Un acercamiento a algunas realidades organizativas en las últimas décadas
El siguiente texto trata de ser una aproximación a diversas experiencias de coordinación autónomas y libertarias que se han dado en Hego Euskal Herria en las últimas décadas. El objetivo no es realizar un análisis sistemático, labor que precisaría de una mucha mayor extensión, sino tratar de abrir una pequeña puerta que permita adentrarse, rescatar o al menos nombrar algunos hitos de una historia organizativa en buena medida desconocida. La información recopilada se basa fundamentalmente en un número limitado de testimonios personales1, complementados con documentación escrita. Las iniciativas mencionadas aluden a coordinaciones más o menos plurales que en general han tenido una intención de proyectarse públicamente y aglutinar a una comunidad de lucha. En definitiva, este solo pretende ser un primer y reducido paso para tratar de conocer y entender un poco mejor la idiosincrasia organizativa autónoma-libertaria en nuestro entorno.
Los años 80
Situamos el inicio de este relato en los 80, una vez trascurridos los primeros y tormentosos años de la llamada «Transición»2, que precisarían quizás por su complejidad de en estudio específico3. El proceso de mutación del régimen dictatorial franquista hacia los estándares democráticos del capitalismo occidental es capitaneado a partir de las elecciones de 1982 por el PSOE, una vez amortizado el periodo de la UCD, partido que integra a los elementos aperturistas del régimen anterior y que se encargará de establecer las bases del nuevo tiempo político. El «cambio» socialista implica fundamentalmente la aplicación de una herramienta más moderna y adecuada para tratar de llevar adelante el proceso de asentamiento y legitimación de la nueva forma de estado y de su realidad plurinacional, en el marco de la progresiva integración española en las estructuras políticas, económicas y militares de Occidente. Sin embargo, este es un proceso contradictorio y que se encuentra con múltiples resistencias sociales.
Euskal Herria es un «punto negro» dentro del intento de normalización política, y es testigo de una importante efervescencia cultural y política, ligada en buena medida al denominado «conflicto vasco». La disidencia social cuenta con una izquierda rupturista hegemónica con una fuerte impronta nacionalista y popular, aunque con formas organizativas jerárquicas y leninistas que provocan diversos conflictos y contradicciones4. Por otro lado, comienza a afianzarse una corriente social antiautoritaria, que recoge experiencias tanto ligadas al anarquismo clásico y a las luchas autónomas de los años 70, como otras innovadoras y heterodoxas que abren importantes espacios de reivindicación y se plasman en una multiplicidad de prácticas de autoorganización (presencia en luchas radicales, desarrollo de expresiones relacionales –barriales, gaztexes, casas okupadas,…- y expresivas -radios libres, fanzines, bandas musicales,…-, etc.)
En este contexto se desarrollan opciones organizativas explícitamente libertarias, en general muy minoritarias5 y autónomas6, que en diversos momentos mantienen diferencias o rivalidades entre sí por razones de diversos tipo (ideológicas, de funcionamiento, personales, etc.) configurando en general un panorama fragmentado. No obstante, los intentos de coordinación o de aunar fuerzas serán una constante con una mayor o menor amplitud.
Por remontarnos a una primera coordinación a nivel de afinidad local de Bilbao, en octubre de 1982 con ocasión de la visita del Papa a Loiola participan, entre otros, el Grupo Antimilitarista de Bilbao, el Comité Antinuclear del Casco Viejo y las JJLL de Bilbao. Se edita una octavilla anónima que se tira por toda la ciudad, con el lema «que viene el Papa, y a mí qué» y un pequeño manifiesto que firma «Movimiento Libertario».
De estos ambientes surge la participación en el Encuentro Libertario de Junio de 1983 en Barcelona, de donde partiría la coordinadora llamada «Movimiento Alternativo Libertario – MAL», encuentro que responde a una llamada abierta hecha desde el barcelonés Ateneu Llibertari del Poble Sec. Esta iniciativa de desarrolla en un tenso y viciado ambiente, en plena batalla entre la CNT y la celebración del congreso de reunificación de CGT, lo que conlleva a que la coordinación se extinga durante 1984. Sus participantes en Euskal Herria, básicamente participantes del Grupo Antimilitarista de Bilbao y JJLL pasarían a impulsar los grupos autónomos juveniles, de mediados de los 80, como Zirikatu en Bilbao, que surgen de este y otros ambientes, abandonando la marca «libertaria» como factor de posible confluencia, asqueados por lo que consideran el sectarismo del movimiento libertario oficial.
Las coordinaciones autónomas7
A mediados de los años 80 irán surgiendo diferentes grupos autónomos como resultado «de la confluencia de los jóvenes más politizados de los ambientes contraculturales, siendo su primer objetivo el intentar reunir bajo un paraguas común a toda aquella comunidad»8 La constitución de una identidad política autónoma es el resultado «de la suma del rechazo a las instrumentalizaciones y manipulaciones del movimiento popular por parte de los partidos de izquierda y del impulso a nuevas expresiones de combate social, que tenían como aglutinantes la necesidad expresiva o la reafirmación espacial (como sería la eclosión de fanzines o radios libres y la okupación de locales y viviendas) así como la subversión del tedio cotidiano y de las rigideces morales, en su reivindicación de las fiestas, las músicas, las desinhibiciones sexuales y el disfrute de las drogas legales e ilegales»9. La caracterización de estos grupos autónomos deriva también de la falta de entronque con la rama histórica del anarquismo a la que consideran fosilizada, así como de la influencia de las prácticas de grupos autónomos del norte de Europa, o de la experiencia armada de los Comandos Autónomos Anticapitalistas.
A partir de mediados de 1986 se afianzan los contactos entre los grupos autónomos juveniles de nuevo corte, que van dando lugar a diferentes reuniones por toda la geografía vasca. Estos encuentros sumaron a grupos e individualidades con trabajo en diversas áreas (estudiantil, de solidaridad con los presos autónomos, trabajo local, etc.) realizando inicialmente una labor reflexiva y teórica, que incluía la propia definición de una identidad diversa y heterogénea. Aquella confluencia recibiría el nombre coloquial de «las más o menos» o «+ o –».
La realización de diferentes campañas conjuntas desde finales de 1986, el revulsivo identitario y organizativo que supuso el caso «Mendeku»10, en 1987, o los roces con la Izquierda Abertzale impulsaron nuevos debates y la maduración de los grupos y sus ambiciones como movimiento.
En marzo de 1988 se celebró en Orio un encuentro que reunió a los grupos que llevaban coordinándose desde 1986, a los que se sumaron nuevos participantes. En dicha reunión, que se preveía constituyente, se reflejaron diferentes expectativas y derivó en el viejo debate entre organización permanente o coordinación de las tareas común a toda experiencia autónoma. La iniciativa que propugnaba el salto organizativo fue rechazada, reflejando una fuerte división y una bronca discusión interna que debilitó el esfuerzo coordinativo autónomo. A partir de ese momento las afinidades que habían llevado a la convergencia fueron apagándose, aunque el contacto se mantuvo, aminorado por la desconfianza. Los grupos mas partidarios de la coordinación apostaron por implicarse en tareas de agitación teórica, en especial en la revista «Resiste». Los que basaban su actividad en el ámbito local siguieron profundizando en su labor.
En 1989 tuvo lugar en Gasteiz una asamblea entre grupos del sector más proclive a una organización formal de la autonomía, con el objetivo de valorar los éxitos y fracasos de la conflictividad radical juvenil, en un contexto de fin de ciclo y apertura de nuevas incertidumbres.
La EHFA
En paralelo surge otra iniciativa en el área del Gran Bilbao en el entorno de la CNT. Tras el nacimiento en 1985 del colectivo libertario Arkadia y su boletín «Anarkía», se inician enseguida algunos intentos de coordinación con otros grupos, que no prosperan. En 1988 Arkadia sufre una escisión y surge el colectivo Iraun, que se dota del medio de comunicación «Ekintza Zuzena». El conflicto que está detrás del nacimiento de este colectivo supone un primer intento de replanteamiento ideológico y de algunas dinámicas en una línea antidogmática y le impulsa a tratar de afianzar las relaciones existentes y de abrirse a otros sectores libertarios, autónomos o asamblearios de Bizkaia. Esta apertura, aunque bienintencionada, no logra sin embargo romper del todo con una concepción militante un tanto cerrada y grupuscular. A nivel local los intentos de generar una coordinación de grupos libertarios dan lugar en 1989 a la creación de la Euskal Herriko Federakunde Anarkista (EHFA), en la que participan grupos de Bilbao (Iraun), Barakaldo (Belebeltza), Amorebieta (Bizi Moduak), Laudio (Txitxarra), Sua (Irun) o Izar Beltz (Iruñea), entre otros. También se intenta potenciar las coordinaciones libertarias con otros colectivos y ateneos de la Península, lo que incluye la asistencia a varios encuentros estatales. En 1990 La EHFA añade a su nombre el de Anarkerria, y se trata de abrir sin mucho éxito a otros colectivos: Zirikatu (Bilbao), Bandera Negra (Irun), Zapatari (Donostia), Kenka (Orereta), Asociación Antipatriarcal (Donostia), Fanzine Kaka de Vaka (Altsasu), Fanzine Atxik (Tafalla), Ikanel (Iruñea), Asociación Isaac Puente (Gasteiz), etc.
La coordinación continúa básicamente con los colectivos de la primera etapa y trata de construir una mínima estructura basada en agrupaciones locales independientes con unos principios de funcionamiento acordados en común y plasmados por escrito (respeto a la pluralidad de los grupos y acuerdos mínimos en base a aceptación común de unos principios generales: acción directa, federalismo, apoyo mutuo,…) El objetivo es lograr una consolidación organizativa del Movimiento Libertario tanto a nivel vasco como estatal y para ello se desarrollan campañas y trabajo propagandístico en común en diversas áreas (antimilitarismo, laboral, ecología, elecciones, antirrepresivo, etc.).
A principios de los años 90 El colectivo Iraun replantea su línea política y decide autodisolverse, aunque opta por continuar con la edición de la revista «Ekintza Zuzena», constituida ya solo como grupo editor. Un camino similar siguen otros grupos de la coordinación. Así, en 1991 y tras diversos debates internos EHFA-Anarkerria deja de existir. Entre las razones que dan lugar a esta desaparición está, además de la crisis interna de algunos de los grupos participantes, el estancamiento de la coordinación más allá de algunas iniciativas activistas o propagandísticas en común. Asimismo se aprecia una falta de engarce real con las luchas sociales, de objetivos claros y de evaluación crítica del sentido del trabajo realizado, con la consecuencia de repetición de errores, malgasto de recursos, queme personal y abandono militante. Finalmente se echa en falta un espacio de formación, de debate y de experiencia militante más enriquecedor y que favorezcan un mayor aprendizaje libertario y maduración personal.
La coordinación estatal de 1987
A la llamada del colectivo Dinamita de Zaragoza en 1987 comienza una nueva coordinación libertaria que se extenderá durante un año en diversos encuentros (Zaragoza, Valencia), sin que se plasmase en iniciativas públicas comunes. La convocatoria reúne a un abanico dispar de grupos (entre ellos vascos) fuera de las órbitas del movimiento libertario oficial.
El detonante para la desaparición de esta coordinación fue el ataque que recibió CASPA (Coordinadora de Apoyo y Solidaridad con los Presos Anarquistas) de Madrid, que también participaba en los encuentros, por parte de los sectores ortodoxos oficiales, en un ambiente en el que se mascaba de nuevo duras rivalidades entre CNT y CGT, esta vez y en concreto en el marco del indulto a los presos anarquistas de marzo del 89, negociado por CGT con el partido socialista, y cuyos paganos fueron los del CASPA y de paso aquella coordinación. La consecuencia fue un nuevo alejamiento de los ambientes ortodoxos de aquella pléyade de grupos.
Es de destacar el surgimiento en 1987 de «El Lokal» en Barcelona y el posterior nacimiento y apertura en el periodo 1990-1992 de «Likiniano Kultur Elkartea» en Bilbao. Ambos proyectos promueven confluencias prácticas e ideológicas de los ambientes antiautoritrios locales en torno a espacios físicos concretos.
Agustín Rueda
En 1988 con motivo de la conmemoración del décimo aniversario del asesinato de Agustín Rueda11 surgió una coordinación puntual impulsada por CNT, a la que se sumaron algunos grupos juveniles afines.
Los años 90
El hilo negro12
Este periodo contempla veloces cambios en el mapa político e ideológico internacional, muy marcado por la caída del bloque soviético. En el marco vasco es de destacar el fracaso de la negociación de Argel entre ETA y el gobierno español. Un tercer elemento es el emblemático año 92 (fecha de celebración de la Expo de Sevilla y de las olimpiadas de Barcelona) como un hito en el proceso de consolidación del modelo democrático surgido del año 1977.
A finales de 1989 comienza un nuevo proceso coordinador del área autónoma, en un momento de crisis tanto de los factores identitarios que se cimentaban en los procesos autoorganizativos de los años 70, como de las nuevas hornadas surgidas en los años 80. Este nuevo intento coordinativo se cimenta en una serie de elementos que remarcan una afinidad autónoma como adscripción a un determinado tipo de prácticas sociales, la asunción de la importancia de la cuestión nacional vasca, el reconocimiento de una serie de símbolos del movimiento asambleario y autónomo, la pluralidad de influencias ideológicas, las distintas sensibilidades hacia los procesos de autoorganización de la afinidad autónoma, la concepción de los encuentros como ocasiones organizativas, la informalidad relacional, la lógica ilegalista y la ausencia de mediadores o líderes formales.
A finales de 1989 se reactivan unos contactos que darán lugar, en marzo de 1990, a un primer encuentro en Orbaitzeta (Nafarroa), que reúne a dos generaciones de la Autonomía: la que provenía de las movilizaciones de finales de los años 70, centrada en la identidad obrera y ciudadana y las de los años 80, mayormente joven y urbana.
El segundo encuentro se da en marzo de 1991 en la localidad alavesa de Barria, tras un periodo de afianzamiento de la confianza y los contactos entre diferentes grupos, lo que hace que se amplíe notablemente el arco de grupos e individualidades participantes. En este encuentro se debatirá, entre otros temas, sobre la propia Autonomía.
Es de destacar el proceso de refundación de la revista «Resiste», como órgano de expresión de aquella organización, con redacciones en Bilbao y Rentería.
En octubre de 1991 se realiza un nuevo encuentro en el valle del Bidasoa, con una dinámica de adoptar un tema monográfico de debate (en este caso el racismo), además de tratar temas organizativos concretos. Es de destacar también la iniciativa de participación conjunta en las movilizaciones del NO92.
Orduña (Bizkaia) acoge en enero de 1992 una nueva convocatoria, teniendo como objeto de debate la respuesta a los procesos de reconversión industrial y urbanos imperantes. A lo que se unió el tema de los presos y presas autónomos.
En octubre y diciembre de 1993 se celebran sendas asambleas en Lesaka y Bilbao en donde se trata de renovar los impulsos coordinativos, poniendo el énfasis en la posibilidad del trabajo conjunto y se debate sobre identidad ideológica, espacio político y trabajo en común.
En marzo de 1994 se celebra en Iruñea un encuentro que trata de reflexionar sobre la delegación democrática y el necesario protagonismo de lo social.
En marzo de 1995 en Gasteiz se aborda la cuestión de los movimientos sociales y los nuevos derroteros del conflicto social. Posteriormente, en mayo, se celebra en Auritz (Nafarroa) un acto de hermanamiento entre grupos autónomos vascos y catalanes, con la colocación de un monolito en homenaje a Oriol Solé Sugranyes, ex miembro de los MIL, asesinado durante la llamada «Fuga de Segovia». Este acto, firmado por «Autonomoak» refleja la crisis de los encuentros, que entran en un letargo, aunque continúen los contactos y actividades comunes.
En 1997 se retomarán las reuniones, esta vez en Gasteiz, con el tema de fondo de la reforma laboral.
Los encuentros vuelven a Lesaka en 1998, y en ellos se formula la cuestión del uso de la fuerza desde una perspectiva ética y revolucionaria. En el mes de noviembre se celebra una concurrida y animada reunión en Etxaleku, ante la necesidad de responder desafío que suponía una nueva época, marcada la tregua unilateral de ETA y el pacto nacionalista vasco de Lizarra.
Este impulso crítico con el pactismo y reivindicador de la conflictividad social tiene su continuidad en el encuentro de Txantrea en abril de 1999, donde se plantea la elaboración de un dossier de creación colectiva, sobre los diferentes aspectos de la integración en el bloque europeo del capital, así como recalcar la esencia perversa de los mecanismos de mediación y desmovilización conocidos como partidos y sindicatos.
En marzo de 2000 se celebró en Azpeitia un nuevo homenaje a los militantes de CCAA asesinados en Pasaia en 1984. En dicho acto se evidencia el agotamiento del sistema de encuentros como método de incidencia colectiva, la falta de renovación militante, la abrumadora presencia masculina, la repetición de los temas, etc. y se plantea si es necesario seguir con los mismos. La valoración es que se precisa una red que, al margen de sus deficiencias, mantenga viva la comunidad de pensamiento.
Juventudes Libertarias
La última etapa de las Juventudes Libertarias de Bilbao se desarrolla durante la segunda mitad de los noventa, como un intento por parte de militantes de la CNT de crear un grupo específicamente juvenil, en este caso organizado en el seno de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. Esta organización histórica había resurgido a principios de la década con la idea de poner en práctica el federalismo anarquista: alcanzar la revolución a través de la coordinación de grupos específicamente ácratas a nivel local, regional y supra-regional en diversos ámbitos.
En Bilbao los grupos Alde Zaharreko Gazte Libertarioak y Makurtu Gabe! se coordinan entre sí con una labor que se enfoca mayormente a las tareas de información y propaganda (pegada de carteles, pintadas, distribución de material, etc.). Por otro lado, se edita el fanzine «Grito de Protesta», se elaboran dossiers como el de «Anarquismo y Nacionalismo» y se aportan artículos al vocero de la federación, «Jake Libertario». Estas son tareas que suelen recaer en una o dos personas que asumen la elaboración ideológica del grupo.
Los grupos dedican buena parte de su tiempo a la práctica asambleísta: asambleas internas, locales, comarcales con otros colectivos libertarios del momento (ej. Asamblea Libertaria de San Ignacio, Asamblea libertaria de Leioa-ALLE, el grupo de FAI de Basauri) de la federación de la Regional Norte (JJ.LL. de Donostia, JJ.LL. de Miranda de Ebro y JJ.LL. de Burgos) y, finalmente a nivel peninsular con todos los grupos de la F.I.J.L. La elaboración de campañas de propaganda y el mantenimiento de la formalidad y burocracia organizativa provocaban que el espacio dedicado a la formación y el debate se reduzca a la mínima expresión. Existe un intento por parte del grupo anarcovegano Allium de implicar en un debate colectivo a grupos de tendencia libertaria de Bilbao: CNT, FAI, CGT, Ateneo Libertario «Elisee Reclus», distribuidora Gaia, Juventudes Libertarias y diversas individualidades anarquistas. Este espacio de discusión se desinfla rápidamente y en el grupo de Alde Zaharreko Gazte Libertarioak -y en el resto de movimiento libertario bilbaíno- se hizo evidente la falta de capacidad y de ganas por establecer un discurso más allá del autorreferencial.
Juventudes Libertarias de Bilbao tiene su sede en el local de la CNT, sindicato en el que militan una buena parte de sus miembros y con el que se mantienen buenas relaciones, aunque existe una ambigüedad entre su carácter independiente y su función de «cantera» del sindicato. Sin embargo, en 1999 se desata un virulento conflicto que lleva a la expulsión de los grupos de JJLL de los locales de CNT en todo el estado. Las circunstancias que llevaron a este desenlace son diversas y prolongadas en el tiempo, y que tuvo entre uno de sus disparadores al caso de los anarquistas italianos apresados en Córdoba en 1996 tras un sangriento atraco, que generó un importante cisma dentro del movimiento libertario13 y el afianzamiento de una corriente de tipo insurreccionalista.
Las Juventudes Libertarias de Bilbao intentan mantener su funcionamiento, pero el duro impacto emocional de sentirse traicionados por su anteriores compañeros, la desmoralización y el abandono paulatino de sus militantes y la ruptura con los restos del movimiento libertario bilbaino acaba en la disolución del grupo en el año 2000.
Akrazia
Akrazia Asanblada Libertarioa14 fue un colectivo que surge en 1995 en el campus universitario de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en Leioa (Bizkaia). Su nacimiento tuvo bastante de espontáneo, tras conocerse varias personas de sensibilidad libertaria que plantean la posibilidad de crear un colectivo ácrata en el campus y de tratar de implicar a otras personas conocidas que pueden ser afines. A partir de ahí surge un núcleo inicial que convoca una asamblea abierta a la que acude un número amplio de personas que se sienten atraídas e interesadas. Se nota pues un clima de cierto «hambre» por hacer algo anarco en la UPV. A la segunda asamblea asisten varias decenas de personas. El grupo coordinará a una serie de individualidades de lo más heterogénea: antimilitaristas, miembros de la publicación Ekintza Zuzena, gente procedente del movimiento de los gaztetxes, militantes de CNT, de CGT, de Juventudes Libertarias, simpatizantes del movimiento autónomo y anticapitalista vasco, militantes en favor del euskara e incluso un miembro del sindicato estudiantil de la Izquierda Abertzale, Ikasle Abertzaleak.
En el grupo hay tantos chicos como chicas, la mayoría vasc@s pero también hay bastantes de fuera. Esta diversidad crea algunos problemas y ralentiza el proceso de toma de decisiones, además de generar largos, aunque enriquecedores debates. El amplio acuerdo en cuestiones como el apoyo a la lucha de la Insumisión al Servicio Militar Obligatorio, resulta más peliagudo al abordar temas como el lenguaje no sexista en los comunicados y carteles, el uso del euskara en los mismos o la colaboración o no con otros colectivos estudiantiles, como pueden ser los de la Izquierda Abertzale. Las sensibilidades son distintas en función de si alguien procede de zonas urbanas o rurales; de la «España profunda» o de pueblos netamente abertzales; de familias castellanoparlantes o de entornos monolingües euskaldunes; de entornos militantes numerosos o de zonas más despolitizadas y/u hostiles, etc.
La UPV es, al menos en parte, reflejo de lo que acontece en la sociedad vasca. En una sociedad en permanente tensión y conflicto como la vasca, la UPV es un campo de batalla más en el famoso «Conflicto Vasco». Los acontecimientos que ocurren fuera del campus, de un modo u otro llegan a él. Esta es una época políticamente muy dura, con constantes movilizaciones y ocupaciones policiales del campus casi diarias, con la connivencia de unas autoridades universitarias favorecidas por una estructura institucional claramente estamental.
Se pueden citar algunos de los acontecimientos político-sociales que acaecen en aquella época, tanto dentro como fuera de la universidad y que más influencian la labor de Akrazia: la reactivación del conflicto de los profesores asociados de la universidad, el movimiento de la insumisión, la guerra de los Balcanes, el final de los gobiernos de Felipe González (acorralados por escándalos como el GAL o la corrupción), el comienzo de atentados de ETA militar contra políticos constitucionalistas, la aparición de los cuerpos de Lasa y Zabala, el clímax de la Kale Borroka, el secuestro del empresario gipuzcoano José María Aldaya y la toma de progresiva fuerza de un movimiento civil de oposición a ETA o el atentado mortal de ETA en el campus de Valencia contra el antiguo presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente.
En el capítulo de actividades y aportaciones teóricas, al darse a conocer, Akrazia deja claro que quiere romper con el clasismo reinante en la universidad. Una de sus primeras actividades es darse a conocer no como un colectivo de estudiantes libertarios, sino como miembros libertarios de la comunidad universitaria. Apuesta por el igualitarismo y por la ruptura de la dicotomía alumno / profesor, aunque en la práctica el grupo está formado básicamente por estudiantes.
Akrazia denuncia el diseño absolutamente antidemocrático de la UPV y pide las abstención a las elecciones al Claustro. Igualmente se implica en la huelga de autobuses, en la lucha contra la militarización del campus (ejemplificada en buena medida en la empresa de seguridad PROTECSA) o en la denuncia de la hipocresía gubernamental frente al terrorismo. Por otro lado, se organizan varias conferencias relacionadas con la temática carcelaria y un par de conciertos.
El primer año de Akrazia es de gran intensidad y activismo, mientras que en el segundo el colectivo va languideciendo al incorporarse poco a poco a un movimiento estudiantil asambleario mucho más amplio y plural que se da en la UPV durante 1996 y años posteriores.
La capacidad de confrontar con los demás, tanto dentro como fuera del colectivo, es lo que hace de Akrazia una experiencia humilde, pero útil. La oposición al poder universitario está muy identificada con la izquierda abertzale y ese simple hecho hace que mucha gente no se arrime a la protesta por animadversión hacia el mundo del MLNV. Al surgir Akrazia la crítica ya no se centra tanto en el «vascos versus españoles» y abre nuevas perspectivas. Por otro lado, sirve de «escuela militante» en el contexto de obligada caducidad que otorgan los años de estudios universitarios.
La primera década de los dos mil
La Asamblea Libertaria de Bizkaia
La Asamblea Libertaria de Bizkaia (ALB) se funda en 2003 y mantiene su actividad hasta el 2009. A nivel social estamos en la época del gobierno de Aznar, de la invasión de Irak, de la catástrofe del Prestige, de diversas detenciones en el entorno libertario, de precarización del trabajo, de avance de las ETTs, de encarecimiento de la educación… Ante todo esto se realizan abundantes movilizaciones sociales, lo que favorece el encuentro entre gente de distintos lugares, pero inquietudes similares. Un punto de inicio de la asamblea libertaria podría situarse en una de las grandes manifestaciones convocadas en Bilbao tras la invasión de Irak. Esta coordinación surge como un punto de encuentro y de suma de fuerzas en un momento en que existe un relativamente amplio número de colectivos anarquistas en la provincia. Participan en la misma los colectivos Ez jaun Ez Jabe, CNT de Barakaldo, FAI, Luz Negra, Argot Libertario (anteriormente Juventudes Libertarias de Iturribide), Tximista, Talde Alternatiboa, Lau katu, antiguos miembros del colectivo Lur Askea y diversas individualidades.
La Asamblea Libertaria de Bizkaia va creciendo y abarcando diversas zonas de Bizkaia, a la vez que amplia cada vez mas su capacidad de convocatoria. Al principio se organiza como un bloque dentro de otras manifestaciones y posteriormente convoca también algunas movilizaciones en solitario. Algunos de los temas impulsados son la lucha contra el fascismo, pro presos, contra del capitalismo y por la organización libertaria, en apoyo a huelguistas de hambre en Grecia, etc. De igual modo, se organizaron varias jornadas libertarias en gaztetxes, actos callejeros…
Una de las principales actividades es la realización del llamado «Noviembre Libertario», unas jornadas de un mes de duración donde cada semana un colectivo se encarga de la elaboración de un programa de actividades culturales y de difusión del ideal anarquista, junto a acciones reivindicativas no violentas. La idea que impulsa estas jornadas es servir de punto de encuentro anarquista de Bizkaia, aunque sin cerrarse a quien esté interesado en alguna de las propuestas. Otra actividad clave es la organización, dentro de estas jornadas, de una feria del libro anarquista, la cual se realiza en plena calle como forma de hacerse visible la cultura antiautoritaria a todo aquel que se acercara. Al margen de estas jornadas, se editan algunos materiales escritos como el boletín «Begira» y algunos trípticos.
La Asamblea Libertaria funciona a veces como un colectivo libertario «grande» mas que una coordinadora y se forman grupos de trabajo para intentar agilizar la tareas colectivas. Teniendo como antecedente el conflicto entre CNT y las JJLL se trata igualmente de mantener un ambiente de cierta armonía entre los diferentes grupos.
La asamblea libertaria se disuelve como tal en 2009 tras un año muy flojo en cuanto a participación y donde el colectivo se mantiene en buena medida de manera artificial. La gente que continua participando prefiere dedicarse a su colectivo o a trabajar en su entorno cercano mas que en una coordinación a nivel de Bizkaia. El colectivo Luz Negra se disuelve a la par y otros de los grupos participantes van desapareciendo gradualmente, a la vez que se impulsan nuevos espacios como el gaztetxe de Olabeaga o el Ateneo Izar Beltz.
La segunda década de los dos mil
La EHKL
La Euskal Herrietako Koordinakunde Libertarioa (EHKL) surge en 2011 en un momento de cierta efervescencia de charlas y eventos15 en los que distintas personas, pertenecientes a diversos colectivos anarquistas o a título individual fueron coincidiendo y sintiendo la necesidad de crear un espacio que aglutinara y diera visibilidad a al menos una parte importante de la actividad libertaria en Euskal Herriak. A este clima se une un llamado de Lucio Urtubia, que insta a algunas personas a decidirse a dar pasos concretos, llamado que sirve de detonador para realizar una convocatoria amplia a sectores libertarios vascos. Más adelante surge lo que se viene a llamar «Movimiento 15M», en el que EHKL no llega a participar directamente pero que si supone quizás el indicativo de una necesidad, de dar pasos al frente en la construcción de vías externas y enfrentadas al sistema económico, político y social vigente.
Finalmente, y tras una serie de conversaciones informales entre individualidades libertarias se decide convocar un exitoso encuentro pro coordinación libertaria en Euskal Herria, en el gaztetxe de Zarautz en febrero de 2011, con una participación de casi un centenar de personas. De ahí surgió un impulso de coordinación con el objetivo de conocerse, compartir recursos y visibilizar las prácticas libertarias.
En EHKL participa gente de toda Euskal Herria mayoritariamente a título individual, aunque muchas de las personas militaban en colectivos como CNT, CGT, FEL, Cruz Negra, Hauspoa, Sorginkale, DDT, Ekintza Zuzena, Bizitoki, diversos gaztetxes y okupas, bibliotecas, radios libres…
La experiencia organizativa se prolonga a lo largo del 2011 y 2012, abarcando principalmente a los territorios de Bizkaia y Nafarroa con varios hitos importantes, como la Acampada Libertaria de Otxandio, a principios de septiembre de 2011, que atrae a casi 400 participantes en los distintos actos que se organizan y supone un importante punto de encuentro y foro de debate. También es de destacar la campaña por la abstención activa durante las elecciones generales de 2011, que culmina con una manifestación en Bilbao, o la participación el 31 de marzo de 2012 en el día de acción europea contra el capitalismo con actos en varios herrialdes. Finalmente, se puede mencionar la campaña desarrollada en 2012 con motivo de la conmemoración del 500 aniversario de la conquista del reino de Navarra por parte de Castilla, donde se denuncia el intento de aprovechar dicha coyuntura para legitimar el estado vasco. Sin llegar a ser una campaña, otra de las propuestas que se realiza durante la I Acampada es la de ir traduciendo textos clásicos del anarquismo al euskera. Fruto de ese proyecto se traduce el libro «Komunismo libertarioa», de Isaac Puente, que finalmente saca a la luz la distribuidora DDT cuando ya EHKL ha pasado a mejor vida.
Se pueden mencionar algunos argumentos para tratar de explicar el por que de la disolución de la EHKL. En primer lugar, no existe un objetivo o programa claro de acción común ni un criterio unificado sobre la necesidad de este espacio de agrupamiento libertario. También existen diferentes visiones sobre el sentido y la forma que dar a una coordinación, cuyo impulso y conformación acaban quedando mayormente a merced del voluntarismo de unas pocas personas. Por otro lado, la mera cuestión organizativa (reuniones, desplazamientos, debates por internet,…) consume mucho tiempo y energía, sin que se consigan apenas avances. En este contexto, se va generando una creciente apatía y desinfle y un repliegue o reafirmación de la labor que se realiza en el propio colectivo o en el entorno más cercano. Hechos todos que van minando progresivamente el interés de la gente por participar y conllevan la silenciosa extinción de la EHKL.
La segunda acampada libertaria
Tras un paréntesis, en agosto de 2014 se celebran en el espacio del proyecto de educación integral Bizitoki de Behauze (Behe Nafarroa) los Segundos Encuentros Libertarios de Euskal Herria, impulsados por un nuevo grupo de gente de diversas zonas, una vez disuelta la EHKL. Los objetivos iniciales de esta nueva convocatoria fueron los de estrechar relaciones entre las personas libertarias para construir, desarrollar y difundir prácticas y referencias teóricas en común. La organización estructura los encuentros en base a tres ejes de discusión: «Patriarcado», «Escuela» y «El estado y el mercado». Al margen de estas discusiones se organizan otras diversas actividades: paseos montañeros, teatro, mesas de libros, talleres, etc. Cada una de las jornadas reúne a unas 80 personas aproximadamente. Dentro del encuentro se evidencian algunas diferencias en cuanto a la estructuración organizativa (por ejemplo, si constituir o no una entidad libertaria a nivel de Euskal Herria), a la «cuestión nacional» y al marco ideológico entre sensibilidades explícitamente libertarias y otras que apostaban por no adherirse a una etiqueta que consideran limitada. Los encuentros no generan una estructura estable de coordinación ni tienen continuidad posterior.
Nafar Libertarioak y Gazte Anarkistak
En Nafarroa ha habido varios intentos de coordinación libertaria en el último lustro.
Primero fue Nafar Libertarioak (de principios de 2011 a mediados de 2013), al calor de la coordinadora libertaria de Euskal Herriak (EHKL) pero que acabó sobreviviendo a esta y prolongando su andadura aproximadamente un año más. En ese momento se ve la necesidad de aunar fuerzas dentro del movimiento libertario, al percibir que se está dando una actividad importante pero carente de cohesión, hasta el punto de desconocer el trabajo que están haciendo otros colectivos u organizaciones dentro del anarquismo. Se busca asimismo un espacio político libertario propio para Euskal Herriak, algo pendiente por parte del anarquismo, y en este sentido, Nafar Libertarioak era uno de los herrialdes que convergían periódicamente en asambleas generales y de coordinación con el resto de coordinadoras vascas.
En Nafar Libertarioak participaban CNT, FAI, colectivos como Subeltz, Sorginkale Banaketak, Kolektibo Beltza, Última Alternativa, Asamblea Libertaria de la Sakana o Asamblea Libertaria de la UPNA, así como individualidades. De su actividad destacan campañas como las realizadas por la abstención activa o la crítica a la apología del Estado en el contexto del quinto centenario de la conquista de Navarra (que quedó plasmada en un dossier). Se participa en huelgas generales y se llevan a cabo jornadas como el «Otoño de Agitación Libertaria». Al calor de la coordinadora surgen también iniciativas como el programa radiofónico contrainformativo Uhin Beltzak, o la editorial Hagina, para editar libros de temática libertaria, como fue el caso de «Comunidades sin Estado en la Montaña Vasca» (de Sales Santos e Itziar Madina).
Gazte Anarkistak se gesta entre finales de 2013 y principios de 2014, buscando dar respuesta a la carencia de una organización juvenil específicamente anarquista en Nafarroa. Se percibe un número importante de jóvenes con inquietudes libertarias que, sin embargo, no encuentran un espacio adecuado en el que empezar a militar y tener sus primeros contactos con el anarquismo activo, por lo que permanecen inoperantes o acababan uniéndose a otros proyectos no libertarios. Ante la gran acogida que tienen sus primeras asambleas abiertas, se plantea estructurar el colectivo por zonas, con varios grupos independientes pero coordinados entre sí. Aunque hay en un principio asambleas activas por ejemplo en Lizarraldea, finalmente la iniciativa no cuaja y solo prospera en Iruñerria y alrededores. Este colectivo desarrolla numerosas actividades y campañas (antirrepresiva, anticonsumista, recuperación del «Sabotai Eguna», etc.), publica comunicados y textos tras trabajar algunos temas de manera interna y participa, tanto por afinidad como estrategia, en otras iniciativas del movimiento popular en Nafarroa con el objetivo de potenciarlas. También sufre el golpe de la represión tras mostrar solidaridad con otras represaliadas. En un principio las asambleas son itinerantes, asentándose después en el local de Subeltz y luego en el nuevo gaztetxe de Iruñea. GA ha mantenido relaciones fluidas y de colaboración con otros agentes libertarios de Nafarroa. Su militancia ha ido renovándose y replanteando asimismo sus actividades, siempre con el objetivo de divulgar el anarquismo entre la juventud combativa y por extensión en la sociedad e incidir con las ideas libertarias en el movimiento juvenil y popular.
Es precisamente Gazte Anarkistak uno de los colectivos que desde 2016, empieza a juntarse para crear una nueva plataforma anarquista en Iruñerria con objetivo de impulsar un espacio político propio que se sumara a la participación social paralela ya existente. El cambio del contexto político en Iruñea (a nivel gubernamental pero también en el movimiento popular por la okupación del gaztetxe) y la necesidad de una voz anarquista ante todo ello, así como la percepción de inactividad y falta de cultura militante y del compromiso no solo en el anarquismo sino en las luchas sociales en general, derivado todo ello quizá de cierta pacificación social, son algunos de los motivos que impulsan estas reuniones. También influye la desaparición de Subeltz (al entender esta necesidad de espacio suplida con el nuevo gaztetxe), la pretensión de «desguetizar», con esta oportunidad, al anarquismo iruindarra y buscar sinergias y acumular fuerzas. En un principio se plantea como una nueva coordinadora, pero con el debate y reflexión pronto hay voces críticas ante esta posibilidad, por la experiencia fallida de intentos anteriores y también por la escasez de proyectos previos que coordinar, lo que supondría crear una red vacía de contenido. Esta iniciativa comienza también con Iruñako Ekintza Antiespezista y gente que venía participando Subeltz. Esta es una iniciativa pendiente de definición, en búsqueda del formato idóneo para desplegarse en el contexto actual, sin perder de vista la construcción de espacios políticos libertarios en otros puntos del Estado como Barcelona, Madrid o Zaragoza.
Algunos apuntes provisionales
El mundo libertario, en un sentido amplio, se caracteriza por una pluralidad de formas, expresiones y matices. En este sentido, las consideraciones finales a este somero repaso sobre experiencias contemporáneas de coordinación libertaria en Euskal Herria no pretenden formular afirmaciones categóricas, ni plantear soluciones o entrar en grandes terrenos filosóficos sobre cuestiones de fondo, cuyo abordaje requeriría un notable desarrollo teórico. Aquí se pretende solo señalar modestamente diversas cuestiones (alguna de las cuales se desgranan ya a lo largo del texto) que nos permitan reflexionar sobre nuestras experiencias militantes pasadas, presentes y futuras.
Una primera consideración hace referencia a la presencia y cohabitación a nivel organizativo de las dos identidades políticas anteriormente mencionadas: la anarquista16 y la autónoma17 (ambas con sus peculiaridades y complejidades) entre las que existen afinidades e intersecciones, pero también diferencias y puntos de fricción.
El impulso organizativo
El impulso organizacional o asociativo viene determinado por la necesidad de impulsar y afianzar relaciones de conocimiento y colaboración que posibiliten la creación de una comunidad de pensamiento y de lucha lo más amplia posible y también de edificar estructuras más o menos formales o estables que permitan crecer como movimiento y tener una mayor incidencia social.
Estas iniciativas de coordinación plantean algunas cuestiones prácticas y debates recurrentes:
- La definición de la identidad (libertaria, anarquista, autónoma, antiautoritaria, alternativa…)
- La bases sobre las que se construye la afinidad (la adscripción ideológica o las prácticas comunes).
- El sentido y objetivos de la coordinación.
- El tipo de coordinación: establecida en base a una estructura estable y pública u orientada al desarrollo de una campaña o la consecución de un objetivo determinado.
- El consenso-disenso y la gestión de los desacuerdos en el desarrollo de un proceso de coordinación
- El proceso y ritmos de construcción de la estructura coordinativa.
- El «factor humano», como determinante, al margen de cuestiones teóricas, del devenir organizativo. En este sentido, se orientaría el debate sobre peso de la ideología y valores dominantes y las dificultades para interiorizar otros valores y prácticas alternativos en nuestro desempeño cotidiano.
Algunas ideas
Una primera cuestión a plantear es el sentido de la coordinación misma, que implícita o explícitamente se da por descontado. El «hay que juntarse» parece algo evidente, deseable y necesario, aunque con quiénes, con qué sentido y de que forma es algo menos claro. Se trata de plantearse, por ejemplo, si hay algo real que organizar y si el marco en el que agruparse debe ser general y abstracto o en base a un trabajo constructivo previo y una comunidad de intereses.
Si repasamos un poco la historia de las coordinaciones libertarias anteriormente relatadas vemos que una de sus características es una duración más o menos limitada, que tiene que ver a menudo con el desarrollo tanto de contradicciones o circunstancias internas como de condicionantes externos. Se pueden mencionar a modo de hipótesis alguna de estas cuestiones:
- Contexto apropiado. Estas iniciativas pueden surgir de forma más o menos espontánea en momentos de cierta movilización social o cuando existe cierto caldo de cultivo favorable para el surgimiento de iniciativas antiautoritarias, que suelen estar formadas en buena medida por gente joven. De igual forma, pueden darse por el impulso de realidades asociativas ya existentes que saben interpretar el momento histórico y logran prosperar. También pueden acontecer como respuesta a una situación de impasse, como necesidad de llenar un vacío organizativo o ideológico o como imitación de iniciativas que se dan en otros contextos geográficos o políticos.
- Falta de experiencia organizativa, que puede redundar en una escasez de herramientas teóricas y prácticas y llevar a un proceso de aprendizaje lento, desgastante y contradictorio. Por otra parte, se pueden tomar prestados esquemas organizativos que no respondan a las necesidades concretas del momento e introduzcan diversas rigideces en el funcionamiento. A ello se añade que el impulso militante inicial, motivado por una coyuntura favorable o por la vitalidad o ilusión del momento, a menudo remite con el tiempo ante el establecimiento de rutinas o dificultades organizativas.
- Falta de objetivos claros o de conexión con la realidad. La excesiva ideologización o una búsqueda de unidad abstracta pueden derivar en dinámicas endogámicas o autorrefenciales sin trascendencia ni repercusión social.
- Discontinuidad generacional. En diversos casos, las nuevas coordinaciones carecen o cuentan con escasas referencias personales o documentales críticas o analíticas sobre experiencias anteriores. Unas referencias que pueden facilitar el proceso formativo e informativo y ayudar a dinamizar las prácticas y a limitar los problemas y conflictos que inevitablemente surgen en las iniciativas colectivas. De todas formas, la presencia de personas de distintas edades y los bagajes acumulados tampoco aseguran necesariamente que no se produzcan la repetición de errores o rémoras del pasado o que no haya un desencuentro generacional.
- La casa por el tejado. Una coordinación que se fundamenta mayoritariamente en pequeñas y precarias iniciativas locales o grupales (algo típico de los ambientes libertarios) puede tratar de impulsar de forma prioritaria la estructura general que las une, valorando quizás que de ello se derive el propio fortalecimiento de esas mismas realidades. Un riesgo posible es una excesiva burocratización que acabe por ahogar u obstaculizar el desarrollo de cada experiencia individual o lleve a la creación de una «marca» o una entidad «fantasma» que no respondan a una realidad organizativa real y dinámica. De forma similar, la impotencia o falta de capacidad de incidencia en el entorno cercano puede impulsar a tratar de superar o esconder esa carencia proyectándose o encontrándose en un nivel superior.
- El corsé ideológico. La constante reafirmación ideológica que se hace a menudo desde el anarquismo suele ser un elemento caracterizador, que dota de cohesión y coherencia internas y refuerza la identidad, pero también puede correr el riesgo de dogmatizarse y convertirse en un fin en si misma, además de suscitar diversas contradicciones en su relación con otras luchas sociales o familias políticas18.
- La definición y desarrollo del marco de incidencia y la relación con las luchas sociales. Establecer el área y propósitos de trabajo en común es un elemento fundamental. En esta definición influyen el contexto geográfico o político o la existencia o no de luchas sociales en las que se despliega una crítica antiautoritaria, por ejemplo. Una referencia organizativa libertaria de coordinación puede tratar de desarrollar una labor que pretende ser global y multisectorial, o incidir solo en aspectos determinados (núcleo de debate, de difusión cultural, de intercambio de experiencias, de difusión cultural, de trabajo en áreas específicas desatendidas o en las que no existe una presencia o una línea de trabajo antiautoritarias, etc.) Las circunstancias, la coyuntura o la orientación ideológica pueden determinar que opción tomar. En el caso de Euskal Herria se ha planteado en diversas ocasiones la cuestión de cómo incidir en una realidad tan compleja y en la que surgen luchas o conflictos sociales en los que participan diferentes actores políticos. Intervenir como bloque ideológico de forma exterior, participar como entidad en otras luchas o coordinaciones plurales, «diluirse» individualmente en las luchas sociales o en los movimientos sociales antiautoritarios sin un afán dirigista, etc. han sido alguna de las respuestas. Conflictos y luchas radicales como la antimilitarista o la antidesarrollista han servido de aprendizaje en este sentido.
- Cuestiones internas. La posibilidad de establecer un proyecto colectivo implica un interés por entenderse y por establecer consensos y puntos en común, por comunicarse y por establecer espacios de encuentro y trabajo. Algo no sencillo y que requiere la predisposición, el tiempo y esfuerzos necesarios por generar una cultura que trate de romper con las rencillas grupusculares, la endogamia, el sectarismo o el dogmatismo.
- Condicionantes externos. Hechos represivos, cambios en las coyunturas sociales y políticas, etc.
- La visión subjetiva y la experiencia. Junto a la consideración política o ideológica que se puede hacer de estos momentos organizativos, se encuentra la cuestión de cómo se valora personalmente una vivencia de este tipo y qué conclusiones se extraen de la misma. Al margen de un sentimiento de bucle o de fracaso y desgaste que suele destilarse de algunas de estas experiencias organizativas, y que llevan muchas personas al abandono de los ambientes militantes, existen también valoraciones positivas. El aprendizaje y la formación individuales y colectivas, el establecimiento de relaciones duraderas, las vivencias afectivas, la ilusión que se invierte en el desarrollo de la militancia, las enseñanzas prácticas o el servir de antedecente hacia otras militancias (libertarias, sindicales, vecinales, espacios autogestionados, luchas sociales asamblearias, proyectos culturales y comunicativos, etc.) son algunas de las cuestiones a rescatar.
Una propuesta
El espacio libertario, aunque con sus problemas y deficiencias internas, representa un elemento de crítica social muy importante y un foco o semilla de iniciativas de todo tipo. Cómo organizarse y que forma tomar no es una cuestión sencilla, y la diversidad de tentativas de coordinación han demostrado sus posibilidades y carencias. En cualquier caso, el espíritu antiautoritario mantiene su presencia y pugna por emerger en diferentes momentos y situaciones.
Una idea a plantear en el momento actual es la necesidad de espacios físicos de encuentro libertario (por ejemplo, acampadas, jornadas de debate y confraternización, etc.) En este sentido, rescato una opinión al respecto: «Estos eventos pueden servir para establecer un marco práctico de encuentro o de coordinación entre quienes así lo quieran, pero también de quienes lo rechacen o simplemente acudan, lo que no es poco. Sería un error pretender englobar bajo bandera común más o menos obligada al citado ambiente congregado más allá de la participación en el citado evento, buscando necesaria o prioritariamente que se vuelque en un marco organizativo. Así estos eventos tendrían la función de ser espejos de diversidad y facilitadores de contactos sectoriales o confluencias globales si fuera el caso, pero estos lazos surgirían con independencia del propio evento, el cual para que no se convirtiera en una nueva rutina, tampoco tendría que dotarse necesariamente de periodicidad».
Argia Landariz
NOTAS
1. Agradezco mucho la labor de colaboración en el ejercicio de la memoria o de recopilación de materiales realizada por diversas personas.
2. Para conocer mejor el proceso de la Transición española recomiendo la lectura del folleto «Transición a la modernidad y Transacción democrática», del colectivo Etcétera. Disponible en: www.sindominio.net/etcetera/
3. En este periodo, por ejemplo, se dan en el entorno libertario procesos como el de la reconstrucción de la CNT o el surgimiento del colectivo Askatasuna.
4. Un factor importante serán las crisis y las rupturas provocadas en diversos movimientos sociales debido a los intentos de subordinarlos a su estrategia política por parte de la Izquierda Abertzale.
5. Para explicar en buena medida la realidad del movimiento libertario en los años 80 habría que remontarse a diversas circunstancias históricas, tanto relativas al surgimiento del movimiento obrero en el País Vasco y a los hechos posteriores (Guerra Civil, Franquismo, etc.), como al proceso de reconstrucción de la CNT y de todo el movimiento anarquista en la Transición española. Hechos estos que exceden al propósito de este artículo.
6. Entendida la autonomía como «la independencia de criterios y objetivos de la lucha social, así como la radicalidad de sus objetivos y métodos». Cita extraída del libro «Tropikales y radikales. Experiencias alternativas y luchas autónomas en Euskal Herriak (1985-1990)», de Jtxo Estebaranz, (ed. Likinianoren Altxorra, 2005), obra referencial para acercarnos a estos años.
7. Este apartado es un resumen de algunas partes del libro «Tropikales y radikales».
8. Jtxo Estebaranz. Op. Cit. Pág. 51.
9. Jtxo Estebaranz, Op. Cit. Pág. 53
10. A raíz del ataque con cócteles molotov contra la Casa del Pueblo de Portugalete, que derivó en varias muertes, se desató una campaña de criminalización contra el grupo Mendeku desde Herri Batasuna.
11. Militante anarquista y antifranquista, asesinado por la policía en la prisión de Carabanchel el 14 de marzo de 1978.
12. Este apartado es un breve resumen del libro «El hilo Negro. Encuentros con la autonomía» (ed. Likiniano Elkartea, 2000).
13. Una referencia para acercarse a este conflicto –por supuesto susceptible de diversas interpretaciones- es el artículo «La epidemia de rabia en España (1996-2007)», publicado en el nº 4 y 5 de la desaparecida revista «Resquicios».
14. Para conocer mejor la andadura de Akrazia disponemos de un amplio y recomendable escrito, que hemos tenido que resumir bastante por razones de espacio. Podemos remitir a quien desee el texto, que también estará disponible en la web de la revista.
15. Una actividad significativa son las «Jornadas sobre anarquismo y liberación nacional» que se celebran en el otoño de 2010 en el gaztetxe de Gernika.
16. En el caso de la identidad libertaria-anarquista su asunción explícita se sostiene sobre unos fundamentos ideológicos, un corpus teórico general, una historia y unas prácticas que, aunque configuran una rica y plural tradición, marcan también una fuerte impronta, al margen de que siempre exista una tensión y un espacio de actualización y crítica.
17. En lo que se refiere a la autonomía vasca surgida en los años 80 esta viene determinada «por la adscripción a un determinado tipo de prácticas sociales que rechazan la mediación de lo político y son estas las que van conformando esta concreta corriente de pensamiento. El proceso de este modo es inverso al de una adhesión previa a una tradición ideológica ya formulada (anarquista, marxista, leninista…) y se reivindica en permanente construcción. No está fijada y, consecuentemente, sólo es transmisible mediante la confluencia en las prácticas emancipatorias» (cita extraida de la mencionada obra El hilo negro de los noventa, pág. 5). Los componentes ideológicos son tomados de diversas tradiciones (consejos obreros, anarquismo de acción, izquierda postsituacionista, nacionalismo revolucionario vasco,…) como fruto de una práctica no mediada y radical.
18. En este sentido se sitúan críticas como esta: «Cíclicamente irán surgiendo nuevos grupos libertarios (…) También se sucedieron cíclicamente las mismas dificultades: una enemistad obsesiva contra otras expresiones de la izquierda revolucionaria y abertzale, una relación instrumental con los movimientos alternativos, que eran vistos como expresiones poseedoras de un carácter antiautoritario insuficiente y necesitadas de las labores de vanguardia de los grupos libertarios». (Breve historia del anarquismo vasco, Jtxo Estebranz, Ed. Txalaparta, 2011, pág. 183).
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