En los últimos años, Grecia traspasa un largo período de crisis. Una crisis que se nota a todos los niveles: institucional, a nivel político y social y, -sobre todo y obviamente- a nivel económico.
Desde 2010 y hasta hoy, el país se encuentra en una continua recesión económica que ha bajado el nivel de vida (o el crecimiento para lxs que prefieren el argot tecnócrata) un cuarenta por ciento.
Una serie de medidas económicas, tales como el aumento de impuestos, los recortes de salarios y pensiones o los recortes de las distintas ayudas sociales, han sumido a las clases bajas en la pobreza y además han debilitado mucho la clase media, que es la mayoría social del país.
El período de crisis ha provocado un efecto de choque en la sociedad griega, ya que venía de unos 15 años de prosperidad, durante la cual los griegos vieron aumentar sus sueldos y sus ingresos más que en cualquier otra época de la historia corta del estado griego contemporáneo. En la misma época, el capital griego se expandió triunfalmente en los Balcanes, aprovechando el bajo coste de la mano de obra y de las economías destrozadas que ha dejado atrás el colapso del ex-bloque socialista.
La explotación de la mano de obra barata también tuvo lugar en el interior del país, ya que centenares de miles de inmigrantes llegaron a Grecia y se encargaron casi de la totalidad del trabajo manual pesado, trabajando en régimen de ilegalidad (ya que la legislación griega les dejaba a propósito en la precariedad absoluta en cuanto a su residencia en el país) y a muy bajo coste. Era una época que concluyó el recorrido de la transición griega.
Después de la dimisión de la junta militar de 1974, y hasta 1981, el país fue gobernado por la derecha y conservadora ND (Nea Dimokratia). En este periodo nacieron muchas luchas obreras y sociales, que se frenaron con la subida al poder del PASOK socialista el 1981. Una serie de medidas y leyes de modernización social combinados con una retórica socialista vacía, condujeron al país a una relativa paz social. PASOK y ND intercambiaban el poder.
La característica más importante del aparato estatal ha sido el clientelismo, con el sector público reconvertido en un campo de contratación de votantes y la corrupción entre estado y grandes capitalistas más que latente.
La entrada en la unión monetaria (UEM) en el 2001 fue un acontecimiento importante en un país que teóricamente prosperaba, pero dejaba al descubierto sus problemas económicos estructurales.
Los juegos olímpicos del 2004 –el año que Grecia también ganó la eurocopa de fútbol– fueron la culminación de una política de malgasto y malversación de fondos, mientras además creaban una falsa ilusión en la mayoría de la sociedad dezzzx que Grecia había entrado en la élite mundial y que a partir de entonces todo iría a mejor…
El estallido de la crisis económica mundial no creó inmediatamente un clima de preocupación. Más preocupante para el régimen fue la revuelta de diciembre de 2008, de la que hablaremos más adelante.
Lo que se tiene que entender es que Grecia tiene bastantes diferencias con los demás países europeos occidentales y desarrollados. A pesar de que muchos de los ciudadanos griegos piensan que son los herederos directos de “los que dieron sus luces a la civilización europea”, la verdad es que el país se encuentra en un cruce entre Oriente y Occidente y culturalmente más cerca de Oriente.
Desde su fundación -como protectorado de las grandes fuerzas de la época (Francia, Inglaterra y Rusia)- en el 1830, el estado griego es súbdito de sus amos internacionales en el exterior y de una lógica clientelista en el interior, que no ha creado en los ciudadanos -y en la totalidad del espectro político- una cultura “participativa”, sino todo lo contrario: se mantiene una relación de enemistad y desconfianza entre el ciudadano y el estado. En esto ha influenciado la base social agrícola del país. Hasta principios de la década de los 80, los agricultores fueron la mayoría de la planta laboral. Grecia tiene una tradición obrera pobre, ya que nunca desarrolló la industria pesada, todo lo contrario: tiene mucha tradición de pequeña propiedad y del sector terciario, que en las últimas tres décadas es el pilar de su modelo productivo junto con la construcción.
Resumiendo, puede uno decir que en la últimas generaciones lo que predomina es el espíritu pequeño-burgués. A pesar de la pobre tradición obrera, la historia griega es rica en acción de movimientos políticos. Desde la resistencia contra la ocupación alemana, que condujo a los tres años de la guerra civil (con el PC apoyándose casi exclusivamente en la población agrícola) se creó la polarización entre la derecha y la izquierda. Esta polarización llevó unos años más tarde al golpe militar de la junta de los coroneles de 1967, que duró hasta 1974. Durante la transición hubo un auge de politización de la población y entraron en escena con mucha fuerza movimientos obreros, estudiantiles y sociales. En esta época también apareció con mucho dinamismo el recién nacido movimiento anarquista. La «protección de los derechos sociales», el movimiento «anti-yankee» y la «ventaja moral» de la izquierda fueron las características principales de la escena política de la transición.
Aquí es importante remarcar que el movimiento sindical griego tiene diferencias con la mayoría de los movimientos sindicales europeos. Hay solo una confederación, que es vertical y que se financia por el estado y tradicionalmente fue controlada por él, y la mayoría de su afiliados son del sector público (donde hasta hace muy poco estaban prohibidos los despidos). Dadas estas características, el sindicalismo ha tenido un valor más bien negativo en Grecia y la mayoría de las luchas obreras reivindicativas se dan por iniciativas autónomas y/o sindicatos de base controlados por el PC (PAME).
En los últimos años hubo un gran aumento de las movilizaciones. El principio fue en el 2008, cuando después del asesinato de Alexis, de 15 años de edad, por un policía en el barrio emblemático de Exarjia, arrancaron disturbios que se expandieron rápido en todo el estado griego. Durante días, y especialmente en el centro de Atenas, comisarías y edificios estatales fueron el blanco de muchos ataques mientras que las manifestaciones dejaron en llamas los centros de las ciudades. A pesar de que la primera ola se rebajase después de los primeros 3-4 días y las acciones se limitaran principalmente en el centro de Atenas sin poder alterar seriamente el proceso productivo, el movimiento anarquista se volvió especialmente agresivo durante ese año y el siguiente, obligando así al estado a reforzar su arsenal represivo.
Por muy fuertes que fueran estas confrontaciones, no tuvieron la masificación de las que siguieron. La tutela por la UE-FMI-BCE y los memorándums, inició la masificación de la protesta.
El 5 de mayo del 2010, 150.000 personas sitiaron el Parlamento durante horas, hasta que llegó la noticia de la muerte de tres personas en MARFIN, un banco incendiado en el centro de Atenas. La gente se quedó perpleja ante la noticia y las movilizaciones se frenaron. El siguiente auge fue en 2011, con el movimiento de los indignados. Las plazas se llenaron y cada vez que había convocatorias de concentraciones o huelgas generales había enfrentamientos que se extendían en muchas ciudades.
El canto del cisne fue la manifestación del 12 de febrero de 2012, el día de la aprobación del segundo memorándum. Más de un millón de personas salió en todo el país, la mayoría en la capital de Atenas. A pesar de la impresionante movilización, los enfrentamientos que duraron horas, los incendios de los bancos y de otros edificios, el memorándum y las medidas de austeridad se aprobaron, creando así una sensación generalizada que la acción directa en la calle no trae por sí sola resultados.
La necesidad de una organización de estructuras y la actualización de las opciones de la acción en la calle quedaron en evidencia. Aquel domingo fue un antes y después. La victoria de la derecha en las elecciones y la subida de Syriza tuvieron un doble resultado: por un lado ND empleó una política de tolerancia cero frente al movimiento y cualquier expresión de cuestionamiento. Por otro, mucha gente que había bajado a la calle con un espíritu subversivo, tuvo esperanzas de la posible victoria de Syriza (que en aquel entonces tenía una retórica radical). Así, el tiempo entre 2012-2014 concurrió con una bajada fuerte del movimiento antagónico y un brutal aumento de la represión.
La única nota optimista para el movimiento anarquista fue la reacción ante la represión del gobierno contra las ocupaciones. En enero de 2013, después del desalojo de varias ocupaciones, un grupo de 100 compañeros reocupó la histórica Vila Amalias, que estaba bajo vigilancia policial. Los GEOS tuvieron que intervenir y desalojar deteniendo los y las compas. La manifestación que se organizó en respuesta fue de 10.000 personas, la más grande que se ha hecho por el movimiento anarquista a solas.
La historia del espacio político anarquista en Grecia es relativamente corta. Empieza en la época del final de la junta militar y la transición. En la sombra de la más activa extrema izquierda, los anarquistas de los 70 y 80 formaban mayoritariamente una subcultura, una cultura underground que se manifestaba con más frecuencia alrededor de las ocupaciones, la música DIY y el barrio de Exarjia. Desde la década de los 90 en adelante, sus filas crecieron y se descentralizaron. En 1995, después de disturbios delante el Politécnico, la policía desalojó y detuvo más de 500 personas, un acontecimiento que sacudió la retórica de los medios de comunicación sobre los «30 encapuchados, provocadores a sueldo». La generación del 95 se quedó en gran parte activa políticamente, cambiando así el fenómeno de pasotismo generacional.
Apoyando luchas locales y medioambientales como luchas del sector de la educación junto con la creación de muchos centros sociales y grupos en todo Grecia, aumentó la influencia de los anarquistas en los principios del nuevo milenio. Su enlace con el movimiento obrero seguía bajo mínimos, pero protagonizaron el movimiento antiglobalización y participaron masivamente en las protestas internacionales así como de la cumbre europea de Tesalónica el 2003.
Desde mediados de la década actual, se crearon sindicatos obreros de base así como colectivos obreros, especialmente en el sector servicios de hostelería y mensajería. En 2007 se crearon los primeros sindicatos de base por parte de anarquistas. En el mismo año hubo movilizaciones estudiantiles importantes, en las que participaron anarquistas, dando un carácter dinámico al movimiento.
Centenares de jóvenes entraron en contacto con el movimiento anarquista y aumentaron sus filas un poco antes del estallido de la revuelta del diciembre del 2008.
Los acontecimientos de 2008 indicaron que había una gran difusión de las consignas sociales del movimiento anarquista, de revuelta y auto-organización. El anarquismo estaba en estado floreciente a todos los niveles. Ocupaciones, asambleas populares, sindicatos obreros de base, así como el impresionante auge de los grupos armados creó una falsa sensación de que la revolución era simplemente una cuestión de equilibrio de fuerzas.
Al mismo tiempo, se dio un empuje a la lucha antifascista, con muchas movilizaciones y acción directa contra los nazis de Amanecer Dorado, que estaban cobrando fuerza.
La represión durante los primeros años de la crisis no doblegó la moral -hasta 2012-, pues la participación era masiva. Después, y como ya se ha comentado, empezó el declive…
Las principales tendencias del anarquismo en Grecia fueron históricamente tres. La insurreccionalista, de mayoría anarquista también vinculada a las ocupaciones, es decir agrupaciones de individuos o grupos que se organizan a nivel estatal informalmente. Sus características principales son: la auto-organización y lo antijerárquico en sus iniciativas. Su posición contra la política y contra los medios de comunicación, la inclusión de cada forma de violencia como medio de lucha y la lucha antifascista activa.
Una segunda tendencia son la gente de Antiexousiastiki Kinisi (movimiento antiautoritario). Son auto-organizados y anti-jerárquicos, perο susceptibles en la creación de jerarquías informales, centralistas y más abiertos a las colaboraciones con la izquierda, intentando siempre presentar un perfil social más serio. Mucho más pequeña en número de gente que la primera, no colaboran entre sí por sus profundas discrepancias y diferencias políticas.
La tercera y última es la tendencia de los autónomos. Sus características se acercan más a la autonomía italiana pero con una visión sui generis, una lectura cínica de la realidad social, además de una obra editorial enorme, pero con un presencia en la calle muy mínima.
La primera tendencia está ya dividida a base de distintas temáticas. La surgida de una tendencia nihilista-antisocial después de diciembre, ha creado un minoría opositora – sobre todo de juventud- a la mayoritaria tendencia del anarquismo social. Los “sociales” han creado dos federaciones anarquistas, la APO (Organización Política Anarquista) y la Federación Anarquista. Las dos surgieron de la misma iniciativa que se dividió en dos, a base de discrepancias políticas. Una nueva tendencia es la mezcla de anarquismo con comunismo, a veces con un retórica populista aludiendo al pasado partisano de la guerrilla comunista de la guerra civil.
Con distintas prioridades, la tendencia obrerista se expresa a través de sindicatos de base y algunos colectivos obreros. En 2014 se creó – como resultado de una iniciativa que ya llevaba 3 años- la Federación de Sindicatos de base, en la que participan 4 sindicatos y otros colectivos. Al mismo tiempo, hay muchos centros sociales en los barrios, que se ocupan sobre todo de cuestiones locales, y de asambleas de barrio y este último año ha sido muy importante la organización de infraestructuras , ocupaciones y asambleas de solidaridad con los inmigrantes y refugiados. En resumidas palabras hay un acuerdo sobre la necesidad de una organización política, pero la cuestión es la forma y el contenido político de una organización como tal. Hay muchos desacuerdos y tendencias así como antagonismo interno y sectarismo.
El auge de Syriza hizo mucho daño al movimiento. Cansada de la represión y con el argumento de «ojalá haga 1 de las 10 cosas que promete» mucha gente se deslumbró por una retórica radical y votó por Syriza (aquí hay que destacar que la mitad de las consignas de Syriza son consignas robadas del movimiento anarquista). Además, le dio un período de gracia al nuevo gobierno, criticando las iniciativas radicales, como la huelga de hambre de los presos políticos por la abolición de la legislación antiterrorista.
Más tarde, mucha fue la gente que apoyó el referéndum, teniendo falsas ilusiones de que los movimientos populares se pueden construir desde arriba y los anarquistas influirían decisivamente en un movimiento popular de salida de la UE. Otros simplemente vieron que el referéndum presentaría un signo de clase en la sociedad griega, y acabaron en las urnas votando por el OXI, asqueados por la propaganda de los medios de comunicación de masas en apoyo del Sí y de la clase burguesa. El resultado final de las maniobras políticas de Syriza fue la contracción del movimiento.
Una contracción parecida presenta también el movimiento armado en Grecia, un país con larga tradición de lucha armada. Las dos grandes organizaciones armadas, 17 de Noviembre y de ELA (Lucha Revolucionaria Popular), que fueron activas hasta 2002 y 1994 respectivamente, tienen sus raíces políticas en la extrema izquierda. Desde el 2003 en adelante, la lucha armada parece tener más un signo anarquista, siendo la organización armada principal el grupo «Lucha Revolucionaria (LR)», que entre otros objetivos atacó con un cohete la embajada americana de Atenas y con megabombas la bolsa de Atenas y el Banco Central de Grecia. La muerte de Lambros Fountas, miembro del grupo de LR llevó a las detenciones de 2010 y a continuación a la segunda fase de la organización. Después de la detención de su miembro histórico Nikos Maziotis, el grupo está relativamente inactivo. Es de señalar igualmente la contribución teórico-practica de este grupo, que entre otros, tuvo la lucidez de señalar en su día el alcance político-social de la crisis griega.
La segunda organización más activa, la SPF (Conspiración de Celulas de fuego), realizó muchos ataques incendiarios y puso bombas antes de las detenciones masivas de 2009-2011. Es una organización anarco-nihilista con discurso antisocial, manteniendo una línea dura y firme de negación de los procesos judiciales.
Últimamente el grupo más activo parece ser el grupo de OLA «Organización de Luchadores Populares» con ataques contra la embajada de Israel y de la residencia del embajador alemán, teniendo un discurso anti-autoritario y anarquista, pero a la vez populista con referencias a la historia del movimiento comunista griego.
Muchas más organizaciones han hecho notar su presencia a lo largo de los años, pero aquí no hay espacio para dejar referencia más detallada. Como ejemplo indicar la organización que ejecutó a los dos fascistas de las brigadas de asalto de Amanecer Dorado, solo unos días más tarde del asesinato del antifascista Pablos Fyssas por los fachas del A. D.
La acción continua de los grupos armados de los últimos 40 años, y también el comportamiento de confrontación pública o clandestina de los anarquistas –especialmente en los últimos 10-15 años– han llevado a la modernización y al endurecimiento del arsenal represivo del estado. La primera ley antiterrorista se aprobó en 2001 y se ha modificado ya dos veces para poder abarcar actos violentos en espacios públicos de distintos movimientos sociales. Una reforma penitenciaria parecida a la de FIES, se aprobó por el gobierno de derecha, pero gran parte de esta reforma fue retirada por el gobierno de Syriza después de la huelga de hambre de los presos políticos en el 2015. Después de esta huelga de hambre -y el movimiento de solidaridad-, el gobierno de Syriza también retiró la ley «de las capuchas» que se había aprobado en 2009 (después de la revuelta de Diciembre). Esta ley agravaba las peticiones de penas por cada delito cometido con las características de la cara tapada. Con esta ley fueron procesadas más de tres mil personas durante los años de la crisis.
A pesar de un cambio de perfil que está intentando conseguir el gobierno de izquierdas, la política represiva del estado sigue sin incesablemente tanto contra los anarquistas como contra cualquiera que esté luchando por la subversión de este mundo podrido, por una sociedad de igualdad, solidaridad y auto-organización.
El mensaje más optimista de hoy día viene por la enorme solidaridad que se da con los inmigrantes y refugiados. Centenares de compañeros están al lado de los refugiados, montando ocupaciones de hospedaje y en general estructuras solidarias, en muchas ocasiones más importantes que las estatales. Por nuestro lado, los anarquistas desde las tierras de Grecia, luchamos y seguiremos luchando junto con todos los reprimidos.
Nuestros saludos libertarios e internacionalistas a todos vuestros lectores.
Kostas Floros
Basilis Chatzigavriil