CEPRID

El itinerario árabe de izquierda

Lunes 1ro de diciembre de 2008 por CEPRID

Amr Hamzawy

Al-Ahram

Traducción: Ma. Cristina P. Carrandi

Existe una presunción general que tiende a dominar nuestras discusiones relacionada a la importancia y eficacia social de las fuerzas liberales e izquierdistas comparadas con las fuerzas islamicas. Esto sostiene que las normas sociales y culturales establecidas en los paises arabes obstruyen el crecimiento de las primeras mientras que facilita el incremento de la popularidad y la influencia de las últimas. Obviamente, existe una considerable y diversa evidencia respecto al hecho de que esta impresión es parcialmente verdadera.

La sacudida que la dimensión religiosa tiene sobre el debate publico público, la declinación de la popularidad de los partidos izquierdistas y sus ideas y el poderoso levantamiento de las fuerzas islmistas son indiscutibles. Sin embargo, es simultáneamente verdad que, a pesar de muchas restricciones institucionales, los liberales e izquierdistas árabes no carecen de campo social y el espacio político necesarios para construir la ayuda proletaria sobre las visiones alternativas o de posiciones complementarias a las de la élite y de las fuerzas islamicas predominantes. De hecho, el primer paso que la izquierda debe realizar en busca de recuperarse de su debilidad actual es retomar concientemente la esencia de los puntos que abren las caminos de la sociedad y que forman los potentes contornos realistas de los espacios para la acción política.

Los siguientes son cuatro puntos que son de vital importancia sobre el tablero del mundo árabe.

LOS DERECHOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

A excepción de algunos casos en el Golfo, los países árabes estan hundidos en severos problemas económicos y sociales: los más notables, la excesiva pobreza, el alto nivel de desempleo y la inmigración ilegal, el deterioro educativo, salud y otros servicios sociales primarios. Por otra parte, las políticas económicas neo-liberales adoptadas por la mayoría de las élites árabes desde los años 90 han trabajado para exacerbar estos problemas durante los pasados años (aunque produjeron una cierta mejora en los índices totales del desarrollo económico), conduciendo a los sectores pobres enteros y las clases de limitadas entradas hacia una dificultad severa. Desde los años 80, las fuerzas islámicas han construido una extensa red de servicio en los campos de la educación, salud y otros servicios de ayuda suplantando de esta forma a las ineficaces agencias estatales que estan oficialmente encargadas de estas tareas. Sin embargo, para la mayoría, los islámicos no tienen percepciones claras sobre cómo tratar con las deficiencias en los derechos económicos y sociales del pueblo, y en sus declaraciones y programas publicados continúan oscilando entre una tendencia económica liberal que acoja al mercado y el sector privado como los motores del crecimiento y de una tendencia casi izquierdista que abogue por el retorno de un estado poderoso, centralizado y paternalista.

Los árabes liberales y de izquierda (un término que utilizo para distinguirlos de las pandillas neo-liberales económicas en y alrededor de la élite predominante que abogan y practican una forma de capitalismo desenfrenado sin restricciones ni obligaciones sociales y que están interesadas solamente en beneficio propio) tienen una oportunidad genuina de formular una visión alternativa que impulse hacia delante los temas esenciales detrás de las gruesas disparidades en los derechos económicos y sociales, mencionando las cuestiones de justicia e igualdad, luchando contra el desempleo, construyendo redes de seguridad social eficaces y reduciendo el inmenso espacio entre las capas ricas y pobres en las sociedades árabes. Indudablemente, las conceptualizaciones liberales e izquierdistas serán notablemente diferentes. Sin embargo, el trabajo de identificacion de los defectos y debilidades en las opiniones de las élites predominantes e Islámicas y exponiendo las injusticias en las sociedades árabes traerán consigo la unión entre ellos, y simultáneamente, un amplio acercamiento a la opinión del proletariado. Estoy convencido de que el mejor acercamiento conceptual a esta tarea es centrarse en la discusión del contrato social que falta en nuestros países. Existe una necesidad urgente de formular un verdadero consenso en la sustancia actual de tal contrato y de presionar sobre las élites predominantes e Islámicas para considerar los asuntos mas relevantes.

LIBERTAD POLÍTICA, CIVIL E INDIVIDUAL

Todo debate oficial sobre la reforma democrática y la liberalización política durante los últimos años no se ha traducido en un cambio cualitativo en esa dirección en ningún país árabe. Poco se ha cambiado o seriamente mejorado en materias tan vitales como la rotación de la autoridad, la regla de la ley, la separación y los controles y los equilibrios entre poderes y el ensanchamiento de la participación popular en la vida pública. No ha tenido una gran influencia política, y la actividad de las fuerzas Islámicas tuvieron una expansión tangible y duradera en el ámbito de la competencia política de partido. Simultáneamente, los islamistas han fracasado en la consolidación de su fuerza sobre las élites predominantes para implementar una reforma democrática. De hecho, en muchos casos, han participado en contextos oficiales probados como ineficaces por los cuales han pagado el alto precio en términos de la declinación de su popularidad.

Los niveles de pobreza y el estancamiento de las libertades políticas, civiles e individuales, así como la falta de credibilidad de las reformas tanto gubernamentales como Islamistas ofrecen a las tendencias izquierdistas y liberales la oportunidad de asentarse dentro de materias como la libertad de asociación y de formar partidos políticos y sindicatos; de la libertad de opinión y expresión, el derecho de trabajo conjunto, y a la necesidad de eliminar todas las formas de discriminación en todas estas áreas. En defensa de estos derechos esenciales, los liberales políticos y de izquierda deben elevarse con un discurso claro y sucinto que se centre por igual entre los ciudadanos, de secularismo y pluralidad, y apuntando en particular hacia los sectores política y socialmente mas perjudicados de la población, así como las minorías religiosas y étnicas, las mujeres, y todos aquellos que provienen de formas de vida o preferencias personales de normas sociales o religiosas.

LA CULTURA DE CONSENSO

La polarización entre las élites y las fuerzas islamistas predominantes ha originado la mentalidad de cero-suma y simplismo absoluto para dominar todo el debate público y vida política en el mundo árabe. Desafortunadamente, muchos intelectuales y activistas de izquierda han sido también presas de tal reduccionismo versión blanco-contra-negro. No todos los componentes de la élite predominante o de todas las fuerzas Islámicas están en esta posición. Actualmente las ramificaciones de las actitudes y las políticas predominantes de los campos islámicos y oficiales son muy severas. Sin embargo, no se ha realizado una búsqueda realista y seria para encontrar el camino hacia la reforma económica y social, y para la transición democrática no se puede ignorar una exploración sistemática de áreas en conjunto con las élites y las fuerzas islámicas predominantes y, por consiguiente, el proceso de identificar las bases para una posible coordinación y la negociación dentro del marco local y nacional en cada país árabe. No tengo ninguna duda que la única manera en este sentido es resistir la tentación de formular y de diseminar una imagen inflexible y estereotípica del tipo de cambio que sea necesario, acordando que las élites y los extremistas islámicos malvados deben ser substituidos por los comités sociales de izquierda honestos y confiables.

LIBRE DEBATE ÁRABE DESDE LOS CONFINES DE LA ESPECIFICIDAD

Los países árabes no están solos sufriendo las crueles e injustas prohibiciones económicas, sociales y políticas. Éstas son preocupaciones humanas universales, tan diversas como pueden ser sus manifestaciones y repercusiones. Las causas de la justicia, libertad, igualdad y solidaridad social están ganando prioridad en las agendas humanitarias de los países industrializados y desarrollados. Ciertamente, la crisis financiera reciente que sacudió los pilares fiscales del orden económico global ha anunciado el final de la era del capitalismo desenfrenado y hecho que en los bastiones principales del capitalismo se comience a pensar en estrategias correctivas posibles y, eventualmente, en un consenso en los medios y principios para lograr un nuevo equilibrio razonable entre el dominio económico (en su sentido más estrecho de las actividades emprendidas para el aumento financiero) y el dominio social y los conceptos acompañantes de imparcialidad, libertad e igualdad.

Refrescando la perspectiva global de unos mejores medios en el manejo de las relaciones entre el estado, la sociedad y el ciudadano, se ofrece a los árabes una amplia e importante oportunidad para unir nuestras discusiones sobre un nuevo contrato social a los diálogos extremadamente vitales y dinámicos que están ocurriendo más allá de nuestras fronteras en el oeste, el este y al sur. Los liberales políticos y de izquierda están mejor posicionados para establecer este enlace. Son los más familiarizados con el acercamiento intelectual y los instrumentos conceptuales que forman tales diálogos alrededor del mundo. También, si pueden re-descubrir por si mismos y revivir la memoria de su eficacia social anterior, podrán tender un puente sobre el vacio entre las actitudes y la retórica de las élites predominantes árabes e Islamistas y las ideas y las aspiraciones de la conciencia humana colectiva.


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