“LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SON UNA FÁBRICA DE CLICHÉS”

Geofrey O’Connor es un antropólogo y periodista norteamericano. Llegó a la Amazonia brasileña en 1987, en un momento en el que se hablaba mucho sobre la selva tropical, la quema de grandes extensiones de selva, pero nadie trataba realmente las violaciones de derechos humanos o la forma en que los proyectos a gran escala estaban impactando en la gente: indígenas, posseiros (movimiento okupa de los sin tierra) o seringueiros (trabajadores que extraen el látex del árbol de la seringa a partir del cual se fabrica el caucho, lo que no altera el ecosistema amazónico), así que decidió que era importante documentar estas historias. De ahí surgieron documentales como “Contact: the yanomami indians of Brazil”(1990), donde se habla de la invasión de unos 4O.OOO mineros en búsqueda de oro o “Defying death in Brazil”(1992), donde Chico Mendes, líder sindical de los seringueiros, expuso, poco antes de ser asesinado, la lucha enorme para que no se acabara con los árboles de la Amazonia.

Ekintza Zuzena: ¿Cuál es actualmente la situación en Brasil?

Geofrey: Como sabes, a mediados de los años 80 Brasil salió de una dictadura militar que había durado casi 25 años, se produjo un periodo de transición que se denominó “apertura”. Simultáneamente se estableció la nueva constitución. Las discusiones comenzaron en 1987 y en 1988 se aprobó el Decreto 22. En este periodo, del 87 al 88, las ONGs, los grupos ecologistas y de derechos humanos brasileños formaron una piña para que se creara una legislación que protegiera el derecho a la tierra de los indígenas de Brasil. Para que se reconocieran los derechos históricos de estas sociedades a sus territorios tradicionales. A finales de los 😯 y principios de los 90 se dio una gran presión internacional en Brasil. Se consiguieron dos importantes demarcaciones de tierras: una en la zona de los Yanomami y otra también muy grande en el territorio de los Kayapo. Las comunidades locales de los estados fronterizos, los políticos, las compañías madereras, las compañías mineras se vieron tomadas por sorpresa. No se dieron cuenta del impacto de este movimiento medioambiental mundial, así que se aprobaron estas demarcaciones. Una de ellas, la yanomami, justo antes de la cumbre mundial de Rio del 92. Esta fue realmente una demarcación que se consiguió por la presión internacional. El presidente de Brasil, Collor de Mello, quería dar una buena imagen ante la comunidad internacional. Lo que ocurre ahora es que estos grupos de los terrenos fronterizos comenzaron a reaccionar en los últimos años y presionaron al gobierno, especialmente al ministro de justicia Jobin, y ahora es él quien está poniendo en cuestión el decreto 22 y ha propuesto otro, el conocido como decreto 1775, que permitiría que aquellos individuos o compañías que existían en las fronteras puedan recurrir los planes de demarcación. No es tan sencillo como que los indígenas siempre han vivido ahí y esas son sus tierras. Lo que ahora se dice es que las personas que han vivido ahí de 5 a 5O años, pueden debatir esto. En un contexto democrático esto no estaría tan mal, pero el problema es que con el tipo de instituciones de justicia que hay en estas fronteras o el escaso control en los límites, este tipo de debates, de discusiones, una vez que se convierten en públicos, pueden desencadenar una invasión de mineros como la que ocurrió en el territorio yanomami. Cuando la gente dice “OK”, está abierto a debate, a discusión, las personas simplemente entran y se instalan.

Eso es lo que pasó en la zona de los yanomami con el presidente Sarney. El decía que este territorio no tenía que ser continuo, sino que debería ser dividido en pequeñas islas, y dibujó un mapa. No fue reconocido oficialmente, pero esa era la propuesta del presidente. Así que los mineros de oro miraron en los mapas y entraron en esas áreas, intentando crear una situación de hechos consumados.

EZ: En tu último documental “Amazon journal” criticas muchas actitudes occidentales incluso de grupos que, en principio, apoyan a los indígenas de Brasil.

G: En efecto, muchas personas han llegado a la Amazonia asqueadas de occidente, y en vez de ver lo que ahí había, querían ver lo que no tenían en su lugar de origen. Idealizaron a los indígenas porque venían de unas sociedades destructoras del medio ambiente, donde las relaciones humanas son absolutamente impersonales. Para ellos los indígenas representaban justo lo contrario. Vivían en equilibrio con la naturaleza, en lo social encarnaban al “buen salvaje”. A esto también han contribuido los medios de comunicación. Envían a un equipo de periodistas por tres días a la Amazonia y les piden que elaboren un reportaje. Puede haber buena intención, pero falta preparación. Es un tema muy amplio y complicado. Encima, las grandes cadenas, como CNN, lo que piden a los periodistas es que simplifiquen la realidad, como se hizo con la Guerra del Golfo. Así los medios de comunicación de masas se convierten en una enorme fábrica de clichés.

A los indígenas de la Amazonia, en concreto, unos los tienen por seres primitivos o, por el contrario, super idealizados. Creo que hay que salir de estos clichés. Dejadles ser ellos mismos. La idea principal de este documental consiste en que hay que dejadles seguir su propio camino. Que ellos decidan. Ni imponerles como superior nuestra maquinaria agrícola, por ejemplo, ni tampoco prohibirles de manera paternalista el contacto con ciertas herramientas o aparatos. Qué productos de nuestra sociedad es correcto que utilicen y cuáles no. Tienen todo el derecho del mundo, incluso hasta para equivocarse, pero para que puedan elegir tendrán primero que sobrevivir y eso está aún en juego, máxime con decretos como el 1775, ahora en discusión, su amenaza más inminente.

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