CIENCIA FICCIÓN RADICAL

La ciencia ficción es enormemente popular, pero a menudo se la ve como algo básicamente reaccionario, lleno de relaciones feudales, glorificación de la guerra y fantasías racistas, expresadas éstas en masacres de alienígenas. Pero existe una gran cantidad de ciencia ficción que explora todas las posibilidades del espíritu humano, desde estibadores portuarios anfibios en huelga hasta hombres que tienen la capacidad de dar a luz. Esta es una breve introducción a algun@s de l@s escritores de ciencia ficción radical en inglés más destacados.

En el siglo XVIII ya se dan unas primeras obras como Gulliver’s Travels (Los Viajes de Gulliver) de Swift, donde un hombre perdido viaja por varios mundos habitados por diferentes pueblos, pero en general se considera Frankenstein, de la escritora Mary Shelley (1818) como la primera obra realmente de ciencia ficción. El género se hizo rápidamente más popular a lo largo del siglo XIX, y los dos autores más famosos fueron Jules Verne y H. G. Wells. Verne estaba más interesado en la tecnología y el socialista Wells usó el futuro como una forma de escribir crítica social. Estas dos orientaciones a la hora de escribir se han dado desde entonces.
Las tres distopias (un mundo futuro de pesadilla) más famosas son «Brave New World» (Un Mundo Feliz) de Aldus Huxley, escrita en 1932, que se centra en las ideas de reproducción y control social a través de la manipulación pre y post-natal; «Fahrenheit 451» de Ray Bradbury, donde los libros están prohibidos y son quemados y «1984» de George Orwell, escrita en 1948, que transcurre en un estado totalitario que todo lo controla.

Pero la gran explosión de la ciencia ficción radical surge de la contracultura de los años sesenta. Algunas novelas responden directamente a eventos mundiales de la época, como la alegoría de Ursula K. Le Guin sobre la guerra de Vietnam «The Word for World is Forest» (El nombre del mundo es bosque). El optimismo imperante acerca del futuro con astronautas y viajes a la luna convirtiéndose en parte de la realidad por primera vez, también significó que la ciencia ficción fuera aún más popular y jugara un mayor papel en los medios de comunicación. Puede que el escritor de ciencia ficción más prolífico de esta generación sea Philip K. Dick, quien escribió literalmente cientos de libros, pero los que más a menudo se encuentran en las estanterías de compañeros son «Flow My Tears the Policeman Said» (Fluyan mis lágrimas, dijo el policía) y “Do Androids Dream of Electric Sheep?” (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?). Otros incluyen a Michael Moorcock y Kurt Vonnegut.

Una clásica novela utópica anarquista de los años 70 es «Woman on the Edge of Time», de Marge Piercy, que se mueve entre una sociedad anarquista futura y los años 70 en Nueva York. El personaje principal es Consuelo, una mujer chicana en Nueva York que es confinada en un hospital mental y es contactada por alguien de una futura sociedad anarquista. Esta sociedad futura se encuentra amenazada debido a los avances en control mental y de las emociones por ensayos médicos donde Connie se encuentra retenida.

Los desposeidos

La novela de ciencia ficción más influyente con planteamientos explícitamente anarquistas es «The Dispossessed» (Los desposeídos), de Ursula K. Le Guin. Esta prolífica autora norteamericana ha sabido inyectar una gran vitalidad a la tradición de la literatura utópica, creadora de mundos posibles, verosímiles y coherentes (a lo que contribuyen sus conocimientos antropológicos). En Los desposeídos (escrita en los años 70) narra la historia de Shevek, un físico brillante que vive en Anarres, un planeta colonizado por exiliados del planeta Urras tras una revolución social fallida. Anarres es un lugar aislado y casi desértico, donde se establece una organización social anarquista. Shevek encarna el aliento humano que trata de trascender las barreras de desconfianza y aislamiento que separan a los diferentes planetas. Ese afán lo lleva a retornar a Urras, más de dos siglos después de la separación de ambos mundos. La estructura en paralelo de la novela (que muestra la vida de Shevek en Anarres y su viaje a Urras) ponen sobre la mesa algunos temas fundamentales del ideario social: la complejidad de las relaciones humanas, el papel de las ideologías, los retos, bondades y contradicciones de las experiencias revolucionarias, los diferentes ropajes y disfraces de la dominación o el papel de la mujer dentro de la estructura social. Especial interés adquiere la reflexión sobre la propia idea de cuáles podrían ser los valores y las estructuras en un mundo guiado por ideales anarquistas. En este sentido, se plantea cómo la consciencia de vivir en una sociedad que se autoafirma como libre lleva a una tensión constante entre los impulsos de libertad y de cambio (la revolución permanente) y las formas de fosilización (a veces muy sutiles) que pueden adquirir las experiencias políticas y sociales con el tiempo.

Aunque normalmente se suele asociar la ciencia ficción a algo totalmente sexista y dominado por hombres, lleno de héroes guerreros y rameras ninfómanas del espacio, much*s autor*s explotan las posibilidades de las palabras inventadas para invertir la dominación y sumisión entre hombres y mujeres o para abolirla y convertir a todos en iguales (Woman on the Edge of Time) o hacer desaparecer a los hombres (Herland/Dellas, A Door into Ocean[[Entre otras muchas. Curiosamente no se me ocurre ninguna obra en la que sean las mujeres quienes desaparecen.]]) o que todos tengan el mismo género (The Left Hand of Darkness/La mano izquierda de la oscuridad) o introducir un tercer género (Xenogenesis) o… Una buena parte de l*s mejores autor*s de ciencia ficción surgieron del movimiento feminista de los 60, así como de la contracultura. El triunfo de una dictadura cristiano-fundamentalista de derechas y la resistencia femenina hacia ella es el argumento de varias obras, incluyendo «The Handmaid’s Tale» (El cuento de la criada), de Margaret Atwood (la película es horrible, el libro es mucho mejor) y «Native Tongue» (Lengua materna), de Suzette Haden Elgin, una obra fascinante donde las mujeres inventan un lenguaje secreto y una gran parte de su argumento gira en torno a la lingüística.

La nueva ola de Ciberpunk, que comenzó a principios de los 80 en el mundo mucho más pesimista de Thatcher y Reagan se orientó a un futuro dominado por las nuevas tecnologías y la alienación. Un clásico temprano es «Neuromancer» (Neuromante), de William Gibson, uno de los primeros lugares donde puede que hayas visto la palabra «ciberespacio». Sus libros se ocupan de Internet y la nanotecnología y la manera en que la alta tecnología cosifica y estandariza a los seres humanos.

Hoy en día el autor más conocido de ciencia ficción probablemente sea Iain Banks. La mayor parte de sus novelas de ciencia ficción transcurren en una sociedad interestelar denominada Cultura, una sociedad post-escasez, post-dinero con una libertad personal casi total donde la mayor parte de los problemas han sido abolidos, incluso la muerte (puedes grabar tu personalidad en un disco, de manera que si te matan, eres recargad*). La Cultura en sí misma puede resultar algo insípida, ya que todo es demasiado sencillo, y las novelas tienden a desarrollarse en situaciones de guerra fuera de ella, habitualmente implicando a otras sociedades bastante militaristas y despiadadas. Las novelas son extremadamente oscuras, con un sentido del humor bastante retorcido. Un contemporáneo de Iain Banks es Ken Macleod. Sus series «Fall Revolution» tienen lugar en varias sociedades futuras, según las historias van hacia atrás o hacia adelante en el tiempo. La primera novela, «The Star Fraction», transcurre en un futuro cercano en Londres, que se encuentra dividido en varios mini-estados. Un personaje es un huido de un mini-estado cristiano fundamentalista que escapa a un puerto franco regido por una forma de mercado libre libertario, otro es un luchador trotskista mercenario.

Las series de «Mars» (Marte), de Kim Stanley Robinson describen una colonización de Marte y una revolución que estalla como un intento de libertad por parte de l*s colon*s. Se producen agrias disputas sobre si Marte se debería cambiar para que resultara más habitable para los humanos (los Verdes) o dejado tal cual está (los Rojos) y entre capitalistas y libertarios. Otros de sus libros incluyen una trilogía sobre el cambio climático y «The Years of Rice and Salt» (Tiempos de arroz y sal), que imaginan un mundo donde prácticamente toda la población europea resultó aniquilada por la peste negra. El libro entonces describe una historia sin europeos, así la I Guerra Mundial se produce entre China y Dar-el-Islam y la revolución industrial comienza en la India. El hilo argumental lo llevan un grupo de personajes que continuamente se reencarnan juntos a través de las diferentes épocas del libro.

Una novela radical bastante reciente, «Iron Council» (El Consejo de Hierro), de China Mieville, es el tercer libro que protagoniza una ciudad, New Crubazon, regida por una élite militar violenta y represiva, donde hay unas elecciones cuidadosamente controladas. La ciudad está habitada por human*s y por personas cactus no humanas, anfibios e insectoides que conviven, pero están amenazados por ataques y pogromos avivados por la ultraderecha cuando el estado va a la guerra. La élite mantiene su poder con una feroz represión, cuya cumbre es el Rehacer. L*s disidentes y l*s delincuentes son Rehechos, derritiendo sus cuerpos con máquinas o deformándolos de diversas maneras, bien para volverlos útiles a la industria o sólo para inflingirles sufrimiento. Cuando estalla la guerra con otro estado, la agitación de los disturbios y la rebelión desembocarán en una insurrección revolucionaria en la ciudad. Al mismo tiempo se narra la historia del consejo de hierro, un tren revolucionario en el desierto. Un grupo de trabajadores ferroviarios, algunos prisioneros Rehechos, se dedica a tender vías de tren a través del continente. Cuando una huelga acaba convirtiéndose en un levantamiento, ellos escaparán con el tren buscando la libertad, desmontando los raíles por donde circulan y montándolos de nuevo delante de la máquina, moviéndose así continuamente hacia delante. Cuando la revolución parece ya inminente en la ciudad, un pequeño grupo parte a la búsqueda del Consejo de Hierro para pedirles que vuelvan para ayudar en la lucha.

La idea de «Futuro» es parte del campo de batalla de las ideas políticas. ¿Será el futuro esperanzador o de pesadilla? ¿Liberación post-escasez o un horror de vida después de la Bomba, control mental y ejércitos de robots, ríos contaminados y códigos de barras tatuados en el brazo? La ciencia ficción, como un género leído hoy en día por millones de personas, es un foro para discutir sobre nuestro futuro y para explorarlo e imaginar los infinitos horrores y posibilidades de la existencia humana.

Millie

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