CINE SOBRE GUATEMALA «MADE IN SUECIA»

El pasado verano se estrenó entre nosotr*s el film “La hija del puma”. Una denuncia contra la violencia de estado en Guatemala. La película, basada en hechos reales, narra algunas de las brutalidades y matanzas que el ejército cometió en 1982 contra el pueblo guatemalteco. El largometraje está realizado por la pareja sueca: Ulf Hultberg y Åsa Faringer.

Ekintza Zuzena: ¿Por qué un film sobre Guatemala?

Ulf: Siempre he llevado Latinoamérica en el corazón, especialmente Guatemala, porque hace ya 25 años adopté a dos niños indígenas mayas de 2 y 6 meses. Como periodista, durante 2O años he realizado documentales sobre Africa, Asia y Latinoamérica, pero siempre me sentí más próximo a Latinoamérica. La novela “La hija del puma”, en la que está basado el largometraje, llegó a mi casa en 1986 a través de un club de libros para niños al que pertenecían mis hijos. Estuvo mucho tiempo en casa sin que yo la leyera, pero, en cuanto lo hice, inmediatamente tuve el deseo de realizarla en cine.

EZ: ¿Cómo financiasteis el film?

Ulf: Ese fue el mayor problema. Solicité ayuda a 48 organizaciones humanitarias de 13 países diferentes, de las que al final 11 aportaron dinero. Ya sólo quedaba un 4O% para completar el presupuesto, lo que aportó un productor danés. De hecho, la única persona que espera beneficios. Las organizaciones lo entregaron a fondo perdido. Estas asociaciones buscan otro tipo de rentabilidad con la película. Por ejemplo, la ONG sueca Rädda Barnen realizó una gran campaña mostrando el film por muchos colegios de Suecia. Cada profesor recibía una guía para tratar los contenidos de la película y a cada escolar se le regalaba también una revista a color con diversos reportajes sobre Guatemala. Con ello, primero se dan cuenta de que existen otras culturas, otras formas de vivir diferentes a la sueca, y, al mismo tiempo, empiezan a comprender por qué tanta gente huye de allí y aparece luego en su barrio como vecinos. El latinoamericano ya no es una persona rara, con unas costumbres y comidas extrañas, sino alguien que viene por unos problemas determinados, y con una cultura diferente, pero tan válida como la suya.

Åsa: Yo, por ejemplo, fui a México por 6 meses, pero me quedé cinco años. Antes creía que Suecia estaba en el medio del mundo y, de repente, te das cuenta de que está un poquito más allá.

EZ: ¿Cómo fue tu experiencia en México?

Åsa: Para mí supuso la entrada a la cultura latinoamericana. Entrar bien a esa cultura, a esa manera de ser y de pensar, bueno, sobre todo conocí México y Centroamerica. Con su machismo (risas), una cultura riquísima, mucha corrupción, la contaminación en México es terrible, en la ciudad. También está muy presente el surrealismo. Todo pasa ahí, todo está loco. Siempre ocurre algo inesperado. Sales a la calle y sucede algo. Buenas y malas cosas. En Suecia pocas veces pasa esto. Es más aburrido, pero todo está mejor organizado. Por otro lado también es interesante estar fuera porque se toma una cierta perspectiva. Ahora también valoro más la gratuidad de las escuelas y los hospitales de Suecia, todo el desarrollo social.

EZ: ¿Cómo fue el rodaje de la película?

Åsa: Lo realizamos en México, ya que al ser un film de denuncia contra el ejército guatemalteco resultaba imposible hacerlo en la propia Guatemala. El sur de México, justo en la frontera con Guatemala, era ideal, porque eso antes también era país maya. Así que rodamos a mediados del 93 en el Estado mexicano de Chiapas. Los mismos refugiados guatemaltecos que viven allí, huídos de Guatemala, reconstruyeron las plazas de los dos pueblos que aparecen en el film y levantaron también la pirámide maya. También leyeron el guión y aportaron ideas. Ellos también realizaron los papeles de extras. Los principales problemas que tuvimos fueron al rodar las acciones de guerra en la selva. Vestimos a los extras de militares y les enseñamos a agarrar un arma, a marchar, a saltar de un helicóptero en marcha, etc. En seguida llegó el ejército mexicano a ordenarnos que parásemos todo aquello, asustados al ver helicópteros de guerra y personas vestidas de militares. Nuestro productor pidió papeles legales, etc, etc, pero cuando llegó la confirmación oficial de prohibición ya habíamos terminado esa parte del film.

EZ: Algunos meses después de vuestra estancia allí, concretamente el 1 de enero de 1994, se produjo el alzamiento del Ejército Zapatista. ¿Habíais notado vosotros algo ya?

Åsa: Lo que nosotros vimos fue la enorme pobreza de los indígenas, como les trataban. Incluso muchos de los mexicanos del equipo de rodaje no tenían idea de lo que ocurría en Chiapas. Es muy entendible el levantamiento por la pobreza, la desnutrición, la miseria. México, por un lado, quiere a los pintorescos indios para el turismo, pero por otro lado les trata muy mal. Cuando estaba en Suecia y vi por televisión la declaración zapatista desde la municipalidad de San Cristóbal de las Casas dije, ¡íjole!, justo ahí habíamos armado nosotros la manifestación de protesta para la película, sólo que ahora en vez de ser ficción era realidad. Fue algo que me tocó muchísimo.

EZ: También coincidió vuestra estancia en Chiapas con el retorno de los primeros grupos de refugiados guatemaltecos de nuevo a Guatemala. ¿Qué se sentía en aquellos días en los campos de refugiados?

Åsa: Mucha gente tenía un poco de miedo, aunque los jóvenes si que tenían ganas de regresar. Al retornar, el gobierno no cumplió lo que había prometido y también hubo represión contra ellos, a pesar de la numerosa presencia internacional. Las negociaciones de paz también estaba previsto que acabaran a finales del 94 y no se han solucionado. Yo creo que va a ser un proceso muy largo, no es tan fácil. .

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