CEPRID

Guatemala.- Las élites tradicionales en pugna con las élites emergentes

Sábado 13 de junio de 2015 por CEPRID

Juan Hernández Pico

Envío

En estos últimos meses se está produciendo en Guatemala lo que podríamos llamar el “asalto al gobierno” en todas sus ramas. Poderes tradicionales y emergentes en pugna se disputan los espacios institucionales del Estado.

La diversificación de la creación y de la apropiación de la riqueza en Guatemala, provocada por la entrada de nuevos grupos de poder económico y político, está generando crisis de diversas consecuencias en todos los poderes del Estado y conflictividad en la sociedad.

UNA LUCHA ENTRE TRES GRUPOS

Con la excepción del gobierno de Álvaro Colom, los sucesivos gobiernos han estado formados por representantes de los grupos económicamente fuertes de la oligarquía tradicional y de algunos grupos económicos emergentes. En el gobierno de Otto Pérez Molina hay otras dos fuentes de apropiación de la riqueza: el crimen organizado y el narcotráfico y la burguesía emergente con negocios de transporte, construcción y bienes raíces, contrabando…

Tendríamos entonces tres grupos: la oligarquía tradicional, que controla el poder financiero y todavía la Corte de Constitucionalidad -recordemos la anulación de la sentencia contra Ríos Montt-; el crimen organizado-narco y la burguesía emergente. Y podríamos suponer que el narcotráfico está infiltrado tanto en el poder emergente como en el tradicional. No pocas personas opinan, además, que la elección a la Presidencia de la República de Pérez Molina, un general en retiro significa no solo el triunfo de un militar de profesión, que participó en el conflicto armado interno, ostentando mando intermedio en algunas de las masacres por las que fue juzgado y sentenciado Ríos Montt, y que luego se apuntó a las negociaciones de paz y firmó los acuerdos, sino también el regreso al gobierno de quienes, siendo militares en activo, fueron empleados en la inteligencia militar: el mismo Pérez Molina, su Ministro de Gobernación Maurio López Bonilla y el general en retiro Ricardo Bustamante, entre otros.

EL ASALTO A TODAS LAS RAMAS DEL GOBIERNO

Las “élites” tradicionales perdieron por vez primera el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y el nuevo TSE va en camino de perder su autonomía, traicionado por el poder de las “élites” emergentes que lo eligieron. Las crisis en las comisiones de postulación para la Corte Suprema de Justicia y las salas de Apelaciones, así como para el Contralor general, muestran las luchas entre estos nuevos poderes fácticos e incluso su capacidad de forjar alianzas cuando creen encontrar un interés común: así, por ejemplo, los partidos Patriota (en el gobierno) y LIDER (dominando la oposición) pactaron la elección de la Corte Suprema. Este asalto al poder judicial viene desde la “batalla” para poner término al período de la fiscal Claudia Paz y Paz, que se atrevió a promover el juicio a Ríos Montt.

Sin duda, Claudia Paz era la más capaz y la más independiente y su sucesión planteaba un duro esfuerzo. No incluyéndola en el sexteto de candidaturas, las Comisiones de Postulación le ahorraron al Presidente Otto Pérez la vergüenza de no elegirla.

El Poder Ejecutivo aparece sin credibilidad por las corruptelas y abusos de autoridad, sobre todo las de la Vicepresidenta Roxana Baldetti y, en general, las de todo el equipo de gobierno, con ministros destituidos o nombrados escandalosamente por amiguismos y otras corrupciones. Mientras tanto, el Congreso de la República se pierde en sesiones improductivas que sólo buscan el interés personal y partidario, con alianzas inescrupulosas entre los partidos para lograr sus lucros particulares: elección de magistrados amparada, bonos y préstamos, pagos corruptos para lograr votos, elección de la nueva directiva del Congreso con nada menos que el astuto viejo político ex-ríosmonttista Arístides Crespo como presidente, etcétera, etc.

CONFLICTIVIDAD SOCIAL Y VIOLENCIA

Mientras asistimos a este asalto al gobierno en todas sus ramas, la conflictividad social va en aumento. El movimiento social cobra nuevas fuerzas, sobre todo en los departamentos y en torno a necesidades y reivindicaciones muy sentidas: la ley de desarrollo rural, la ley de minería, la ley de protección de vegetales, las luchas contra megaproyectos hidroeléctricos y extractivistas.

La protesta sigue criminalizándose. No se puede olvidar el quiebre violento de la resistencia contra la mina de oro de La Puya por los antimotines en mayo de 2014 o los disparos asesinos, también en 2014, contra quienes en San Juan Sacatepéquez resistían la ampliación de Cementos Progreso.

Y las muertes por la violencia criminal (narcotráfico, maras, extorsiones…) siguen aumentando, a pesar de la gran propaganda del Ministerio de Gobernación anunciando nuevas estrategias para combatirla.

UN PAÍS EN EFERVESCENCIA

Guatemala es un país próspero hasta una cierta clase media y el movimiento social está logrando mayor fuerza porque hay mucha población que depende menos de la oligarquía y de los finqueros. Hoy, la corrupción no es sólo patrimonio de un gobierno que hace lo que quiere sin disimulo, sino de instituciones que fueron socialmente conscientes y con gran evolución científica como la Universidad de San Carlos (USAC).

Guatemala no es un país que se esté hundiendo, está en efervescencia. A pesar de todas las crisis, de los numerosos abusos e inconstitucionalidades, hay esperanza de que la actual sea una crisis de crecimiento y renovación.

En algunos análisis, esta renovación vendrá después de que el actual sistema, estrenado en 1985, dé sus últimos estertores y muera dando paso a otro sistema que no sea hijo de los militares vencedores en la guerra y enterradores de unos acuerdos de paz que no tuvieron más remedio que acompañar con sus firmas.

Entre esas firmas estuvo la del actual Presidente, quien nombró al frente de la Secretaría de la Paz y de la Comisión Presidencial de Derechos Humanos a Antonio Arenales Forno. Este abogado, indiscutiblemente astuto, pretende destruir la vigencia de los Acuerdos de Paz, haciendo caso omiso de que son Ley de la República desde el gobierno de Óscar Berger.

Arenales Forno ha clausurado el acceso a los Archivos de la Paz y ha defendido en Ginebra, frente a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, que los crímenes de guerra en Guatemala han prescrito, a sabiendas de que no hay prescripción para crímenes de lesa humanidad. Sobre el proyecto de Arenalaes Forno ha escrito un e-book gratuito el director de “Plaza Pública”, Enrique Naveda.

DESAFÍO ENTRE ÉLITES ASALTANDO EL GOBIERNO

Trataremos de explicar el asalto al gobierno en esta Guatemala en ebullición reflexionando sobre la opinión del analista Fernando Girón, que observa a las élites tradicionales de Guatemala -aquellas que hemos analizado habitualmente como miembros de la “oligarquía”- desafiadas por otras “élites” emergentes.

Lo explicaremos desde la ruptura de la hegemonía económico-política de las “élites” tradicionales y el desafío lanzado por la aparición de las “élites” emergentes regulares e irregulares (legales o ilegales).

Puede discutirse la exactitud analítica del término “élites” en contraposición del de “burguesía”, pero no se discute ni su existencia ni su realidad.

QUIÉNES COMPONEN LAS ÉLITES TRADICIONALES

Entre las élites “tradicionales” destacan las que tienen sus raíces en la agroindustria y la agroexportación, especialmente las del café, azúcar, hule, cacao, ganado, antes el algodón, etc. y también las que se han desarrollado en ciertas ramas industriales, como la cerveza o el cemento, así como, más recientemente en industrias extractivas: petróleo, oro, plata, níquel y alrededor de los proyectos hidroeléctricos, en los alimentos, en la construcción y en los parques inmobiliarios y comerciales.

Todas ellas han tenido importantes desarrollos comerciales, no sólo exportadores, sino también importadores -por ejemplo en el área de los automóviles, motocicletas y bicicletas- y en el área de los supermercados. Y todas han fundado y desarrollado servicios financieros de alto nivel. Es importante constatar que las relativamente grandes instituciones financieras de Guatemala -el Banco Industrial, el Continental-Granai y Tomson, el Banco Rural- siguen teniendo una mayoría de accionistas guatemaltecos y consejos de administración donde se sientan miembros de las familias guatemaltecas de la oligarquía. Sólo el Banco Agromercantil (BAM) ha sido comprado por instituciones financieras colombianas.

La industria cervecera sigue estando en manos de la familia fundadora, los Castillo, aunque una de sus ramas hizo acuerdos con una cervecería brasileña y ambas ramas han hecho acuerdos de distribución con las grandes refresquerías multinacionales (Cocacola, Pepsi, etc.) y se han expansionado hacia los snacks. La industria cementera sigue en manos de la familia Novella y está luchando por vencer la oposición de la población de San Juan Sacatepéquez para abrir otra fábrica en el Occidente de la capital, complementaria de la de El Progreso en el Oriente. La industria azucarera sigue mayoritariamente en manos de la familia Herrera, que además se ha expandido centroamericanamente.

La industrias licorera (Botrán y Ron Zacapa Centenario) y alimenticia (Pollo Campero) siguen creciendo. Son las menos tradicionales de las tradicionales, ya que nacieron a comienzos o mediados del siglo 20. Pollo Campero se ha convertido en Multiinversiones S.A. (Gutiérrez y Bosch), cuyos desarrollos inmobiliarios y centros comerciales son espectaculares. Todos ellos se asociaron hace tiempo en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), que sigue representándolos.

La asociación de comerciantes se retiró durante algunos años, pero ha vuelto recientemente al redil. Se habla bastante de una cierta conciencia social entre las generaciones jóvenes de algunas de estas familias, pero la reacción que, a través del CACIF tuvieron frente a la sentencia contra Ríos Montt muestra el predominio aún del peso de la edad.

Durante bastantes años de la época democrática (1985 hasta hoy) los presidentes de Guatemala especialmente Vinicio Cerezo (1986-1991), Ramiro De León Carpio (1993-1996), Álvaro Arzú (1996-2000), y Óscar Berger (2004-2008), representaron políticamente estos intereses.

ÉLITES EMERGENTES: LOS MILITARES

Frente a estas “élites” tradicionales y desafiando su poderío estarían las así llamadas “élites” emergentes. Retomaré el análisis de Fernando Girón, pormenorizándolo por mi cuenta y riesgo.

Las primeras nuevas “élites” en emerger fueron las que provenían del Ejército. La institución armada se convirtió en protagonista activo y principal del Estado en 1963 con el golpe de Estado encabezado por el coronel Enrique Peralta Azurdia para impedir las elecciones en las que pretendía ser candidato por segunda vez Juan José Arévalo, primer presidente (1945-1950) de la Década Democrática.

Peralta Azurdia organizó las elecciones de 1966, donde fue electo presidente Julio César Méndez Montenegro, ex-decano de Derecho en la USAC y candidato del Partido Revolucionario después del asesinato de su hermano Mario. Sólo pudo asumir el gobierno tras haberse comprometido a dejar campo libre al Ejército para combatir a las guerrillas del M-13 de Noviembre y de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), según lo denunció en “La Hora”, su Vicepresidente, Clemente Marroquín.

La implacable y cruel campaña del coronel Carlos Arana Osorio en Zacapa e Izabal destrozó la primera guerrilla, foquista, aunque no logró eliminarla. Su fama de “carnicero” y las gestiones del entonces arzobispo Mario Casariego lograron que el Presidente Méndez Montenegro se atreviera a enviar a Arana a un destierro disfrazado de embajador en la Nicaragua de los Somoza.

EL IPM, EL BANCO Y LA FRANJA TRANSVERSAL DEL NORTE

Desde Nicaragua, Arana Osorio retornó como candidato presidencial y ganó. Fue durante su gobierno cuando se creó en 1972 el Instituto de Previsión Militar (IPM) y el Banco del Ejército. También se empezó a abrir la Franja Transversal del Norte (FTN), desde Petén en su límite con Belize, pasando por Alta Verapaz hasta el Norte del Quiché para continuar luego hasta Huehuetenango.

Las pensiones a militares en retiro, las inversiones en el Banco del Ejército y la apertura de la Franja Transversal del Norte hicieron posible la emergencia de los nuevos ricos militares, terratenientes a ambos lados de la FTN, en Alta Verapaz y el Petén.

Las concesiones a compañías petroleras en Alta Verapaz y el Petén las comenzaron a hacer desde el primer gobierno de los militares (1970-74), con pingües beneficios para ellos por la vía del soborno u otras.

Es preciso recordar que el Ministro de Gobernación del Presidente Arana, uno de los gobiernos más cruelmente represivos en la historia de Guatemala, fue Roberto Herrera Ibargüen, copropietario de una de las fortunas más grandes de Guatemala desde los tiempos de Justo Rufino Barrios (1871-1986), cuando su abuelo Manuel María Herrera fue ministro de Fomento.

Esto evidencia la complejidad de la situación: las élites oligárquicas tuvieron representación en un gobierno militar que protegía sus intereses, aunque a la vez trabajaba por sus propios intereses, extorsionando incluso a industriales como los Novella a través del secuestro de un miembro de la familia.

El acuerdo sobre política agraria de los Acuerdos de Paz exigía la devolución al Estado de las fincas mal habidas por los militares para con ellas empezar a construir una nueva economía de desarrollo campesino. Nada de esto se ha cumplido.

LAS “ÉLITES” PROVENIENTES DEL CONTRABANDO

Otra de las ramas de las “élites” emergentes proviene del contrabando. Es conocido que el padre de Juan Francisco Reyes López construyó su fortuna con una flota de camiones que contrabandeaban entre Guatemala y México. Y es evidente que la herencia de su padre facilitó a Reyes López el ejercicio de su inteligencia política hasta llegar a ser Vicepresidente de Guatemala durante la presidencia de Alfonso Portillo (2000-2004).

Durante la presidencia de Álvaro Arzú cayó preso Alfredo Moreno Molina, quien por muchos años se dedicó a aprovechar su paso como burócrata por el Ministerio de Finanzas de Guatemala para organizar una ingente red de contrabando. Varios militares, entre ellos el general Luis Francisco Ortega Menaldo, se vieron implicados en esa red, de manera que el Ministro de la Defensa de Arzú, el general Julio Balconi, decidió dar de baja del Ejército a Ortega Menaldo y a otros militares igualmente enredados.

La red de contrabando de Alfredo Moreno Molina trabajó desde Panamá y comenzó a usar la defraudación al fisco en las aduanas para introducir droga además de licores, perfumes y otras mercancías de lujo. Cuando la droga entra en el comercio ilegal estamos ya hablando de otro planeta en términos de beneficios. Moreno Molina murió víctima de una crisis cardíaca antes de cumplir la condena que recibió.

LAS “ÉLITES” PROVENIENTES DE LOS SERVICIOS

Los servicios han sido fuente del crecimiento de otra de las ramas de las “élites” emergentes.

Es ingente el dinero proveniente del contrabando y de los tráficos prohibidos, invertido en hoteles, en turismo, en líneas de autobuses inter-centroamericanos, en restaurantes, en carreteras que llegan a lugares turísticos... Puede que en esas inversiones haya intervenido el lavado de dinero.

Es terrible enterarse, a través de Roberto Saviano en su libro “Cero Cero Cero” sobre cómo la cocaína gobierna el mundo, que grandes bancos norteamericanos, como el Wachovia o el Citi, así como el New York Bank y el gigante británico HSBC, han tenido que confesar que aceptaron dinero de los grandes capos mexicanos de la droga, especialmente del cártel de Sinaloa. Las declaraciones del HSBC han dado la vuelta al mundo en la prensa. Uno de sus presidentes ejecutivos, Stephen Green, ordenado sacerdote anglicano -desde donde estuviera llegaba a su parroquia de Londres todas las semanas para predicar en ella-, autor del libro “¿Sirviendo a Dios? ¿Sirviendo a Mamón?”, no reimpreso según él mismo, hoy Lord en la Cámara de los Lores, fue presidente ejecutivo del HSBC en Suiza mientras esta rama del banco -según el programa “Panorama” de la BBC- permitía la inversión en él de ingentes sumas de dinero con evasión de impuestos.

Este tipo de confesiones hacen menos increíbles los rumores que circulan en Guatemala sobre lavado dinero en bancos guatemaltecos relativamente grandes.

LAS “ÉLITES” PROVENIENTES DE CARGOS PÚBLICOS

Probablemente, el árbol frondoso de las “élites” emergentes tiene otras ramas, pero una de importancia notable es la de quienes participan en altos cargos de gobierno.

Es grande el escándalo que rodea en Brasil a Petrobras y a quienes han recibido de esta gigantesca empresa dinero sucio en forma de sobornos y otras prebendas, incluidos dirigentes del Partido de los Trabajadores -en el gobierno desde hace doce años y reelecto para otros cuatro- y también miembros de no pocos otros partidos políticos de la oposición.

Al menos un Presidente de Guatemala, Alfonso Portillo, y otro en El Salvador, Francisco Flores, de ARENA, han sido acusados de haberse enriquecido ilícitamente conservando para sí mismos, o para sus amigos políticos, dineros ofrecidos por Taiwan a sus países. Además, Portillo fue acusado de lavar ese dinero en Estados Unidos, fue encontrado culpable en las Cortes de Guatemala y extraditado y sentenciado a prisión. Ahora, cumplida su condena ha retornado a Guatemala, donde había sido absuelto de apropiación indebida de fondos multimillonarios del Banco Nacional de Crédito Hipotecario. Es una incógnita cómo influirá su actividad en las próximas elecciones.

Flores, en prisión, aguarda juicio en El Salvador, después de haberse defendido alegando textualmente que había entregado el dinero taiwanés “en saquitos” a sus destinatarios municipales, liberándose así de la obligación de haberlo depositado en las arcas de la nación.

Graves acusaciones han sido dirigidas también en Guatemala contra diputados al Congreso Nacional, contra jueces y contra directores de aduanas, entre otros. El paso por cualquiera de las instituciones del gobierno es, pues, otra fuente de enriquecimiento ilícito, que crea nuevos ricos, en competencia con los de las “élites” tradicionales.

EL CASO DE “EL REY DEL TENIS”

Tal vez el caso más notable en Guatemala en la competencia por establecer una “élite” emergente de nuevos ricos es el de Sergio Roberto López Villatoro, llamado “el Rey del Tenis”. Nacido en Cuilco, pueblo del departamento de Huehuetenango fronterizo con México, donde su padre tenía la tienda más grande del lugar, aprendió sin duda la tradición del contrabando, que en muchos municipios fronterizos “es una forma de vida”, como se ha escrito. Hoy, su almacén principal, “D’Lovi”, situado al otro lado del Paseo de la Reforma, frente a la embajada de Estados Unidos, vende zapatos tenis y botas de marca, no se sabe si auténticos o “réplicas”, como las llamaba cuando se adentró en ese negocio, que le hizo multimillonario.

López Villatoro fue esposo de Zury Ríos, hija del general Ríos Montt y diputada durante la presidencia de Alfonso Portillo. Hoy es el cabildero estrella para ir llenando lo que en Guatemala se llaman “Comisiones de Postulación”, creadas en su forma actual durante el gobierno de Ramiro de León Carpio. Antes eran grupos institucionales para proponer al Congreso candidatos a la Corte Suprema de Justicia, las Cortes de Apelaciones, la Fiscalía General de la República, la Contraloría, la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral. Ramiro de León Carpio consiguió que se diera más participación en esas Comisiones al Colegio de Abogados de Guatemala y a las Universidades -rectores y decanos de la Facultad de Derecho- y que se instituyeran grupos legales de cabildeo para las Comisiones de Postulación.

EL PODER DE ESTE “REY”

Hoy “el Rey del Tenis” Roberto López Villatoro se ha convertido en creador de “presentadores” para esas Comisiones postuladoras de “reyes”. Su cabildeo fue denunciado como corrupto por comprar voluntades por Carlos Castresana, primer director de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala).

En 2014, el cabildeo del “Rey del Tenis” -junto a otras influencias, naturalmente- consiguió los mayores triunfos. Ese año, y por primera vez en la segunda fase de la historia democrático-electoral de Guatemala (1985 hasta hoy, la primera fue de 1944 a 1954), coinciden los analistas en afirmar que los candidatos presentados al Congreso para la Fiscalía, la Corte Suprema de Justicia, para las Cortes de Apelaciones, para el Tribunal Supremo Electoral y la Contraloría de Cuentas, dejaron de ser mayoritariamente aliados de las “élites” tradicionales para convertirse en aliados de las “élites” emergentes.

Especialmente importante fue la exclusión de Claudia Paz y Paz de las candidaturas para Fiscal General de la República y la elección de su sucesora Telma Aldana. Igualmente importante fue la negociación entre la dirección del Partido Patriota, en el gobierno, y la de su máximo opositor y candidato a sucederlo, el Partido Libertad Democrática Renovada (LIDER) para elegir por primera vez en la historia de Guatemala una Corte Suprema de Justicia alejada de los intereses de las “élites” tradicionales.

LA ÉLITE DE LOS ABOGADOS

Fue también notable que esa Corte eligiera como a su presidente al primer abogado indígena que ha ascendido a ese cargo, un ex-miembro de los representantes de los 48 cantones de San Miguel Totonicapán.

Otra de las ramas de las “élites” emergentes se ha ido constituyendo precisamente a partir de personalidades de la abogacía que defienden los intereses de esas mismas “élites” y que son hoy competidores, por sus pingües emolumentos, de los abogados de las “élites” tradicionales. Forman parte de un círculo de profesionales, algunos de dudosa reputación, como los son los abogados que han convertido las trastiendas de sus bufetes en despachos tramitadores de adopciones ilegales. Otros son ejecutivos de las “nuevas” fortunas que han proliferado.

ÉLITES EMERGENTES: EL NEGOCIO NARCO

La última de las ramas de estas “élites” emergentes es la de las “familias” instrumentales de los grandes cárteles de la droga. Decimos “instrumentales”, porque ninguna de ellas, ni los Lorenzana -el padre Waldemar Lorenzana Lima y los hijos Lorenzana Cordón- ni Otto Herrera, ni Linares Cordón, ni Walther Overdick, etc. pueden llamarse realmente “capos” al estilo de Pablo Escobar, el Chapo Guzmán u otros, colombianos o mexicanos.

Sin embargo, sin su complicidad y su creciente riqueza y poder no sería posible mantener la movilidad eficiente del corredor que, atravesando Centroamérica y México, conduce desde Colombia, el mayor productor de cocaína, hacia el máximo consumidor, Estados Unidos. Es en ese corredor donde se combate una guerra sin cuartel, que el gobierno de Estados Unidos no está dispuesto a trasladar a su propio territorio persiguiendo allí a los grandes capos de la narcodistribución.

Desde hace mucho tiempo grandes figuras del Ejército de Guatemala, como el general en retiro Luis Francisco Ortega Menaldo, casado con una hija del difunto ex-presidente de Guatemala, general Carlos Arana Osorio, y otros miembros del selecto club de la Inteligencia, el D2 del Ejército, han sido señalados de poseer intereses importantes en esta instrumentación del narcotráfico. Siendo aún fundador del Partido Patriota, Otto Pérez Molina tuvo que lamentar en febrero de 2001 varios atentados contra automóviles en que viajaban miembros de su familia, incluida su esposa, que salió indemne y su hija herida. Cuatro meses antes, en el año 2000, les sucedió a su hijo y a su nuera.

Ya Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina se ha convertido en abogado de la legalización de la droga. Hace ya más de diez años numerosas fincas de café en San Marcos fueron abandonadas por la baja del precio internacional del grano. Expulsados los mozos colonos y sus familias, en no pocas de esas fincas se habilitaron aeropuertos para avionetas que transportaban droga y cuyo aterrizaje era alumbrado por hileras de hombres-antorcha, antiguos peones de fincas cafetaleras, que ganaban en una noche el equivalente a lo que hubieran ganado en una sola temporada como peones temporales cosechadores de café en Chiapas. Y en bastantes estribaciones de los altísimos volcanes del mismo departamento de San Marcos, Tacaná y Tajumulco, se empezó a sembrar amapola para transformarla en opio y heroína.

¿QUIÉN SUCEDERÁ A PÉREZ MOLINA?

Este año Guatemala elegirá a un nuevo Presidente y Vicepresidente de la República, a todo el Congreso y a todos los alcaldes de los municipios del país.

Suele decirse que en Guatemala el derrotado en la elección anterior es el vencedor de la siguiente. Esto ha sido así desde 1996, casi desde hace 20 años. ¿Sucederá a Otto Pérez Molina su competidor derrotado, Manuel Baldizón Méndez?

Antes de responder tentativamente a esta pregunta, analicemos la lista de presidentes de Guatemala en el período democrático-electoral, desde que en 1985 los regímenes militares, electo uno de ellos en 1970 (Arana), fraudulentos dos que lo sucedieron (Laugerud y Lucas, de 1974 a 1982) y golpistas otros dos (Ríos Montt y Mejía Víctores, entre 1982 y 1986) empezaron el traspaso de su poder con la Constituyente de 1985 y la resultante Constitución que lleva 30 años.

UN REPASO A LA LISTA DE PRESIDENTES

Se puede decir que Vinicio Cerezo Arévalo (1996-2001) estaba fundamentalmente apoyado por las “élites” tradicionales, a pesar de ser miembro de la Democracia Cristiana Guatemalteca (DCG).

Jorge Carpio Nicolle, quien parecía que iba a ganar la Presidencia en la elección de finales de 1991, respondía al mismo alineamiento, aunque había sido candidato perdedor por la Unión del Centro Nacional (UCN), más a la derecha de la DCG en teoría.

Ganó Jorge Serrano Elías, converso del catolicismo al neopentecostalismo fundamentalista burgués de la Iglesia El Shadday. Puede considerarse esta elección como un intento del evangelismo de echar raíces más hondas en la Guatemala donde ser católico era lo políticamente correcto. Por lo demás, su canciller fue Álvaro Arzú, católico y representante de las “élites” tradicionales. El fundamentalismo autoritario de Serrano Elías -había sido presidente del Consejo de Estado con Ríos Montt-, lo llevó a querer tener su “fujimorazo” -en Guatemala se lo llamó “serranazo”-, intento que fracasó.

Fue electo por el Congreso Ramiro De León Carpio, primo de Jorge Carpio Nicolle, y entonces Procurador de los Derechos Humanos. Gobernó entre 1993 y 1996. También su alineamiento puede ser analizado como vinculado a las “élites” tradicionales. Lo mismo corresponde plenamente a su sucesor Álvaro Arzú (1996-2000).

Alfonso Portillo (2000-2004) puede ser considerado como el primer presidente alineado con las “élites” emergentes, especialmente por sus vínculos con militares como Ortega Menaldo, Jacobo Salam y Napoleón Rojas. Recordemos que Portillo había sido electo diputado por la DCG.

Su sucesor, Óscar Berger Perdomo (2004-2008), recupera claramente el alineamiento con las “élites” tradicionales.

ÁLVARO COLOM: UN PARTEAGUAS

La presidencia de Álvaro Colom (2008-2012) puede haber sido un parteaguas. Por un lado, él mismo había dado señales de querer hacer una transición hacia una política más acorde con la memoria de su tío Manuel Colom Argueta, alcalde de Guatemala durante la presidencia del general Arana, un político muy hábil que supo mantener su ideario socialdemócrata con su movimiento, el Frente Unido Revolucionario (FUR), en medio del terror represivo militarista y que fue asesinado (1979) por los militares durante la Presidencia del general Fernando Romeo Lucas (1978-1982).

Tal vez la señal más clara del objetivo de Álvaro Colom fue el nombre que dio a su partido: Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Su esposa, Sandra Torres, trascendió con mucho los límites de una primera dama caritativa para constituirse en la promotora de un serio intento de política alimentaria y educativa de corte social. Torres provenía de una familia de clase media del sur del departamento del Petén. Quiso ser candidata a la Presidencia, pero el Tribunal Constitucional se lo impidió considerando que su divorcio de última hora era sólo una maniobra para evadir la Constitución, ya que su afinidad con el Presidente le impedía ser candidata durante la presidencia de su esposo.

PÉREZ MOLINA: LA “ÉLITE” DE LOS MILITARES

Finalmente, la actual Presidencia de Pérez Molina (2012-2016), representa claramente a una de las ramas de las “élites” emergentes, la más antigua. Su Presidencia ha supuesto la vuelta al gobierno de los militares expertos en inteligencia. Él mismo fue director del D2 del Ejército. Se suele decir que de esta serie de militares que pasaron por la dirección de inteligencia del Ejército, unos, los que se agruparon en “La Cofradía”, fueron más partidarios de lograr una derrota militar de la guerrilla sin ningún tipo de negociación por la paz. Se suele nombrar a Ortega Menaldo como su líder. Otros se decantaron por aceptar las negociaciones de paz “sugeridas” por Estados Unidos y otros países. Éstos se agruparon en “El Sindicato” y se dice que su líder ha sido Pérez Molina.

SI GANARA BALDIZÓN... Si Manuel Baldizón fuera electo Presidente, llegaría al cargo con 45 años y se convertiría claramente en otro mandatario salido de las “élites” emergentes.

Hotelero con inversiones multimillonarias turísticas en el Petén y abogado por la Universidad de San Carlos -su tesis doctoral fue producto de plagio en parte importante de su contenido-, Baldizón es claramente uno de esos nuevos ricos capaces de cualquier “güizachada”, de cualquier artimaña de leguleyo sin título. Varias veces ha sido llamado al orden por el Tribunal Supremo Electoral por adelantar su campaña. El Tribunal Supremo Electoral no ha convocado aún a elecciones, por lo cual no puede lícitamente comenzarla. Su fortuna puede resistir, sin que se le caiga un cabello, cualquier multa del TSE.

El color rojo sangre de su partido llena todas las piedras y los troncos de los árboles de la carretera panamericana desde la frontera de Valle Nuevo con El Salvador, al menos, hasta la capital. Y en las cercanías de la capital y en la capital una Fundación que lo apoya levanta vallas inmensas con el mismo color rojo de su Partido Libertad Democrática Renovada (LIDER) o con el color azul de Guatemala y esta leyenda: “Lo que Guatemala necesita es un LIDER experto en crear EMPLEOS” o “No queremos promesas sino TRABAJO”.

SI GANARA SANDRA TORRES...

Si por un cambio notable en la opinión pública, fuera electa Presidente Sandra Torres tendríamos a una persona que viene de esas “élites” emergentes.

No faltan opiniones que se aventuran a afirmar que las “élites” tradicionales verían con menor desagrado la elección de Torres que la de Baldizón, puesto que no se puede hablar de ella como “nueva rica”.

Incluso la verían mejor que la de Alejandro Sinibaldi, cuyo nombre y apellido lo vinculan al sucesor -por breve tiempo- de Justo Rufino Barrios después de la muerte de éste en la batalla de Chalchuapa en El Salvador (1885) y, por ello, a la oligarquía, aunque su alianza con Pérez Molina le ha quitado aquel lustre que su apellido habría podido otorgarle. Sinibaldi ha sido Ministro de Comunicaciones, obras públicas incluidas, hasta hace varios meses y pasó por ese ministerio con más pena que gloria. Fue derrotado por Álvaro Arzú en la alcaldía de Guatemala.

LAS ENCUESTAS

En febrero Vox Latina hizo una encuesta presentando a votantes las fotos de los pre-candidatos con su nombre y su partido con la petición de que marcaran por quién votarían si las elecciones fueran ese día. Manuel Baldizón de LIDER recibió el 33.6% de las marcas. Sandra Torres de UNE el 12.9%. Alejandro Sinibaldi del Partido Patriota (PP) en el gobierno el 10.9%. Roberto González de Compromiso, Renovación y Orden (CREO) en alianza con el Partido Unionista (PU) de Álvaro Arzú, 4.2%. Roberto Alejos, del Partido TODOS, 2.8%, y Mauricio López Bonilla, Ministro de Gobernación en el actual gabinete, 2.6%. Un 33% indicó que no sabía a quién marcar.

La diferencia entre Baldizón y quienes lo siguen parece muy grande. A finales de 2014 las encuestas apuntaban a una posible victoria de Baldizón en primera vuelta y el segundo lugar correspondía a Sinibaldi. En mayo se abre la campaña y en septiembre será la primera vuelta. Si es necesario, la segunda vuelta sería en noviembre.

Está por verse qué harán germinar los resultados electorales en este país en efervescencia.


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