Militancia de Mahalla al-Kubra
Lunes 26 de noviembre de 2007 por CEPRID
Joel Beinin Merip/CEPRID 26 - XI - 07 Traducido por: Meysalun Cage
Por segunda vez en menos de un año, en la última semana de septiembre, los 24.000 trabajadores de Misr Spinning and Weaving Company de Mahalla al-Kubra se unieron en huelga y ganaron. De la misma forma que lo hicieron la primera vez, en diciembre del 2006, los trabajadores tomaron la gran fábrica textil de la ciudad del Nilo Delta y rechazaron los esfuerzos iniciales de mediación del Partido Nacional Democrático de Egipto (NDP), actualmente en el poder. En esta huelga hubo todavía mucho más militancia que en la de diciembre. Los trabajadores establecieron una fuerza de seguridad para proteger los locales de la fábrica y amenazaron con ocupar también la sede administrativa de la compañía. Su resistencia contradice las ilusas afirmaciones del gobierno egipcio y de algunos medios de comunicación sobre que la ola de huelgas del 2004 al 2007 había llegado a su fin.
Lo más importante es que si se mantienen las promesas hechas por el gobierno, el sector trabajador de Mahalla habrá alcanzado una gran victoria que probablemente tendrá repercusiones en la industria textil egipcia, o más allá. Luego de parar la producción por menos de una semana obtuvieron un bono pagable inmediatamente equivalente a 90 días de pago. Una reunión con la asamblea general administrativa de la compañía, que se realizará pronto, incrementará este bono a por lo menos 130 días de pago. Además, se formará inmediatamente un comité en el Ministerio de Inversiones para negociar incrementos en compensaciones extra por la naturaleza peligrosa de este trabajo y por gastos de vestimenta. El pago de incentivos estará vinculado al pago básico y sujeto a un incremento de 7% anual. La junta directiva de la compañía será disuelta y el Gerente General Mahmoud al-Gibali será despedido. Los días de huelga se considerarán como vacaciones pagadas.
Así como en muchos de los paros que han conformado la ola de huelgas en estos últimos tres años, las causas inmediatas del descontento del sector trabajador del Misr Spinning and Weaving son económicas y locales: bonos no pagados y denuncias de corrupción en el área administrativa. Pero existen elementos importantes entre los huelguistas de Mahalla que están enmarcando sus esfuerzos de ahora en una lucha política profunda con implicaciones a nivel nacional. Están desafiando directamente las políticas económicas y la legitimidad política del régimen del Presidente Husni Mubarak. En este desafío han recibido apoyo no sólo de la población de Mahalla, sino también de trabajadores de la fábrica textil de Kafr al-Dawwar y de Shibin al-Kom, de los trabajadores del ferrocarril y de intelectuales de la ciudad.
PROMESAS INCUMPLIDAS
La huelga en Mahalla al-Kubra fue impulsada por las promesas incumplidas hechas al concluir el antecedente de este diciembre del 2006. En ese entonces, los trabajadores aceptaron el bono anual equivalente a 45 días de pago, en lugar del de dos meses de pago que se les había prometido en marzo. Y para compensar, el Ministro de Inversiones, Mahmoud Muhi al-Din, acordó que si la firma ganaba más de 60 millones de libras egipcias en beneficios en el año fiscal que finalizaba en junio, el 10% de esos beneficios serían distribuidos entre los empleados. Como las estadísticas egipcias son manipulables, sólo es posible decir que Misr Spinning and Weaving obtuvo beneficios entre 170 y 217 millones de libras el pasado año fiscal.
Como consecuencia, el sector trabajador reclamó que se le debía bonos equivalentes a cerca de 150 días de pago. Pero había recibido sólo el equivalente a 20 días. También demandaron incrementos en los gastos por vestimenta y en los incentivos de producción. Finalmente, los trabajadores sostuvieron que al-Gibali realiza extravagantes viajes al exterior, como muestra de la corrupción y mala gestión que estaban acabando con los recursos de la compañía. Los trabajadores están completamente conscientes de que este es su dinero, ya que Misr Spinning and Weaving es la firma más importante del sector público en Egipto. “¡Sálvennos!, ¡Estos ladrones nos han robado! (Ilhaquna! Al-haramiyya saraquna!)”, lee una de las pancartas levantadas ante las cámaras y mostradas en Al-Jazeera Inglés. Los huelguistas piden que Gibali sea sancionado según la investigación.
La problemática económica causante de esta huelga, era que la calidad de vida de la mayoría de los trabajadores, así como de los funcionarios y otros (para no mencionar a los desempleados ni a los empleados marginados), se estaba deteriorando de manera agresiva por la fuerte inflación. En Egipto, el anterior gobierno “Árabe Socialista” todavía subsidia un par de productos básicos –pan y gasolina— por lo que sus precios están sujetos a regulaciones del control central. Pero incluso aunque el “mercado” determine la mayor parte del costo de la vida, los precios tienden a subir en tiempos predecibles. Los aumentos modestos en el verano son normales y no generan controversia, ya que los millones de trabajadores del sector público reciben sus aumentos anuales en julio. Pero el incremento de precios del 2007 se produjo después del período de las tasas de inflación anual, tan altas como 12% (según reportes de fuentes del gobierno; estimados no oficiales son mucho más altos). En septiembre, la Agencia Central para Movilización Pública y Estadísticas anunció que el precio de la comida había aumentado 12.4% anual. Los vegetales frescos, que se cultivan abundantemente en todo el país, encabezan la lista con un pasmoso incremento del 37,6%. El impacto de estos aumentos de precios, se han exacerbado por la celebración del mes de Ramadán por los musulmanes. Después de abstenerse de comer y beber durante el día, es una tradición para los musulmanes, desayunar o romper el ayuno con una fabulosa cena iftar. Muchos musulmanes en Egipto ahorran todo el año para poder comer carne durante el mes de Ramadán, pero los precios ahora están resultando prohibitivos.
“ENCONTREMOS NUESTROS DERECHOS”
Al igual que en el pasado, portavoces del gobierno denunciaron que los trabajadores de Mahalla habían sido “incitados” por los Hermanos Musulmanes y otros partidos políticos de oposición, pero esta acusación no tiene fundamentos. Cuando representantes del Consejo Nacional de Derechos Humanos patrocinado por el régimen visitó Mahalla para investigar, muchos trabajadores mostraron su carné de militancia del NDP (Partido Nacional Democrático). Líderes de la huelga repetían frecuentemente que lo suyo era un movimiento de trabajadores, y que los partidos de oposición tienen poca credibilidad, muy poco que ofrecer a los trabajadores y no tienen nada que ver con ese movimiento.
De hecho, los trabajadores no tienen una posición política unificada. Algunos tienen esperanzas de que Husni Mubarak intervenga para obligar a pagar los bonos e incentivos, quizá por el récord del régimen de cumplir las demandas económicas en muchas de las huelgas de la ola que va del 2004 hasta el 2007. Otros son más militantes e identifican al régimen como su enemigo. Karim al-Buhayri, trabajador de 23 años, escritor de un blog árabe muy leído, llamado Egyworkers, dijo “Encuéntrennos otra sociedad para vivir en ella, encuéntrennos otros gobernantes que nos gobiernen, o encuéntrennos nuestros derechos.” Él cuelga clips de video sobre las consignas de los trabajadores (disponible en el blog 3Arabawy de Hossam el-Hamalawy): “¡No seremos gobernados por el Banco Mundial! ¡No seremos gobernados por el Colonialismo!”. El 28 de septiembre, el sindicalista veterano Sayyid Habib dijo en la radio de la Voz de América, que “Estamos desafiando al régimen”.
La Oposición al régimen toma también la forma de la Oposición a la Federación de Sindicatos de Egipto (ETUF), que aunque nominalmente representa a todos los trabajadores organizados del país, es en realidad un brazo del Estado. Los trabajadores de Mahalla renovaron su llamado para impugnar a los sindicatos locales, que son los que reportan al ETUF y se han puesto del lado del régimen y la gerencia de las empresas en el 2006 y el 2007. En marzo, 14.000 trabajadores de Mahalla firmaron peticiones de apoyo a esta demanda. Los representantes del ETUF fueron completamente inútiles en la huelga de septiembre. El líder del comité local de la fábrica renunció luego de ser golpeado por los trabajadores y llevado al hospital. El secretario general de Mahalla, Husayn Mugawir, anunció que no visitará Mahalla hasta que se haya resuelto la crisis.
EL RÉGIMEN ASEDIADO
El triunfo de la huelga de Mahalla llegará cuando el régimen de Mubarak se encuentre cercado desde varios frentes. Ahora está azotando a periodistas independientes, encarcelándolos, acusándolos por cargos ridículos como “insultar a los líderes del Partido Nacional Democrático”. Uno de los periodistas más combativos de la oposición, Ibrahim ‘Isa, editor del diario al-Dustur, será juzgado en octubre por publicar información falsa sobre la salud del presidente. Durante agosto y principios de septiembre, hubo rumores persistentes sobre que el Presidente Mubarak estaba gravemente enfermo o incluso muerto. (‘Isa iba a tener que enfrentar una corte de emergencia de seguridad del estado, cuyos fallos no pueden ser apelados, y casi nunca se decide a favor del acusado, pero el 28 de septiembre el gobierno anunció que Isa comparecerá ante una corte criminal regular). Mohamed el-Sayed Said, editor del nuevo diario liberal de izquierda al-Badil (y editor colaborador de Merip), está siendo investigado por cargos similares. La prensa independiente se manifestó el 7 de octubre en protesta ante el restringimiento dramático de las posibilidades de expresión de la prensa en las últimas semanas.
Siguiendo la misma línea, varios miembros del Partido Nacional Democrático, que decían estar cumpliendo sus obligaciones como ciudadanos patriotas, han presentado cargos contra Saad Edwin Ibrahim, profesor de sociología de la Universidad Americana del Cairo, por “dañar los intereses económicos egipcios”, luego de que él escribiera un artículo en el Washington Post, exhortando al Congreso a cortar la ayuda militar a Egipto hasta que mejore sus historial de derechos humanos. Ibrahim pasó más de dos años en la cárcel, desde 2002 a 2004, durante este tiempo su salud se deterioró gravemente, luego de que la corte de seguridad del estado lo condenara por una serie de cargos falsos. Más tarde salió completamente reivindicado. Pero esta vez Ibrahim ha decidido renunciar a la posibilidad de entrar en la cárcel, permaneciendo en el exterior, pero no en silencio, hasta que se aclare la tormenta.
El régimen también está implicado en una constante controversia que involucra a jueces de Egipto, que persisten en tratar de ejercer su rol constitucional aún cuando entren en conflicto con los dictados del palacio presidencial, y así crean una credibilidad generalizada entre los intelectuales y la clase media. Desde las elecciones parlamentarias del 2005, cuando los jueces señalaron numerosos casos de votos fraudulentos, aunque no pudieron impedir que los Hermanos Musulmanes ganaran sin precedentes 88 puestos, el régimen ha optado por manipular el mandato de los jueces para controlarlos más fácilmente. Jueces de pensamiento independiente han sido transferidos, o han visto sus salarios bajar drásticamente mientras critican y resisten ante las castraciones de la magistratura.
El movimiento Kifaya por la democracia, proclamado “clínicamente muerto” en las páginas de al-Badil a principios de mes, realizó una manifestación de solidaridad con los trabajadores de Mahalla la noche del 27 de septiembre. Cerca de 150 activistas fueron acorralados frente a las puertas del Sindicato de Periodistas por la policía antimotín y matones vestidos de civil de la Seguridad del Estado. No se les permitió irse sino muy tarde en la noche, una nueva táctica en los esfuerzos creativos del régimen para intimidar la oposición de cualquier manera. (Un reporte no confirmado en el Daily News Egypt dice que los manifestantes se quedaron de manera voluntaria hasta tarde porque la Seguridad del Estado había detenido a dos de ellos, y Kifaya exigió la liberación de sus camaradas antes de dispersarse.) Al mismo tiempo, cerca de doce miembros del Partido Ghad (Mañana), cantaron consignas desde el balcón de la sede de su partido, con vista hacia la Plaza Tal’at Harb en el centro del Cairo, denunciando el ataque del régimen a la libertad de prensa y el aprisionamiento del ex líder del partido, Ayman Nour, por cargos inventados. Miles de oficiales de la seguridad, de distintos cargos, fueron desplegados a lo largo del centro del Cairo la noche del 27 de septiembre para enfrentar estas graves amenazas al orden público y a la estabilidad del régimen, una de las muchas indicaciones de que el aparato de la seguridad del estado, autoridad máxima de Egipto, ha perdido el sentido de proporción.
El 24 de septiembre, mientras la Secretaria de Estado, Condolezza Rice cenaba en Nueva York con el ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, la Casa Blanca anunció estar “profundamente preocupada” por las medidas represivas contra los periodistas disidentes y por el cierre de la Asociación para Ayuda Legal de Derechos Humanos, por haber recibido fondos del exterior sin recibir permiso previo del gobierno. En el Cairo, estas declaraciones sin fuerza, están hoy en día normalmente descartadas como una interferencia no justificada en los asuntos internos de Egipto.
ATRINCHERADOS
De regreso en Mahalla al-Kubra, los trabajadores se mantuvieron atrincherados en la gran textilera. 8 líderes de la huelga fueron arrestados el tercer día. Y la comprensiva policía local los liberó dos días después, entre ensordecedoras consignas de aprobación de sus colegas. Pero la propuesta de compromiso de pago inmediato de 40 días de bono que presentaron a los manifestantes fue rechazada por estos de manera burlona. Los líderes, que se vieron obligados a presentar esta oferta como condición para su liberación, anunciaron que la huelga continuaría de manera indefinida. Hubo apoyo del exterior para un esfuerzo largo y militante, lo que representó una amenaza que llevó al líder de ETUF, Mugawir (rompiendo su compromiso reciente) y a oficiales de la compañía a la mesa de negociación en Mahalla, según una declaración emitida por la Coordinación del Comité de Trabajadores. Negociaciones de alto nivel como esta no habrían ocurrido a no ser por petición de la Seguridad del Estado.
Sin duda que la expresa retórica política de los manifestantes ha preocupado tanto al Estado como los millones de dólares que dicen los gerentes de la compañía estar perdiendo cada día que transcurre de la manifestación. Muhammad al-‘Attar, un líder de la manifestación arrestado, y activista del Centro de Sindicatos y Servicios a los Trabajadores, con sede en el Cairo, inmovilizado por el régimen durante el verano, fue un organizador clave en la petición de marzo para despedir el comité de sindicato local, lo que el ETUF sigue ignorando. El 27 de septiembre, luego de haber sido liberado de la cárcel, al-‘Attar reiteró su demanda de una mayor responsabilidad en el movimiento laboral egipcio. Dijo al Daily News Egypt, “Queremos un cambio de estructura y de jerarquía en el sistema sindical de este país… La manera en la que están organizados los sindicatos en este país, está completamente errada, desde arriba hacia abajo. Está organizada de manera que parece que nuestros representantes son electos, pero en realidad están asignados por el gobierno.”
La “preocupación” de la administración Bush, sobre el destino de la democracia en Egipto, se debe contrastar con su emergencia actual al respecto. En un discurso, en una reunión antes de lftar , luego de salir de prisión, Muhammad al-‘Attar dijo, “Quiero que todo el gobierno renuncie… Quiero que el régimen de Mubarak llegué a su final. La política y los derechos de los trabajadores son inseparables. El trabajo en sí mismo es político. Lo que estamos presenciando aquí ahora; esto es tan democrático como sea posible.”
Joel Beinin es director del Centro de Estudios del Medio Oriente en la Universidad Americana del Cairo.
(1) Nota de Traductora: Iftar: Es el desayuno o cena luego de haber ayunado durante el día.
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