AUTOGESTIÓN O VACUNAS. PUNTOS PARA UNA DECISIÓN

El 25 de julio de 2008, se presentó en Madrid al Ministerio de
Sanidad una Reclamación de Responsabilidad Patrimonial debido a la utilización en las vacunas de derivados mercuriales (thiomersal), todos ellos altamente tóxicos y lesivos para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la vida, sin haber previamente informado de su presencia a los ciudadanos.

El 29 de octubre del 2008 en Roma se llevó a cabo una manifestación por parte de los afectados por las vacunas para reclamar responsabilidades al estado italiano.

Durante el 2008 se han recogido en España más de 3.000 firmas para pedir una moratoria por la implantación de la vacunación del papiloma humano entre las adolescentes debido a las serias dudas que presenta esta vacuna.

Dos constantes marcarán la «bella» historia de las vacunas.

Cada día que pasa es de conocimiento público que el 30% de las personas que ingresan en un hospital lo hacen como consecuencia de la utilización de fármacos.

Ya en 1990 se comenzó a observar que la cuarta causa de mortalidad en el mundo industrial estaba relacionada con el consumo de fármacos.

Sin embargo, curiosamente las vacunas no se incluían dentro de éstos. Éstas siempre disfrutaron de amplias dispensas por la «gran aportación» que hicieron a la Humanidad.

En la última época de la humanidad la industria fue construyendo un gran tejido ideológico para impulsar su expansión económica sucesiva.

A partir de 1860 implantó, en colaboración con la burguesía emergente, los programas y calendarios vacunales progresivamente entre las poblaciones para que, todas las vacunas que producía de manera continua, fuesen consumidas a pesar de los efectos adversos que generaban y paralelamente fue silenciando cualquier información publicada contraria a sus intereses.

Un ejemplo gráfico es la implementación en el mundo industrial, a partir de 2006, de la vacunación del papiloma humano (VPH) entre la población femenina adolescente, bajo el argumento que los virus del papiloma humano junto a las primeras relaciones sexuales producen directamente el cáncer de útero.

Ni el papiloma, ni las primeras relaciones son las causantes del cáncer.

Sin embargo, silencian los verdaderos motivos del cáncer de matriz: la estrogenización y medicalización de la mujer.

Entre las reacciones generales de las vacunas, recogidas en sus 210 años de utilización, caben destacar las infecciones (polio, tuberculosis, gripe, pulmonía, meningitis, viruela, varicela, hepatitis, sarampión, paperas, tosferina, infección papiloma y fiebre amarilla), los transtornos neurológicos (encefalitis, meningitis, parálisis, retraso psicomotor, cambios de la conducta, autismo, epilepsia, muerte súbita del lactante, sordera y ceguera), las alteraciones inmunitarias y autoinmunes (alergias, enfermedad del suero, intolerancias al gluten y lactosa, diabetes, reumatismo y disminución de las plaquetas).

Además la vacuna del papiloma humano, denominada cervarix o gardasil, debido a su contenido en aluminio puede generar tumores, enfermedades autoinmunes( fatiga crónica y miopatías), transtornos cardíacos y muerte súbita del adulto.

Ya se han observado unos miles de afectados y de muertes por esta vacuna en los EEUU y en Europa.

Al contrario de lo que voceaba a los cuatro vientos se pudo ir comprobando, a lo largo de muchos de los países del mundo, que realmente la humanidad no había cambiado el comportamiento de sus epidemias infecciosas graves gracias a las inmunizaciones, sino gracias a la resolución de ciertos conflictos humanos que eran determinantes en la reducción de las infecciones hasta mínimos soportables por las comunidades.

La alimentación calórica suficiente, la entrada de sol en los edificios, los ritmos de trabajo, la conducción de las aguas, las condiciones de la vivienda, de las fábricas, de los orfanatos y de las prisiones, la recogida de los desechos, las necesidades básicas satisfechas, la vida de los seres sin tantas heridas de guerra y las relaciones humanas placenteras fueron motivos suficientes para disminuir las epidemias que habían asolado el planeta, como la del cólera, de la tuberculosis, de la viruela, de la peste, del dengue, de la malaria, de la difteria, de la tifoidea, del tifus, de la gripe, de la polio, de la sífilis y la del tétanos.

Fue la burguesía del siglo XIX, a través del estado y sus instituciones, quien ideó e impulsó la aplicación de unas medidas sanitarias tendentes supuestamente a contrarrestar la elevada mortalidad infecciosa que generó la industrialización salvaje durante el período 1820-1945.

Bajo el intento de tapar la alta mortalidad infecciosa desencadenada por las condiciones de vida y de trabajo propias de esta época industrial, se eligió una, de todas las técnicas conocidas hasta el momento, que resultó ser la vacuna para implantarla como el mejor remedio preventivo y así limpiar la conciencia de los prohombres de la burguesía.

En el País Vasco a principios del siglo XIX, la alta burguesía liberal de la mano de Lope de Mazarredo introdujo las primeras dosis de vacuna de la viruela.

En el 2007 Osakidetza se posiciona favorablemente a favor de la vacuna del papiloma humano.

En toda España la introducción progresiva de las vacunas fue contestada con gran resistencia por amplias capas de la sociedad, de tal forma que el ayuntamiento de Barcelona, entre otros, en 1820 promulgó diversos edictos de obligatoriedad para parar el movimiento de desobediencia que emergía en los municipios.

Hace un año en Bilbao colectivos de trabajadores de la sanidad se manifestaron por la retirada de subvención a revistas contrarias a la vacuna del papiloma humano.

En el desarrollo implacable de toda esta salubre marcha triunfal colaboraron desde los inicios las universidades, los colegios, las asociaciones, las academias profesionales y, como no, los departamentos, los hospitales, los dispensarios y los ministerios de Sanidad.

Han sido millones de euros los que ha invertido Farmaindustria en financiar congresos, investigaciones y publicaciones, en comprar asociaciones, departamentos y personal de hospitales para así informar a favor de la vacuna Cervarix o Gardasil.
De todas es conocido desde hace tiempo la relación tan estrecha entre estas instituciones y la industria farmacológica.

Solamente, echando un simple vistazo a nuestro alrededor, vemos como la mayor parte de las publicaciones «pseudocientíficas» que se distribuyen entre buena parte de las médicas, enfermeros y personal sanitario de nuestro país están pagadas en un 99% por la publicidad de FarmaIndustria y en un 1% por el Servicio de Salud de cada una de las autonomías.

La investigación práctico-teórica y la formación sanitaria que se imparte en nuestras escuelas de enfermería y facultades de medicina está largamente financiada por dineros de la industria que controla el tipo de conocimiento que se imparte en las aulas y que lógicamente influye de manera definitiva en las mentalidades de los futuros y presentes profesionales sanitarios.

Como dijo el médico anarquista Isaac Puente (Las Carreras 1896- 1936): «El mal llamado servicio público no es sino un parche necesario del sistema, indispensable para su propia reproducción y mantenimiento. Estaríamos viviendo un modelo de salud que, lejos de buscar y combatir las causas que provocan la gran mayoría de las enfermedades de las que somos víctimas, se limita únicamente a combatir los síntomas y a enriquecer o endiosar de paso a todo un restringido sector social.

La salud, su control y su mantenimiento, ha de tener como principal protagonista al propio enfermo.

Tenemos que aceptar el medio vital tal como es y capacitarnos para estimular nuestras defensas a base del clima y de los elementos de la naturaleza».

Así afirmó hace más de medio siglo este hombre moderno, actual y honesto, que se encontró con una ideología manipulada y ante la cual respondió sobradamente.

Todo este edificio construido y que forma parte de la ideología del estado moderno persigue fijamente que las personas no tengamos criterio, seamos consumistas y funcionemos de manera dependiente.
Estos puntos expuestos tienen por finalidad revisar la historia que nos han enseñado, crear una verdad diferente, motivar una conciencia más despierta y poder así ser libres.

Xavier Uriarte
(Presidente de la Liga por la Libertad de Vacunación. LLV)
febrero del 2009
info@vacunacionlibre.org

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