O JARBANZO NEGRO

A finales de los 80, unos inquietos gallegos crearon el grupo Os Verjalhudos. Lo mismo tocaban un potente concierto punk-folk que un animado pasacalles con gaita y percusión. Su espíritu viajero pronto les hizo conocidos fuera de Coruña. El contacto con nuevos públicos fue puliendo sus temas y también sus textos. “Cuando empezamos éramos un poco garrulos, es cierto, y ahí se vio para lo que sirve viajar. Te abre las fronteras. Empezamos a movernos, a ir a Valencia, que si Palma 5, les Dones Esmussades y toda la peña, superguay, Minuesa, la Liga Dura, Zaragoza… Y las tías nos iban diciendo, cuidado, al loro. Para mí ha sido muy importante el contacto con los grupos de tías. Gente que te da el toque cuando te lo tiene que dar”.

Luego vendrían sus conciertos por Europa y, al final, casi todos los verjalhudos se quedaron a vivir por allí, repartidos entre Alemania y Holanda.

Tras un paréntesis en el que el grupo se toma un descanso, y durante el que desgraciadamente el Cuca fallece de leucemia, se produce el salto de Os Verjalhudos a Jarbanzo Negro. Se les unirán l@s amig@s de Frankfurt, Robert (bajo), Tanja (saxo y bombo) y Uli (acordeón y guitarra).

J.N.: Yo creo que el grupo, aparte de haber crecido en número, ha crecido también en concepto. Os Verjalhudos éramos 3, 4 galeginhos de A Coruña, honestos, con ideas y con una actitud. Nos movíamos a saco, sin importarnos, todo un poco por la idea. Lo lindo del grupo es que la evolución se sigue manteniendo, continuamos abarcando una línea tipo folk, música de raíces, pero ahora Garbanzo Negro ya no es un grupo, es un concepto cultural, es un proyecto. Está abierto. Hoy somos tres y tocamos con el mismo espíritu que la semana siguiente que somos siete. Y quizás en el próximo mes tenemos un poco de tiempo y hay una movida aquí en el Gaztetxe o en la Likiniano, o en donde sea, una movida a la que merece la pena venir y luchar, y quizas somos 15 y hacemos un espectáculo callejero con performance, ¿no? Esto es lo lindo. La base es la misma, pero los contactos se amplían, la música crece en riqueza, un poco por variedad de estilos, variedad de idiomas, de sentimientos, de gente. Nosotros somos una base de cuatro, cinco personas, y a partir de esa base hay aportaciones. A mí lo que más me gustaría es que si venimos a tocar a Euskadi por ejemplo, en el próximo concierto, nosotros hacemos música y una banda de malabaristas o gente que hace fuego o payasos y payasas hacen un espectáculo a la vez que nuestra música. Esta es un poco la mentalidad. Ir a los sitios y mezclarnos. Decir: nosotros podemos hacer esto, tenemos un set acústico, un set eléctrico, sabemos improvisar. ¿Qué podemos hacer?, que hay una banda de mariachis…, pues vamos a tocarnos unas rancheras, y a meterle luego una gaitinha y ver como va la ranchera-munheira.

J.N.: También cantamos ahora un poco en todos los idiomas: inglés, gallego, castellano…

J.N.: Incluso en Fulbe, que es un idioma que se habla en una parte de Liberia. En Amsterdam vivimos con refugiados de este país, en el que hay una guerra superfuerte; vivimos con gente que estaba sin papeles, así que hicimos una canción sobre estas personas del así llamado “Tercer Mundo”, que vienen a Europa un poco huyendo o buscando lo que se les ha robado allí. Hemos conocido a mucha de esta gente y hemos hecho una poesía sobre ello. A uno de ellos le pedimos que la tradujera, y hacemos la canción con estilo africano y en este idioma.

Durante estos años también hemos actuado en Bosnia, Rusia, Polonia, Checoslovaquia, Italia… En Sarajevo una peña del mundo de las ocupaciones de Holanda organizó un festival para apoyar a una radio libre y a un colectivo cultural underground de allí, y para fomentar la cultura. Justo se había acabado la guerra y fuimos a un edificio que había sido bombardeado. Lo limpiamos, lo reconstruimos un poquito y llenamos de murales todas las paredes. Hubo música, teatro, poesía, performances…, un poco de todo. En Rusia tocamos en tres conciertos en contra de la guerra de Chechenia, organizados por colectivos anarquistas y antimilitaristas rusos.

Hace poco más de un mes, en mayo, participamos también en una caravana de bicicletas, furgones, furgonetas, tractores, etc. por Alemania y Suiza, que acabó en Ginebra, donde se estaba celebrando la reunión del Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (A.M.I.) Una cumbre promovida por las principales multinacionales para llegar a acuerdos restrictivos a nivel mundial en materia ecológica, sindical, laboral… Si lees los acuerdos alucinas. Es de lo más fascista y de explotación masiva hecho nunca. En cada lugar por el que pasaba la caravana anti-A.M.I. se hacía una obra de teatro, una mani, conciertos. Nosotros tocamos en bastantes. Finalmente, en Ginebra, hubo una manifestación en la que participamos más de 5.000 personas. Por la noche hubo disturbios con destrozos de cientos de miles de francos suizos, pero esto apenas apareció publicado. ¿Qué pasa? No quieren llamar mucho la atención sobre la cumbre y mucho menos sobre movilizaciones en contra de ella, y se está moviendo una historia superfuerte.

J.N.:Yo creo que la historia de la evolución del grupo es que nos estamos pateando el mundo y estamos recogiendo y ofreciendo. Llegamos a los sitios y ofrecemos lo que estamos viviendo, nuestra cultura, nuestra música, y recogemos un poco el feeling, el sentimiento, la cultura del sitio y queremos crear este mezcladillo, este mestizaje.

Una de las cosas que hemos mantenido desde los Verjalhudos y que seguimos manteniendo es que no somos un grupo musical solamente. Jarbanzo Negro es un grupo musical porque nos gusta currar la música y currarla bien, pero también es un proyecto social. Queremos colaborar con proyectos de mejora social. Con la peña de Sin Dios y con los Sapos, cuando aún éramos Os Verjalhudos, hacíamos estos panfletos donde decíamos que eramos unos grupos de música con ideas, con iniciativa y queremos seguir siéndolo. Es difícil, muy difícil. Hemos tocado en muchos sitios, nos han dado el papeo y tal, y luego hemos ido a tocar a la calle al día siguiente para sacar pelas.

EZ: Como habéis hecho hoy en el Casco Viejo…

J.N.: Y a veces es muy difícil, porque llevamos mucho tiempo así. Queremos cambiarlo un poco porque es demasiado duro, buscar un equilibrio. Pero lo que no queremos en ningún caso, y esto lo hemos hablado entre todos, es convertirnos en un grupo más de los que dicen: yo toco por 250.000 pts por actuación. Nunca, yo antes de eso me retiro y me voy a tocar la guitarra a la calle. A mí lo que me gustaría es poder decir: hay una peña que lleva 20 días en un gaztetxe en Bilbo, que se lo están currando con una ilusión y una energía de la ostia, como ahora la gente del Centro Social Kukutza, que nos han emocionado por las ganas y la energía que le están poniendo, y decir, en 3 semanas nos montamos una fiesta ahí. Y vamos por el morro y a meter caña para que la historia siga adelante. No queremos perder este espíritu.

EZ: ¿Qué planes tenéis para este verano del 98?

J.N.: Estando en Frankfurt conocimos al Circo Kran, que es un colectivo de gente de Suiza que hace circo hace ya bastantes años, pero un circo moderno, sin animales. Hay acróbatas, gente que hace el payaso… Nosotros vamos a aportar una performance mezclando lo que es espectáculo, circo, expresión corporal y todo eso. El espectáculo completo se estaría preparando durante un año y lo estrenaríamos en verano del 99. Para financiarlo, toda la gente del circo vamos a trabajar tres meses este verano en Berlín en una versión circense de “La Flauta Mágica”, de Mozart. También este invierno queremos por fin grabar, ya que en todos estos años nunca llegamos a grabar nada. Pensamos reunir en una maqueta los antiguos temas de Os Verjalhudos y ya en disco los nuevos de los garbanzos. Se titularía “Tierra sin fronteras”.

EZ: Por cierto, ¿por qué Jarbanzo Negro?

J.N.: Es un poco lo que se resume en esa frase que siempre tenía el Cuca: “el jarbanzo negro -que es el garbanzo negro en gallego cerrado- sempre vai alghún na pota”, siempre hay alguno en la olla. El garbanzo negro es ese que es duro y no se puede masticar, no se puede tragar.

Esta entrevista la realizamos con Nacho (voz, guitarra y trompeta), Vias (batería), Uli (acordeón y guitarra) y Marrajo (coros), tras el concierto de Jarbanzo Negro en junio del 98 en el C.S.A. Kukutza de Bilbo.

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