Durban II: ni un paso atrás, pero tampoco adelante
Sábado 2 de mayo de 2009 por CEPRID
Santiago González
CEPRID/CSCA
La Conferencia Mundial contra el Racismo, Durban II así llamada porque revisaba el escenario y plan de ación de la primera Conferencia celebrada en Durban (Sudáfrica), celebrada en Ginebra (Suiza) entre los días 20 al 24 de abril, en las instalaciones de las Naciones Unidas, acabó pronto, antes de empezar.
Esta Conferencia Durban II no ha tenido el marchamo de la primera, celebrada en el año 2001, al calor del país sudafricano que ha sufrido el apartheid, política de segregación racial y por lo tanto de racismo institucionalizado. Allí hubo una gran participación de las ONG’s, entre ellas con gran protagonismo palestinas y árabes que lograron que su rechazo a la ocupación de Palestina, el Muro y las leyes raciales israelíes … se plasmase en el texto y en el imaginario mediático de esa Conferencia. La Ley de Ciudadanía, que permite la concesión de la nacionalidad israelí por ser judío y se rechaza la vuelta de los naturales o sus descendientes palestinos a sus hogares; la del Fondo Judio, que permite la expropiación a los árabes, las normas urbanísticas de Jerusalén que no permiten la construcción a las familias árabes; las expropiaciones de los recursos hídricos y la venta de agua a diferente precio, según sea palestino o israelí,… son ejemplos de las políticas coloniales y racistas israelíes.
Esa Conferencia Durban I fue radical hasta el punto de que el Gobierno de Israel y su alter ego estadounidense la rechazaran y la considerasen que había que boicotearla. Boicotearla desde el comienzo. Desde el día siguiente al finalizar Durban I y eludir sus consecuencias.
Así, han pasado demasiados años desde Durban I, hasta que ha llegado la Conferencia Durban II, 8 años. Y entre medias una labor de zapa que ha intentado, simplemente, que dejase de ser referencia política.
El objetivo declarado de Israel, Estados Unidos y otros Gobiernos, como Canadá y la complicidad de ciertos gobiernos europeos, Chequia, Alemania era que ‘se empezase desde cero’ como si Durban I no hubiera existido y se dejase de señalar como racista, la política israelí, y en caso de que se hiciese esa crítica tacharla de antisemitismo. En cualquier caso que dejase de ser literatura política.
Durante meses, en un procedimiento oscuro y cooptación de ciertas ONG’s a las que se las filtraban textos, pero tampoco se las reunía, se iba trabajando un texto, aunque Israel y Estados Unidos ya habían anunciado su rechazo a participar, acusando todo de antisemita y focalizado contra Israel.
Otros problemas también han planeado en la supervivencia de la propia Conferencia, las más importantes eran la petición por parte de unos Gobiernos a que se expresase la reclamación y reparación económica a los países antiguos esclavistas por esa lacra de la humanidad. También, la persecución de la difamación de las religiones y su afectación a la libertad de expresión. Finalmente, la discriminación, incluso con persecución penal a las personas homosexuales.
Estados Unidos, finalmente en febrero, ya siendo Obama, Presidente, quiso estar presente en la discusión ‘técnica’ de los borradores y parecía que eso iba a desatascar la Conferencia e incluso lograr la participación de los países que habían rechazado su participación.
Pero la táctica empleada fue cambiar el texto o evitar que se incluyeran párrafos que molestaran a Israel. Se pasó en un santiamén de un borrador en enero de 45 páginas a otro no negociable de 18 que, en la práctica ha sido la versión final. En esa carrera de diluir Durban I, acercándose la fecha de la inauguración, el texto ya recogía referencias al Holocausto, al genocidio –sin incluir crímenes de lesa humanidad o la ratificaión del Estatuto de Roma de la Corte Criminal Penal-, y evitaba la palabra palestina en todo su texto. Pero aún así, el Gobierno de Estados Unidos y demás no logró su objetivo último: que desapareciera cualquier referencia a Durban I.
Y esa es la clave, menor para algunos, pero relevante, de que Durban II no haya retrocedido. Así el Primer párrafo de la Declaración de Durban II, reza lo siguiente:
“Reafirma la Declaración y el Programa de Acción de Durban tal como se aprobaron en la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en 2001”. No hay retroactividad como querrían algunos que persisten en sus políticas ciegas de discriminación. Como si todo estuviera permitido y reinasen en la impunidad. Se puede decir que hay un ’suelo’ declarativo consolidado.
Ceremonias de la confusión. Otra cosa es cómo se ha preparado escénicamente la Conferencia y cual es el papel jugado en ella por las diferentes plataformas solidarias. Los que hemos estado allí, coincidiremos en que ha habido por parte de los organizadores una permisividad a inscribir conferencias a organizaciones judías o de otras organizaciones que, sin tener ese nombre en su razón social, cubrían temas queridos por ese sionismo que quiere patrimonializar el holocausto y el genocidio como único tema y únicos dolientes de esos crímenes.
La clave era que los organizadores de las Naciones Unidas para facilitar, suponemos, la incorporación o el no desestimiento de determinados Gobiernos plantearon que no se harían seminarios ‘israelíes’ o ‘palestinos’ para no focalizar sobre ese ‘conflicto’ la Conferencia. Efectivamente no hubo ningún seminario ‘israelí’ pero hubo tantos seminarios promovidos por entidades ‘judías’ y similares que coincidían a la misma hora (¡), hasta el punto de que racistas como Alan Dershowitz que defiende la tortura, los asesinatos selectivos, la transferencia de los árabes israelíes y lo que se tercie tenían que competir para atraer a los miembros de las asociaciones de jóvenes judíos franceses o europeos para ocupar unas aulas, insuficientes, para la cantidad extrema de delegados y delegadas sionistas inscritos. Por su parte los delegados palestinos no eran muchos, no estaban mentalizados y no trajeron mucho material para repartir. No habían logrado inscribir, ni ellos, ni otras ong’s, supongo que por falta de pericia u de lobby en los formatos estrella seminarios.
Mahmud Ahmadineyad, Presidente iraní, instrumentalizando la causa palestina
Particularmente, considero que la disminución de nivel diplomático de las cancillerías europeas a la Conferencia dio alas a la intervención instrumental del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, sobre el tema palestino. España, como otros, estuvo presente por el embajador permanente en las Naciones Unidas en Ginebra, que trata igual de la normalización de tornillos que la numeración de las ondas cortas de radio, sin mandar a nadie de ningún Ministerio.
Da igual saber que en estas Conferencias, nadie escucha. Y por eso ya estaba decidido por parte de los países europeos, dirigidos por la presidencia checa (la misma que dijo que los ataques israelíes en Gaza era autodefensa y que el Gobierno cercado de Hamas tenía la culpa de todo) irse en cuanto hablase el Presidente iraní. Éste no dijo cosas no sabidas o novedosas, aunque se fue en persa –traducido al inglés- por generalidades en lugar de recitar cosas concretas en las que se fundamenta el racismo israelí. Pactado estaba por parte europea irse, como lo estaba el discurso del siguiente orador, tocaba a Noruega, decir cosas que decían que había dicho el iraní y que no había dicho. Por cierto en Noruega hay una demanda admitida, presentada por los crímenes recientes de Gaza. ¡Veremos como les tratan los sionistas cuando se divulgue este hecho!.
Chequia aprovecho para irse de la Conferencia y tuvo que ser el representante sueco el que hablase, a los dos días siguientes, el que hablase en nombre del conjunto de la Unión Europea que, reafirmándose en la Declaración y por tanto en Durban I, hizo toda clase de improperios y distanciamiento al discurso del Presidente iraní, cosa que repitieron todos los embajadores europeos presentes en una competición tuerta, dado que miraban el dedo del discurso de Mahmud Ahmadineyad y no el fondo del racismo sionista.
El discurso de Ahmadineyad estaba claro que iba a lograr apoyos en los ambientes árabes y musulmanes y lograr una pírrica victoria en la pugna de liderazgo de esas áreas entre Turquía e Irán, pero a costa de instrumentalizar el drama palestino y laminar la capacidad de fuerza de los movimientos solidarios de la causa palestina en los países occidentales. El linchamiento mediático que ha sufrido por omisión la causa palestina en las televisiones y prensa occidental ha sido terrible. A ningún diplomático occidental se le caía la cara de vergüenza diciendo que el ‘conflicto’ israelo-palestino no tiene componentes racistas o que todo se debe a fundamentalistas [terroristas, musulmanes].
¡Que fácil ha sido para los sionistas tapar en esta Conferencia el asesinato de Gaza y la política sionista, por consiguiente racista, que practica Israel! El propósito de hacer tabú, nuevamente, cualquier crítica a Israel, tachando de antisemita y de negacionista del holocausto a cualquiera que lo intentase, fue casi logrado en esta Conferencia.
Conclusión
Pero, a pesar de todo, el lobby israelí no lo ha conseguido. No se ha avanzado, pero tampoco se ha retrocedido. Es cuestión de coger las dos Declaraciones, Durban I y II e ir aplicando caso a caso sus párrafos. Desde el trato a los pueblos indígenas (y autóctonos); hasta el genocidio (Aplicación de la Convención sobre la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio (Bosnia y Herzegovina v. Yugoslavia), párrafos 142-201); el fútbol, también nombrado en la Declaración; el urbanicidio….
Y esos pasos hay que darlos. Durban II sigue dando la posibilidad de seguir utilizando el derecho y las declaraciones internacionales como ariete contra el sionismo y la política colonial israelí. E identificar en la práctica como el sionismo es una política racista. Santiago González es economista y miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (www.nodo50.org/csca)
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