El tesoro de Lucio

El tesoro de Lucio de Mikel Santos, Belatz (Txalaparta), como el subtítulo indica es: «Una novela gráfica sobre la vida de Lucio Urtubia»: un anarquista de acción que, buscando la coherencia entre lucha y vida cotidiana, acabó coordinando la mayor red de falsificadores de cheques que se haya conocido.

La obra de Belatz relata la manera en que se fue forjando el carácter rebelde de Lucio y cómo una casualidad, como fue el hecho fortuito de que el fugitivo más buscado de España se refugiase en su casa, trastocó su vida. Además de Quico Sabaté, también aparecen personajes menos conocidos, como sus familiares más cercanos o camaradas inseparables de su militancia en Francia.

El trazo nítido de Belatz nos presenta el polvo, el caciquismo y el nacional catolicismo de Cascante, el pueblo navarro en el que Lucio creció. También acierta en la descripción de los ambientes libertarios del exilio, donde jóvenes franceses y refugiados del franquismo, a pesar de miserias y traiciones puntuales, lucharon fraternalmente.

Otro aspecto a destacar del dibujo son los planos generales, como el de los gendarmes irrumpiendo en una cafetería parisina, el de las pintadas ácratas en el Consulado español o el de los disturbios de mayo de 1968.

El tesoro de Lucio es una novela gráfica que combina la calma retrospectiva de un anciano luchador, entrevistado por una perspicaz historiadora, con viñetas, a modo flashback, de pura acción, con atracos metralleta en mano y huidas afortunadas.

Miel Santos es co-guionista y principal documentalista de la obra. En este sentido sorprende, gratamente, que después de tantos materiales publicados sobre la red de falsificación de cheques de Citibank, el autor nos aporte elementos, para muchos, desconocidos. Como por ejemplo, que el reparto de las g«nancias de lo que se «recuperaba», se dividía en tres partes. Una se la quedaba quien llevaba la acción y otra se guardaba para infraestructura, lo que permitía seguir falsificando. La tercera parte iba destinada a la lucha social, para campañas puntuales, ayudar a presos o familiares de represaliados o donar a grupos como Tupamaros o Panteras Negras. Cabe rescatar el sentimiento internacionalista de aquéllos militantes que actuaban por toda Europa y apoyaban luchas de todo el mundo.

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