REPARTO SÍ, PERO DE LA RIQUEZA

Llevamos unos años que es fácil leer o escuchar algo relacionado con la necesidad de repartir el empleo, nos lo cuentan los chic*s iluminad*s del PSOE, con Jauregui a la cabeza; las distintas patronales se llenan la boca de repartir empleo, muchos sindicatos ven en el reparto del empleo la salida al paro, entendido como falta de actividad laboral. Ahora resulta que algunas iniciativas sociales o ciudadanas cargan las tintas en el tan manido reparto como la salida a ese paro estructural que padecemos. Es más, desde hace unos añitos se ha impuesto el reparto del empleo a través de la generalización del trabajo asalariado precario, con la aparición de las ETTs.

Vivimos en unas sociedades basadas y orientadas hacia el sacrosanto mercado único e indivisible, donde las grandes empresas vienen determinando todas y cada una de las leyes cotidianas de ese mercado único, de tal manera que los Estados han perdido autonomía y siguen al dictado las directrices de unas instituciones globales (Banco Mundial, FMI, OMC, ONU,…) sometidas-dirigidas por esas famosísimas multinacionales que sólo buscan un objetivo: ampliar sus beneficios.

Los mercados están repletos de todo tipo de productos. Es más, se fuerza el cierre de fabricas y se dejan sin cultivar las tierras; las nuevas tecnologías han ayudado, muy mucho, a esta saturación. A los excedentes se les da salida en forma de ayuda humanitaria, y así las cosas, en estos momentos mas que nunca, el empleo es un bien escaso.

Pero si reflexionamos sobre el actual panorama empresarial que nos rodea, vemos industrias socialmente inútiles por donde queramos mirar, no sólo las manidas fábricas de armas, sino de automóviles, muchísimas del sector químico, montón de diferentes envasados,… hasta un larguísimo etcétera. Cuanto más lo pensamos, más llegamos a la conclusión de que debemos destruir, erradicar multitud de empresas que son del todo antisociales.

Tras hacer esta afirmación, entendemos que nuestros problemas no pueden encontrar solución en un reparto de una menor cantidad de empleo que quedaría tras esos deseadísimos cierres de empresas antisociales (fábricas de armas, centrales nucleares, sector automoción, plantas de lindane, grandes infraestructuras y obras faraónicas,…).

Es muy posible que alguien piense que estas reflexiones son producto de un mal sueño y no es así; sencillamente pensamos que el reparto del actual empleo existente no es nuestra preocupación central, ni muchísimo menos. Estamos cansad*s de repetir que nuestro gran problema como personas en paro es la carencia de recursos suficientes y estables, y no la falta de un empleo. Pero esta situación de carencia de recursos se da en un mundo rico, en sociedades repletas de recursos, que son acaparados por minorías que disfrutan de todo. Consideramos que enfocar nuestro problema hacia la necesidad de conseguir una situación de hipotético pleno empleo, es suicida y, por supuesto, insostenible.

No es cuestión de trabajar de manera asalariada durante 15 ó 20 horas a la semana; lo importante, urgente y necesario es conseguir una distribución de la riqueza, de los recursos existentes, y para ello no basta con enunciar nuestros deseos, hemos de acumular fuerzas, desarrollar luchas, que se orienten a conseguir ese fin en el día a día. Pensamos que conseguir la gratuidad de transportes para quien carece de recursos o el impago de la luz, gas, vivienda, cines, comedores, piscinas, actos culturales…, es una manera correcta de iniciar el reparto de recursos existentes. Ni que decir que esto es insuficiente, y por ello es necesario definir la lucha contra la riqueza, contra l*s ric*s, que acaparan recursos de manera ilimitada, y sin control alguno.
Tenemos que comenzar a levantar la cabeza y centrar nuestros objetivos prioritarios de lucha en recuperar ese abundante botín del que se han apropiado unas minorías. En este sentido, hemos de fomentar las ocupaciones de inmuebles vacíos, exigir la cesión gratuita de terrenos para que se construyan viviendas de calidad que se cedan gratuitamente o a bajos costos a quienes carecemos de recursos o disponemos de muy pocos. No podemos seguir mirando cómo grandes empresas privadas se enriquecen a costa de servicios elementales y cuasi imprescindibles hoy por hoy.

Otras ideas-fuerza que nos llevan a cuestionar la vía del reparto del empleo como una medida prioritaria y central para nosotr*s es la constatación de que cada día más las nuevas personas pobres muchas veces poseen empleo de baja o bajísima calidad (malas condiciones, salarios de miseria,…).
Cuando algun*s sociólog*s y entendid*s hablan de la socialización, la pertenencia o la inserción a través del empleo, no podemos más que reírnos a carcajadas.
En las actuales sociedades de consumo ilimitado, en la que estamos envuelt*s, lo fundamental es el disfrute de recursos suficientes para consumir dentro de la normalidad. Aquí l*s vecin*s se describen por los vehículos que utilizan, o la vivienda que habitan, ya pasaron los tiempos en que reconocíamos a nuestr*s vecin*s por el empleo que desarrollaban.

En estos momentos, reforzar la lucha por el empleo es, entendemos, apostar por el mantenimiento del caos medioambiental y social, consolidar o mantener las producciones socialmente innecesarias e incrementar la competitividad, la insolidaridad, los codazos.
No podemos seguir mirando los beneficios de las cajas y bancos, de las grandes empresas, no podemos consentir que siga metiéndose más carne humana en la picadora del mercado, hemos de discutir mucho más a fondo todos estos temas, y no dejar a las gentes entendidas que nos orienten científicamente del camino.

Con estas letras queremos avisar al mundo sindical anticapitalista de que no nos convencen sus luchas por empleos que por justicia, por interés social, debíamos destruir ya.

Además, no viene a cuento hablar de reparto cuando se sabe que no es posible un reparto mundial del empleo sin romper el mercado actual, sin acometer el reparto de la riqueza y lo que es más importante, sin cuestionar el consumo irracional y los valores sobre los que se sustentan estas prácticas.
Para nosotr*s es equivocado seguir el camino del reparto del empleo cuando nos están imponiendo su reparto miserable del empleo a través de las reformas laborales y con instrumentos como las ETTs, que sólo crean terror y angustia.

En las actuales sociedades de la abundancia hemos de centrarnos en el reparto de la riqueza existente y por supuesto en el cuestionamiento de nuestras formas de vida, en pocas palabras: nuestras prácticas deben ir dirigidas a cambiar, transformar esta actual sociedad del mercado único, y eso nos conduce a evaluar nuestras luchas, pensando en cuáles son las aportaciones que hacen a esa nueva sociedad que es urgente parir.

En este sentido, los actuales sindicatos mayoritarios y muchos movimientos sociales centran sus luchas en mejorar sus situaciones y las de aquellas personas que aún tienen empleo, del tipo que fuere. Pero estas mafias sindicales y grupos sociales no necesitan de otra sociedad, son parte de la actual, y en ella siguen a gusto.

Las gentes empobrecidas estamos cansadas de tanto hablar de algo que no es realmente nuestro problema; en tal caso hemos de reivindicar que el empleo que quede o aparezca sea realmente útil y necesario socialmente, que se desarrolle en condiciones humanas.

Pero por el contario, echamos en falta movimientos amplios de lucha en favor de las rentas básicas garantizadas, del derecho de ciudadanía, del ingreso universal, acompañando estas peleas de un ramillete muy amplio de propuestas en nuestras formas de vida, combatiendo el consumismo irracional, y sobre todo trabajando por un amplísimo debate social que ayude a ir dando forma a nuevas propuestas de convivencia políticos y económicos muy diferentes del actual.
Para algun*s puede ser sorprendente nuestro punto de vista, pero os aseguramos que mayor perplejidad nos causa a nosotr*s cuando nos plantean este falso debate del reparto del empleo.
Reparto sí, pero de recursos, de esa muy abundante riqueza que un*s poc*s se han adueñado. Igualmente, es necesario el reparto de actividades humanas, pero del empleo, de momento, sólo nos queda exigir la desaparición de muchos empleos, y, cómo en muchas otras cosas, concretar como asumimos colectivamente el que quede. Tiene una gran importancia hoy el establecer este esquema de prioridades o nos encontraremos atrapad*s en sus círculos de crecimiento, desarrollo, aumento de empleos, caos, desorden de todo tipo y lo que toque.

Marga Nacho / Luis Carmona / Manolo Saez
(Gasteizko Langabetuen Asanblada-Baladre)

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