La Iniciativa de La Franja y la Ruta: las empresas chinas de agronegocios se globalizan
Lunes 1ro de abril de 2019 por CEPRID
GRAIN
CEPRID
“Las distancias importan porque el tiempo importa. Y el tiempo importa porque mientras más rápido se produzcan e intercambien las materias primas, mayores serán las ganancias para cada una de las empresas. ¿La respuesta? Corredores de mega-infraestructuras.” Nicholas Hildyard [1]
Una de las mayores compañías de comercio electrónico del mundo, JD.com, con sede en Beijing, señala que pronto serán capaces de entregar fruta procedente de cualquier parte del mundo a las puertas de los consumidores chinos, en un plazo de 48 horas. Se requiere una infraestructura global altamente integrada —que conecte campos, bodegas, transporte y consumidores— si se ha de lograr una meta como ésta. El nuevo plan chino de mega-infraestructura, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), ayudará a que la visión de JD.com se convierta en realidad. También terminará concentrando la producción y la distribución global de alimentos, lo que marginará aún más a campesinos, pequeños agricultores, pescadores, comunidades bosquimanas y comunidades rurales. También hay serias preocupaciones de que BRI empeore el acaparamiento de tierras, los abusos contra los derechos humanos, el endeudamiento, el impacto ambiental y la salud en los países donde se aplicarán sus programas.
También conocido como OBOR (One Belt One Road), BRI fue inaugurada por el presidente chino Xi Jinping en 2013. BRI se enfoca en la promoción de la manufactura, el comercio y la inversión, y en la integración física y digital de los mercados internacionales. BRI proporciona un marco de trabajo para la inversión china, para mejorar la infraestructura actual y construir también nuevos sitios de producción y rutas comerciales con el fin de conectar de mejor manera a China con el resto del mundo.
BRI propone una “franja” de base terrestre que conecte China con Europa y una “ruta” que cruce el Océano Índico hasta África a través del Mediterráneo y llegue a través del Pacífico hasta Oceanía y Latinoamérica (ver mapa). Actualmente esta iniciativa involucra a más de noventa países y se espera que tenga un costo de más de 1 billón de dólares. La mayor parte del financiamiento proviene de fuentes chinas como el Banco de Desarrollo de China e implica una combinación de préstamos, bonos e inversiones de capital. China creó un fondo especial para financiar los proyectos de BRI, el Fondo de la Ruta de la Seda o Silk Road Fund. Instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Asia Infraestructure Investment Bank, así como bancos privados como HSBC, también han manifestado su apoyo o han establecido sus propios fondos destinados al BRI.
Debido a su gran escala geográfica y a lo masivo de la inversión, BRI transformaría grandes áreas de Asia, África, Europa y de los mares entremedio, en áreas de producción y distribución, con bodegas, terminales logísticas y zonas de exportación e importación. Los proyectos asociados a BRI ya han perjudicado a miles de personas y es probable que cientos de millones más sean afectadas negativamente por abrirle espacio a las rutas, las vías de ferrocarril, los puertos secos y los aeropuertos planeados.
Muchos de los proyectos de BRI son promocionados como empresas conjuntas, donde todos se benefician, que traerán los tan necesitados empleos, el capital y la tecnología a las economías locales. En realidad, es probable que concentren aún más el poder dentro del sistema alimentario global y socaven la seguridad alimentaria nacional, perjudiquen a los productores locales de alimentos y a las comunidades rurales.
El impacto de BRI en la agricultura
La seguridad alimentaria siempre ha sido una preocupación importante para el gobierno chino. Hasta hace poco, esto significó tratar de alcanzar y mantener una autosuficiencia nacional, cuyo esfuerzo recayó casi por completo n el campesinado chino. Ahora el gobierno está cambiando su enfoque, y reemplaza las fincas campesinas con grandes operaciones comerciales agroindustriales; invierte en producción agrícola en ultramar y se abre a más importaciones.[2]
La inversión agrícola china en el extranjero tiene cada vez más peso del sector privado.[3] En los últimos diez años, las compañías chinas invirtieron 43 mil millones de dólares en producción agrícola fuera de China.[4] También realizan súbitas compras masivas, compran cadenas globales de producción, como las de cerdos en Estados Unidos y de soja en Brasil, consiguen un mayor control sobre la industria global de semillas, adquiriendo la mayor tajada propietaria del gigante suizo de las semillas, Syngenta.
China es también un inmenso importador de soja, lácteos, semillas oleaginosas, azúcar y cereales. Sus importaciones de carne y lácteos están aumentando, impulsadas, en parte, por los acuerdos comerciales con Australia y Nueva Zelanda. Dada su dependencia de Estados Unidos en un 20% de sus importaciones alimentarias, la nueva “guerra comercial” iniciada por el presidente Donald Trump contra China, puso presión sobre Beijing para hallar nuevas fuentes de alimentos para consumo humano y animal.
Se espera que BRI impulse las inversiones chinas en el extranjero en empresas de agronegocios y en la infraestructura inicial que facilite un mayor comercio agrícola. En este enlace, pueden acceder a una tabla (disponible sólo en inglés) sobre los proyectos agrícolas bajo BRI, da una idea de lo que ocurre en varios países.
CPEC en Pakistán
El total del comercio agrícola entre China y Pakistán alcanzó los 562 millones de dólares en 2013.[5] El acuerdo del Corredor Económico China-Pakistán Corridor (CPEC), firmado en abril de 2015, por un valor de 46 mil millones de dólares, está orientado a incrementar este comercio. El objetivo del proyecto es conectar el suroeste de China con el puerto de Gwadar, en la provincia de Balochistan mediante caminos, ferrocarril y otros tipos de infraestructura. A medida que avanza se abrirán nuevas minas, molinos y sistemas de comunicación —sin mencionar las posibilidades militares. La agricultura es central en esta agenda.
El plan a largo plazo es reemplazar la agricultura tradicional pakistaní con agricultura y sistemas de comercialización tecnificados y un gran complejo agroindustrial a gran escala. Para lograr este objetivo, el CPEC describe diez áreas principales para la colaboración y nueve zonas económicas especiales.[6] Los proyectos incluyen la construcción de una planta de fertilizantes con una producción anual de 800 mil toneladas; plantas procesadoras de granos y hortalizas a gran escala en Asadabad, Islamabad, Lahore y Gwadar; y una planta procesadora de carne en Sukkur. Cientos de miles de hectáreas de tierra agrícola se necesitarán para estos proyectos, y lo más probable es que muchos agricultores resulten desplazados.
El CPEC también facilita la expansión del trigo híbrido, que reemplaza las variedades de trigo tradicionales de los agricultores para beneficio de las compañías chinas de insumos, como el Sinochem Group. La compañía cultiva en forma exitosa trigo híbrido en un área piloto de dos mil hectáreas en Pakistán y tiene planes de introducirlo a otros países que participan de la iniciativa BRI, como Uzbekistán y Bangladesh.[7] Siendo el trigo uno de los principales cultivos comestibles de Pakistán, las comunidades locales temen que estos eventos impactarán en forma negativa al campesinado e implicarán que China asuma el control del suministro de alimentos del país, según señala Roots for Equity.[8] El CPEC fomenta las inversiones chinas en los sectores de lácteos y mariscos paquistaníes para exportar a China, y tiene también en la mira el algodón y el arroz.[9]
BRI en África
El primer eslabón de BRI en la conexión con África es la llamada África Oriental. China está construyendo puertos e infraestructura marina para mejorar la ruta desde el Sur asiático hacia Kenia y Tanzania y de ahí al Mediterráneo, vía Yibuti. También se construyen vías férreas en el interior. Los alimentos y la agricultura de África Oriental se verán inevitablemente amenazados. Por ejemplo, China prometió asociar BRI con el antiguo Foro sobre Cooperación China-África para potenciar la productividad agrícola africana y aumentar sus importaciones desde África.[10] China ya tiene parques agroindustriales en Mozambique, Uganda, Zambia y otros países y, actualmente, está expandiendo sus inversiones agroindustriales bajo la bandera de BRI.
En relación con África Occidental, el presidente Xi Jinping visitó la región por primera vez en julio de 2018, con la intención de conectar la región a BRI. La Diamniadio International Industrial Platform, una nueva zona económica especial financiada por China en las afueras de Dakar, estableció a Senegal como trampolín para la industria china en todo África. Debido a que Senegal es miembro de African Growth and Opportunity Act, China puede fabricar y exportar bienes desde la zona económica especial hacia el mercado estadounidense, usando los privilegios de cuotas y de exención de aranceles de Senegal. Los mismo ocurre para el mercado de la Unión Europea, donde los bienes senegaleses pueden entrar a través del acuerdo comercial “Todo Menos Armas”.
Kazajstán: Zona Cero en Asia Central
Kazajstán ha sido descrito como la “zona cero” para las ambiciones chinas en Asia Central. Para facilitar el comercio de alimentos se construyó en la frontera entre China y Kazajstán un puerto seco enorme, en Khorgos, donde 49% está en manos de compañías chinas. Están construyendo un ferrocarril y una carretera a través del país para conectar China con Europa. Y se construyó un corredor comercial que unirá Kazajstán con el sureste asiático a través del puerto chino de Lianyungang en la provincia de Jiangsu. Tan sólo el Fondo de la Ruta de la Seda de BRI ha asignado 2 mil millones de dólares para Kazajstán, la gran mayoría relacionado con la agricultura.
Los intereses chinos ven a Kazajstán como una nueva fuente abastecedora de trigo, azúcar, carne y aceite vegetal. Las autoridades y los inversionistas extranjeros en Kazajstán ven a China como un lucrativo mercado para las exportaciones agrícolas, en especial carne de res, trigo y lácteos. Kazajstán ya está en camino de triplicar, para 2020, las exportaciones de trigo a China. El país también acaba de entrar al mercado chino de la soja y construye una nueva planta de procesamiento de carne cerca de la frontera con China, destinada a producir carne de res y cordero para el mercado chino.
En mayo de 2016, el gobierno de Kazajstán anunció que las compañías chinas habían propuesto 19 nuevos proyectos agroindustriales valorados en 1 900 millones bajo el alero de BRI. Un año más tarde, se firmaron siete acuerdos valorados en 160 millones en el Foro de Inversiones Agrícolas Kazajo-Chino en Astana. Con la excepción de las granjas avícolas y bovinas a gran escala, el proyecto se enfocó sobre todo en el procesamiento más que en la producción primaria.
COFCO, el más grande comerciante chino de alimentos, es uno de los principales actores chinos que se desplaza hacia Kazajstán. COFCO se asoció con una compañía kazajo para producir pasta de tomate para China y está comenzando a importar carne vacuna desde Kazajstán, a través del servicio de trenes de carga inaugurado en 2017. Otra compañía china, CITIC Construction, invierte en la producción de carne de res para exportar a China. Mientras tanto, Aiju Grain and Oils comenzó a producir y a exportar aceite vegetal usando campos de los cuales Aiju “es propietario o invierte” en Kazajstán. Y la lista continúa: compañías chinas se asocian con empresas kazajo para invertir en la producción de frutas y hortalizas, procesamiento de azúcar, empaque de carne, procesamiento de aceite y fabricación de harinas y fideos.
En 2016 estallaron las protestas a lo largo de Kazajstán, después que el gobierno anunciara que había sometido a revisión una ley de tierras de 2003, para extender el periodo de contratos de arriendo de tierras agrícolas para los extranjeros, de diez a veinticinco años. Como resultado de las protestas, el gobierno pospuso la implementación de la medida hasta diciembre de 2021. Aún se siguen produciendo protestas relacionadas con las grandes inversiones chinas, sobre todo en relación con problemas laborales.
Conflictos y controversias
Agricultores empacando tomates en la aldea de Guandao, en el suroeste de China, durante la cosecha de primavera, 2014. Foto:Xinhua/Lu Boan
Son varios los problemas que están comenzando a aparecer en torno a la inversión extranjera china en general y a los proyectos BRI en particular. Están relacionados con la deuda pública, amenazas a la soberanía nacional, el acaparamiento de tierras, el desplazamiento, los abusos contra los derechos humanos en zonas de conflicto, el impacto ambiental, los problemas de salud pública y las violaciones de derechos laborales.
Muchos proyectos BRI son financiados por préstamos entregados a los gobiernos, que luego no pueden pagar de vuelta. El gobierno de Sri Lanka, por ejemplo, aceptó permitir a China construir un nuevo puerto en la costa del sur, pero cuando Colombo no pudo pagar el préstamo, el gobierno chino tomó posesión del puerto. Otros proyectos BRI son motivo de preocupaciones similares relacionadas con el pago de la deuda. En agosto de 2018, Malasia se retractó de un proyecto BRI de 22 mil millones de dólares, por temor a no ser capaz de pagarlo. El presidente Jokowi de Indonesia se resiste a comprometerse con la BRI por tener preocupaciones semejantes.
La tierra es otro punto controvertido ya que los proyectos BRI requieren grandes franjas de tierra en las cuales desarrollar la infraestructura y las zonas industriales. En Laos, por ejemplo, un proyecto ferroviario (iniciado antes de BRI, pero luego incorporado a éste) acapara las tierras de más de 4 400 familias campesinas, que están siendo desplazadas sin compensación.[11] Muchas de las familias han esperado compensación por más de dos años y algunos fueron forzados a migrar a los países vecinos para encontrar trabajo después de perder sus fincas. Un informe de GRAIN de 2015 identificó 61 acuerdos de negocio en tierras que involucraban a compañías chinas que cubrían 3 millones 300 mil hectáreas en 31 países.[12] No está claro exactamente cuántos de estos acuerdos de negocios están directamente ligados a los proyectos asociados a BRI, pero ciertamente BRI está ayudando a aumentar el control de China sobre la tierra agrícola del mundo.
Los proyectos BRI también cruzan áreas en conflicto en varios países. El Corredor Económico China-Pakistán, por ejemplo, pasa a través del territorio en disputa de Gilgit Baltistán, el cual es probable que exacerbe las tensiones religiosas, geopolíticas, militares y agrarias entre India y Pakistán. En el sudeste asiático, las redes de comercios proyectadas entre China e India, incluye áreas de antiguos conflictos como la persecución y desplazamiento históricos de los rohingyas y otras minorías étnicas en el estado de Rakhine en Myanmar.[13] Tanto China como India propusieron desarrollar una zona económica especial en el estado de Rakhine para unir el comercio entre el sur y el sureste asiático, con el Corredor Económico de Bangladesh-China-India-Myanmar. Además, de acuerdo a Community Care and Emergency Response and Rehabilitation Myanmar, numerosos propietarios indígenas de tierras que vivían de la agricultura fueron desalojados cuando la persecución y expulsión de los rohingya se intensificó en el área. Otra área de conflicto en Myanmar, el estado de Kachin, fue elegida como un área de creciente expansión para plantaciones de bananas que se exportan a China. Los habitantes de Myanmar informan de miles de camiones que entran y salen de la región transportando bananas. Como resultado, durante el año pasado, hubo un aumento de las protestas contra las inversiones chinas en Myanmar.
Finalmente, existe una seria preocupación por la salud pública, el trabajo y el impacto ambiental de los proyectos BRI. Las inversiones agrícolas extranjeras chinas en el sudeste asiático han aumentado el uso de pesticidas y fertilizantes químicos, lo que ocasiona problemas de salud en las comunidades.
Esto está especialmente bien documentado en el caso de las plantaciones chinas de banana y caucho en Laos y Myanmar. Las fuentes de agua se ven afectadas, ya sea por contaminación o porque son desviadas desde las comunidades para regar las plantaciones chinas. También hay informes de la disminución de la calidad de los suelos en las plantaciones chinas causada por prácticas agrícolas de altos aportes de insumos. Hay informes de que el trabajo forzado es usado en algunas plantaciones chinas.[14]
Conclusiones
Urge mapear los alcances e impactos de los proyectos afiliados a BRI que asumen el control de la tierra agrícola y los recursos buscando potenciar la producción agrícola y el comercio con China. Estos proyectos no sólo tienen un impacto negativo sobre los medios de sobrevivencia de los pequeños agricultores y las comunidades rurales en los países de los proyectos: también han perjudicado a los campesinos de China l reemplazarlos con producción industrial e importación de alimentos. En vez de agricultura industrial a gran escala, de expansión del comercio global como lo proyecta BRI, necesitamos respaldar a los pequeños agricultores y promover los recursos involucrados en la producción ecológica de alimentos para los mercados locales.
Anexo1
BRI acelera el desastre climático
El modelo de BRI, un crecimiento económico impulsado por la infraestructura, se basa en acaparar grandes áreas de tierra y territorio, para convertirlas en corredores económicos. Esto significa la pérdida de bosques, ecosistemas, sustentos de vida tradicionales y biodiversidad. ¿Qué más? Todos los proyectos BRI son iniciativas con altas emisiones de carbono: de la construcción de nuevas carreteras, ferrocarriles y puertos en los Océanos Pacífico e Índico, a la construcción de oleoductos y gasoductos hacia Rusia, Kazajstán y Myanmar, con el fin de establecer plantaciones, granjas a gran escala y zonas de procesamiento, a lo largo de Asia y posiblemente África.
Mientras China promete reducir el uso de carbón en el país, abre nuevas minas y construye en el extranjero varias plantas de producción de energía con base en carbón: en Pakistán solamente, la inversión china en carbón alcanza a más de 10 mil millones de dólares.[15] De acuerdo a The Financial Times, los proyectos de energía de BRI se centran de manera “desproporcionada” en los combustibles fósiles: “Si las nuevas inversiones en infraestructura para energía en los países BRI siguen patrones similares al promedio de la intensidad de las emisiones observadas en el pasado en estos países, hacia el año 2040 se habrán consumido unas tres cuartas partes de la energía global relacionada con el presupuesto de carbono, compatible con el Acuerdo de París”.[16]
Una evaluación ambiental de los proyectos de BRI en Myanmar, muestra que la degradación de los bosques es otro gran riesgo en estos proyectos, así como los ductos de petróleo y gas, desde la costa de Rakhine hasta la provincia de Yunnan en China, la Zona Económica Especial de Kyaukphyu de 10 mil millones de dólares, y las carreteras y líneas ferroviarias asociadas.[17] Una extensa deforestación en Myanmar debido a estos proyectos podría impactar a 24 millones de personas, siendo los agricultores los más afectados. La deforestación también ha sido citada como causa de los deslizamientos de tierra e inundaciones que ocurrieron en Myanmar en 2015, y que derivaron en la salinización de valiosas tierras para el cultivo de arroz paddy.
Por último, la mayoría de los proyectos agrícolas que desarrolla BRI son industriales y orientados a la exportación. El sistema alimentario industrial ya es responsable de la mitad de las emisiones globales de gases con efecto de invernadero.[18] El Banco Mundial señala que las emisiones procedentes de la agricultura y alimentos representan un 70% de las emisiones de gases con efecto de invernadero que el mundo puede emitir, si se quiere mantener una probable opción de limitar el peligroso aumento global de la temperatura. Enfocándose en la expansión de la agricultura industrial y el comercio de alimentos, BRI podría, potencialmente, acelerar el desastre climático del mundo incluso más rápido de lo que los expertos predicen.
Anexo 2
BRI y acuerdos comerciales
Se espera que los acuerdos comerciales tengan un importante papel en otorgar fuerza legal a los proyectos BRI. Éste es particularmente el caso con los acuerdos que establecen protecciones legales para los inversionistas, estándares comunes de seguridad alimentaria, reglas de propiedad intelectual y disposiciones de acceso a los mercados. China ya ha negociado acuerdos comerciales con varios países que participan en los proyectos BRI incluyendo Pakistán, las Maldivas, Georgia, el bloque ASEAN del sureste asiático y la Unión Económica de Eurasia, liderada por Rusia. Actualmente, también está negociando un masivo acuerdo comercial regional (El acuerdo para la Asociación Económica Regional Integral, AERI, o Regional Comprehensive Economic Partnership o RCEP por sus siglas en inglés) que incluye a India, así como pactos bilaterales más pequeños, con importantes socios de BRI como Sri Lanka y los Estados del Golfo.
El acuerdo con la Unión Económica de Eurasia es importante, porque conecta a China directamente con Rusia y Kazajstán, importantes territorios para BRI. Es, por el momento, un acuerdo “liviano” que abre la puerta a la cooperación formal sin amarrar a los países a nuevos compromisos. Pero estas aperturas pueden llevar a acuerdos más fuertes sobre los mercados y la inversión a futuro. La RCEP también podría mejorar las oportunidades de comercio e inversión de China en India y el sureste asiático, pero no está claro si el consenso podrá alcanzarse, y cómo. En los próximos años, podemos esperar que China presione por nuevos acuerdos comerciales con Pakistán y Bangladesh, entre otros.
Notas
[1] Nicholas Hildyard, “Extreme infrastructure: Infrastructure corridors in context”, Présentation à la Conférence internationale Eurodad en juin 2017, http://www.thecornerhouse.org.uk/sites/thecornerhouse.org.uk/files/Extreme%20Infrastructure_0.pdf
[2] China Government Network, “Li Keqiang: Desarrollando agricultura moderna de una forma industrial” (en chino), Portal del Gobierno Central, 2015, http://www.gov.cn/xinwen/2015-07/25/content_2902475.htm.
[3] Varias grandes empresas de propiedad del estado como Chongqing, COFCO y China National Agriculture Development Group Corporation, así como autoridades provinciales, invierten en el extranjero en agricultura. Una investigación calculó que 47 compañías chinas arrendaron o compraron un total de 983 mil hectáreas de tierra en el extranjero. Esto incluye grandes compañías propiedad del Estado como COFCO y China Agricultural Development Group, compañías afiliadas con autoridades provinciales como Chongqing Grain Group y Jilin Province Overseas Agriculture Investment Co., y 38 compañías afiliadas con sistemas de granjas estatales provinciales. Ver: Gooch and Gale, USDA, “China’s Foreign Agriculture Investments”, Economic Information Bulletin No. 192, abril 2018, https://www.researchgate.net/publication/324984953_China’s_Foreign_Agriculture_Investments
[4] American Enterprise Institute, “China global investment tracker”, 2015, https://www.aei.org/china-global-investment-tracker/
[5] Qiao Jinliang, “Broad prospects for agriculture co-op under "Belt and Road" initiative”, China Economy Net, 2016, https://farmlandgrab.org/25916
[6] CPEC Special economic zones, http://cpec.gov.pk/special-economic-zones-projects
[7] Liu Zhihua, “Chinese hybrid wheat brings hope for farmers in Pakistan”, Sinochem, 2018, http://www.sinochem.com/english/s/1569-4966-121571.html; China Seed, “China Seed Signs Hybrid Wheat Industrialization Cooperation Agreement with Pakistani Enterprise”, Sinochem, 2018, http://www.sinochem.com/english/s/1569-5518-18020.html
[8] Askari Abbas, “Patenting agriculture: case of Chinese hybrid wheat seeds introduce under CPEC”, Roots for Equity, 18 diciembre 2018, https://rootsforequity.noblogs.org/patenting-agriculture-case-of-chinese-hybrid-wheat-seeds-introduced-under-cpec/
[9] Khurram Husain, “CPEC moves into agriculture”, Dawn, 18 octubre de 2018, https://www.dawn.com/news/1441188
[10] Ehizuelen Michael Mitchell Omoruyi, “FOCAC, BRI reshaping Sino-African cooperation”, China Africa Daily, 14 de septiembre de 2018, http://africa.chinadaily.com.cn/weekly/2018-09/14/content_36913139.htm
[11] Radio Free Asia, “Chinese railway project in Laos leaves farmers in the lurch”, 10 de enero de 2019, https://www.rfa.org/english/news/laos/lao-farmer-railway-01102019160842.html
[12] GRAIN, “Las corporaciones reemplazan a los campesinos como la “vanguardia” de la nueva agenda de seguridad alimentaria en China”, noviembre de 2015, https://www.grain.org/article/entries/5331
[13] Ashrafuzzaman Khan, “The strategic importance of Rakhine State”, Straits Times, 3 de septiembre de 2018, https://farmlandgrab.org/28403
[14] Ver el excelente informe de Mark Grimsditch, “Chinese agriculture in Southeast Asia: Investment, aid and trade in Cambodia, Laos and Myanmar”, Heinrich Böll Foundation, junio de 2017: https://th.boell.org/en/2017/06/22/chinese-agriculture-southeast-asia-investment-aid-and-trade-cambodia-laos-and-myanmar
[15] Proyectos de prioridad energética de CPEC, http://cpec.gov.pk/energy
[16] Mattia Romani, “China’s Belt and Road Initiative puts Paris climate commitments at risk”, The Financial Times, 14 de diciembre de 2018, https://www.ft.com/content/e925f9fa-ff99
[17] Naw Betty Han, “Belt and Road road corridors put half of Myanmar’s population at risk”, Myanmar TImes, 22 de febrero de 2018, http://bilaterals.org/?belt-and-road-road-corridors-put
[18] GRAIN, “La soberanía alimentaria: cinco pasos para enfriar el planeta y alimentar a su gente”, diciembre de 2014, https://www.grain.org/article/entries/5100-la-soberania-alimentaria-5-pasos-para-enfriar-el-planeta-y-alimentar-a-su-gente
GRAIN agradece a Roots for Equity, Asia Pacific Forum on Women, Law and Development (APWLD), Inclusive Development International (IDI), Xu Siyuan de Hong Kong Polytechnic University and Community Care form Emergency Response and Rehabilitation (CCERR) por sus útiles comentarios en los primeros borradores de esta publicación.