CEPRID

Si mañana es Irán

Miércoles 6 de marzo de 2013 por CEPRID

Konstantin Sivkov

Cubadebate/VPK News

El tema sobre un inminente ataque contra Irán en los últimos cinco – siete años ha sido planteado en reiteradas ocasiones. Para llamar la atención de los lectores acerca del Complejo Militar-Industrial se ofrecen varias opciones en torno al desarrollo de la situación político-militar. El análisis de las declaraciones de altas personalidades militares y de los gobiernos de EE.UU. e Israel, así como de algunos otros países europeos, preocupados por la creciente amenaza de misiles nucleares de Irán, permiten distinguir tres esenciales variantes para el uso de la fuerza militar contra Irán:

• Golpes limitados aéreos y coheteriles para la destrucción importantes objetivos del complejo nuclear iraní.

• Una operación aérea a gran escala a fin de destruir totalmente el complejo nuclear iraní e importantes objetos de la economía y lograr con ello la pérdida de las posiciones de liderazgo de Teherán en la región.

• Una guerra a gran escala con la participación de fuerzas aéreas, navales y terrestres hasta el total aniquilamiento de las fuerzas armadas de Irán, la ocupación de su territorio y el establecimiento de un gobierno marioneta pronorteamericano.

En reiteradas ocasiones el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha hablado sobre la necesidad de un golpe aéreo y coheteril contra el territorio iraní, al tiempo que la administración del gobierno de Estados Unidos ha expresado, desde inicio de 2007, la disposición para llevar a cabo operaciones aéreas. Aunque en los últimos tiempos la política norteamericana ha cambiado en esta dirección, la probabilidad de que se ejecuten tales acciones se mantiene. Por el momento no se ha empleado la fuerza militar contra Irán.

FACTORES LIMITANTES

Para determinar las causas por las cuales EE.UU., Israel y sus aliados en Europa y en el Medio Oriente, se hayan abstenido de atacar a Irán vale la pena examinar una serie de factores militares y estratégicos que influyen en este proceso.

Desde el punto de vista geográfico-militar la posición de Teherán es en extremo ventajosa. La república mantiene fronteras con naciones que no desean ofrecer su territorio para el despliegue de cualquier tipo de agrupación de tropas para ejecutar un golpe contra esa nación. Turquía tampoco está dispuesta a ofrecer su territorio para similares fuerzas, ya que pretende al renacimiento de su influencia en el mundo islámico, que no aprueba una alianza con Israel. Desde hace mucho las relaciones turco-israelí no son nada sencillas. Sin embargo, la situación puede cambiar. Ankara está realmente involucrada en el conflicto interno de Siria del lado del enemigo del gobierno legal de esa nación que es aliado de Teherán. No debemos olvidar que Turquía es miembro de la OTAN, y es precisamente esa organización, la que con mayor probabilidad encabece una operación contra Irán.

En Paquistán existe un fuerte sentimiento anti-estadounidense entre la población. Por eso el arribo de un importante contingente de tropas de la OTAN, donde los norteamericanos constituyen su principal componente, será bastante difícil. Sin embargo, la dependencia económica que presenta Pakistán de Estados Unidos y el fuerte lobby pro-estadounidense podrían tener el impacto necesario sobre liderazgo paquistaní para optar por una coalición antiiraní.

Iraq se esfuerza hoy por mantener relaciones neutrales con su vecino y no es probable que ofrezca su territorio para preparar una invasión contra Irán.

En Afganistán las fuerzas de la OTAN no son capaces de controlar el territorio de ese país, donde tampoco existe la suficiente infraestructura militar para dislocar y garantizar las acciones combativas de significativas agrupaciones de tropas.

Arabia Saudita y las vecinas monarquías árabes serán, probablemente, las que ofrecerán para una guerra contra Irán su relativa desarrollada infraestructura. Sin embargo, dado la lejanía de la frontera con Irán el uso del territorio de esas naciones solo facilitaría la dislocación de agrupaciones de la fuerza aérea de la OTAN. Pero para todos los gobiernos árabes la existencia en sus países de tropas israelíes será en extremo muy lamentable por razones ideológicas, políticas y sociales. Una evolución favorable para la OTAN e Israel en la preparación de una operación militar contra Irán pueden basarse en las siguientes plazas estratégicas:

• Tres plazas para las acciones de las Fuerzas Aéreas (en los territorios de Turquía y Pakistán, además de Arabia Saudita y las vecinas oligarquías árabes)

• Dos plazas para las acciones de agrupaciones de tropas terrestres (Turquía y Pakistán).

Las zonas para el empleo de las agrupaciones navales de Estados Unidos y sus aliados estarán determinadas por el radio de acción de los misiles cruceros y el alcance de la aviación con base en los portaviones (la parte norte del Océano Índico y el Golfo Pérsico).

CAPACIDAD PARA REPELER LA AGRESIÓN

Irán, consciente de la amenaza real, ha incrementado rápidamente su capacidad militar.

En la actualidad las Fuerzas Armadas iraníes son las más grandes en tamaño en el Medio Oriente. Están integradas por dos componentes independientes – el Ejército y el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI). Cada uno tiene su propio ejército, fuerza aérea y marina de guerra con un sistema adecuado de dirección, tanto en tiempo de paz como de guerra. Como parte del Cuerpo de Guardianes actúan las Fuerzas de Resistencia “Basij”, integradas por las milicias populares y las fuerzas especiales “Kode”. Además, en una situación de emergencia se le subordinan a las fuerzas armadas las de seguridad y el Ministerio del Interior.

El número total de efectivos de las fuerzas armadas regulares iraníes se estima en unos 900.000, de los cuales más de 670.000 se encuentran en las fuerzas terrestres del ejército y del CGRI, alrededor de 100 mil en la Fuerza Aérea, más de 45 mil en la Marina, y cerca de 150 mil en las Fuerzas de Resistencia. La reserva del Ejército es de unas 350.000 personas que puede llegar a los 10 millones en caso de movilización general de los recursos.

A juzgar por la prensa, en las tropas terrestres hay 1600 tanques, entre ellos 540 T-55, 480 T-72, 168 M-47, 150 M-60, 100 ” Chieftain”, 100 “Zulfiqar” y 75 T-62. El ejército iraní también posee entre 550- 670 medios blindados de infantería, 2085 piezas de artillería no autopropulsadas y 310 autopropulsadas, unos 870 sistemas reactivos coheteriles, 1700 cañones antiaéreos en el ejército, un gran número de armas anti-tanque y al menos 220 helicópteros. Además, dentro del armamento del Ejército figuran 32 puntos de dirección de cohetes balísticos de alcance medio Shihab-3 (de 40 misiles) y 64 puntos de dirección de misiles tácticos (con 250 misiles Shihab-1 y 100 Shihab-2). El poderío combativo de la fuerza aérea está conformado por más de 230 aviones caza (25 MiG-29, 65 F-4, más de 60 F-5, alrededor de 20 “Mirage” F.1EQ y 60 F-14), 30 bombarderos de primera línea (Su-24), 100 aviones de transporte y más de 400 helicópteros de diferente designación. Una importante característica es la presencia de F-14, aviones equipados con radar de gran alcance con una red de antenas por etapas (con un rango de detección de cazas hasta 200 kilómetros y de bombarderos de hasta 300 kilómetros) y la posibilidad automatizada de intercambio de datos sobre la situación aérea. La creación de un amplio campo de localización permite a las defensas antiaéreas iraníes contar un componente aéreo además del terrestre.

La Armada iraní es considerada como la más eficiente en el Golfo Pérsico. Dentro de su armamento figuran cinco corbetas de misiles, 20 lanchas coheteriles, 20 torpederas, 13 buques anfibios, 28 buques auxiliares, tres submarinos, 22 aviones y 15 helicópteros. Además, hay cerca de 20 mini- submarinos y 10 sistemas de misiles costeros, equipados con misiles anti-buque con un alcance de fuego entre 70 y 250 kilómetros.

La Defensa Antiaérea la conforman los complejos coheteriles, fundamentalmente de construcción soviética (rusa). Se trata de 10 complejos coheteriles S-200, 45 S-75, 29 “Tor-M1″ y 10 Pantsir S-1-”. También hay 30 sistemas británicos de corto alcance “Rapier” y 150 SAM Hawk de producción norteamericana, modernizados bajo un proyecto iraní (“Shaheen”). Además de lo anterior hay una cantidad de sistemas de defensa antiaérea del tipo “Cuadrado” y 15 sistemas móviles obsoletos de origen británico “Tigercat”. Según informes no confirmados, Irán tiene hasta cuatro complejos S-300, adquiridos en Bielorrusia y Croacia. En total, la defensa de Irán tiene unos 3000 sistemas de defensa antiaéreos.

El mando militar iraní le concede una gran importancia a la preparación combativa y operativa de las tropas y los estados mayores. Regularmente se realizan ejercicios para repeler las acciones de una posible agresión.

En sentido general, a juzgar por fuentes públicas, el nivel de preparación de las fuerzas armadas es alto. No obstante, debemos reconocer que están provistas, en general, con una técnica de combate envejecida.

Además, según expertos militares, Irán tiene problemas con el mantenimiento de la técnica militar extranjera para conservarla con plena disposición combativa, sobre todo la occidental, lo que está relacionado con la falta de suficientes piezas de repuesto y accesorios. Las capacidades combativas reales del ejército iraní están cuidadosamente ocultas. El análisis en torno al total de efectivos permite valorar la capacidad de las Fuerzas Armadas iraníes para el cumplimiento de las misiones a ellas planteadas para repeler una agresión militar.

La Fuerza Aérea y Defensa Antiaérea, bajo las condiciones de realización de efectivas medidas de camuflaje, están en condiciones de interrumpir una operación aérea contra el país con la participación en ella entre 300 y 450 aviones de la OTAN y de Israel, así como un máximo de 500 misiles cruceros. Las pérdidas esperadas de los iraníes no excederán el nivel crítico y conservarán su capacidad combativa, mientras que las pérdidas del agresor podrían ascender de un 5 al 7 por ciento y hasta un 10-15 por ciento como máximo.

Entretanto, las fuerzas armadas iraníes pueden lanzar golpes coheteriles con el empleo de sistemas de alcance medio capaces de alcanzar objetivos en la profundidad operativa de las agrupaciones enemigas y poner fuera de acción durante dos o tres días hasta cuatro o seis aeródromos con la destrucción del 10 al 15 por ciento de los aviones y helicópteros allí existentes.

Las unidades de la marina iraníes pueden dar una respuesta muy eficiente a las fuerzas navales de EE.UU. y sus aliados si estas actúan a una distancia hasta 200 kilómetros de la costa. Según los expertos del Pentágono, las pérdidas estadounidenses, en caso de su entrada al Golfo Pérsico y bajo una evolución favorable de la situación para Irán, pueden llegar a ser muy significativa – hasta un portaaviones y de 8 a 10 buques de superficie del tipo crucero. Los daños iraníes también serán muy impresionantes ya que pueden exceder del 50 por ciento de la fuerza de combate inicial.

Lejos de la costa las capacidades navales iraníes se reducen considerablemente. A 300 kilómetros de la costa repeler de forma efectiva a las unidades de la marina de EE.UU. solo es posible con el empleo de tres submarinos no nucleares de fabricación rusa del proyecto 877 EKM y acciones de minado. Con estas fuerzas y medios, en el mejor de los casos, los iraníes podrán destruir o poner fuera de disposición combativa de uno a tres buques de superficie del enemigo. Las fuerzas terrestres iraníes, bajo completa movilización, están en condiciones de rechazar golpes de agrupaciones de 250 mil efectivos, incluso en aquellas situaciones en las cuales el agresor tenga pleno dominio del aire.

EL DERECHO A UNA PROVOCACIÓN

Un golpe limitado aéreo coheteril para poner fuera de explotación importantes objetivos del complejo nuclear de Irán es probable que se aplique solo por la fuerza aérea israelí. Para cumplir con esta tarea, Israel puede contar con no más de 150 aviones F-15-A, F-15-C y F-16, que tienen un radio de acción combativa de 1400 kilómetros. Esos medio requieren de al menos dos reabastecimiento en el aire en dependencia de la altura de los vuelos, ya que los aeródromos que le sirven de base están a unos 2000-2300 kilómetros de los posibles objetivos a atacar. Lograr la sorpresa táctico-operativa es muy difícil, por cuanto el vuelo de los aparatos israelíes hacia esos objetivos tendrá que hacerse a gran altura.

Por eso no es posible esperar que tales golpes alcancen resultados tangibles. Los israelíes solo podrán sacar de explotación por un reducido período a no más de dos empresas, teniendo en cuenta el alto grado de protección que poseen desde el punto de vista ingeniero, por lo que no se ejercerá ningún tipo de influencia en el programa nuclear de Irán. Entretanto, las pérdidas israelíes serán significativas respecto a la agrupación aérea que participaría en el ataque (diversos estimados señalan entre un 10-15 % y hasta un 25-30%). Unas acciones de ese tipo por parte de Israel solo tiene sentido como una provocación para atraer a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN hacia la guerra, por cuanto la respuesta iraní con golpes coheteril es en extremo probable. Una operación aérea a gran escala con el propósito de destruir por completo el complejo nuclear y dañar los principales objetivos económicos de Irán, ante la renuencia de la actual administración de EE.UU de involucrarse de manera independiente en conflictos armados, puede ser realizada solo mediante una coalición de países, con Estados Unidos a la cabeza. Los otros más probables protagonistas, que actuarían junto a Estados Unidos, son Turquía y Arabia Saudita. El territorio de esas naciones y sus infraestructuras militares pudieran convertirse en una plataforma estratégica para tal tipo de acción. La participación de Pakistán es excepcionalmente importante, ya que sin ella no es posible hablar de acciones efectivas de la aviación táctica a lo largo de todo el territorio iraní.

La aviación táctica norteamericana constituye la base de las agrupaciones aéreas para tales tipos de operaciones. La experiencia de la guerra contra IraQ demuestra que los estadounidenses atraerían hacia la región a una gran parte de sus portaaviones- de cinco a ocho unidades – en correspondencia con el nivel de tensión en el mundo. Sin embargo, dada la capacidad de contrarrestar que posee la marina iraní, las agrupaciones navales norteamericanas tendrían que actuar a una distancia no menor de 250-300 kilómetros de la costa. Esto limitaría en gran medida la profundidad del impacto de la aviación con base en los portaaviones para atacar objetivos de la economía iraníes y sus fuerzas armadas, por lo menos durante las primeras etapas de la campaña aérea, mientras que las fuerzas navales iraníes no sean neutralizadas o destruidas.

Para las operaciones aéreas contra Irán, resulta recomendable establecer tres agrupaciones fundamentales de fuerza aérea.

• Arabia Saudita y las monarquías árabes aliadas para actuar en las regiones occidentales.

• Turquía para las regiones del norte y el noroeste.

• Pakistán para las regiones oriental y sudoriental.

Los ataques con cohetes cruceros pueden llevarse a cabo desde la parte norte del Mar Arábigo y el Mediterráneo oriental. Dado el potencial relativamente alto del sistema de defensa antiaéreo iraní, así como la experiencia de Irak y Yugoslavia, los participantes en la operación aérea tratarán, durante la planificación, alcanzar sus objetivos en el menor tiempo posible – en los límites entre uno o dos meses. En correspondencia con ello, las dos primeras campañas aéreas tendrán como misión garantizar el dominio total del aire sobre el territorio iraní.

La duración total de las acciones combativas pudiera prolongarse por espacio de dos a seis meses, en dependencia de la determinación y la capacidad de Irán para contrarrestar al agresor, y las reacciones de la comunidad internacional, en primer lugar de China y Rusia.

ES NECESARIO NEUTRALIZAR LA SUPERIORIDAD

La creciente crisis en Europa y en el propio EE.UU., y la presión internacional pueden conducir a que las operaciones sean revertidas sin alcanzar los objetivos propuestos.

Por lo tanto, Estados Unidos y sus aliados tendrán que garantizar una aplastante superioridad de su agrupación aérea, tanto cuantitativa como cualitativamente con relación a los medios de defensa antiaéreos y la fuerza aérea de Irán. Debe crear una agrupación cuya cifra general no debe ser menor a los 2000-2500 medios aéreos, incluidos unos 400 aviones con base en portaviones y hasta 500 bombardero estratégicos. Además, es probable que se asignen de 1500 a 2500 misiles cruceros, principalmente para la aviación estratégica.

Las intensas acciones combativas que presupone una agrupación de fuerzas de tal magnitud requerirían de su correspondiente abastecimiento técnico-material. El volumen general de cargas que debe colocarse en la región, de acuerdo con las experiencias de Irak, puede sobrepasar los tres millones de toneladas. El costo total de esta operación, según las estimaciones más conservadoras, es de un billón o más de dólares.

Tales gastos, incluso para EE.UU., son muy difíciles. Los golpes contra Irán provocarán un alza en los precios del petróleo, que agravará la desfavorable situación económica en Europa, y causará una reacción negativa de China.

Las operaciones aéreas, por si solas, no podrán interrumpir totalmente el programa nuclear iraní, ya que los más importantes objetos se encuentran en rocosos refugios, que a cualquiera de los proyectiles existentes, incluso ni los más poderosos, le es difícil penetrar. Se requeriría emplear el arma nuclear lo cual es inaceptable por razones políticas.

LA COALICIÓN DEL ÉXITO

Ni Turquía ni Islamabad hablan hoy de estar dispuestos a ir a una guerra contra Teherán. Para ellos se trata de un asunto en extremo peligroso ante sus crecientes problemas internos. El problema kurdo en Turquía puede alcanzar una magnitud crítica si Irán estimula a los separatistas.

En Paquistán, pueden esperarse masivas manifestaciones en apoyo del pueblo iraní.

Entretanto, si Turquía no facilita su territorio para dar cabida a las aeronaves, el éxito de la operación estará bajo amenaza, ya que la capacidad operativa de la infraestructura militar de Arabia Saudita y sus aliados no es suficiente para dar dislocar la necesaria agrupación de fuerza aérea y su sistema de logística. Es por eso que EE.UU. e Israel tendrán que trabajar muy duro para generar el necesario marco político y diplomático para la atraer a Turquía y Pakistán a la guerra contra Irán. Se necesitan serios argumentos con fundamentos jurídico- internacionales para llevar a cabo tales acciones. Después del reconocimiento norteamericano sobre el falso pretexto de la existencia de las “armas de destrucción masiva iraquíes”, son pocos los que creen en la amenaza “de las armas nucleares de Irán” como justificación para una operación militar.

Obtener la correspondiente resolución a través del Consejo de Seguridad de la ONU es muy poco probable. Rusia y China no lo permitirían, lo que complica enormemente la creación de la necesaria coalición para realizar tal tipo de operación.

¿ES POSIBLE EL GOLPE?

Por lo tanto, la situación económica y política hace que sea extremadamente difícil para Estados Unidos e Israel la creación de una base jurídica-internacional y estratégica-militar para llevar a cabo una campaña aérea a gran escala contra Irán. Esto significa que a medio plazo, ella es poco probable.

Mucho menos probable es una guerra a gran escala para la total destrucción de las fuerzas armadas iraníes, la ocupación de ese país y el establecimiento de un régimen títere pro-estadounidense. En este caso, además de una poderosa agrupación de medios aéreos se requiere contar con una potente agrupación de fuerzas terrestres. De acuerdo con estimados conservadores, el número de efectivos para esta última no debe ser inferior a 500 mil hombres. La guerra no terminará con la ocupación de Irán. Su resultado será el mismo que en Irak y Afganistán.

El costo, de una operación militar para derrotar a las fuerzas armadas de Irán y la ocupación de su territorio, podrá superar los tres billones de dólares. Posteriormente, tendrán que gastar miles de millones de dólares cada año para luchar contra el movimiento de liberación nacional sin mucha esperanza de poder utilizar los recursos de Irán. Será enorme el costo moral y político en la arena internacional para Estados Unidos e Israel. Deberá esperarse un fuerte deterioro de la situación económica y socio-política en Estados Unidos y en Europa. Crear la necesaria base jurídica internacional para tal guerra sería casi imposible, lo cual complica extremadamente la creación de la requerida coalición de estados. Si Ankara e Islamabad se niegan a participar en la agresión, los estadounidenses y los israelíes no contarán con la necesaria base estratégica, fronteriza con Irán, para la organización de la invasión terrestre.

Por lo tanto, no sólo en el mediano, sino probablemente también a largo plazo, una guerra a gran escala contra Irán es cercana a cero.

Konstantin Sivkov es Primer Vice-Presidente de la Academia Rusa de Asuntos Geopolíticos, doctor en Ciencias Militares.


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