Servidumbre (in)voluntaria y manipulación de las mentes
Lunes 11 de enero de 2021 por CEPRID
Alejandro Teitelbaum
CEPRID
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente”.( Marx y Engels, Ideología alemana, 1846. Cap.I.A. 2. Sobre la producción de la conciencia).
Esto ya lo describió el poeta y escritor romano Juvenal hace 2000 años en sus Sátiras cuando acuñó la expresión “pan y circo”, donde atribuye la apatía del pueblo romano frente a los abusos del poder al hecho que este reparte alimentos y organiza espectáculos grandiosos. Siempre que el pueblo tenga para comer (de vez en cuando) y divertirse, el poder podrá hacer lo que quiera.
Esta visión de Juvenal de la relación entre el Poder y el pueblo ha evolucionado mucho desde entonces: los medios utilizados por el Poder para manipular las mentes ahora son muy sofisticados1. Y el “pan” que recibe actualmente el pueblo – en relación con el crecimiento exponencial de las diferentes necesidades básicas (alimentos, salud, vivienda, educación, medio ambiente sano, etc.) - es hoy proporcionalmente menor que en la época del Imperio Romano.
1- LAS BASES MATERIALES DE LA MANIPULACIÓN
Los medios de producción y de comunicación, en particular los altamente concentrados en grandes empresas, constituyen las bases materiales de la manipulación mental de la población.
En las fábrica y otras empresas se comenzó por la manipulación corporal de los trabajadores, cuya expresión más acabada es el taylorismo u “organización científica del trabajo” y su aplicación en la práctica, el fordismo, que se basó en la idea de hacer del trabajador un mecanismo más en la cadena de montaje: el obrero, en lugar de desplazarse para realizar su tarea se queda en su sitio y la tarea llega a él en la cadena de montaje. La velocidad de ésta última le impone inexorablemente al trabajador el ritmo de trabajo.
Este trabajo embrutecedor agotaba a los obreros, muchos de los cuales optaban por dejarlo. Ante una tasa de rotación del personal sumamente elevada Ford encontró la solución: aumentar verticalmente los salarios a 5 dólares por día, cosa que pudo hacer sin disminuir los beneficios dado el enorme aumento de la productividad y el pronunciado descenso del costo de producción que resultó de la introducción del trabajo en cadena. Los nuevos salarios en las fábricas de Ford permitieron a sus trabajadores convertirse en consumidores, inclusive de los autos fabricados por ellos.
Los trabajadores, que no se sentían para nada interesados por un trabajo repetitivo que no dejaba lugar a iniciativa alguna de su parte, recuperaban fuera del trabajo su condición humana (o creían recuperarla) como consumidores, gracias a los salarios relativamente altos que percibían.
Esta situación se generalizó en los países más industrializados sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial y de manera muy circunscripta y temporaria en algunos países periféricos. Es lo que se llamó “el Estado de bienestar”2, que influyó profundamente en la conciencia de los trabajadores. [Los trabajadores] “…terminaron por aceptar la relación salarial y la división del trabajo resultante. Contrariamente a lo que esperaba el marxismo revolucionario, dejaron de cuestionar el paradigma capitalista, contentándose con la ambición más modesta de mejorar su condición en el interior del sistema. Eso significaba también que su esperanza de libertad y de realización personal radicaba en su papel de consumidores. Su objetivo principal pasaba a ser el aumento de sus salarios para poder consumir más”.(Lars Svendsen, Le travail. Gagner sa vie, à quel prix? Editions Autrement, Paris, setiembre 2013, pág. 140).
La alienación del trabajador en el producto de su trabajo, descripta por Marx en los Manuscritos de 1844 (El trabajo enajenado) ha adquirido una nueva dimensión con la alienación del consumidor en el producto consumido: la relación sujeto consumidor/objeto consumido se ha invertido: el producto ha devenido sujeto y el consumidor objeto.
El derrumbe del socialismo real y el “socialismo del Siglo XXI”, puramente ficticio e impregnado de corrupción, contribuyeron también a generar un sentimiento de rechazo a la idea de una transformación socialista de la sociedad.
El Estado de bienestar se terminó más o menos abruptamente con la caída de la tasa de ganancia capitalista y la consiguiente caída de los salarios reales. Para dar un nuevo impulso a la economía capitalista y revertir la tendencia decreciente de la tasa de beneficios, comenzó a generalizarse la aplicación de las nuevas tecnologías (robótica, electrónica, informática) a la industria y a los servicios.
La introducción de las nuevas tecnologías requería otra forma de participación de los trabajadores en la producción, que ya no podía reducirse a la de meros autómatas. Había que modificar-perfeccionar el sistema de explotación, pues las nuevas técnicas, entre ellas la informática, requerían distintos niveles de formación y de conocimientos.
Es así como nace el “management” en sus distintas variantes, todas tendentes esencialmente a que los asalariados se sientan partícipes –junto con los patrones– en un esfuerzo común “para el bienestar de todos”.
Esto no implicó la desaparición del fordismo, que sigue vigente para las tareas que no requieren calificación y subsiste esencialmente en la nueva concepción de la empresa: el control del personal –una de las piedras angulares de la explotación capitalista– que se realiza físicamente en la cadena fordista de producción, continúa –acentuado– en la era postfordista por otros medios 3.
El nuevo “management” apunta a la psicología del personal. Los directores de personal (o Directores de Recursos Humanos) peroran acerca de la “creatividad” y del “espíritu de equipo”, de la “realización personal por el trabajo”, de que el trabajo puede –y debe– resultar entretenido (“work is fun”) etc. y se publican manuales sobre los mismos temas. Hasta se contratan “funsultants” o “funcilitators” para que introduzcan en la mente de los trabajadores la idea de que el trabajo es entretenido, de que es como un juego (“gamification” –del inglés “game”– del trabajo).
Si se les pregunta a los asalariados si están satisfechos en su trabajo muchos responderán que sí, que si no trabajaran su vida carecería de sentido. Y esto vale incluso para quienes realizan las tareas más simples.
En la cadena fordista la empresa se apodera del cuerpo del trabajador, con el nuevo “management” se apodera de su espíritu. “Las motivaciones y los objetivos del empleado y de la organización se presume que están en perfecta armonía: El nuevo “management” penetra el alma de cada empleado. En lugar de imponerle una disciplina desde el exterior, lo motiva desde el interior”(Svendsen).
“La explotación material debe esconderse tras la explotación no material y obtener por nuevos medios el consenso de los individuos. La acumulación del poder político sirve como pantalla de la acumulación de las riquezas. Ya no sólo se apodera de la capacidad de trabajo, sino de la capacidad de juzgar y de pronunciarse. No se suprime la explotación, sino la conciencia de la misma”.( Hans Magnus Enzensberger, Culture ou mise en condition? Collection 10/18, Paris 1973, págs. 18-19).
Henri Laborit, médico cirujano y neurobiólogo, escribe que según la experiencia que tenemos, que varía según nuestra clase social, nuestra herencia genética, nuestra memoria semántica y personal, las clasificamos jerárquicamente en una escala de valores que es la expresión de nuestros innumerables determinismos.
“Nuestros determinismos sociales son dominantes, porque las sociedades, como todas las estructuras vivientes, tiene tendencia a mantener el estado en que se encuentran para preservar su existencia, sometiendo al individuo a sus prejuicios, sus preceptos, sus ‘valores’. Tal sujeto está –se dice– equilibrado con su medio, estado ideal porque no será el origen de ninguna revuelta. No tendrá siquiera necesidad de pensar…”.
Sostiene Laborit que tal comportamiento, que evita recurrir a construcciones imaginativas de nuestro cerebro estructurante, ha sido muy útil a través de ciertas etapas de la humanidad, cuando el ser humano debió defenderse rápida y eficazmente contra las agresiones del medio exterior. Pero ahora –que el ser humano puede dominar el medio– dicho comportamiento ha perdido su finalidad primera. Sin embargo –resumimos la exposición de Laborit– el dominio sobre el medio dio lugar a la aparición de la acumulación y del capital y “es difícil imaginar un capital que no se constituya para acrecentarse”. El resultado es la persistencia de un comportamiento determinado por el sistema dominante y el bloqueo del surgimiento del “hombre imaginante”, capaz de pensar una sociedad diferente.(Laborit, Henri, L’homme imaginant, essai de biologie politique, Union Générale d’Editions, 1970, págs. 16-17).
Escribe Laborit en su libro La nouvelle grille: “En resumen, ¿dónde situar a la clase de los “trabajadores” y sus intereses de clase? Es probable que un cuadro superior o un obrero especializado, puedan tener conciencia, o no, de pertenecer al proletariado, a la clase de los “trabajadores”, según las satisfacciones –o insatisfacciones– de dominación jerárquica que sientan. En la clase obrera existen perfectos burgueses y felices de serlo, aunque sean explotados y despojados de su plusvalía, del mismo modo que existen en la burguesía auténticos proletarios y orgullosos de serlo, aunque por otra parte aprovechen plenamente de su poder económico y político que consideran equitativo porque no discuten la existencia de un poder jerárquico, sino su modo de distribución”. (La nouvelle grille, Edic. Robert Laffont, Francia, 1987, págs. 184-185).
Con las nuevas tecnologías se ha ido instalando en las empresas ese nuevo management con el que se procura que el trabajador centre su vida como persona en el seno de la empresa y llene su tiempo “libre” fuera de ella como consumidor “full time” de distintos tipos de entretenimientos alienantes: series televisivas, juegos electrónicos (verdadero flagelo contemporáneo), etc. Cuyo vector son los medios de comunicación altamente concentrados en gigantescos oligopolios.
Dicho de otra manera, el sistema capitalista en su estado actual trata de superar sus contradicciones insolubles inherentes a la apropiación por los dueños de los instrumentos y medios de producción y de cambio de buena parte del trabajo humano social (plusvalía) apoderándose de la mayor parte del creciente tiempo libre social (distribución desigual del tiempo libre social ganado con el aumento de la productividad) para “poner plustrabajo”, como escribe Marx en los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) y apoderándose también del escaso tiempo libre particular que les queda a quienes trabajan, mercantilizándolo como objeto de consumo.
De modo que puede decirse que la esclavitud asalariada propia del capitalismo, que pudo entenderse limitada sólo a la jornada laboral, ahora se extiende a TODO EL TIEMPO de la vida de los asalariados. De alguna manera, ha desaparecido la diferencia entre la esclavitud como sistema prevaleciente en la antigüedad (el esclavo al servicio del amo de manera permanente) y la esclavitud asalariada moderna.
El consenso de los explotados con el sistema dominante así logrado ha hecho en buena medida innecesaria la ficción del Estado mediador entre las clases sociales objetivamente antagónicas y ahora las elites dirigentes son visiblemente simples correas de transmisión del poder económico. Ya no hacen falta hábiles políticos al frente del Estado. Es notoria la decadencia, la torpeza y la incapacidad de la gran mayoría de los altos funcionarios del Estado. Ahora solo basta que sean fieles servidores de los grandes patrones de las finanzas, del comercio y de la industria.
2- LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La concentración oligopólica o cuasi monopólica de los medios de comunicación de masas (incluida la comunicación electrónica) y de los productos de entretenimiento de masas está en su apogeo.
Grandes empresas tienen el control mundial casi total de esos productos, mediante los cuales dictan a los seres humanos cómo deben pensar, qué deben consumir, cómo deben utilizar su tiempo libre, cuáles deben ser sus aspiraciones, etc.
Son el instrumento destinado a mantener y consolidar la hegemonía de la ideología y la cultura del sistema capitalista y formidables instrumentos para la neutralización del espíritu crítico, la domesticación y la degradación intelectual, ética y estética del ser humano. Uniformizan a escala planetaria los reflejos y comportamientos del ser humano, destruyendo la originalidad y riqueza de la cultura de cada pueblo. Son los vectores de la ideología del sistema dominante, que filtran la información y que tiñen la información ya filtrada de esa misma ideología en función de sus intereses particulares.
Buena parte de esta comunicación virtual al servicio de la reproducción del sistema dominante no es unidireccional: cada vez que una persona utiliza su computadora con cualquier motivo, se comunica vía Facebook o por otro medio similar, paga algo con tarjeta y en algunos casos, cuando prende las luces o enciendo el horno en su casa (véase la nota 4), está proporcionando información al sistema hasta de los mínimos detalles de su vida. Información que se comercializa, permitiendo así que los grandes consorcios económicos y los grupos políticos, sociales y culturales personalicen –elijan los destinatarios - de sus campañas persuasivas.
Esos medios con sus técnicas sofisticadas sirven de plataforma privilegiada a periodistas obsecuentes, politólogos, sociólogos, economistas, filósofos mediáticos y otros “formadores de opinión” justificadores del sistema dominante y del TINA –“There Is No Alternative”– de Margaret Tatcher. Los consorcios transnacionales llegan con sus productos (informativos y otros) a centenares de millones de personas y son los verdaderos formadores (más bien deformadores) de la opinión pública.
Por otra parte, las técnicas para mantener la hegemonía de la ideología capitalista han adquirido jerarquía científica. Los mecanismos de manipulación mental son objeto de trabajos académicos y de seminarios internacionales. En la Universidad de Stanford, California, funciona un Laboratorio de Tecnología Persuasiva que dirige B. J Fogg, quien ha escrito un libro cuyo título lo dice todo: Tecnología Persuasiva: utilizar las computadoras para cambiar lo que pensamos y lo que hacemos (tecnologías interactivas [Persuasive Technology: Using Computers to Change What We Think and Do (Interactive Technologies)]. También se llama a esta disciplina captología.
Del 6 al 8 de junio de 2012 se celebró en Linköping (Suecia) el “VII Congreso internacional sobre tecnología persuasiva”. En la convocatoria al Congreso se explicaba que “La tecnología persuasiva es un campo científico interdisciplinario que estudia el diseño de tecnologías y servicios interactivos para cambiar la actitud y el comportamiento de las personas. En él confluyen ámbitos como la retórica clásica, la psicología social y la computación ubicua 4y sus especialistas suelen dedicarse al diseño de aplicaciones en dominios como el sanitario, empresarial, de seguridad y educativo. El congreso contará con la información más actual sobre cómo diseñar aplicaciones móviles y basadas en Internet, como por ejemplo juegos móviles y sitios dedicados a las redes sociales, para influir en comportamientos, pensamientos y sentimientos”. Otras reuniones y conferencias similares se suelen celebrar en distintas partes del mundo.
Alain Accardo resume bien esto cuando escribe: “De hecho, todas las prácticas sociales en las que tomamos parte tienen efectos pedagógicos implícitos y contribuyen, poco o mucho, a “plier la machine” en nosotros, en un sentido lo más a menudo, aunque no siempre, conforme con las necesidades del sistema”.
Accardo se refiere a continuación a los tres dispositivos de domesticación integrados al sistema capitalista que considera esenciales: el sistema escolar y universitario, el sistema mediático de información-comunicación y el sistema político de democracia representativa (Alain Accardo, Notre servitude involontaire, Edit. Agone, Francia, 2001, pág. 50 y ss).
Nos surge la duda acerca de si es correcto llamar a la servidumbre actual “involuntaria”.
Etienne de la Boétie , siendo estudiante de derecho, escribió a los 18 años en 1548 su Discurso de la servidumbre voluntaria de una extraordinaria lucidez, profundidad y actualidad.
En la primera página de su Discurso, la Boétie escribe que si bien es una desgracia tener un solo amo, es mucho peor obedecer a varios.
Advierte que en su Discurso no quiere debatir acerca de si las repúblicas son mejores que las monarquías y que reserva para otro momento esa cuestión.
Pero constata que bajo cualquier gobierno los gobernados se acostumbran a la larga a obedecerlo, a confiar en el mismo hasta acordarle la supremacía.
Y se pregunta: ¿Qué es ese vicio horrible de ver un número infinito de hombres no sólo obedecer, sino servir, no ser gobernados sino tiranizados, no teniendo bienes, ni padres, ni hijos ni su propia vida que les pertenezca?(la Boétie, Discours de la servitude involontaire. Edit Mille et Une Nuits. 1995, págs 7, 8 y 9).
3- EL LENGUAJE COMO MEDIO DE DOMINACIÓN IDEOLÓGICA Y CULTURAL
Existen desde siempre una serie de expresiones que tienen un preciso contenido ideológico que confortan el orden establecido. Políticos, economistas, periodistas, etc., crean y popularizan otras expresiones o cambian el sentido habitual de algunas en función de la necesidad del sistema dominante de enmascarar la realidad y mantener el consenso de las mayorías
Víctor Klemperer, escritor y filólogo alemán, escribió un libro donde muestra a través de anécdotas, pasajes y lecturas, las palabras más mencionadas por las autoridades del Tercer Reich (y por el pueblo que, sin reflexionar sobre las mismas, las repetía) como ‘heroísmo’, ‘fanatismo’, ‘eternidad’, entre muchas otras, unidas a diversas ideas que fueron conformando la teoría (y la práctica) del nazismo.
Según Klemperer, “el nazismo se introducía en la carne y en la sangre de las masas a través de palabras aisladas, de expresiones, de formas sintácticas que imponía repitiéndolas millones de veces y que eran adoptadas de forma mecánica e inconsciente”. (Víctor Klemperer, Lingua Tertii Imperii, La lengua del Tercer Reich. Reflexiones de un filólogo. Editorial Minúscula, Barcelona, 2001).
Contemporáneamente algunos líderes políticos suelen utilizar la primera y la segunda persona del plural para captar al auditorio: “nosotros haremos…” … “ustedes construirán…” Es una de las formas de la narración (storytelling) política. Otra forma de “storytelling” de los Gobiernos consiste en contarles historias a la gente (mentir) cuando no pueden o no quieren cumplir con un compromiso adquirido previamente ante la opinión pública (aumentar las jubilaciones, combatir eficazmente una epidemia, aumentar la dotación del personal de escuelas y hospitales, etc.).
Eric Hazan, en su libro LQR, (Lingua Quintae Repúblicae) La propagande au quotidien, Editions Raisons d’Agir, Paris, 2006, analiza la actual “novlange” en Francia. Se ha dicho, con razón, que cada idioma o grupo de idiomas contiene una estructura propia de pensamiento. No cabe duda que actualmente el inglés es la lengua vehicular a escala mundial, propulsada en los últimos decenios por las comunicaciones y los juegos electrónicos y utilizada de manera predominante en todos los medios: artísticos, políticos, culturales, científicos, etc. Esta situación produce un doble efecto: por un lado se imponen los contenidos ideológicos de muchas expresiones utilizadas comúnmente en inglés y las estructuras mentales propias de ese idioma y por el otro se pierde, por no uso, la diversidad ideológica y estructural de otros idiomas. Además, teniendo en cuenta la interrelación dialéctica entre el lenguaje y el pensamiento, el predominio del inglés como “lingua franca” conduce a una especie de pensamiento único mundial, como sostiene el lingüista francés Claude Hagège. (Claude Hagège, Contre la pensée unique, Edit. Odile Jacob, enero 2012).
Medio siglo después de que George Orwell escribiera su libro 1984 muchas de sus visiones de una sociedad futura podrían ser tenidas en cuenta al percatarnos del modo en el que funciona el mundo. Nuestro objetivo no es centrarnos en el aspecto político de esta obra de ciencia ficción sino en la neolengua, ya que, en este libro, Orwell ofrece una profunda explicación sobre el uso de un nuevo idioma para controlar el pensamiento humano y muestra lo rentable que son los medios de comunicación para expandir la neolengua y, consiguientemente, la doctrina del Gran Hermano. Finalmente, lo que en principio es sólo parte de la imaginación de Orwell termina siendo el perfecto ejemplo de la forma en la que trabajan los medios de comunicación, porque, nos guste o no, las noticias están escritas en neolengua. De esta forma, Orwell descubre que a través del lenguaje se expanden conceptos ideológicos que están necesariamente vinculados a una carga subjetiva y que en ocasiones son radicalmente opuestos al significado original de la palabra o frase en cuestión. (Toledano Buendía, S. (2006). La neolengua de Orwell en la prensa actual. La literatura profetiza la manipulación mediática del lenguaje. Revista Latina de Comunicación Social, 62).
Así es como se llama: Comunidad internacional, a un pequeño puñado de grandes potencias que toman decisiones y emprenden acciones que afectan a toda la humanidad y que, al mismo tiempo, se enfrentan entre ellas.
Daños colaterales, a los ataques a la población civil en tiempos de guerra resultado del no respeto de la obligación de distinguir entre combatientes y no combatientes y/o con el propósito deliberado de sembrar el terror.
Economía de mercado, al capitalismo.
Mundialización, al imperialismo.
Flexibilización laboral, al derecho patronal ilimitado de despedir a los trabajadores.
Deserción escolar, a la pérdida de la escolaridad de los niños pobres.
Sin domicilio fijo, a la gente que no tiene vivienda.
Democracia, al sistema de Gobierno que practica diferentes niveles de autoritarismo.
Desarrollo duradero (o sostenible) a una manera de justificar el cumplimiento del imperativo del sistema capitalista de producir bienes superfluos, y/o excediendo las necesidades reales de los bienes necesarios, a fin de continuar acumulando capital y obteniendo beneficios, cualquiera sea el costo ecológico y social.
Comunidad científica, a una minoría de científicos convenientemente mediatizados que, por encargo de los Gobiernos, sirven para garantizar medicamentos y vacunas cuya eficacia y efectos secundarios no están suficientemente comprobados.
Cabe agregar que la “twitterización” del lenguaje, es decir su empobrecimiento extremo, (la mayoría de la gente, y sobre todo los jóvenes, utilizan un vocabulario cada más restringido) conduce inevitablemente al empobrecimiento del pensamiento5. Las redes de comunicación electrónica como Facebook, suelen tener consecuencias negativas para el ejercicio de la conciencia reflexiva o introspección, uno de los elementos fundamentales (el otro es la comunicación externa) del desarrollo de la conciencia y la formación de la personalidad.
4- EL MIEDO
El miedo -justificado o no- al contagio de un virus durante una pandemia o a ser víctima de un ataque terrorista puede provocar en las personas reacciones instintivas de autodefensa, neutralizar la voluntad e incluso privarlas totalmente de discernimiento y/o sentido crítico (Véase Emilio Mira y López, “El miedo”, Cuatro gigantes del alma, Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1950).
Son situaciones de extrema vulnerabilidad de las personas que las hace propicias a aceptar medidas gubernamentales carentes de justificación, contrarias a los derechos colectivos e individuales.
5- EL ARTE ES UNA FORMA DE CONOCIMIENTO: DEL CREADOR Y DEL LECTOR/ESPECTADOR
Por eso la cultura siempre ha sido subversiva. Unos atribuyen a Goebbels, otros a Millán de Astray la frase: "cuando oigo la palabra cultura, echo mano al revólver”.
Ahora, con una filosofía similar, entre las actividades restringidas o totalmente interrumpidas por causa de la pandemia, los objetivos preferidos de las autoridades son las artísticas (teatros, salas de concierto, museos, etc.). No es actividad cultural un “rave party”: amontonamiento heteróclito de una multitud que se sacude durante horas con menos gracia que un chimpancé al ritmo de un sonido monótono mientras consume alcohol y drogas. Lo que permite suponer un bajo coeficiente intelectual de los participantes. Y deducir la tendencia del Gobierno que lo tolera y en cambio reprime violentamente las manifestaciones públicas de reivindicaciones sociales.
…En el proceso artístico, el artista es, al igual que el científico, un cuidadoso observador de la realidad. Del mismo modo que en el caso anterior, el artista induce de la realidad una serie de aspectos interesantes en los que quiere profundizar. Estas experiencias que el artista ha seleccionado, intensificando detalles concretos de la realidad, las convierte entonces en formas. Estas formas, ya sean palabras, colores, sonidos, volúmenes, etc… son combinadas de acuerdo con las reglas de su arte (ya sea inspiración original o un estilo convencional concreto) para obtener la obra acabada. Ahora es preciso que esta obra sea comunicada al espectador para que produzca la experiencia estética buscada. El espectador percibe la obra, la interioriza y experimenta emociones similares (o quizá también otras) a las del autor. Estas nuevas visiones de la experiencia serán ahora contrastadas nuevamente con la realidad por parte del espectador, cuestionándola en el nuevo estado desvelado por la obra de arte.(Guillermo Fernández; consultor de proyectos museísticos-https://www.lenguajemuseografico.com/blog/author/guillermo/page/4/- http://www.lenguajemuseografico.com/blog/algunas-ideas-sobre-la-relacion-entre-el-arte-y-la-ciencia/).
CONCLUSION
La pandemia está poniendo claramente de manifiesto que una gestión racional y humana de la sociedad en materia de salud, alimentación, vivienda, educación, tiempo libre, etc. y el sistema capitalista son incompatibles.
Se puede ver que es así porque los Gobiernos no pueden resolver la ecuación entre combatir la pandemia y hacer funcionar la economía: si se incrementan las medidas sanitarias se paraliza la economía, aumenta la desocupación, cada vez más gente pasa hambre, muchos chicos –en particular los pobres- abandonan los estudios, etc.
Para evitar el estallido, algunos Gobiernos toman tímidas medidas que escapan a la lógica capitalista vigente: aseguran –o prometen asegurar- ingresos mínimos a gente que ha dejado de trabajar, compensan parcialmente a los pequeños empresarios por las pérdidas sufridas, aunque evitan cuidadosamente rozar el derecho de propiedad como sería requisar hoteles para alojar a los sin techo o para instalar hospitales de emergencia.
Por otro lado la pandemia está sirviendo para enriquecer desmesuradamente a una ínfima minoría propietaria de algunos sectores estratégicos como el comercio en línea y los grandes laboratorios que han contratado con los Estados la venta de miles de millones de vacunas en condiciones que no se han hecho públicas. Y cuando otros grandes conglomerados empresarios tienen dificultades reciben préstamos multimillonarios con la garantía del Estado6.
Bizarramente, algunos pocos grandes capitalistas y algún miembro del mundo de las finanzas preconizan ahora reducir la jornada laboral y practicar ya una importante redistribución de los ingresos.
Discurso inaudible del lado de los “progresistas” y de los que se autodenominan de izquierda, que siguen proponiendo remedios –en realidad placebos- dentro del capitalismo pero que se abstienen de cuestionar globalmente éste.
Dado este panorama, cabe preguntarse si el sistema dominante no está logrando llevar a la humanidad a un punto de no retorno, en el que las masas oprimidas y explotadas pierdan total y definitivamente la capacidad de tomar conciencia de su actual condición degradada y degradante y la capacidad de imaginar e imponer una alternativa superadora en una sociedad radicalmente diferente.
Una sociedad que no esté regida por las leyes del mercado, donde no impere la explotación capitalista y donde los progresos tecnológicos, la ciencia aplicada y la automatización de la producción, como escribió Marx en 1857, liberen al ser humano de la necesidad, de los trabajos físicos y del trabajo alienado en general, lo que permitirá su plena realización… Marx agregó: « Desarrollo libre de las individualidades y por ende no reducción del tiempo de trabajo necesario con miras a poner plustrabajo, sino en general reducción del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponde entonces la formación artística, científica, etc., de los individuos gracias al tiempo que se ha vuelto libre y a los medios creados para todos ». (Carlos Marx, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse), [Contradicción entre la base de la producción burguesa (medida del valor) y su propio desarrollo. Máquinas, etc.]).
Notas
a)Sobre esto último puede verse, de nuestra autoría, El colapso del progresismo y el desvarío de las izquierdas. La Carreta Editores, Medellín, Colombia, 2017. Edición Dunken, Buenos Aires, 2015 : El papel desempeñado por las ideas y culturas dominantes en la preservación del orden vigente. En Internet: https://www.surysur.net/teitelbaum-el-colapso-del-progresismo-y-el-desvario-de-las-izquierdas/
b) Sur cette dernière question, on peut lire notre livre El colapso del progresismo y el desvarío de las izquierdas.(L’effondrement du progressisme et les égarements de la gauche). La Carreta Editores, Medellín, Colombie, 2017. Edition Dunken, Buenos Aires, 2015 : El papel desempeñado por las ideas y culturas dominantes en la preservación del orden vigente (Le rôle joué par les idées et les cultures dominante dans la préservation de l’ordre actuel). Et sur Internet: https://www.surysur.net/teitelbaum-el-colapso-del-progresismo-y-el-desvario-de-las-izquierdas/
1 La propiedad de los medios de producción a que se refieren Marx y Engels, es la base invariable que permite controlar las mentes pero los medios y las técnicas para hacer efectivo dicho control se han perfeccionado enormemente en los últimos decenios, como para poder hablar, como veremos, de un verdadero salto cualitativo.
2 “El Estado de bienestar no es, como se oye decir con frecuencia, un Estado que llena las brechas del sistema capitalista o que cicatriza a fuerza de prestaciones sociales las heridas que inflinge el sistema. El Estado de bienestar se fija como imperativo mantener una tasa de crecimiento, cualquiera sea, siempre que sea positiva y de distribuir compensaciones de manera de asegurar siempre un contrapeso a la relación salarial” (Dominique Meda, Le travail, une valeur en voie de disparition. Ed. Aubier, Paris, 1995, pág. 135).
3 Un estudio detallado de la organización del trabajo en las empresas que han incorporado la robótica se puede encontrar en Benjamín Coriat, L’atelier et le robot. Essai sur le fordisme et la production de masse à l’age de l’électronique. Ediciones Christian Bourgois, Francia. 1990. Sobre el mismo tema: de Michel Freyssenet, Trabajo, automatización y modelos productivos. Grupo Editorial Lumen, Argentina 2002.
4 Computación ubicua o “inteligencia ambiental” es la integración de la informática en el entorno de las personas, de forma que los ordenadores no se perciban como objetos diferenciados. La persona interactúa de manera natural con los dispositivos informáticos y sistemas computacionales que a su vez interactúan entre sí y puede realizar cualquier tarea diaria a través de dichos dispositivos (encender las luces, poner en marcha la calefacción, el horno de la cocina o el televisor, encender y apagar la computadora en el lugar de trabajo, etc. desde cerca o a distancia). Estos dispositivos pueden tener una utilidad práctica (como el que impide poner en marcha el automóvil si el conductor no ha ajustado su cinturón de seguridad, lo que induce un comportamiento positivo) pero por un lado tienden a convertir al ser humano en un robot más y por el otro permiten controlar a distancia todas las actividades, aún las más rutinarias, de las personas.
5 Existe una interdependencia o relación dialéctica entre la expresión oral y escrita y la formación del pensamiento lógico, la capacidad de abstracción y de conceptualización y la capacidad de diferenciar lo real y lo virtual. Lev Vigotsky escribe: Todas las funciones psíquicas elementales habitualmente relacionadas con el proceso de formación de conceptos participan de hecho en él, pero de un modo completamente diferente. No se desarrollan como procesos independientes según la lógica interna de sus propias leyes, sino como procesos mediados por el signo o la palabra, como procesos orientados a resolver una tarea dada, formando parte de una combinación nueva, una nueva síntesis en la cual, cada uno de los procesos participantes adquiere su verdadero valor funcional. En relación con el problema del desarrollo de los conceptos, esto significa que ninguno de estos procesos, ni la acumulación de asociaciones, ni el desarrollo de la capacidad y de la estabilidad de la atención, ni la combinación de ideas, ni las tendencias determinantes, por muy desarrollado que esté, puede por separado llevar a la formación de conceptos. Por consiguiente, ninguno de esos procesos puede ser tomado como el factor evolutivo determinante, esencial y decisivo del desarrollo de los conceptos. El concepto es imposible sin palabras, el pensamiento en conceptos es imposible sin el pensamiento basado en el lenguaje. El aspecto nuevo, esencial y central de todo este proceso, que puede ser considerado con fundamento la causa de la maduración de los conceptos, es el uso específico de la palabra, la utilización funcional del signo como medio de formación de conceptos. (Vigotsky, Pensamiento y Lenguaje, pag 72 de la edición electrónica http://www.ateneodelainfancia.org.ar/uploads/Vygotsky_Obras_escogidas_TOMO_2.pdf ) Jean Piaget, con un enfoque diferente al de Vigotsky, resaltó también la íntima relación entre el pensamiento y el lenguaje (Piaget, J. e Inhelder, B. (1968). Psicología del niño; Piaget, J. (1968/1976). El lenguaje y el pensamiento en el niño. Estudio sobre la lógica del niño (I), etc.
Michel Desmurget proporciona estadísticas sobre los efectos extremadamente nocivos del sobreconsumo de televisión y de la utilización del lenguaje twitter sobre los niños y los adolescentes franceses (Desmurget, TV Lobotomie, la vérité scientifique sur les effetts de la televisión.Edit J‘Ai Lu, Paris, reedición septiembre 2013 y La fabrique du crétin digital- Les dangers des écrans pour nous enfants. Edit du Seuil, septembre 2019).
6 A fin de diciembre de 2020 el grupo francés Lagardère (BNP Paribas, Caisse Régionale de Crédit Agricole, Mutuel de Paris et d’Ile-de-France, Commerzbank Aktiengesellschaft Paris Branch, Crédit Agricole Corporate and Investment Bank, Crédit Lyonnais, ING Bank N.V. French Branch, Natixis, Société Générale, UniCredit Bank AG) propietario de la editorial Hachette, de las boutiques Relay instaladas en todos los aeropuertos y estaciones de tren, de la radio Europe 1, de la revista Paris Match y del periódico Journal du Dimanche recibió un préstamo de 465 millones de euros garantizado por el Estado a nivel del 80%.