Egipto y México, dos "Días de la Rabia" contrapuestos
Lunes 20 de abril de 2009 por CEPRID
Alberto Cruz
CEPRID
Finales de diciembre de 2008, en México se celebra el "Primer Festival Mundial de la Digna Rabia" para conmemorar el 15 aniversario del levantamiento armado del EZLN en Chiapas. Primeros de abril de 2009, en Egipto los trabajadores y estudiantes convocan un "Día de la Rabia" para conmemorar el primer aniversario de las protestas obreras del sector del textil en contra de las políticas económicas y sociales del gobierno de Mubarak y que lograron paralizar el país.
En el festival de México los asistentes, de todo el mundo, dieron cabida a su rabia virtual por la matanza que el régimen sionista israelí realizaba en Gaza con condenas taxativas tanto a la matanza en sí como al apoyo que la misma recibió de los regímenes occidentales, aunque se olvidaron de que los regímenes reaccionarios árabes alentaron la matanza. En la convocatoria de Egipto, el 6 de abril, los participantes expresaron su repudio a una política que no sólo se ha convertido en cómplice del exterminio israelí hacia los palestinos, sino que encarece el nivel de vida hasta extremos desconocidos cuando el salario mínimo no sobrepasa las 167 libras egipcias (poco más de 21 euros) al mes.
En el festival de México había carpas, talleres, mesas de discusión, exposición de obras de arte, muestras fotográficas y hasta una emisora de radio que transmitía todas las facetas del evento. En la convocatoria de Egipto no había radios que relatasen los enfrentamientos entre los estudiantes de las universidades de Al Fayyoum y Zagazig con fuerzas policiales (con el saldo de 9 heridos y 32 detenidos) ni diesen cuenta de que en el resto del país se impuso un rígido sistema represivo que permitía la detención de cualquier participante en la protesta o que la localidad textil de Mahalla al Kubra, situada en el Delta del Nilo y núcleo de las protestas políticas y sociales contra el régimen de Mubarak (1), amaneció tomada por fuerzas policiales de uniforme y de paisano. En Egipto no ha habido talleres fotográficos que hayan reflejado la protesta y sólo ha quedado algún testimonio en unos cuantos blogs de internet de los propios activistas.
Las crónicas del festival de México han llenado cientos de páginas de cualquier medio alternativo que se precie. Las crónicas de la movilización egipcia han pasado desapercibidas para los medios alternativos. Dos expresiones de rabia muy diferentes, dos expresiones de rabia totalmente contrapuestas. En la de México, del pensamiento no se pasó a la acción más allá de la retórica y de la condena, más o menos firme. En la de Egipto, la acción surgió del pensamiento de que es posible un cambio social y debilitar a un régimen que ha perdido todo atisbo de dignidad nacional al hacer la vista gorda con los bombardeos israelíes en la zona fronteriza de Rafah -que afectaron a territorio egipcio- durante la matanza sionista de Gaza y ha permitido el estacionamiento de fuerzas extranjeras en el Sinaí para cercar aún más a Hamás con la excusa del supuesto contrabando de armas hacia la organización palestina. Allí siguen, por cierto, las fuerzas paramilitares del colaboracionista palestino Mahmoud Dahlan que llegaron a una localidad del Sinaí apenas tres días después de iniciada la matanza sionista (2) a la espera de poder entrar en Gaza para arrojar del control a Hamás.
En el festival de México el éxito fue rotundo, tanto de participantes como mediático. Los zapatistas cuentan con una buena prensa porque tienen un dirigente que utiliza bien la pluma y que ha manifestado en más de una ocasión que no busca ninguna toma del poder. Los zapatistas, tildados por más de un intelectual como la guerrilla postmoderna, sí tienen quien les escriba. No ocurre lo mismo con los huelguistas egipcios, pese a la existencia de audaces escritores de cuadernos electrónicos (bloggers) que intentaron extender la huelga a través de sus escritos y que pagaron con la cárcel su valentía. Tal vez por ello en la convocatoria de lucha de Egipto el éxito fue limitado, tanto de participantes como mediático, debido a la represión iniciada días antes del 6 de abril con la detención de los principales dirigentes políticos y sociales y al silenciamiento de la lucha en los medios. Los huelguistas egipcios no tienen quien les escriba, tal vez porque ellos no son nada postmodernos y sus consignas con muy simples: libertad para los presos políticos, no a la carestía de la vida, aumento del salario mínimo hasta una cantidad digna (sobre las 1.200 libras egipcias), elaboración de una nueva constitución (consigna que debería ser muy querida en América Latina, inmersa en aprobaciones de nuevas cartas magnas), ruptura de relaciones con Israel... Tal vez alguien piense que es un lenguaje antiguo, pero para los egipcios es tremendamente actual. Y por eso, y a pesar de todos los obstáculos represivos, fueron a la huelga en su "Día de la Rabia".
Las principales universidades del país de las pirámides vieron cómo las fuerzas de seguridad penetraban en sus instalaciones prohibiendo actos y deteniendo a estudiantes. En la universidad de Ain Shams fueron 60 los detenidos, en la de El Cairo se cerraron todas las salidas para que los estudiantes no pudiesen llegar hasta las calles de la capital. Los medios de comunicación mostraban imágenes de cantantes loando al régimen y a jugadores de fútbol impartiendo cursos en instalaciones cercanas a los principales centros de enseñanza con el fin de evitar que los ciudadanos secundasen la huelga.
El gran jeque Mohamed Sayed Tantawi no dudó en aparecer en televisión afirmando que la huelga no era legítima. El patriarca copto Shenouda III también se sumó al carro gubernamental haciendo un llamamiento a que los cristianos coptos -hay dos ramas, la católica, minoritaria, y la ortodoxa, mayoritaria- desoyesen los llamamientos a la huelga (3). Tampoco los partidos "liberales" anti-Mubarak, apoyados por Occidente, se sumaron a la protesta obrera-estudiantil.
A pesar de tener todo en contra, los huelguistas no cejaron en su empeño y en barrios cairotas, como Kmamayt, se pusieron barricadas y se interrumpió el tráfico durante horas mientras se lanzaban consignas a favor de la liberación de los presos políticos y de la activación de la decisión judicial de impedir la exportación de gas hacia Israel mientras se nieguen los derechos nacionales a los palestinos (4).
En el Delta del Nilo, al bloqueo de Mahalla el Kubra se unió la prohibición de marchas y manifestaciones. En Port Said el régimen de Mubarak reforzó su control sobre las fábricas y amenazó con despedir a quien participase en la huelga. En Alejandría, los huelguistas eran detenidos simplemente por repartir octavillas con las reivindicaciones.
La fuerza del movimiento obrero egipcio
Egipto es un país clave en Oriente Próximo. El movimiento obrero es fuerte, combativo y bien estructurado, aunque aún no cuenta aún con una organización a nivel de todo el estado que coordine las acciones. En 2006 se produjeron 227 huelgas en todo el país; en 2007 se elevó la combatividad hasta llegar a las 580 (5). En abril de 2008 se produjo la huelga general que ha provocado este "Día de la Rabia" con el que se pretendía conmemorar el éxito de esa huelga y el número de movilizaciones obreras ese año fue de 767. En lo que va de año 2009 ya han tenido lugar 32 huelgas, las más importantes las convocadas por farmacéuticos, abogados, conductores de camiones y trabajadores del petróleo (6). Hay que hacer mención que en Egipto son las organizaciones profesionales y gremiales las que se han comenzado a desvincular de los sindicatos oficiales, todos en manos de mafias pro-gubernamentales.
En el caso de los sindicatos, el régimen de Mubarak tiene la facultad de fijar las fechas para la presentación de candidaturas a las juntas directivas, entre otras cuestiones, con lo que la mayoría de sus dirigentes son verticalistas y próximos al poder. Cuando algún sindicato se sale de la norma -como el de ingenieros o el de médicos, ambos en Alejandría- es rápidamente suspendido y se decreta la imposibilidad de que sus miembros puedan participar en cualquier tipo de actividad sindical.
Para un país que vive bajo leyes de emergencia y prohibición de manifestaciones, donde la detención arbitraria está a la orden del día y donde los civiles pueden ser juzgados por tribunales militares desde 1981 las cifras de huelgas ofrecidas más arriba no son el absoluto desdeñables, sea cual sea el número de participantes en ellas puesto que el gobierno, como cualquier gobierno del mundo, tiende a minimizar la repercusión de las mismas y el porcentaje de seguimiento. La agencia estatal Mena no dudó en afirmar que la huelga del día 6 había sido "un rotundo fracaso" puesto que "no tuvo ningún seguimiento entre estudiantes y trabajadores" (7). El semanario Al Ahram Weekly decía, de forma irónica, que "no hay mucho enojo en el día de la ira" (8).
Diga lo que diga el régimen, es indudable que en Egipto se incrementa cada día el nivel de clase de los trabajadores y que se extiende a todos los sectores profesionales, desde el sector público al privado y desde el sector obrero al profesional de cuello blanco, dándose casos de verdadera empatía entre estos profesionales y los trabajadores más avanzados (9). Estamos asistiendo a un fenómeno de gran magnitud en la sociedad egipcia que ya no se deja amedrentar por la represión gubernamental y que cuestiona cada vez con mayor audacia los altos índices de corrupción del gobierno, la venta de los activos financieros del país, la prevalencia de la dominación extranjera y las difíciles condiciones de vida de la gran mayoría de la población. En Egipto vive bajo el umbral de la pobreza el 40% de la población (32 millones de personas sobre un total de 80) y la clase media está viendo cómo pierde poder adquisitivo y se empobrece cada vez más.
Esto ha provocado no sólo la confluencia entre los diferentes sectores de trabajadores a nivel sindical, sino también entre las diferentes fuerzas políticas. El pasado mes de marzo se creó la "Coalición por el Cambio", una amalgama de fuerzas políticas en las que caben desde los Hermanos Musulmanes hasta las diferentes expresiones de la izquierda como el partido Karama (nasseristas), prohibido en la actualidad, o el Tagammu (socialista). En el Acta Constitutiva de la coalición se mencionan temas como la corrupción de la clase dominante, la extensión de la pobreza y el desempleo, la supresión de las libertades, el hacinamiento en las cárceles, el fraude electoral, la creciente amenazas israelíes a la seguridad nacional, el deterioro de la posición regional de Egipto y el manejo de la economía por extranjeros (en referencia a los EEUU), entre otros (10).
Aunque los Hermanos Musulmanes no apoyan formalmente esta coalición, debido a que están inmersos en un debate interno entre dos facciones aparentemente irreconciliables: la de quienes abogan sólo por una presencia religiosa y la de quienes consideran que, en estos momentos, lo que hay que hacer es política algunos de sus más significados dirigentes han expresado de forma pública su apoyo a la iniciativa unitaria. Si esta postura es la que finalmente prevalece en la organización, el éxito de la "Coalición por el Cambio" está asegurado y al régimen de Mubarak no le aguardan días de rosas, precisamente.
De nuevo la coincidencia, por el momento táctica, entre las fuerzas islamistas y las de izquierda que se viene produciendo en todo Oriente Próximo al calor de la victoria de Hizbulá sobre Israel en la guerra de Líbano del verano de 2006. Entonces las calles todas las ciudades de Egipto se llenaron de manifestantes, laicos e islamistas, portando retratos del secretario general de Hizbulá, Hassán Sayed Nasralá, y del antiguo presidente de Egipto, Gamal Abdul Nasser. Y desde entonces, el número de niños egipcios que se llaman Hassán y Sayed no ha hecho sino aumentar.
De ahí que en esta ocasión el régimen egipcio haya decidido utilizar una nueva estratagema para dividir a los huelguistas e impedir que el "Día de la Rabia" fuese masivo, al igual que lo fue el día 6 de abril de 2008. Y por eso ha decidido fabricar un enemigo externo y agitar el sentimiento nacional. Ese enemigo es... Hizbulá. El mismo día 6 el gobierno informó de la detención de "una célula de Hizbulá" a pesar de que las detenciones ahora mencionadas se produjeron hace casi medio año y que sólo uno de los detenidos es militante del grupo libanés. En unos momentos en los que la soberanía y la religión oficial están "amenazadas" desde el exterior ("el eje Hizbulá-Irán", según Mubarak), es antipatriótico hacer huelga, venía a decir el régimen.
Hizbulá desquicia a Mubarak
Egipto está fuera a punto de quedar fuera de juego del tablero de Oriente Próximo y ello tiene un origen: Hizbulá. El movimiento político-militar libanés propinó una sonora bofetada a Mubarak no sólo cuando derrotó a Israel en la guerra del verano de 2006, sino con otras actuaciones como la liberación de prisioneros palestinos por los cadáveres de dos soldados sionistas -aunque se intentase encubrir como un gesto de buena voluntad hacia Mahmoud Abbas por parte de Israel- o la aprobación del acuerdo de Doha (Qatar) que puso fin a la toma de Beirut por los militantes de Hizbulá y sus aliados -con lo que Egipto comenzaba a perder su tradicional papel hegemónico como "mediador" árabe-. Egipto no participó en dicha cumbre y tampoco ha sido capaz de lograr un acuerdo de intercambio de presos entre Hamás e Israel no tanto por la organización palestina, sino por los constantes cambios, contradicciones y presiones sionistas que han dejado en muy mal lugar al régimen de Mubarak al verse desautorizado una y otra vez por su socio israelí.
Pero el golpe definitivo le proporcionó la encendida crítica que Hassán Nasralá realizó al régimen de Mubarak por su colaboración con Israel y su negativa a abrir el paso de Rafah durante la matanza sionista de Gaza. Era la primera vez que alguien en el mundo árabe hablaba con tanta claridad sobre la connivencia de Egipto con el enemigo sionista, y eso había comenzado a repercutir en la calle. Por eso Mubarak estaba obligado a pararlo y lo ha hecho resucitando el enfrentamiento sunní-shií y acusando a Hizbulá de intentos de "desestabilización" del régimen egipcio y de preparar actos terroristas "contra ciudadanos israelíes" en el Sinaí.
Hace unos meses se había detenido a unas personas (unos medios hablan de 49, otros de 28, libaneses y palestinos en su mayoría) pero sólo ahora se ha dado a conocer. Este hecho, favorecido por los servicios secretos occidentales y el Mossad (11), ha servido de excusa para el lanzamiento de una campaña de gran calado puesto que se produce a pocas semanas de las elecciones libanesas en las que el Bloque del Cambio, liderado por Hizbulá, parte con muy buenas perspectivas y en unos momentos en los que el movimiento político-militar libanés está comenzando a ser reconocido como tal por Occidente.
La acusación oficial no tiene desperdicio: "preparación de actos hostiles en Egipto con el fin de desestabilizar el sistema de gobierno y la seguridad pública" (12) y "comprar bienes inmuebles" para el control de los buques que utilizan el Canal de Suez y en la zona de Rafah "para la fabricación de túneles" desde los que pasar armas de contrabando a Hamás. Es decir, se criminaliza el apoyo a la resistencia palestina. Egipto intenta, así, lo que no ha conseguido Israel con sus matanzas. Hizbulá ha reconocido que una de las personas detenidas es militante de la organización que preparaba la infraestructura para nutrir de armas a Hamás, pero ha negado las otras acusaciones. No obstante, el régimen egipcio está desencadenando una insólita campaña en todos los medios bajo control del gobierno -que son prácticamente todos- donde se presenta a Hizbulá como una organización terrorista, un agente enemigo al servicio de Irán y un difusor de la fe shíi, al tiempo que se considera a Nasralá como un "criminal de guerra" (13).
Por el momento estas acusaciones no calan entre la población. Los Hermanos Musulmanes han respondido que "en Oriente Próximo sólo hay dos programas: el que promueve la resistencia contra el enemigo sionista y el de quienes no tienen otro deseo que servir a los sionistas y a los americanos" (14). Incluso entre miembros próximos a Mubarak como el ex viceministro de Relaciones Exteriores, Abdelal Ashaal, se considera que el caso carece de pruebas convincentes y que de seguir el gobierno en esa línea se enfrentará a un "efecto boomerang" porque el reconocimiento por parte de Hizbulá de que uno de los detenidos es miembro de la organización, así como a las tareas a que se dedicaba, "va a tener un impacto de aumento de la credibilidad de Nasralá y de su partido" (15).
Hizbulá no ha hecho más que lo que haría cualquier internacionalista: apoyar a un pueblo en lucha. Y lo ha hecho yendo más allá de las palabras. Los "días de rabia" que se convoquen en el futuro tienen que tener algo más que palabras, deben pasar a la acción. Tal vez sería interesante que en el próximo "Festival Mundial de la Digna Rabia" o en iniciativas similares se invitase a palestinos o egipcios para que puedan mostrar sus formas de lucha.
No sería una iniciativa baldía. En el Dahiye, el barrio del sur de Beirut bombardeado por Israel en la guerra del verano de 2006, se pueden ver carteles donde se dice "Gracias Chávez", en castellano y en árabe, por la postura adoptada por Venezuela tanto durante esa guerra como con la reciente matanza realizada por los sionistas en Gaza. En Mahalla al-Kubra y en barrios cairotas como Kmamayt una de las consignas que con más insistencia se repiten es "Thawra hatta al-nasr" ("Revolución hasta la victoria"), un lema muy querido en América Latina. América Latina y Oriente Próximo son los principales ejes de la intervención imperialista en el mundo, una realidad que conviene tener presente más allá de la retórica.
Notas:
(1) Alberto Cruz, "Egipto y Líbano: dos huelgas, una estrategia y una realidad" http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article128
(2) Alberto Cruz, "La matanza de Gaza pone al régimen de Mubarak contra las cuerdas" http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article370
(3) Al Quds al Arabi, 6 de abril de 2009.
(4) Al Quds Al Arabi, 7 de abril de 2009.
(5) Al-Misri Al-Yawm, 6 de abril de 2008.
(6) Al Jazeera, 6 abril de 2009.
(7) Mena, 7 de abril de 2009.
(8) Al Ahram Weekly, 7-15 de abril de 2009.
(9) Hossam El-Hamalawy, "La resistencia en Egipto" http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article265
(10) Al Jazeera, 8 de abril de 2009.
(11) Haaretz, 14 de abril de 2009
(12) As Safir, 9 de abril de 2009.
(13) Al Ahram, 14 de abril de 2009.
(14) Al Manar, 15 de abril de 2009.
(15) Ibid.
albercruz@eresmas.com
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