¿Una asamblea autista?

¿Por qué y para qué?

Dentro de la lucha anticapacitista, cuyo activismo está siendo muy fuerte estos años, está muy presente, como neurodivergencia, el autismo. La necesidad de visibilizar y resistir viene creando una gran comunidad autista sobre todo en redes sociales. Nuestra asamblea surgió hace apenas unos meses y es no mixta (sólo participan autistas), y los motivos para crearla, y de que vayan surgiendo otras asambleas autistas en diferentes localizaciones, son de distinto tipo.

En primer lugar, surge la necesidad de enfrentarnos a las asociaciones burocráticas oficiales, todas ellas controladas por alistas (no autistas), ya sea por familiares o por supuestes profesionales de las pseudociencias psi. La mayoría de actividades que llevan a cabo son privadas y de pago, de modo que incluso para tener un diagnóstico hay que pagar. Las «terapias» consisten la mayoría de las veces en obligar y forzar a les autistas a adaptarnos a la sociedad, una sociedad neuronormativa en la que se nos desprecia por ser diferentes; y nunca se trabaja en que la sociedad se adapte a las neurodivergencias, a respetarlas y a valorarlas. De este modo, básicamente se enseña a les autistas a tolerar y recibir violencia, maltrato y capacitismo, normalmente por parte de su propia familia, la cual incluso accede a pagar por ello. Ser autista no es una enfermedad, sin embargo se intenta «tratar» y se usan terapias que literalmente se llaman de «cambio de comportamiento» (ABA por sus siglas en inglés), las cuales son verdaderas terapias de conversión. Otras «terapias» son minoritarias e igualmente caras, como la psicoterapia, que consiste básicamente en hablar de igual a igual con otra persona, o como las «terapias» de grupo, que no es más que autistas reunides (o en familia) contando sus experiencias, cuando no intentan cobrarte directamente a modo de red social sólo por ponerte en contacto con otres autistas y familiares. También suelen tener acopladas residencias para autistas, poco alejadas de ser cárceles en las que hay maltrato diario en muchas ocasiones. En estos hechos se puede ver el intento de segregación y el rechazo a la diversidad típico de cualquier opresión.

La información de la que se dispone oficialmente sobre el tema es ampliamente patologizada. Vista por una tercera persona (le psiquiatra/psicólogue) que no comprende cómo se vive y se siente une autista en primera persona. Es decir, desde el academicismo científico ni siquiera se analizan y se toman como válidas nuestras experiencias, sólo la interpretación sesgada y capacitista del supuesto profesional es tomada como válida. Esto hace que toda la información que hay sobre el tema sea patologizante, capacitista, desinformadora, opresiva, con el agravante de estar erigida como supuesta ciencia.

La negación de una identidad y de un colectivo

La infraidentificación (infradiagnóstico, si se prefiere) viene siendo un problema grave, dificultada por la invisibilización y la patologización, y relegada a un ámbito academicista y científico muy poco accesible al resto de la sociedad. El conocimiento se preserva y se circunscribe a supuestes profesionales, les cuales suelen ser ignorantes sobre el tema, pues eluden los análisis en primera persona (y cualquier análisis social), impidiendo a les autistas autoconocernos, identificarnos, formar comunidad, y con ello, redes de apoyo y conocimiento social que son necesarias. De esta forma, la persona autista adulta que aún no ha accedido a la información que necesita para construir su identidad, y no se le ha otorgado el privilegio del «diagnóstico temprano», se siente sola, incomprendida por el resto, sin poder autoconocerse, sin reconocerse en les demás porque de hecho es distinta a les demás, sintiéndose diferente toda su vida sin saber por qué, e intentando adaptarse a una sociedad capacitista que le violenta continuamente.

Además, la identidad autista ha estado históricamente segregada de forma capacitista y machista. La primera persona que aportó conocimiento sobre el tema fue Grunya Sukhareva en 1925, la cual describía también rasgos en mujeres e hizo un mejor trabajo que sus sucesores (otra mujer borrada de la historia). El siguiente en hacerlo ya sería Hans Asperger en 1940, médico joven que ascendió en su cargo institucional gracias al partido nazi, del cual era simpatizante. Dicho individuo se dedicó en esos años a segregar entre autismo «de alto funcionamiento» (más tarde conocido como Síndrome de Asperger) y autismo «de bajo funcionamiento». Siendo que estes últimes serían enviades a orfanatos donde les acababan matando, constituyendo así un modo de eugenesia. Asimismo, se centraba en catalogar rasgos en varones, pues según su pensamiento eran de más utilidad para el éxito de la patria; debido a este sesgo se catalogaron mayoritariamente rasgos sólo en hombres. Por otra parte, algunos supuestos rasgos autistas como «agresividad», «egocentrismo», «falta de empatía», etc. se consideraban típicos de hombres e incluso más adelante se llegó a especular ridículamente conque el autismo estaba provocado por la testosterona. La realidad es que a las mujeres autistas, por machismo, se les condenaba este comportamiento mucho más, por lo que tendían naturalmente a enmascararlo. Hoy en día el sesgo aún perdura, y el infradiagnóstico en mujeres es muy llamativo, debido a esta histórica combinación entre machismo y misautismia (Discurso de odio hacia les autistas).

La cantidad de rasgos autistas y la forma en la que se expresan es muy compleja, por ejemplo, la acusación de «falta de empatía» puede tener varias explicaciones que, de hecho, varían según la persona: posiblemente hay una alexitimia de base, es decir, el procesamiento de las emociones y sensaciones, tanto propias como ajenas, puede costarnos porque lo procesamos de forma diferente (más lento pero con mayor profundidad); tenemos intereses especiales, de modo que nos solemos centrar en temas de nuestro interés, o en personas de nuestro interés, lo cual puede ser malinterpretado de forma capacitista; no toleramos la intolerancia, para une autista simplemente no tiene lógica, y por tanto, cuando nos agreden o agreden a alguien, nuestra tendencia natural es responder; tendemos al pensamiento lógico, por lo que solemos saltarnos muchas normas sociales injustas, o no entendemos dichas normas porque no tienen lógica; nos cuestan las funciones ejecutivas (ejecutar tareas en sus distintas fases), por lo cual, no nos es fácil ayudar en tareas domésticas, por ejemplo. Todo esto conduce a una tercera persona alista (no autista) con pocas ganas de comprender y entender, a valorar de forma capacitista que somos egoístas o no tenemos empatía. Y este es sólo un ejemplo de cómo algunos rasgos autistas son malinterpretados y patologizados, pero hay bastantes más.

Esta gran complejidad del autismo, junto con la invisibilización sistemática del mismo, complica nuestra adaptación social, no ya en cualquier ambiente social sino, por desgracia, también en aquellos que se dicen alternativos. Y es que, a diferencia de otras neurodivergencias, psiquiatrizaciones, etc. comprender las necesidades y entender a les autistas no es algo que se pueda realizar de forma intuitiva o con un conocimiento muy básico, por lo que, si no hay una amplia información sobre el tema y un trabajo de deconstrucción continuo, habitualmente se presenta la misautismia. En nuestra misma asamblea hay varias personas que por rasgos autistas han sido expulsadas de asambleas y escuelas libertarias sin otro motivo. Por ello, son necesarios colectivos autistas no mixtos, pues son de hecho los únicos espacios seguros de los que podemos disponer, y en los cuales podemos apoyarnos, resistir y luchar.

También entre compañeres neuronormatives, se infravalora lo que supondría la emancipación del colectivo neurodivergente, especialmente el autista, pues dentro de nuestros rasgos (o virtudes, mejor dicho) está siempre el no tolerar la injusticia, el no callarse, el implicarse, llegando hasta el fondo de las cuestiones, cuestionar toda convención social, ignorar cualquier tipo de creencia idealista buscando el materialismo más científico. La (neuro)diversidad enriquece, crea, aporta soluciones desde otro prisma y otra visión a la sociedad humana. Además, la invisibilización e infraidentificación hace que el colectivo parezca más pequeño de lo que realmente es, se habla de un 1% de la población, que ya es bastante, pero probablemente llegue hasta un 5% ó más.

¿Cuáles son nuestros proyectos y actividades?

  • Tenemos un grupo de autodiagnóstico, en el que cualquiera que piense ser autista puede participar e ir comprobando rasgos con les demás, contando además con una guía de autodiagnóstico hecha por y para autistas, sin patologizaciones, valorando nuestras diferencias positivamente. Este grupo en sí mismo es ya mucho mejor que cualquier valoración de falsos profesionales, que luego en la práctica dan vergüenza ajena por su ignorancia, incluso los supuestos especialistas en el tema.
  • Un grupo de ayuda laboral: para enfocar curriculums, entrevistas de trabajo, dudas sobre discapacidad, etc. Este mundo es especialmente difícil para une autista ya que no toleramos nada bien la explotación y la falsedad que implica.
  • Grupo de apoyo mutuo y acompañamiento: sobre todo para quien tenga citas con salud mental o general y tenga miedo de recibir violencia psiquiátrica, pero también en cualquier situación que se necesite apoyo o acompañamiento.
  • Grupo de terapia: compartir experiencias y vivencias, si se quiere traumáticas, con otres autistas. Aparte de que ayuda a no sentirte sole e indefense, la idea es que un grupo así debería ser gratuito y no cobrarte un ojo de la cara como en algunas asociaciones.
  • Charlas de concienciación sobre el tema desde una perspectiva anticapacitista y por la neurodiversidad, en centros sociales, universidades, etc.
  • Talleres para autistas verbales y no verbales adaptados (por ejemplo, lengua de signos, sobre géneros e identidad trans, etc.) Así como quedadas de ocio, micros abiertos, juegos, etc. por y para autistas.
  • Hacer y recopilar información sobre autismo, anticapacitista, hecha por autistas, accesible, gratuita y con el paradigma de la neurodiversidad.
  • Organizar jornadas de protesta y reivindicación ante la misautismia siempre que lo veamos necesario, sean actos online, presenciales, denuncias, en casos concretos o en general. En definitiva, autodefensa autista.
  • Estamos intentando sacar artículos de activismo autista como: pegatinas, banderas, fanzines, chapas, etc. para compartir con la comunidad.
  • Servir como plataforma abierta para llevar a cabo cualquier propuesta de activismo autista, de forma que dicha propuesta pueda contar con recursos y con compas autistas dispuestes a ayudar.

Cuando llevamos a cabo algunas de nuestras actividades, siempre nos suelen comentar otres compas autis cosas como «ojalá algo así en mi ciudad», y es que se sentía en la comunidad esa necesidad de alternativa, esas ganas de cambiar las cosas mediante acciones; la era de la información en la que vivimos a veces tiene consecuencias positivas como ésta: permitir que una comunidad históricamente muy segregada y dinamitada se pueda recuperar, se pueda (auto)conocer, divulgar ese conocimiento, compartirlo y, posteriormente, decidirse a actuar. De momento sólo estamos empezando, pero la idea de una asamblea autista horizontal e interseccional para luchar y hacer activismo, es simplemente lógica y necesaria dada la inercia de activismo que se ha comenzado, y es por ello que en otros lugares se trata de empezar con las mismas ideas. Y esto es sólo el principio, el activismo autista y neurodivergente se encuentra en una primera ola que es irrefrenable.

Al margen de la liberación y cuestionamiento que toda esta ola de activismo supone, en sí misma, la misautismia es una opresión muy compleja, de modo que la lucha contra ella es difícilmente absorbible por un sistema como el actual, en el que priman la inmediatez y la simplicidad idealista. Esto relega al colectivo autista casi inevitablemente a la otredad. Sin embargo, en ella, históricamente el espacio que hemos tenido les neurodivergentes es el de «personas que sufren psíquicamente a causa del sistema», negándose nuestra identidad, por lo que también precisa de un cambio de paradigma importante para que podamos tener espacios seguros. Queremos avanzar, dejar de lado esa identidad sufriente y cambiarla radicalmente por una positiva, real, profunda, en la que se valore la diferencia, y nuestra neurodivergencia no sea tomada como una consecuencia del sistema. Es por ello que nos identificamos como autistas, orgulloses de serlo, y entendemos nuestra existencia y el orgullo hacia nuestra identidad como resistencia. Es por ello que nos organizamos, nos asambleamos de forma no mixta, y formamos nuestros propios colectivos, precisamente para reivindicar nuestra existencia, nuestra identidad y nuestra necesidad de que se construyan espacios seguros para nosotres.

AJ Auri
@AsambleAutistA

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