UN MARAVILLOSO MUNDO DE COLORES

El escenario donde se desarrolla la obrita es el de un paisaje lunar. No hay nadie en el escenario pero al fondo brillan las estrellas. De repente puede escucharse un gran estruendo, como si un gran estruendo, como si un gran objeto metálico colisionara contra el planeta. De uno de los lados del teatrito sale un HOMBRE con corbata incluida, no lleva escafandra ni traje espacial.

HOMBRE:
– ¿Dónde estoy?. ¿Qué mundo es este?. ¿Quién lo habitará, serán comestibles?.

En ese momento entra en escena un SELENITA que cruza todo el escenario para desaparecer por el otro lado.

HOMBRE:
– ¿Qué es eso?, ¿se le podrá domesticar?. ¿Cuántas dosis de radioactividad podrá resistir antes de desintegrarse?, ¿servirá para limpiar el interior de los reactores nucleares?, ¿qué experimentos podrá soportar sonriendo?, ¿se le podrá vender al peso?. Ven bonito…
¿quieres un hueso?, pitas, pitas, pitas… toma bichito, ven…

Cuando el SELENITA está lo suficientemente cerca el HOMBRE le golpea con una cachiporra hasta reducirle apresándole con una cadena.

SELENITA:
– ARG, ARG, ARG (agitando los brazos)

HOMBRE:
– ¡Calla bicho, calla! (agitando la cachiporra sobre el SELENITA)

SELENITA:
– Arg, ay, arg, ay, arg, ay

HOMBRE:
– ¿Ves que fácil?

SELENITA:
– Ya lo creo

HOMBRE:
– ¡Pero si habla!

SELENITA:
– Si, hablo

HOMBRE:
– ¿Y disecado hablas también?

SELENITA:
– ¿Disecado?

HOMBRE:
– Te sacamos las tripas y después te echamos algún tipo de acidulante. Tu eliges la postura. Como la nariz de Lenin o el cuerpo incorrupto de Juan XXIII.

SELENITA:
– Mola

HOMBRE:
– Sí, mola. Y mola mucho. Hay gran futuro en la momificación.

SELENITA:
– ¿Y cuándo?

HOMBRE:
– En cuanto lleguemos a la tierra te extirpamos algo, te amputamos un miembro y te metemos en formol. Podrás servir a la ciencia, al circo mundial, y al arte contemporáneo simultáneamente.

SELENITA:
– ¡Oh, la tierra!

HOMBRE:
– ¿Conoces la tierra?

SELENITA:
– No

HOMBRE:
– La conocerás. Somos una gran familia. Todos amigos, todos iguales. Todos con diez dedos salvo los mancos, todos cantando bajo la ducha. Mola.

SELENITA:
– Mola

HOMBRE:
– Si, mola. Y mola mucho… pero cuéntame querido bicho. ¿Tienes otros amigos como tú?, ¿teneis oro?, enséñame los dientes. ¿Poneis huevos?, ¿sois cultivables como el champiñón ?, ¿vivís en lugares húmedos y oscuros?, ¿sois inmunes al dolor?, ¿cuánto pesais?, ¿teneis apetito? Entonces necesitareis pienso, vosotros los fabricareis y nosotros os lo venderemos.

SELENITA:
– ¿Vender?

HOMBRE:
– Comprar

SELENITA:
– ¿Mola?

HOMBRE:
– Si, mola. Y mola mucho. Ya sabes, te ponemos precio y sales a subasta y después premio; se te adereza con estrógenos químicos, dioxínas, pesticidas y finalmente te lanzamos una bomba nuclear de bolsillo que te recalienta los dedos del pié. A los más aplicados les implantamos un cerebro electrónico. Podrán abrir y cerrar la nevera a velocidad supersónica. En definitiva, un maravilloso mundo de colores.

SELENITA:
– Insólito.

HOMBRE:
– Pareces inteligente, por lo que se te dará bien obedecer órdenes. ¿Y tragar?, ¿y hacerte una liposucción?… bien, esto te llegará por añadidura. ¿Qué más quieres?, ¿un zumo? Te exprimiremos. ¿Una silla ergonómica? La tendrás eléctrica. ¿Un trabajo? Será mecánico. Traga amigo, traga, la vida te será más fácil.

SELENITA:
– Un maravilloso mundo de colores

HOMBRE:
– ¿Te vienes por güevos?

SELENITA:
– Me has convencido

HOMBRE:
– Olvida el pasado y reniega del futuro, el presente exige VISA. Ve llamando a tus amigos y que vayan construyendo una cápsula de desechos fecales para ir adaptandoos. Con ella os teletransportaremos a un parque temático de todo a un Euro. ¿Mareos? Os aplicaremos un enema de prozac.

SELENITA:
– ¿Puedo llevarme las cabezas?

HOMBRE:
– ¿Qué cabezas?

SELENITA:
– Las cabezas de los jefes con las que jugamos al fútbol.

HOMBRE: (Disgustadísimo)

– Reniega de tu hobby si no quieres perder la tuya… ipso facto. Mejor colecciona horas extras y deposita tus michelines en la cápsula de desechos fecales en vísperas de tus vacaciones veraniegas con HALCON VIAJES. Y si tuvieras un leve recuerdo de haber vivido un tiempo en un mundo de iguales, olvídalo, pues es enfermizo e imposible. Recuerda que la realidad solo existirá en la pantalla de televisión, más concretamente en las series americanas. Lo demás serán rumores infundados. No les des ningún crédito.

SELENITA:
– Comprendo.

HOMBRE:
– Pero puedes llevarte un embudo. Te lo coseremos a la boca.

SELENITA:
– Un maravilloso mundo de colores.

HOMBRE:
– Te repites, eso es bueno… ya vas pillando el rollo. ¡Pero basta ya de charla! ¿Y tus brazos? Entrégamelos inmediatamente, quedan confiscados… y a cantar:

En la vieja factoría ia ia o
En la vieja factoría ia ia o
Tus hijos transgénicos también la cantarán. Repite conmigo:

En la vieja factoría ia ia o
En la vieja factoría ia ia o

SELENITA:

En la vieja factoría ia ia o
En la vieja factoría ia ia o

El HOMBRE golpea al SELENITA entusiasmado mientras canta y le arrastra por los suelos por todo el escenario desapareciendo de escena.

Se baja el telón.

Unos altavoces estratégicamente situados emiten la canción para todo el público que no para de repetir cantando.

PÚBLICO:

En la vieja factoría ia ia o
En la vieja factoría ia ia o

Los espectadores se levantan cantando la canción y se dirigen al trabajo y a la compra, y en una frenética carrera hacia la nada, un telón descomunal les cae encima, pareciendo todos ellos asfixiados.

Termina la función definitivamente.

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