¿Significa un test de SIDA positivo que se está infectado con el Virus de Inmunodeficiencia Humano? ¿Es capaz este virus de destruir nuestras defensas? ¿Es esa supuesta destrucción de las defensas lo que le lleva a padecer múltiples enfermedades infecciosas y finalmente la muerte? ¿Se han cumplido las catastróficas previsiones de los expertos? ¿Son beneficiosos los tratamientos antivirales conocidos como cócteles que se administran a millares de personas, incluidas embarazadas y recién nacidos? Más aún ¿Existe realmente el VIH? ¿Se ha demostrado alguna vez su existencia aislándolo, secuenciando su material genético, fotografiando sus componentes? La documentación que nuestra asociación ha ido reuniendo durante ocho años de trabajo nos permite contestar rotundamente NO a todas estas preguntas y proponer alternativas coherentes, rigurosas, positivas y esperanzadoras.
«Hay un grieta en cada cosa. Así es como entra la luz» Leonard Cohen. The Future
A CONTRACORRIENTE
Actualmente, el Centro Orientativo de Bio-Regeneración Aplicada (C.O.B.R.A.) forma parte de un Foro Internacional que reúne a investigadores, periodistas, abogados, afectados, médicos y científicos prestigiosos, cualificados e independientes procedentes de Alemania, Australia, Brasil, Colombia, España, Francia, Inglaterra, Italia y Suiza. La documentación disponible nos permite plantear el problema «SIDA» en los siguientes términos:
– En 1981 murieron en EEUU 5 homosexuales con un grave problema de inmunodeficiencia. Con sólo estos cinco casos, el CDC (Centro para el Control de las Enfermedades) comenzó a hablar de una nueva enfermedad infecciosa y necesariamente mortal, e inició la búsqueda de pacientes y la «caza del virus». Sin embargo, los 5 pacientes eran consumidores habituales de nitritos (poppers), por lo que estaban severamente intoxicados, y fueron tratados con dosis prolongadas de Cotrimoxazol (Septrim), un tratamiento fuertemente inmunodepresor que les provocó la muerte[[Las dos condiciones a cumplir para ser considerado un «caso de SIDA» según la definición del propio CDC (1985) son: (1) padecer alguna de las enfermedades de una lista que ha ido aumentando de 2 en 1981 hasta 29 en 1993; y (2) ausencia de toda otra causa subyacente de inmunodeficiencia. Si aplicamos esta definición, los consumidores de drogas por vía intravenosa, los homosexuales consumidores de poppers, los hemofílicos receptores de hemoderivados y los pacientes tratados con productos inmunodepresores (o sea, la práctica totalidad de los enfermos de SIDA) no son casos de SIDA.]].
– En 1983 un equipo francés (dirigido por Luc Montagnier) y en 1984 un equipo norteamericano (dirigido por Robert Gallo) afirmaron haber aislado el virus causante del SIDA. Sin embargo, trabajos científicos recientes (1995 y 1996) realizados por especialistas en Virología (Dr. Stefan Lanka[[Estudios: Biología, Ecología, Neurobiología, Electromicroscopia de Scanning, Botánica Marina, genética y Virología. 1990: Diploma con investigación de un virus marino. 1994: PHD en Fisiología de Plantas, Patología de Plantas y Filosofía, en la Universidad de Konstanz (Alemania). Investigación: 1987-94: Estudios de Biología Molecular sobre la relación estable entre virus y huesped. Virology y Botanica Acta publicaron los trabajos en los que se describe el descubrimiento del virus Ectocarpus Siliculosus. Economía: miembro del Comité FGermano-Checo-Eslovaco.]]) y Biofísica (Dra. Eleni Papadopoulos[[Dirige un equipo de invectigadores miembros del Dpto. de Patología del Hospital Perth y de la Universidad de Australia Occidental, cuyos trabajos publicados en prestigiosas revistas científicas, han servido desde hace una década para replantear críticamente la hipótesis VIH/SIDA.]]) demuestran que esos artículos sólo describen partículas celulares semejantes a virus, o experimentos con células estresadas que producen determinadas proteínas inusuales pero humanas, y que el VIH jamás ha sido aislado conforme a los procedimientos estandarizados en retrovirología.
– No tener aislado el «VIH» invalida de entrada los llamados «tests de SIDA». Esto ha sido recientemente confirmado por la Dra. Papadopoulos durante la XII Conferencia Internacional de SIDA en Ginebra. La falsa «epidemia» no se extiende pues «por contagio», sino a medida que se hacen falsos «tests de VIH» y se manipulan noticias, cifras, estadísticas y resultados de estudios sin el menor rigor científico.
– Aportaciones realizadas por médicos en inmunólogos como el Dr. Alfred Hässig[[Doctor en Medicina en 1945 por la Universidad de Zürich: Formación en Anatomopatología y Microbiología. ha sido asesor de la OMS, del Consejo de Europa y de la Cruz Roja, y Presidente de la Sociedad Internacional de Transfusiones de Sangre. Premiso Marcel Benoist a la Investigación Científica. Actualmente es Profesor Emérito de Inmunología y dirige el grupo de investigación en Inmunidad y Nutrición en Berna.]] ponen de manifiesto que los «enfermos de SIDA» no padecen Inmunodeficiencia (raramente tienen infecciones bacterianas, por ejemplo) y que los llamados «Linfocitos T4» (las células supuestamente destruidas por el «VIH») no son defensas (hay numerosos pacientes con recuentos cero y en buen estado de salud).
– Ahora bien, sí hay unos problemas de salud reales debidos a la degeneración biológica producida (entre otros factores) por la introducción de la química en la sanidad y en los alimentos, que ha dado lugar a gravísimos problemas de energía deficiencia ya que la clave fundamental está, según el Dr. Heinrich Kremer[[Doctor en Medicina en 1965. Doctor en Psiquiatría y Neurología. 1966-70: Estudios de Sociología, Psicología y Politología en la Universidad Libre de Berlín. 1975-80: Profesor, perito y jefe de proyectos de Medicina Social en Berlín y baja Sajonia. 1981-88: Director Médico de una Clínica experimental del Gobierno alemán especializada en drogodependientes. 30 años de experiencia en drogodependencias, rehabilitación psicosomática, investigación básica clínica y profilaxis de infecciones; 10 años de invectigación con las mitocondrias celulares, cáncer y SIDA). Fundador, junto al Dr. Lanka, de REGIMED.]], en la agresión a los centros energéticos de las células, las mitocondrias, donde se encuentra una parte importante del genoma humano.
– Por tanto, el auténtico Síndrome no es ni ha sido nunca de Inmuno-Deficiencia Adquirida (SIDA), sino de Energía-Deficiencia Adquirida (SEDA). Esta condición no es infecciosa y es tratable por métodos no agresivos de Medicina Reguladora Biológica.
Esta información ha permitido que cientos de personas puedan escapar al miedo y a la angustia e incluso salvar sus vidas al permitirles salir del engranaje destructivo y buscar soluciones no agresivas y eficaces. Ocultarla a los afectados y a los profesionales que los atienden no sólo es moralmente reprobable sino que va en contra de la ley y de las propias recomendaciones Internacionales de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA y Derechos Humanos que en su punto 6.a dice:
«Deberán promulgarse leyes y normativas que permitan fomentar las acciones tendentes a extender la información sobre el VIH/SIDA a través de los medios de comunicación de Masas. La información debe estar dirigida al público en general así como a aquellos grupos más desvalidos que puedan tener dificultad en el acceso a ella, y no estar sujeta a censura u otros criterios de difusión pública».
PERO ENTONCES, ¿DE QUÉ MUERE LA GENTE?
Esta es la primera pregunta que suele hacer cualquiera que oye poner en duda la existencia del «VIH». La experiencia acumulada en estos años con cientos de casos indica que las personas que se presentan como «muertas de SIDA» son víctimas de:
1. Factores que ya mataban antes del «SIDA»: Medicación agresiva. Transfusiones repetidas de sangre y hemoderivados que suponen la entrada constante de proteínas extrañas (por ejemplo, hemofílicos). Hábitos insanos (drogas, metadona, alcohol,…). Malnutrición. Enfermedades de las «listas del SIDA» (29 de Europa y América; 4 en África… de las que ya se moría la gente antes del 81).
2. Nuevos factores aparecidos a consecuencia del engranaje «SIDA»: El miedo: ¿Cuántos seres humanos son capaces de sobrevivir a una condena a muerte y resistir la presión de una Campaña de Terror como la organizada alrededor de la «Pandemia SIDA»? Y a esto hay que añadir los problemas psicológicos, emotivos, familiares, sociales o laborales: sentimiento de culpa, de autorechazo, de indignidad, de autodestrucción, de suciedad, de miedo a contagiar, de marginación, de ruptura de parejas, de amistades,… Los tratamientos: rigurosos estudios científicos publicados en revistas especializadas prestigiosas[[Journal of Biological Chemistry, 1989; England Journal of Medicine, 1990; Lancet, 1991; Human Pathology, 1991; Laboratory Investigation, 1991; A. Internal Medicine, 1992; Annals of Neurology, 1994, Journal Infectious Diseases, 1994; Genética, 1995; Nature Medicine, 1996; Science, 1997; AIDS Treatment Update, 1997]] ponen de manifiesto que, tanto los antibióticos administrados en dosis masivas como los supuestos «antivirales» (los antiguos como el AZT y los nuevos Inhibidores de Proteasas), son productos extremadamente tóxicos y su modo de acción tarde o temprano acaba con la vida de los pacientes. Finalmente, nuestra experiencia demuestra que, en algunos casos, resignarse a morir también puede ser la única salida o el último servicio a los allegados.
Es urgente resaltar que dos procesos que ya están en marcha van a llevar a la muerte a miles de personas:
– En el «Tercer Mundo», y siguiendo los objetivos marcados por la Conferencia de Ginebra de «establecer un puente entre el Norte y el Sur», el proyecto ya ha aprobado para facilitar AZT-Retrovir a 30.000 seropositivas embarazadas de 11 países pobres. Primero se manipularon problemas de salud, en gran parte creados por agresiones colonialistas europeas, para presentarlos como una epidemia terrorífica; ahora, el envío masivo de venenos se disfraza de acción humanitaria ¿Va quedando claro que el SIDA es también un arma racista de exterminio?
– En el «Mundo Desarrollado», la maniobra perpetrada por las multinacionales hace unos años para introducir los «cócteles» en los que se han reducido las dosis de los productos más agresivos consiguiendo una mejoría a corto plazo. El resultado ha sido atrapar a cientos de afectados que se habían negado a tomar AZT y convencer a los profesionales de unos beneficios ilusorios, convirtiéndolos en cómplices-promocionadores de un gigantesco negocio-experimento sin la menor coherencia científica.
A esta altura de nuestro discurso, es fácil darse cuenta de que el problema «SIDA» no es un problema científico o médico (puesto que en esos terrenos podría estar ya resuelto) sino un problema de Poder en el que el factor determinante, que actúa por debajo de estos procesos destructivos, es la censura.
¿CÓMO…? ¿CENSURA EN UNA DEMOCRACIA?
Los grandes científicos se hacían preguntas; los grandes estafadores venden respuestas dogmáticas. Así, se ha construido el «SIDA», como algo objetivo definido por especialistas asépticos que debe ser combatido por todos más allá de toda ideología: «Todos somos iguales ante el SIDA». O sea, un ejemplo perfecto de expresión del más feroz totalitarismo virtual.
Sin embargo, lo que realmente hace iguales ante el «SIDA» es la ignorancia. Y la ignorancia consiste en conocer sólo la versión oficial. En este contexto, cobra especial dramatismo esta frase de Wilhelm Reich: «Ser sincero y honesto es un peligro social». Y eso quiere decir que una serie de sistemas de seguridad (de Seguridad Social) se dispararán automáticamente para tratar de suprimir o minimizar el peligro.
Puesto que en el régimen democrático se supone que cada cual piensa lo que quiere y habla libremente, la censura no puede ser explícita: no se actúa sobre el que habla callándolo, sino sobre los que oyen y sobre los canales de comunicación: se trata de aborregar a los oyentes mediante mensajes, cuanto más absurdos más efectivos, y bloquear el acceso de disidentes a canales de difusión creíbles, o sea, a los mass media del Sistema.
De todos modos, cuando estos métodos fallan, siempre se puede volver a los tradicionales. Un ejemplo: el periodista Mikimoto dedicó 15 minutos al Coordinador de nuestra asociación en su programa «Solvencia Contrastada» (TV3). Resultado: tras el anuncio del responsable de la cadena de «controlar los contenidos», el programa fue suprimido «por razones horarias».
Y los médicos, analistas, enfermeros, o incluso investigadores no están en la mejor posición para descubrir la verdad que el resto de la población. Muy al contrario, la única forma de hacerlo es desobedecer consignas, dudar, pensar a contracorriente, todo ello fuera del alcance de quienes han sido preparados, educados, titulados, masterizados y programados precisamente para lo contrario. Por no hablar de los difícil que es hoy en día mantener un puesto de trabajo.
Esto nos deja a unos pocos la responsabilidad de ser «sinceros y honestos», de hacer que los afectados, los profesionales y las instituciones de quienes dependen sus vidas y la opinión pública en general, tengan toda la información disponible. Y en precio naturalmente es convertirnos, como decía Reich en «un peligro social». Pero un peligro sólo para aquellos que viven del «SIDA», para los que ganan millones de dólares, premios, cargos, fama y estatus profesional y social.
Para el resto quizás seamos la única posibilidad de recuperar la cordura.
¿Y CÓMO SE LUCHA CONTRA TODO ESTO?
Se lucha con tesón, constancia, entereza, tenacidad, perseverancia, humildad, firmeza, capacidad de aprender… Otra vez Reich: «el conocimiento conduce a la esperanza»…
El fenómeno «VIH/SIDA» tiene dos aspectos fundamentales: (A) El montaje que hemos descrito y (B) los problemas de salud reales, tanto los producidos por una agresión de años, como los provocados por el propio «engranaje SIDA».
Esto quiere decir que luchar contra el SIDA significa luchar en, al menos, dos frentes: En el primer caso se trata de desmontar el «SIDA» de la forma menos traumática posible pero procurando que contribuya a provocar un cambio global en el concepto de la salud y especialmente en los sistemas sanitarios. En el segundo caso, se trata de comenzar a realizar ese cambio buscando desde otros enfoques las causas de los problemas y aportando soluciones.
Propongo un principio metodológico básico: separar lo que nos han unido; unir lo que nos han separado. Me explico.
1. A primera vista, nos han unido un virus y una enfermedad. En realidad no hay tal virus, sino experimentos con células estresadas y fotografías de unas partículas celulares humanas a las que los biólogos llaman «semejantes a virus» («virus-like») precisamente por su semejanza con los virus. Y tampoco hay ninguna enfermedad nueva, sino una lista de enfermedades antiguas reunidas bajo la etiqueta «SIDA» para aparentar que tienen un mismo origen; sin embargo, cada una es propia de una determinada conducta de riesgo (por ejemplo, los consumidores de nitritos («poppers») desarrollan Sarcoma de Kaposi o los desnutridos padecen síndrome de Consunción). Para colmo, la lista se ha ido «revisando» cada cierto tiempo para añadir enfermedades, lo cual ha hecho aumentar progresivamente el número de enfermos y esto se ha presentado como crecimiento de la epidemia. Ahora, sin embargo, se trata de promocionar los nuevos «cócteles» y por tanto las cifras se manipulan a la baja.
Todo esto puede ponerse fácilmente en evidencia simplemente analizando lo que nos dice y contrastando la documentación en lugar de aceptarlo por las buenas: aunque perezca increíble estamos ante un montaje tan torpe que no es necesario poseer conocimiento especializados para cuestionarlo.
2. Pero también hay que volver a unir lo que nos han separado: poca gente parece dispuesta a creer que las condiciones de vida determinen la salud y la enfermedad. Y cuando hablo de condiciones de vida no estoy refiriéndome a los tópicos de siempre: drogas, tabaco, alcohol,…
Me estoy refiriendo a embarazos tratados como si fueran enfermedades y partos mecanizados y deshumanizados, practicados en hospitales en condiciones que incluso la propia OMS ha condenado explícitamente. Me estoy refiriendo a una crianza presidida por el maltrato en meses y años cruciales para el desarrollo: leche artificial, falta de contacto materno, medicamentos y vacunas inmunodepresoras, constantes interferencias en la expresión de las emociones,…
Me estoy refiriendo a las condiciones de vida de esta orgullosa civilización occidental: aislamiento de la naturaleza, sobrecarga de trabajo, falso reposo, contaminación generalizada, campos electromagnéticos, energía nuclear, ruidos, alimentación a base de productos muertos (desprovistos de sustancias vitales y atiborrados de química hasta la raíz), incapacidad para experimentar placer, angustiosas relaciones sociales y personales,…
Y para terminar este círculo destructivo, cuando este cúmulo de agresiones dispara señales de alarma y desata procesos de limpieza o de reequilibrio una concepción simplista y absurda de la salud los interpreta como «enfermedades» y procura taparlos, boicotearlos, suprimirlos a base de fármacos que los transforman en auténticos problemas crónicos, propios de la edad, producidos por agentes externos o debidos a la mala suerte o destino.
Pero aún hay otra separación quizás más importante, más grave y más determinante: nos han cortado en pedazos; el volante para el especialista puede considerarse un símbolo palpable de esa disección: el estomago, la cabeza, un riñón, el hígado, la mente,… el espíritu: trozos que se pretenden independientes, intercambiables, prescindibles e incluso innecesarios. Y no hablemos de las cosas que no pueden localizarse, cosas tan intangibles y poco científicas como los sentimientos, las emociones, las intuiciones, las angustias,…
Para reunir todo eso, para regresar a la unidad, para volver a saber que todo esta relacionado con todo, dentro y fuera de nosotros, no basta con la información, no basta con entender que estamos destruyendo el ecosistema en el que vivimos y el ecosistema que somos. Hay que construir un cambio profundo personal y social. En ello estamos:
– Hay un premio internacional de cuatro millones de pesetas para quien presente una simple fotocopia con las pruebas científicas del aislamiento del «VIH», hasta ahora nadie se ha presentado.
– En dos juicios (Alemania y Argentina) en los que se acusaba a médicos de contagiar el VIH mediante sangre contaminada se ha tenido que absolver a los acusados porque los tribunales no pudieron encontrar a ningún científico que declarase que existe el «VIH» (arma del crimen) ni presentar ninguna prueba al respecto.
– El periodista español José Antonio Campoy pidió durante meses pruebas a todas las instituciones que entendió que podían y debían disponer de ellas; resultados: el Plan Nacional sobre el SIDA le envía un dibujo del «VIH», el Consejo nacional de Médicos reconoce por escrito que nos las tiene y el Ministro de Sanidad no contesta a pesar de que ha recibido tres cartas de la Casa Real pidiéndole que lo haga, el resto de las instituciones tampoco contesta.
– Un diputado del Bloque Nacionalista Galego ha preguntado al Congreso acerca del problema «SIDA» recibiendo una contestación administrativa en la que en absoluto se responde a lo que se pregunta.
– Tras una entrevista con el Coordinador General de Izquierda Unida, Julio Anguita, el Área de Salud de esta formación política está actualmente analizando la documentación.
– En la pasada Conferencia Internacional de SIDA en Ginebra, los «número uno» del SIDA (Gallo, Montagnier, Ho, Fauci) fueron puestos en evidencia por las preguntas del Dr. Lanka y algunos periodistas y afectados; además un colectivo en huelga de hambre a las puertas del congreso, de la OMS, de la sede de ONUSIDA pidió pruebas de la existencia del VIH sin obtener ninguna respuesta.
– El 28 de junio, en la misma conferencia, la Dra. Papadopoulos, tomando como base sus trabajos científicos, demostró en presencia del presidente que los tests de VIH no son válidos porque el VIH no ha sido aislado y citó una reciente entrevista en la que el Profesor Montagnier reconocía no haber purificado sus cultivos en 1983. Nadie pudo rebatir estos argumentos.
– Michael Baumgartner, en representación de la mayoría de las asociaciones críticas de todo el mundo ha expuesto el problema «SIDA» ante una subcomisión de derechos humanos de las Naciones Unidas.
– Existe en Barcelona una asociación de Vencedores de las Etiquetas SIDA (A. V. E. S.) cuyos integrantes coinciden en dos cosas fundamentales: (1) no haber tomado o haber abandonado los tratamientos oficiales, (2) conocer las posiciones críticas para entender que estaban siendo engañados; actualmente son un testimonio viviente de los planteamientos que venimos exponiendo.
Y ENTRETANTO, ¿QUÉ HACER SI TE ETIQUETAN AL DAR POSITIVO EN UN TEST?
Tanto si te etiquetan como «seropositivo» (porque, aunque hayas dado positivo al test, no tienes ninguna enfermedad) como si te etiquetan como «enfermo de SIDA» por padecer alguna de las enfermedades de la lista o tener un recuento de defensas por debajo de 200, el primer paso es comprender lo que te está sucediendo. Culpar al exterior y aceptar sin más la condena, paraliza.
¿Qué alternativa tienes? Analiza la información que te ofrecemos, profundiza, amplíala si es necesario (tenemos gran cantidad de material a tu disposición) contrástala con la que tienes, y toma tus propias decisiones. Muchos etiquetados han podido olvidarse del asunto después de conocer toda esa información y darse cuenta de que el test, y por tanto el resultado, no son válidos. Pero también hay mucho «enfermos de SIDA» (incluso terminales que pidieron el alta voluntaria en el hospital) que han sanado al tratar su enfermedad específica al margen del SIDA, con tratamientos no agresivos que propone la Medicina Reguladora Biológica.
También puedes contactar con AVES (Asociación de Vencedores de las Etiquetas del SIDA) para que te cuenten su experiencia: seguro que te va a servir. Y para que aportes la tuya… es decisivo que las personas directamente afectadas comiencen a unirse y a moverse. Conocer a otros puede servir para superar la tremenda presión del aislamiento y el miedo.
FORMACIÓN E INFORMACIÓN PARA UN DEBATE NECESARIO
Las acciones que COBRA está desarrollando se enmarcan en un Plan para desmontar el «SIDA» cuyos próximos pasos, tras la actuación de los críticos en la reciente Conferencia Internacional de Ginebra, son:
– Barcelona-99: en marzo celebraremos el II Encuentro Internacional de Analíticos y de Vencedores del «SIDA». Puede ser una buena ocasión para que vengas a profundizar y a ofrecer tus experiencias.
– Verano-99: Congreso Internacional de Virología: ¿el final del VIH?
– Barcelona-2000: III Encuentro Internacional de disidentes.
– Durban-2000: XIII Conferencia Internacional: ¿el final definitivo del «SIDA»?
Llevar a cabo todo esto exige un trabajo constante de formación e información. En Barcelona, pusimos en marcha en 1996 un Ciclo de Formación en Ciencias de la Vida con cursos sobre Biología, Virología, Inmunología, Genética, aspectos clínicos o enfoques y tratamientos alternativos, impartidos por nuestros asesores científicos (todos están disponibles en video).
Además, COBRA está recogiendo firmas para suscribir un manifiesto por un debate científico y público que ya cuenta con el apoyo, entre otros, de Javier Sádaba, Manuel Delgado, Agustín García Calvo, Isabel Escudero, Antonio Escohotado, Fernando Sánchez Dragó, Fernando Arrabal, Eduardo Subirats, Raúl del Pozo, Antonio López, Víctor Manuel o Ana Belén. Si quieres participar en esta campaña, pídenos el texto.
Pero esta no es la única forma de ayudar es esta batalla por la vida: puedes asociarte, pedirnos material y difundirlo, asistir a los cursos y encuentros organizados en tu zona, apoyar la celebración de los actos (más de 40 asociaciones, ateneos, tiendas y publicaciones lo hacen), suscribir la convocatoria del premio ¿Existe el VIH? (Junto a Luna Hiena y el Centro de Estudios Naturistas) actuar desde los colectivos para presionar a los responsables públicos, traducir textos, escribir o llamar a los medios de comunicación… COBRA no tiene más ingresos que las cuotas de los socios y el dinero procedente de la venta de material, lo cual supone enormes limitaciones pero también una garantía de libertad e independencia.
En pocos años, miles de etiquetados van a contribuir a destapar las mentiras del SIDA. La cuestión es: ¿lo harán activamente, luchando por su salud, y evidenciando un marketing perverso, o pasivamente, aportando sus cadáveres? ¿Cuántos seres humanos tendrán que morir antes de que los profesionales se replanteen los manidos conceptos que aprendieron en la Facultad? No se trata de hacer descarrilar el tren del SIDA, llevémoslo a una vía muerta para desguazarlo y aprender de él; y sobre todo, comencemos a desmantelar y rehacer la red viaria: restituyamos la raíles de la trampa cuyo destino es la muerte, por las vías de comunicación que se pierdan en las entrañas de la red de la vida.
Jesús García Blanca
Maribel Jiménez Heredia