CEPRID

PROPUESTAS PARA UNA NUEVA POLÍTICA INTERNACIONAL DE LOS COMUNISTAS FRANCESES

Viernes 30 de mayo de 2008 por CEPRID

Danielle Bleitrach CEPRID

Como siempre para elaborar esa política es preciso partir desde el análisis de la situación en la que nos encontramos, y a partir de allí empieza el debate acerca de nuestra postura. Por tanto, lo presente es una pequeña contribución. Y sugiero que lo discutamos entre comunistas: aquellos que están en el partido o no, se consideran comunistas o no, entre aquellos a quienes les importa el cambio de la sociedad, de poder, de la estructura social.

En el contexto de la globalización imperialista, ¿cómo situarnos en el sentido de la transformación, cómo trabajar? Si basta con una palanca y un punto de apoyo para levantar el mundo, la palanca es la voluntad de cada pueblo, de cada clase obrera, de cada fuerza progresista de luchar sobre el terreno contra la explotación y la opresión que envenenan la vida cotidiana, hay que trabajar en lo local, crear una organización cercana, en las empresas y barrios populares. Pero la mayoría de los problemas tienen una dimensión globalizada, y hay por lo tanto pensar globalmente, comprender la naturaleza de de los antagonismos y desarrollar la solidaridad a esa escala. ¿ Qué pasa con el imperialismo hoy?

En un libro escrito entre tres autores, “Les Etats-Unis de mal empire”, en el año 2005 propusimos una hipótesis que los EEUU entraron en lucha contra su propio declive(1). Apoyándonos en los propios términos de un documento de la CIA publicado en 2004 y recordando un documento del 2000, que llegan a la conclusión de que “la influencia de los EEUU seguirá disminuyendo”. La idea es que tras la caída de la Unión Soviética que tenía que consagrar la preeminencia de EEUU, su influencia sobre el plan económico, militar y por lo tanto política, no cesa de perder terreno. Los hechos probaron nuestra hipótesis: los EEUU ven como se erosiona su supremacía militar, el país cuya potencia equivale al doble del resto de países del mundo juntos es incapaz de imponer el orden en Iraq tras haberlo invadido, no le queda otro instrumento de dominación que el dominio casi total de la información que le permite crear un teatro de sombras encima de la realidad geopolítica. No obstante, el hecho queda allí: la hegemonía imperial unipolar estadounidense habrá durado en los años 90 y lejos de ser una época de paz, habrá traído el caos. Estamos frente a un imperialismo senil y mortífero.

Pérdida de influencia económica

En el plan económico, estados Unidos no sólo pierde el terreno frente a Europa, aún si llegan a mantener ese continente en una situación de vasallaje político, no pueden negar que el euro se encuentra en una situación de fuerza, frente a la bajada continua de la tasa de cambio del dólar. En este caso EEUU perderá el privilegio de emitir moneda para todo el planeta y beneficiarse del alto rendimiento de sus inversiones en el extranjero, de tener derecho prioritario a los recursos energéticos, y, de hecho, perderán su peso político que les asegura la dominación sobre las instituciones financieras internacionales. La llamada crisis de créditos inmobiliarios parece anunciar el fin de la supremacía del dólar, una perdida de confianza que podría crecer muy deprisa, si los principales acreedores internacionales entre los cuales China y Japón no cargasen con el peso de esta moneda para conservar el valor de sus posesiones. Aún sin llegar a denunciar oficialmente su alianza privilegiada con los EEUU, los exportadores de petróleo del golfo Pérsico, diversifican sus compras en divisa y están más a favor de los argumentos del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y del presidente venezolano Hugo Chávez que proponen sustituir el dólar, esa moneda “sin valor”, por el euro.

No se trata solamente de la caída del dólar pero también de una pérdida continua de posiciones en el plano de la economía. En 2007 China se les adelantó a los EEUU en cuanto a la exportación de mercancías. Según el banco mundial, la parte de los EEUU en el beneficio mundial a pasado del 31% en 2001 al 28% en 2006. No se puede hablar de una caída total, pero es incontestable que están en números rojos. Porque más allá de la cuestión de la supremacía de los EEUU, es evidente que ésta, la del dólar en particular, cuesta cada vez más caro a todas las economías que a la semejanza de los países exportadores de petróleo se quejan de ser pagados con dinero sin valor y tener que hacer frente sistemáticamente a los montajes especulativos y a las crisis de liquido. Entretener a los Estados Unidos, su opulencia, su modo de vida, es un lujo que el planeta ya no se puede permitir.

Pérdida de influencia militar

Su presupuesto militar es el doble que de todos los demás países del mundo juntos. Gracias a que son ellos que dominan la información mundial, pueden inventar enemigos que podrían poner en peligro la estabilidad y la paz mundial. El resultado, como ya lo dijimos (p.54), EEUU tratan al mundo de “rebelde” y sus campañas militares son meras operaciones policiales, pero ni sus medios ni sus hombres no están preparados para esta tarea de policía y ya no pueden mantener el caos como medio de dominación. La reciente cumbre de la OTAN en Bucarest en marzo 2008 demostró que la herramienta por excelencia de coalición militar de EEUU aceptaba de mala gana el aventurismo estadounidense. Este país arrastró a sus aliados europeos a una guerra contra el terrorismo que no puede ganarse a golpe de ataques aéreos. Parece cada vez más que los EEUU es el principal proveedor de operaciones de terrorismo y separatismo contra los demás países, con cuyo poder han decidido acabar. Se apoyan en el modelo de la ex URSS, polvorines que se activan gracias a campañas de propaganda oportunamente relevadas por los defensores de los derechos humanos en Europa; ayer los Balcanes para asegurar la dominación de la OTAN, hoy China y Tibet, de manera permanente las antiguas repúblicas de la URSS, sin hablar de la América Latina donde pretenden que Colombia interprete el papel de desestabilizador al igual que Israel en el Oriente Medio. L resultado: por un lado la política estadounidense provocó la aparición de alianzas defensivas, cuyo modelo es la Organización de Cooperación de Shangai, pero por todas partes en el mundo surgen uniones para luchar contra el verdadero peligro terrorista, el que representa EEUU. Y Europa que se creó en el vasallaje económico y militar apareció en la cumbre de Bucarest igual de impotente que su señor frente a un Putin que vino explicarles que el tiempo de Eltsin y del despedazamiento de la URSS había terminado. Sólo el presidente francés hizo de perrito faldero al lado de un Bush desamparado. Los europeos esperan que con su sucesor haya cambios, pero está claro que se trata de una crisis del sistema, un sistema capaz de producir dirigentes tan desastrosos.

El poder mediático no basta para impedir el aislamiento de EEUU. El único poder que les queda a EEUU es el de su monopolio sobre la información, un monopolio total gracias a sus aliados europeos. Estamos ante un verdadero sistema de propaganda dominado por los trusts mediáticos y el peso de los grandes anunciantes. Como lo demostró Chomsky, ni siquiera hace falta dar órdenes, basta con crear una opinión pública ficticia y una demanda de un cierto tipo de información y de ese modo se llega a un conformismo total. Nada, ninguna noticia que contradijera lo predispuesto no puede pasar. La reciente operación contra China en torno a los Juegos Olímpicos es una magnífica ilustración del bombardeo informativo, eso demuestra que estamos en plena guerra ideológica. En este juego Europa y Francia en particular están destinados a representar el bien, el que convierte una invasión en una guerra justa, dicho de otro modo, crear pretextos para cruzadas. Y el PS (Partido Socialista francés), los partidos comunistas franceses, el PCF (el Partido Comunista Francés) y los trotskistas tocan sus partituras, aquellas que justifican el atlantismo. Existe el riesgo de sumirse aún más en el anticomunismo que deja vía libre a la derecha tal y como lo presenciamos en Francia, y más recientemente en Italia.

Sin embargo, si atravesamos la cortina de humo mediática en cuanto a China, nos damos cuenta que la propaganda tiene cada vez menos peso a medida que salimos de los límites de la OTAN. Los hechos son obstinados y el carácter catastrófico de la dominación de los EEUU en el planeta, los motines de los hambrientos, la creciente desconfianza hacia las operaciones militares, aíslan cada vez más al occidente.

No insistiremos sobre la resistencia en América Latina ni en cómo, a pesar de la provocación por parte de Colombia, el continente sudamericano y el Caribe se negaron ser divididos entre moderados y duros e impusieron la paz, siguiendo a Hugo Chávez. Nos gustaría hablar de la situación en Asia.

Dos hechos tendrían que alertarnos: en plena campaña contra China se celebraron las elecciones presidenciales en Taiwan. El ganador fue el candidato de Kuomintang que se pronunciaba a favor de las relaciones más estrechas con China y el retorno a la madre patria. Su adversario y antagonista, hasta entonces en le poder, había pretendido utilizar los sucesos en Tibet para llevar su campaña. El pueblo de Taiwan no lo siguió. También se produjo un victoria de los maoístas en Nepal. A eso hay que añadir que India tampoco había cedido.

Estos hechos necesitan ser contextualizados. Mientras que los EEUU arrastraban a Europa y sus aliados más próximos en las operaciones en Iraq y en Afganistán, China llevaba una política exterior pacífica, creando redes de intercambio norte – sur. En nuestro libro analizamos también el papel jugado por China en el establecimiento de relaciones sur – sur. Nos referimos en particular en la edición española más completa a un informe de Fidel Castro del año 1983 en la cumbre de los países no alineados en el cual demostraba el especial interés de las relaciones sur – sur para acabar definitivamente con el neocolonialismo(2). Desde el año 1983 Fidel Castro explica que la crisis del imperialismo desemboca en un crecimiento pasivo que no puede ser propicio para el desarrollo de los países del sur. La dificultad reside en las relaciones económicas y financieras, e incluso culturales y lingüísticas, todas ellas orientadas hacia las metrópolis antiguas, lo cual impide las relaciones entre países vecinos. Por tanto, hace falta un impulso para romper esos circuitos colonialistas. Es justamente ese impulso que se está generando, y países como China, India o Brasil están ayudando a constituir unidades regionales independientes.

Finalmente hay que analizar la transformación del propio capitalismo, el nuevo peso tras la ola neoliberal, de la propiedad estatal. En el caso de China se puede hablar del capitalismo de Estado, pero los protagonistas que actúan en el mercado mundial son propiedades colectivas, dominadas por el Estado y obedeciendo a una lógica planificadora. No se puede negar que hay una clase de managers a quienes les convendría más el capitalismo. A pesar de ello, en todo el planeta estamos asistiendo a una reapropiación de los recursos naturales por los estados que les disputen de distintas maneras a las multinacionales.

Es por ello que no podemos compartir todas las observaciones de un analista tan lúcido como Samir Amin cuando él revela la ilusión de los nacionalismos. Tiene razón cuando subraya el hecho que existe el riesgo de que la transición hacia el socialismo no será inmediata, pero sin embargo ahora más que nunca hay una necesidad de construir un nuevo internacionalismo, pero parece que subestima dos hechos esenciales: el primero es que los “nacionalismos” como el de China, India o Brasil, juegan un papel contradictorio frente al imperialismo favoreciendo la emergencia de relaciones sur – sur, posibilidades aún embrionarias pero reales de independencia. El segundo aspecto es el de las condiciones del crecimiento que contribuyen al desarrollo de luchas por un mejor reparto. Asistimos al desarrollo de movimientos antifeudales, anticastas en Nepal, y en China se empieza a notar una tendencia hacia la izquierda. De manera más generalizada, vuelve a surgir una presión de los pueblos tras la apatía de los años 1990.

En los años 90 mientras el mundo aceptaba a EEUU como un nuevo imperio y éste se embarcaba en operaciones en el Oriente Medio, China aprovechó este tiempo para crear redes en América Latina, en África y sobre todo en Eurasia.

En Asia, China se convirtió en la cabeza del “vuelo de gansos salvajes”, compartió su crecimiento y su prosperidad sin ninguna intención bélica. En noviembre 2006, el entonces Primer ministro Zhu Rongii vino al ASEAN (Asociación de las Naciones del Suroeste Asiático) y propuso un acuerdo de libre intercambio sin ningún afán de dominación (3). Desde entonces el comercio entre China y los demás países de Asia conocieron el mayor crecimiento en todo el planeta(4).

Propuestas

Estos hechos no son exhaustivos, simplemente indican una tendencia frente a la que nos tenemos que posicionar en tanto comunistas y fuerzas progresistas. Antes que nada, tenemos que ser conscientes de que estamos frente a un imperialismo en plena decadencia y por lo tanto aún más peligroso: trae guerras, pillaje, miseria. Incluso en Occidente cree condiciones para una degradación continua para la mayoría de la población. No se trata entonces de estar en contra de los EEUU, sino contra un sistema cuyo brazo armado es el gobierno de los EEUU, luchar contra el atlantismo y contra la actual sumisión de Sarkozy y de la casi totalidad de las fuerzas políticas, es una necesidad imperiosa que nos impone la idea de una nueva agrupación. No se trata solamente de denunciar el atlantismo del Partido Socialista Francés de su adhesión a una Europa avasallada, sino de entender que la extrema izquierda de los líderes del PCF y la de LCR (Liga Comunista Revolucionaria) nos conduce hacia una solución a la italiana: es decir la desaparición de la izquierda y su mutación definitiva en partido demócrata a la americana.

Hay que valorar igualmente que esta vía es elegida muy conscientemente con el fin de mantener el imperialismo colonialista y el neocolonialismo primero europeo y después americano – europeo en el resto del planeta, para explotar la población de los países occidentales. Se trata de impedir tanto en Europa como en EEUU la existencia de cualquier fuerza política alternativa. Esta “democracia” a medida que vayan surgiendo luchas internas y externas va a mostrar su verdadera cara, la de un fascismo que para empezar se ensañara con los países de fuera para después atacar a todos aquellos que protestan en los propios países occidentales. La verdadera cara del bipartidismo será la de un nuevo fascismo.

Tenemos que tomar consciencia de que nuestras luchas tienen que estar ideadas también en este contexto imperialista y que tenemos que aprender de las nuevas relaciones internacionales, un nuevo orden internacional, acabar con el colonialismo, incluido el que nos autoriza a dar lecciones al resto del planeta. El Partido Comunista prepara su XXXIV congreso, para dar un ejemplo concreto de a lo que me refiero con la transformación de mentalidades: no solamente hay que crear un partido que sea apto de favorecer la intervención popular desde la basa más explotada, pero al mismo tiempo es preciso cambiar la visión del mundo, contribuir a la reconstrucción de un gran movimiento por la paz, retomar nuestro lugar en todas las iniciativas de los partidos comunistas. El incremento de nuestras relaciones con los partidos comunistas tiene un papel central pero no tiene que competir con nuestro compromiso con el movimiento antiglobalización, de hecho este último va a transformarse cada vez más en el centro de intensos debates que tendrán como fin el orientar las acciones en el mundo en evolución, y donde surgirá la cuestión de la defensa de la humanidad.

Para volver a encontrar nuestro lugar en la escena internacional, es necesario que volvamos a definir nuestra propia política en función de los intereses de la población francesa, de nuestra independencia nacional y de un orden mundial más justo y respetuoso hacia las soberanías nacionales. Por tanto hay que romper con la política exterior del PSF que acepta el vasallaje a los EEUU vía Europa pero también Oriente Medio e Israel. La subordinación a la política exterior estadounidense caracteriza también a la LCR y a demás corrientes trotskistas. Si como resultado de esa reunión de las corrientes comunistas se puede esperar la postura pro OTAN de hecho, y de allí el apoyo del aventurismo estadounidense, el odio hacia Cuba y China, la adhesión a las peores andanzas del derecho de intromisión, y más recientemente el apoyo por parte d la LCR a los tejemanejes de Robert Menard, además del juego competitivo y la división dentro de la misma nación, todo ello nos impide hoy día cualquier acercamiento. Pero hay que revisar nuestra propia visión colonialista del orden internacional. Por ejemplo decirnos que para poder juzgar si China tiene razón o no defendiendo su soberanía, no nos tenemos que preguntar si es socialista o capitalista. En materia de relaciones internacionales tenemos que obrar desde el respeto hacia la independencia de cada país, en lo económico, político y cultural, según la Carta de las Naciones Unidas.

Nosotros, comunistas franceses, hemos sido más que cualquier otro inspirados por el "modelo" soviético, aún reconociendo todos sus defectos, sin duda en necesario que dejemos de relacionar nuestra concepción de solidaridad entre partidos comunistas con este modelo, exigiendo de los demás que se ciñan a un ideal que no alcanzamos ni nosotros mismos. En un mundo donde cada vez hay más peligros, se multiplican los motines por el hambre, donde el imperialismo senil se vuelve aún más destructor, no debemos moderar nuestra solidaridad, sino entenderla como un componente esencial de nuestra estrategia que nos lleva hacia un socialismo que corresponde a las tradiciones de nuestro pueblo.

(1) Danielle Bleitrach, Viktor dedaj, Maxime Vivas Les Etats-Unis de mal empire, ces leçons de résistance qui nous viennent du sud, Aden, 2005, Bruxelles.

(2) Danielle Bleitrach, Viktor Dedaj, Maxime Vivas,Estados Unidos o el imperio del mal en peor. Traducción Aurora Fibla Madrigal, Editorial José Martí, 2006, la habana p.84,85,86,87,88,89,90 las relaciones Sur-sur

(3) ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) fue fundado por los Estados Unidos como un remedio de controlar la China comunista. El mercado común que representa la ASEAN sería de 1,7 mil millones de individuos con un PIB de 1500 mil millones de dólares.

(4) En los años 1990 el comercio entre China y Japón era de 16 mil millones de dólares, con la Corea del Sur 3.8 mil millones y con India 260 millones. En 2005 el intercambio comercial con Japón alcanzó 21.3 mil millones, con la Corea del Sur 111 mil millones y con India 20 MIL MILLONES. En abril 2007 el Primer ministro chino Wen Jiabao vino a Japón y propuso una “relación estratégica basada en beneficios mutuos”.

Danielle Bleitrach es socióloga.


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