La linterna sorda. 15 años de libros e ilusión

¿Cómo surge La Linterna Sorda, con qué planteamientos y cómo se ha ido forjando su trayectoria en estos 15 años?

Hace unos 20 años editábamos una revista alternativa que se llamaba Tiempos Salvajes. Como provenimos de prensa, diseño y comunicación desde los años setenta, la hacíamos muy cuidada, incluyendo el humor, la contrapubicidad… Y artículos novedosos de Carlos Taibo, Ramón Fernández Durán, José Manuel Naredo, y los nuestros, que firmábamos con pseudónimos corrosivos como Esclavas del software. Como había tantos temas a tratar y la revista era una ruina, dejamos de editarla en papel y la pasamos a digital un tiempo. Entre tanto, decidimos crear una pequeña editorial versada en libros y arte seriado con un grupito de amigas y amigos del campo de la comunicación: La linterna sorda, que es un farol de pantalla opaca que oculta la luz dentro de una caja dotada de una pequeña cancilla para poderla abrir permitiendo, a la persona que lo porta, poder ver sin ser vista. Hemos querido evocar las sugerencias surrealistas, dadaístas, poéticas y simbolistas de este instrumento lumínico para poner el nombre a la editorial. Nuestro eslogan es ¡Lo real es invisible! Con La Linterna Sorda intentaremos enfocar a la realidad invisible o semivelada que caracteriza a determinadas temáticas sociales y artísticas, así como adentrarnos en las nuevas formas de dominación, tratándolas desde ópticas que sugieran ideas, con ironía, frescura, honestidad y con ediciones cuidadas, siguiendo pautas ecológicas. Introducimos imágenes, muchas veces inéditas, y debidamente documentadas, en todos nuestros libros.

¿Cuál es vuestra línea editorial?

Desde el primer libro que salió a la luz, «Rebeldes periféricas del siglo XIX», de Ana Muiña, versado sobre la historia de los movimientos feministas y las mujeres que los impulsaron, desde un enfoque muy libertario y radical, hemos seguido esta línea de investigación en la colección Pioneras en tiempos salvajes. Es de rigor citar la biografía de Emma Goldman, de José Peirats y «Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart», de Eduardo de Guzmán. Las dos últimas biografías editadas en esta colección son las dedicadas a dos destacadas fundadoras de Mujeres Libres: Amparo Poch y Gascón (de Antonina Rodrigo) y la de Lucía Sánchez Saornil (de Ignacio Soriano).

Otra colección está dedicada a las primeras figuras del periodismo de combate: Luis Bonafoux, José Nakens, Rosa Luxemburg, André Léo, «Las periodistas de La Fronde», y dos libros maravillosos escritos por Albert Camus: «La sangre de la libertad» y «¡España Libre!».

Guardianes del sueño es otra de nuestras colecciones importantes. Da cabida a la literatura, los movimientos artísticos corrosivos del siglo XX: el Futurismo, Dadá y el Surrealismo, la música underground, la poesía, el teatro, la filosofía, la ecología, la antipsiquiatría, o la otra historia no contada… con obras destacadas como «Dinamita. Historia de la violencia de clases en Estados Unidos», de Louis Adamic, «Vivencias de Mayo del 68 francés» con los protagonistas anarquistas que lo vivieron (Lola Iturbe, Tomás Ibáñez, Octavio Alberola, entre otros), «Ecotopía» (Ernest Callenbach), «La literatura rusa» (Piotr Kropotkin), «Las falsas promesas psiquiátricas» (Guillermo Rendueles), las biografías de Tom Waits y Jimi Hendrix (de Jesús Ordovás).

El proyecto se sitúa en el incierto mundo de lo que podríamos denominar edición independiente o alternativa. ¿Qué supone esto en la práctica? ¿Con qué dificultades os encontráis y qué carencias veis en general en este espacio editorial?

No nos gusta mucho lo de «independiente», porque no lo somos y creemos que es un falso adjetivo. Otro asunto es dar enfoques rigurosos y atenerse a los hechos, investigar con objetividad. Eso intentamos y preferimos considerarnos editorial alternativa.

Sinceramente, seguir manteniendo una pequeña editorial tan cuidada como La linterna sorda es bastante duro y ruinoso. Tenemos muy pocas manos para el ingente trabajo que debemos sacar. El equipo lo componemos Ana Muiña y Agustín Villalba. Como provenimos de los movimientos alternativos, seguimos la consigna de ¡Hazlo tú mism@! Así pues, lo hacemos todo: editar, diseñar, corregir, hacer los paquetes de mensajería, descargar los paletts de libros, hacer las facturas, promoción, presentaciones…, y escribir cuando se requiere.

Hay una dificultad añadida que es la económica, siempre en ese agujero negro.

De otro lado, como nos dedicamos a rescatar muchas figuras que hoy son desconocidas, aunque en su época fueron relevantes, nos encontramos con que solo un pequeño sector de personas tienen inquietud por comprar muchos de nuestros libros. Hay falta de curiosidad por indagar en personas/personajes que a la gente no le suenan de nada. Esta falta de curiosidad es extensiva a los grandes medios de comunicación e incluso a los pequeños. Actualmente hace falta crear nuevas redes para llegar a públicos más amplios.

¿Qué es lo que os aporta esta experiencia para seguir apostando por ella?

El mundo del libro alternativo está cambiando mucho. Consideramos que también en la edición alternativa, en no pocos casos, está penetrando la competitividad capitalista y las malas artes a la hora de editar libros. El culto al ego desaforado es otro factor que lleva a publicar mucho copiando las investigaciones ajenas. Si los libros de crítica social se están convirtiendo en mercancías, las personas que los escriben, también; abocadas por la sociedad del espectáculo y por la hiperconexión a las redes sociales, a aparecer continuamente dándose pábulo a sí mismas para ser algo en esta vida… ¿Cómo huimos de esto? La verdad es que pese al desaliento con que lo afrontamos a veces, sigue mereciendo la pena hacer libros bellos, con contenidos inusuales para personas sensibles y críticas que saben apreciarlo. El mundo sigue necesitando nuevas formas de entenderlo, la idea de seguir aprendiendo es primordial para nosotr@s. Como se decía desde sectores libertarios en el Mayo del 68 francés, «un pensamiento que se estanca es un pensamiento que se pudre». Y para finalizar, francamente, nos lo pasamos bien. En eso estamos…

Os enviamos mucho afecto al equipo de Ekintza y a todas las personas que siguen vuestra resistente publicación. ¡Salud y rebeldía!

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