 136 en la tasa de desempleo en el mundo con 5.1 por ciento.
(44) El Decreto N º 03/2006/ND-CP eleva el salario mínimo para los trabajadores manuales no cualificados y en FIES (empresas con inversión extranjera) en las tres zonas de trabajo: de 45 USD a 55 USD mensuales en las ciudades de Hanoi y Ciudad Ho Chi Minh, de 40 USD a 50 USD en los suburbios de las ciudades y en muchas de las principales ciudades de Vietnam y los puertos y, de 35USD a 45 USD en todas las demás zonas. El salario mínimo en Camboya es de 45 USD por mes, contra 63 USD en Pekín, Shangai en 70 USD lo mismo que Tailandia. Los salarios mínimos en las empresas extranjeras se ubicaban en los años 90 entre 45 y 50 dólares, de acuerdo con la ciudad donde estén radicadas, pero el gobierno los redujo en 1999 a entre 35 y 45 dólares para complacer a los inversores. A principios de 2008, el gobierno intentó paliar los efectos de la creciente inflación elevando hasta los 59 USD al mes, el salario mínimo para los empleados de compañías extranjeras. Vietnam tiene la tasa de mano de obra más barata en la región, seguida por Camboya y Tailandia. En Nicaragua el salario ha aumentado en años recientes de 120 USD a180 USD.
(45) En 2007 el promedio inflacionario en Vietnam fue 8 por ciento. En 2008 promedió 23 por ciento, llegando a un máximo en agosto con 28 por ciento. Tras un severo plan anticrisis, la inflación en mayo de 2009 registró un solo dígito.
(46) En 2007 el presupuesto en miles de millones de USD fue: ingresos: $ 18,62 millones, gastos: $ 19,71 millones. Los seis primeros meses de 2008 Vietnam tuvo un déficit comercial de 14 mil 800 millones de dólares —mayor que el total de 2007— por el incremento en las importaciones de acero, fertilizantes y coches.
(47) Hoy son 17 mil los funcionarios en los distritos y 220 mil en las comunas, contra tan sólo un millar de mandarines en el pasado. Vietnam: Partido contra Estado, Le Monde Diplomatique http://www.insumisos.com/diplo/NODE/2146.HTM
(48) Vietnam ocupa el lugar número 64 en endeudamiento externo con 24.41 mil millones de dólares, lo que implica el 42 por cientode su PIB. http://foros.cantv.net/printer_friendly_posts.asp?TID=54011
(49) El valor de la moneda vietnamita, el dong, también está empezando a debilitarse ya que los inversores se preocupan por el tamaño del déficit de la cuenta corriente, que el Banco central prevé que llegue a 7.8 por ciento del PIB en 2009. Los operadores del Banco central esperan que el dong pierda más de un tercio de su valor frente al dólar en los próximos 12 meses. El tipo de cambio está alrededor de 16 mil dongs por USD.
(50) Mil 736 proyectos estatales, por valor de 300 millones de dólares, fueron suspendidos por el gobierno de Vietnam, entre otras medidas adoptadas para controlar la inflación de 26.8 por ciento en julio de 2008.
(51) Un ejemplo es Le Tri Tue, un fundador del Sindicato de Trabajadores Independientes de Vietnam, quien actualmente se encuentra en prisión.
(52) Todo sindicato que quiera constituirse debe contar con la aprobación del CGTV. La regulación estipula que los trabajadores deben acudir a los tribunales primero para dirimir los conflictos sobre derechos laborales, antes de recurrir a detener el trabajo. Nuevas secciones de la ley establecen que al menos el 50 por ciento de los trabajadores de una empresa con menos de 300 trabajadores deberá declararse a favor de la huelga. Para empresas con 300 trabajadores o más, el requisito pasa al 75 por ciento. Las huelgas están prohibidas en las empresas estatales, los servicios públicos y en aquellos que a juicio del gobierno sean importantes para la economía y la defensa nacional. La definición es amplia y cubre un total de 54 sectores incluyendo los ferrocarriles, el transporte marítimo y aéreo, los bancos, los servicios de correos y telecomunicaciones, la producción de electricidad y las industrias de petróleo y de gas. El Primer Ministro tiene derecho a suspender una huelga si la considera perjudicial para la economía nacional o la seguridad pública.
(53) La Cámara de Comercio Europea (CCE) escribió en enero de 2008 al Primer Ministro de Vietnam pidiendo al gobierno que tome medidas para restringir las huelgas. Amenazando implícitamente con que las inversiones extranjeras se verían afectadas negativamente, la CCE indicó al Primer Ministro que uno de los factores atrayentes de Vietnam para inversiones era "el hecho de que su mano de obra no sea propensa a emprender acciones industriales". Protestó igualmente por el hecho de que las empresas afectadas no sean consultadas antes de que el gobierno introduzca incrementos unilaterales del salario mínimo. Otro tanto hicieron la Cámara de Comercio Americana, altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores en Taiwán y el Presidente de la Federación de Empresarios del Japón.
(54) Según la legislación laboral debe formarse un sindicato en el plazo de seis meses a partir del establecimiento de cualquier nueva empresa que tenga diez empleados o más y el empleador es responsable de "facilitar el rápido establecimiento" del sindicato. Una vez que haya sido legalmente constituido, la ley exige además que el empleador reconozca y "coopere estrechamente con el sindicato... estableciendo las condiciones favorables para que pueda llevar a cabo sus actividades". Sin embargo, los funcionarios del Ministerio de Trabajo, Invalidez y Asuntos Sociales (MOLISA) admiten públicamente en diversas publicaciones, que varias empresas, particularmente las pertenecientes a inversores extranjeros, no cuentan con presencia sindical. Una declaración de una funcionaria encierra perfectamente esta perjudicial política colaboracionista: “Si los empresarios y empleados comprenden cabalmente las políticas laborales aplicadas en su entorno, no habrá entonces conflictos internos”, dijo Dinh Kim Hoang, vicepresidenta del Departamento de Trabajos, Inválidos de Guerra y Asuntos Sociales de Ciudad Ho Chi Minh.
(55) En abril del 2008, más de 20 mil obreros de la Nike en Vietnam realizaron una huelga de dos días exigiendo un incremento salarial. Estos trabajadores tienen un sueldo mensual que equivale a unos 37 euros: la tercera parte de lo que vale un par de zapatos en Occidente. Se trata de la movilización más importante que se ha dado en aquel país desde la reunificación en 1976. La exigencia de los huelguistas era de un aumento de 200 mil dongs (12 USD). Finalmente, El aumento fue de 6 USD, que fue aceptada por la asamblea. La planta, propiedad de una empresa taiwanesa y ubicada en la provincia de Long An, al sur del país, lleva produciendo calzado de Nike desde 2000. Los trabajadores vietnamitas aseguraban que los 59 dólares mensuales que cobraban antes del paro era una cifra superior al salario mínimo, pero insuficiente para afrontar el aumento de los precios, que llegó al 19,2 por ciento en el último mes de marzo 2008.
(56) Ver Reformismo o Revolución de Alan Woods, (Fundación Federico Engels) http://venezuela.elmilitante.org/content/view/6403/
(57) Vietnam llegó a la cifra récord de 31 mil 600 millones de dólares en el primer semestre de 2008, un alza del 370 por ciento respecto al primer semestre 2007 y superior a los 21 mil 300 millones de dólares que se invirtieron en 2007.