CEPRID

ALGUNAS ORIENTACIONES DE PRUDENCIA A LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA SOBRE MUJERES EN EL ENTORNO RURAL SIRIO

Viernes 17 de agosto de 2012 por CEPRID

Tamer Sarkis Fernández

DIARIO UNIDAD/CEPRID

En relación a desde dónde tratar procesos de transformación generales que repercuten sobre la existencia del “campesinado” sirio femenino (campesinado propietario trabajador sea o no arrendador, campesinado pequeño-propietario, semi-proletariado temporero y proletariado rural), creo que sería bueno introducir un conjunto de orientaciones de prudencia, a fin de imprimir cierta cautela frente a presunciones y falsas atribuciones. Las formulo desde una pretensión de dar carácter científico a partir de la dialéctica materialista, el materialismo histórico y la crítica de la Economía Política. Esas alertas de prudencia epistemológica son las que siguen:

1. En lo que se relaciona con estudiar los status y discrecionalidades adscritas a las tareas de naturaleza administrativa estatal desempeñadas por mujeres:

Lo cierto es que el sistema político sirio reserva un mínimo de escaños a mujeres (NO un máximo). También reserva la mayoría de escaños (en cifra algo superior al 50% del Parlamento) a Diputados y Diputadas de extracto obrero y campesino (lo que así mismo guarda relación con el caso que nos ocupa). Por tanto, no hay que presumir reduccionista ubicación de las mujeres en tareas administrativas y de gestión no político-decisoria.

Creo que más importante aún sería estudiar la posición de los sindicatos agrarios y de las cooperativas en la Politeia siria, prestando especial atención a la correlación de fuerzas entre estos aparatos y fuerzas clasistas terceras que son contradictorias al campesinado pequeño-propietario o arrendatario (y por extensión al campesinado femenino).

En efecto, la Politeia siria es una “arena conflictiva” poli-clasista de antagonismos y de tensiones por hacerse con la Hegemonía política, donde confluyen, concuerdan y simétricamente disputan entre sí clases en contradicción/alianzas, básicamente la burguesía burocrática, la burguesía nacional productiva, la pequeña burguesía, el (de por sí poli-clasista) “campesinado”, y el proletariado.

De ello se desprende que a las mujeres campesinas, en tanto que son sujeto de clase, les afecta radicalmente el modo en que sus organismos de clase se manejan en esa arena. Esto es así con mucha mayor profundidad a conceptos postmodernos como el de “empoderamiento” o el de “corporeización femenina del poder”; puesto que, precisamente en tanto que mujeres y en el ámbito de las relaciones de género, aquello que con diferencia más marca sus concreciones funcionales de contexto y de modo de existencia, es el hecho de cómo “va” su clase en las relaciones de poder interclasistas. Y en tal sentido es muchísimo más clarificador analizar cómo marcha la estructura política de clase misma, que analizar las posiciones en el organigrama estructural ocupadas distintamente con arreglo a género.

En un sentido de continuidad estrecha con respecto de esta última cuestión, me parece importante ver en qué maneras y en qué medida las contradicciones inter-clase tanto principales como secundarias afectan a las mujeres “campesinas” sirias (proletarias rurales, semi-proletarias, pequeño-propietarias, arrendatarias-arrendadoras..., ya que el concepto mismo de “campesino” es un cajón de sastre interclasista).

Entiendo, en lo que se refiere a este mismo discurrir, que hay que priorizar el estudio de la contradicción principal, que no es otra que el antagonismo por la cuestión de la tierra entre el campesinado sirio y el Imperialismo (principalmente francés y anglo-estadounidense) en su proyecto agro-industrial, turístico, constructor, especulativo sobre terrenos y expropiador-hipotecario sobre títulos de propiedad jurídica.

Obvio que el imperialismo (factor externo) se abre paso anclándose en clases terceras (factor interno) con las que éste congenia y hasta cierto punto se inter-penetra en lo que se refiere a los intereses materiales respectivos (fundamentalmente la burguesía burocrática rentista e inversionista, y la burguesía comercial distribuidora).

De esta contradicción principal se derivan cuatro contradicciones secundarias que hay que estudiar también:

A. Contradicción con la burguesía comercial: por la competencia entre itinerarios de distribución y por la distribución del Valor total mercantil entre ganancia del productor y beneficio comercial. Mucho más aún en relación a los intereses de la burguesía comercial por cosechar los frutos inherentes al acto de fuerza imperialista encaminado a “abrir” el país a importaciones alimentarias.

B. Contradicción con la burguesía burocrática: por la cuestión tributaria; también por la cuestión de la propiedad real sobre gestión de tierras, elección de cultivos, proyectos agro-industriales, hegemonía sobre los sindicatos agrarios y otros organismos rurales...; por la cuestión de la re-calificación de suelos, edificabilidad, concesiones, créditos al suministro de Factores de Producción como maquinaria y tecnología de irrigación, control y distribución de combustibles, condiciones a suministro de licencias de trabajo, etc.

C. Contradicción con la pequeña burguesía: por la cuestión de la diferencia entre Valor y precio, por la cuestión de la parte del Valor total repartida entre ganancia y beneficio comercial, y en fin por la propia mercantilización de la relación que el campesinado mantiene con el producto social, en tanto que es sujeto consumidor y sujeto que compra factores de producción invertidos en la actividad productiva orientada a la venta (Mercancía-Dinero-Mercancía).

D. Contradicción con la estructura crediticia, de concesiones materiales (Factores de Producción), de regulación sobre precios y de subvención de producto: por la cuestión de la irrupción del Capital financiero imperialista (anglosajón y franco-saudí sobre todo) cubierto por la presión y el asedio imperialistas por desmantelar esas estructuras nacionales.

Huelga decir que el reverso dialéctico al interior de este campo de contradicciones, es el entendimiento traducido como juego de alianzas y frentes en el plano de la Política, por el hecho mismo de que cada contradicción no tiene sentido en abstracto (y de hecho no es real; no sucede metafísicamente), sino que cada contradicción es relativa a las demás y es esa Totalidad de contradicciones la que califica a cada una.

Dialéctica, pues, también entre campesinado como conjunto de clases relativamente afines, y campesinado inserto en la lógica común del Pueblo.

En lo relativo a este segundo polo, el campesinado está presente en el Poder Político nacional contra la burguesía comercial e inversionista siria (ubicada en el interior o en el “exilio”) y aliada del Imperialismo anglo-francés (clase carente de poder político en Siria). Pero a la vez el campesinado está en confrontación objetiva a un segmento de ese mismo Poder Político que él comparte: la burguesía burocrática.

Otra dimensión pertinente de estudio versaría de componer los datos alusivos a las mujeres sirias que desempeñan funciones profesionales relacionadas con la marcha del ámbito rural, y reflejar qué proyectos e intereses subjetivos las inspiran. Mujeres arquitectos en el entorno rural, ingenieras civiles, ingenieras energéticas, ingenieras agrarias, médicos rurales, maestras, profesoras, ingenieras viarias, urbanistas, economistas, pedagogas, sociólogas rurales, antropólogas agrarias, etc.

Para culminar este primer punto, sería aportativo pensar el porcentaje de mujeres con estudios “superiores” (o cursándolos), y hacer un análisis comparativo con los hombres, estratificando los datos en función de tres Variables (por separado y con análisis combinatorio):

A. Clase de pertenencia.

B. Habitat.

C. Número de hijos en su familia y lugar del caso dado en la secuencia consecutiva de hijos.

Mediante este procedimiento se podrá “despejar” que papel real tiene la cuestión del género (y valores asociados, tratos, “pautaciones familiares de destino”, etc.) en lo que gira entorno a este diferencial formativo, así como la magnitud real del supuesto diferencial, su visionado en proceso, etc.

2. En torno a la cuestión del proceso de des-inserción/re-inserción funcional experimentado por las mujeres, que creo debe ser ligado al re-ordenamiento también de naturaleza funcional que atraviesa la Unidad doméstica en el campo. Ello en una triple dimensión:

A. Erosión de la Unidad doméstica como estructura productiva, a medida que la producción agrícola va quedando cada vez más absorbida por la lógica mercantil particular capitalista y correlativamente el producto sobrante deja de ser sobre-producción re-enviada a actividades productivas secundarias domésticas de conserva, envasado, tratamiento para el (super)consumo colectivo ligado a socialidad, etc. Se trata de una pérdida paulatina de la unidad doméstica como dualidad productiva-reproductiva, para ubicarse reductivamente en la segunda esfera.

B. La Variable Explicativa para este proceso es CAMBIO DE RACIONALIDAD PRODUCTIVA (desde la producción-consumo y desde el Ciclo mercantil M-D-M, hacia el cambio mercantil forzado a concurrir en el mercado capitalista).

C. Erosión de la Unidad doméstica como espacio de socialidad femenina y de producción de mantenimientos (comida, enseres, tratamiento de alimentos, etc.), ello a medida que avanza la proletarización empujada por procesos de re-calificación de tierras, insuficiencias reproductivas a través de la pequeña propiedad agraria o agropecuaria.

D. La Variable Explicativa para este proceso es CAMBIO DE CLASE DE ADSCRIPCIÓN.

C. Erosión de la Unidad doméstica como Sistema de Unidades residenciales (solidaridad mecánica por vínculo, identificación y pertenencia común + solidaridad orgánica por interdependencia y división del trabajo). Ello a medida que el parentesco va re-colocándose en el espacio geográfico y va disgregándose, fracturándose en calidad de dispositivo de solidaridad objetiva, como efecto de la nuclearización familiar de la acción adaptativa de subsistencia.

LaVariable Explicativa para este tercer proceso es RÉGIMEN DE

TRABAJO.

3. En lo que versa de abordar cómo afecta a las mujeres campesinas el desarrollo del capitalismo en Siria, ligar la estructura a la historia, pues la historia -las luchas de clases en “juego”- ha hecho que Siria no sea, por ejemplo, Colombia o, sin ir más lejos, España, en lo que se refiere a la cuestión de la dependencia.

En el citado ejemplo de Colombia, la incorporación de capitales fue un acto pasivo relativo a la actividad anglosajona, alemana, holandesa, francesa..., de dar entrada a inversiones, créditos, ingeniería, técnicos, maquinaria de extracción, infraestructuras, redes de transporte, etc.

Este panorama dependentista es un epifenómeno de la cuestión histórica de la lucha de clases y del desarrollo de las clases, pues en el caso colombiano primó la alianza entre la oligarquía terrateniente, el ejército y la burguesía importadora/exportadora (a lo que cabría añadir tanto la burguesía financiera como la aristocracia inversionista-especulativa bursátil si nos referimos a España).

Por el contrario, la lucha de clases sintetizada en el caso sirio hacia la política como Proyecto Nacional-Popular Soberanista, con sus obras de revolución agraria (caso abortado en España) y de creación de entidades financieras bajo una óptica desarrollista (caso abortado en España de creación republicana de un Banco de España independiente), creó en Siria una secuencia de Acumulación ampliada del Capital diametralmente distinta.

4. En lo que tiene que ver con el mistificado/mistificante concepto de “inserción siria como sociedad occidental de bienes y servicios”, decir que no tiene sentido alguno postular en abstracto “la integración capitalista” como Variable influyente sobre las condiciones de existencia de las mujeres campesinas, ya que, no en vano, lo determinante es la realidad concreta; qué dialéctica de clases, qué clases priman en este proceso histórico y qué estructuras abren o no abren esas clases y cómo esto afecta al conjunto del país y a su sociedad.

Sirva esta orientación de prudencia para prevenir respecto de falsas dicotomías tradicionalistas/culturalistas entre una supuesta Siria “fuera de órbita” versus una Siria cuya “occidentalización” sería supuestamente portada por SU particular desarrollo capitalista productivo y mercantil.

Todo lo contrario: antes de la Revolución nacional (burguesa-popular), Siria era también “occidental”. No cabía más “occidentalidad”, pues bajo el contexto colonial las fuerzas productivas sociales habían sido dispuestas a funcional como un Factor de Produción de Capital Circulante, que era centralizado en la Metrópolis. Es decir, Siria era una pieza dentro de una matriz “occidental”. Eso significa que durante el colonialismo hay inserción plena en el capitalismo: la sociedad no desarrolla el capitalismo para sí (para la nación), pero ella es la desarrollada concretamente como Factor de Producción en el seno del capitalismo (el de terceros).

Ello significa, secundariamente, que Siria estaba así mismo muy “mercantilizada”, ya que el mercado mundial colonial atravesaba Siria y las clases locales lugar-tenientes poseían función distributiva y capacidad de compra, algo que ciertamente no les venía de nuevo, tratándose del antiquísimo binomio Siria-capitalismo mercantil (muy anterior a su “aparición” en los burgos italianos del siglo XIII, pero realidad omitida por la historia euro-centrista).

En definitiva, el REAL subdesarrollo capitalista es, simétricamente, pleno desarrollo capitalista concreto por parte de la sociedad oprimida, ¿pero como qué?: como Capital de un tipo preciso especializado; Capital Circulante que se centraliza continuamente a fin de dar a la Metrópolis mayor obtención de Tasa de Ganancia, así como de aumentar el volumen de producción hacia el mercado mundial colonial y hacer esta producción más competitiva frente a los rivales metropolitanos.

Debemos analizar, por tanto, en qué medida y con qué implicaciones el supuesto proceso de “occidentalización” no habrá sido en realidad consecución de cuotas enteras de independencia frente a “occidente” y la División del Trabajo Social que el imperialismo pauta sobre el Mundo.

5. Además de abordar el recurrente tema de cómo fue afectando la industrialización a las mujeres campesinas, preguntarse también cómo las ha estado afectando y aún las afecta la des-industrialización que ha venido sufriendo Siria a lo largo de los últimos diez años por lo menos (primero a causa de la anterior Línea de política económica, y después debido a la brutal agresión exterior a que una rectificación gubernamental de esa Línea precedente ha dado lugar desde hace casi dos años).

En tanto que sujeto de clase, las mujeres campesinas pequeño-propietarias, semi-proletarias y proletarias rurales son determinadas por la desindustrialización, en lo que se refiere a sus condiciones de existencia, a sus perspectivas de descendencia y planificación, a su desempleo, a su re-colocación jerárquica en las relaciones entre géneros, a su ubicación en un punto del imaginario donde chocan el ideal normativo del trabajo remunerado con la posición estructural realmente ocupada ahora y que no posee perspectivas de abandono en breve lapso, etc.

6. Tomarse la prudencia de preguntarse si, hasta cierto punto, problematizar -como se ve en tanto material etnológico- “el desarrollo” (tout court, en abstracto) en tanto que sistema de afectaciones sobre las mujeres campesinas sirias, no será una auto-proyección del propio bucolismo del antropólogo. Proyección, por lo demás nada casual, sino por entero funcional a la ideología/práctica imperialista de delimitación, fragmentarización y restricción de producciones con arreglo a espacios nacionales (idoneidad del concepto foucaultiano de “práctica discursiva”).

Para empezar, el a priori no-desarrollista, pseudo-comunitarista..., condicionando el curso de las investigaciones, pasa por alto que, siendo la jerarquización mundial capitalista una realidad de facto con sus implicaciones al nivel de la concentración en la propiedad real sobre procesos y productos, eso significa que no hay lugar al vacío, y que probablemente las mujeres -en tanto que sujeto directamente afectado- lo saben mejor que el investigador -o tienen de ello un conocimiento más sensible.

Quizás habrá que preguntarse, por consiguiente, hasta qué punto las mujeres afectadas tienen consciencia respecto de la contradicción real -y no la que fluye en la nube ideológica de la tradición “conservacionista” académica del imperialismo. Pues puede que las mujeres se comporten como sujeto de clase y sujeto popular que también son, ideando y practicando participación en los dispositivos políticos populares donde su clase tiene cabida, y en fin actuando en consonancia a su condición de parte objetiva en uno de los polos de la contradicción verdadera en curso, que es la siguiente:

A. Desarrollo dependiente (de vocación dependentista):

Selectivo y de tramos de producción fragmentarios, desconectados en sí respecto de la lógica del valor de uso y de la proyección consumible hacia el mercado interno, y también basado en la producción de monocultivos de exportación, sumándose a ello compra e importación forzosa selectiva de Fuerzas Productivas siempre bajo la condición de favorecer a inversiones exteriores y de efectuar cesiones de propiedad real sobre las extracciones. Ejemplos a cientos: REPSOL en Argentina, Red Eléctrica Española en Bolivia, etc.

El desarrollo de vocación dependentista significa despliegue primordialmente del lado “negativo”, o pasivo, del desarrollo capitalista: cobros, tramos fragmentarios e inconextos de diversos productos ensamblables, extracción y prospecciones, producción no auto-sostenida respecto de las finanzas exteriores, etc.).

B. Desarrollo nacional (no está exento de partir de unas condiciones fácticas de dependencia):

Este también es un desarrollo selectivo, igual que el anterior, pero esta vez según la pauta impresa por el mercado interno y según el círculo virtuoso -a la vez medio y fin- que va de la producción a la acumulación financiera de una fracción de la Tasa de Acumulación, y de ahí vuelve a la producción, componiendo ambos polos una “dialéctica positiva” (Hegel) cuyo polo dominante es el productivo.

7. Necesidad de conceptualizar la proletarización (y pensarla en relación a las mujeres del campo sirio en este caso). Tal orientación a la prudencia nos librará del automatismo de identificar proletarización fundamentalmente con enrolamiento de las mujeres en el trabajo asalariado industrial o tallerista, reduciendo el concepto al proceso vaporoso y gris del encierro fabril. Dejando Siria a parte, la tónica para los países oprimidos es que la proletarización no tenga absolutamente nada que ver con una racionalidad -muchas veces inexistente- de inserción industrial o ni tan siquiera laboral urbana, puesto que en ese contexto general la proletarización es una consecuencia de la expropiación de Medios de Producción y de medios de vida a cargo de la política imperialista sobre tierras (vía crediticia, legislativa, terrorista, política “liberal” sobre importaciones o dictamen de cuotas máximas a la producción y a la comercialización).

Cuando en Centroamérica la United Fruit Company y sus ejecutores políticos autóctonos ponen a millones de personas en tránsito de hacinarse en villas-miseria, tugurios, extrarradios..., eso es también proletarización y no tiene nada que ver -ni en su desenlace ni en su racionalidad- con trabajo asalariado.

Es imprescindible tomar esto último en consideración, dado que se acostumbra a narrar “los males de la proletarización” del campesinado en términos productivos, pero en Siria los intervalos políticos de apagón en el desarrollo y de entreguismo, son los lapsos que más proletarización han traído. Ello en la medida en que muchas familias campesinas son llevadas a la ruina por la “liberalización” de condiciones crediticias a la banca privada, por la entrada de la especulación comercial en los terrenos, y por el dependentismo en relación a los Capitales Circulantes agrarios (que eleva los costes de producción), combinado esto último a la “liberalización” de importaciones de alimentos y de productos alimenticios manufacturados.

Así que es el frenazo al desarrollo del capitalismo nacional aquello que en mayor índole proletariza, y además de un modo mucho más tortuoso y dañino para las mujeres del campo sirio, que la tantas veces lamentada “proletarización” tópica (en términos industriales).


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