M. C. D.

Antes de que Don Diego fundara la muy noble, muy leal e invicta villa de Bilbao, ellos ya estaban en la bajera. Se llaman M.C.D. y su sexto disco, amén de toda su trayectoria, merecen lo que sigue y mucho más. M.C.D. o la obstinación de la rebeldía, M.C.D. o el punk bajo la piel. M.C.D. o el punk hasta el tuétano. Tres letras talladas a punta de navaja en la puerta de una iglesia. M.C.D.

Kabreado 14-9-96. El frío peleaba a cara de perro. El pogo nunca fue más necesario. Sabía tres cosas: que no hay noche sin día, que no hay libertad sin anarquía y que los M.C.D. habían musicado mi jodida vida. Había que entrevistarlos. «Ya era hora de que EZ se acordara de nosotros» me espetaron. nacieron en el 78 y en ningún momento han dejado de hacer ruido. Terapia de ruido para sacar los pies de este cubo de basura que algunos llaman Estado del Bienestar. Veinte años de carretera dan para mucho de lo bueno y para algún que otro traspiés.

Yo no los incluiría en el fenómeno RRV, pues no levantaron la parafernalia exigida y la formación no acabó de asentarse hasta el 86 debido a la mili, las borracheras y el ir y venir de músicos. Una bronca en la Herriko de Bilbo Zaharra tampoco ayudó a la colaboración de ambos mundos. Más tarde Rockan diría que la izquierda abertzale aceptó que los punks eran «tan rojos y tan vascos» como los que más y a partir de entonces el clima mejoró de manera notable.

También vivieron un rifi-rafe con un sector del feminismo por el contenido de una canción, pero quizás el peor recuerdo de estos botxeros provenga de la industria discográfica. No se identificaron con el sonido de Bilboko Gaztetxean y posteriormente se sintieron defraudados con el sello Basati. «Hay que decirlo claro, son unos ladrones y engañan a los grupos que empiezan» nos comentaron al preguntarles el porqué de que la banda introdujese publicidad contra el sello en El Tubo. Algo ha llovido desde entonces. De los golpes se aprende y con las discográficas no hay duda, «Nosotros vendemos el máster y pasamos de royasties, que luego ya se sabe lo que pasa».

No obstante, estos y otros escollos del camino quedan en nimiedades comparados con los buenos momentos, los conciertos y los muchos y buenos temas que se agolpan en mi cabeza.

CENSURA CONTINUA

Estos hooligans bilbotarras tampoco han tenido mucha suerte a la hora de hacer públicos sus trabajos a través de medios de comunicación no alternativos. La canción «Athletic» no era pinchada porque podía herir susceptibilidades, en opinión de Euskadi Gaztea. Ellos tachan de tontería este hecho y a propósito del silencia mediático no se andan con rodeos «La censura es constante y se nos impone por otras causas. lo del himno del Athletic es anecdótico», mantiene el batería.
Evidentemente, el nombre de la formación, sus letras anarcas, ácidas, barriobajeras y descarnadas y el sonido que profesan no tienen ni tendrán adeptos ni en la radiofórmula ni en El País de las Tentaciones, porque en estos tiempos no abunda la heterodoxia.

Los emecederos jamás han escatimado en arrojo. Un repaso a sus seis larga duración y al siete pulgadas de subversión antinavideña deja claro el nivel de compromiso de esta banda. Algun@s dirán que seis trabajos en veinte años demuestran cierta vagancia, pero de eso nada, y si no que se lo pregunte a las paredes del local de la calle Servet. Ellos saben de los ensayos y del difícil parto que suponen las letras. las paredes y l@s que seguimos de cerca sus pasos.

De todas formas, aunque lo dicho no justifique tan pocas apariciones en disco, el hecho de que en los cinco discos de temas propios, en el single y en el de versiones hayan sido la banda sonora de muchos momentos vividos y sufridos, acaba por justificar esta famélica discografía. verdaderos himnos que se pegan a la piel como la camiseta del «Jódete» en un día de agosto, y que han musicado noches de desquicie, desesperación, rabia, lucha y desamor, como muy pocas bandas lo han hecho.

BIRRAS EN EL KRONEN

Donde si encontraron un buen apoyo fue en el realizador navarro Montxo Armendariz. El creador de «Tasio» y recientemente premiado por «Secretos del corazón» tuvo que vencer alguna que otra presión para incluir el tema «No hay sitio para ti» en «Historia del Kronen». No cedió y el resultado ahí está, sin duda la mejor canción de la cinta, por fuerza y sinceridad, por sangrante y desesperada. El hecho de incluir este tema les ha salvado del cerco informativo al que se les somete. «Ha servido para mucho. Pueblos de Extremadura nos han conocido a través de “no hay sitio para ti”, por ejemplo», asegura Jimy entre caña y caña. No en el Kronen, sino en Kabredo (Nafarroa).

En la actualidad Tonino lleva el peso en el micro. El que fuera cantante de Putakaska tuvo que dedicarse en exclusiva a su trabajo; no obstante, el bueno de Sueko dejó el pabellón bien alto tras el reto de suplir a un peso pesado como Rockan. El primer voceras de los de Sestao emigró a tierras más cálidas y en el Alicante donde el gusanillo se le ha vuelto a despertar.

Siempre me ha impresionado esa capacidad para facturar un punk-rock de muchos kilates, pero quizás son algunas de sus letras las que a fuego mejor se han impreso en mis retinas. «Estoy aquí sentado / esperando ver aparecer / la sombra de la muerte / que me venga a recoger», la letra de ese r’n’r libertario que es el «A-68»; o aquel verso que dice «No me busques en la zona / No preguntes más por mí / Desde aquel último beso / Soy como el viento de abril», no provocan corte, sino desgarro. Tienes que vivir cada uno de sus discos para saber de lo que te hablo. Mis ojos dicen más que estas palabras, pero eso tú no lo puedes ver.

Tiene que estar al caer su sexto golpe «Podemos adelantarte que habrá un tema titulado “rotaflex”, en solidaridad con los Solidarios» nos advirtieron. Los esperábamos para marzo, pero al cerrar esta edición no nos ha llegado la noticia del alumbramiento. El vástago será punk-rocker, se llamará M.C.D. y será GOR la comadrona.

Cualquier día de estos, vuelvo a cantar con ellos el «A-68»; con permiso de Tonino, claro. A dios pongo por testigo de que M.C.D. es el punk que nace del tuétano.

Josu Arteaga

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