EL FALSO ENFRENTAMIENTO AUTÓNOMO-ANARQUISTA

ANTES DE ENTRAR EN MATERIA

Hace ya años que un conflicto ideológico enfrenta a sectores nominados anarquistas con sectores nominados autónomos en el Estado español.

Este enfrentamiento reflejado en publicaciones y vivido en la calle, se ha manifestado en un sin fin de hechos que no creo preciso recordar y ha traído un distanciamiento y demarcación entre ambas nominaciones.

Los motivos del enfrentamiento han resultado cuando poco confusos y extraños las más de las veces debido al pobre razonamiento crítico en el que se sustenta, por mucho maquillaje ideológico con el que se haya querido adornar.
Las notas que siguen parten de este conflicto, sin entrar en detalles, y tratan de encontrar sus causas.

Antes de entrar en materia se hacen precisas unas pocas aclaraciones.

1. Los sectores anarquistas (S. Anar.) a los que aludo tienen por referencia las siglas CNT, FAI, FIJL y similares. Esto no quiere decir que es la totalidad de estas organizaciones (y los individuos que las forman)los que entran en este enfrentamiento, pero sí, que ciertos sectores que se sienten identificados con tales organizaciones son una de las partes en litigio. Por esto hablo de S. Anar. y por entender que existen otras “áreas anarquistas” que no pertenecen a este sector ni a las organizaciones antes citadas.

2. Los sectores autónomos (S. Aut.), asimismo aludidos tienen por referencia Lucha Autónoma y similares. Al igual que en el punto anterior hago la misma salvedad. Ni todos los que se reivindican de la autonomía están en esta organización y sus asimilables, ni este sector comprende a todos los individuos que conforman Lucha Autónoma.

3. Para quien haya estado atento a la polémica, no se le escapará que quienes más beligerantes se han mostrado en el conflicto sean los S. Anar., lo cual no ha evitado respuestas igualmente contundentes (y poco razonadas) del S. Aut., cayendo en una progresión de réplicas (no necesariamente “teóricas” también “prácticas”) inagotable e inaguantable.

4. Ambos sectores han contribuido ha crear un terreno ficticio e ideologizado donde se puede diferenciar entre autónomos y anarquistas, si bien en la práctica la cuestión no es tan sencilla. Por ello que creo conveniente comenzar por el punto siguiente.

SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

1. Teóricas
Ambos sectores coinciden, básicamente, en sus discursos teóricos (anticapitalismo, antiautoritarismo, anti…) y su plasmación práctica (acción directa, autogestión,…) si bien estos conceptos se conciben como abstracciones. Ambos hacen referencia a una transformación revolucionaria en el sentido clásico del socialismo, aplazada hasta el momento en que se cumplan los pasos de sus respectivos programas que pasan por autoorganizar a las masas. Pero mientras el S. Anar. extrae, o más bien sustrae, sus teorías de una interpretación seudoortodoxa del anarquismo clásico con tintes dogmáticos en el S. Aut. procede de una no asimilación de teorías (consejismo, anarquismo, situacionismo,…) pasadas por el turmix y presentadas como la última novedad “revolucionaria”, que encontrarían su nexo de unión en la práctica.

Esto conduce en ocasiones a un confusionismo mental grave, consecuencia del puré acrítico realizado. En el caso autónomo, a ver en cualquier acto “antisistema”, que se tiña de rojo, un aliado o modelo (ETA, Cuba, etc.) y en el anarquista a encontrar enemigos y traidores por todas partes.

2. Organizativas
El S. Anar. concibe la organización en su forma clásica y pesada heredada del pasado e insertada a puntapiés en una realidad que no le corresponde. Tiene como base el sindicato revolucionario (como organización de masas) y como dinamizadores las federaciones de grupos donde se encuadran las “minorías revolucionarias”.

En el S. Aut. la organización es aparentemente más difusa pero igualmente heredada del pasado aunque revestida de novedad. (En el caso de lucha autónoma de Madrid es sorprendente las semejanzas con la forma de organización concebida por el S. Anar., ya que existe una división de tareas fruto de su alianza con Solidaridad Obrera, repartiéndose el trabajo entre lo “laboral” y lo “social”.)
Ninguna de ellas es capaz de evitar los males achacables a la organización pesada: burocratismo, liderismos, militantismo, división entre teoría y práctica, reformismo subyacente, conciencia de organización, etc.

3. Prácticas
En la práctica el S. Anar. hace más hincapié en la propaganda y el sindicalismo laboral, mientras el S. Aut. lo hace en temas estanco de tipo anti-. (antifascismo, antimilitarismo,…) y lo que podemos denominar sindicalismo social (reivindicaciones de grupos marginales y movimientos sociales).

Ambos tienen una percepción defensiva de sus estrategias de lucha y objetivamente reformista (es decir que tratan de presionar al poder para conseguir mejoras y concesiones paulatinas y graduales). De lo cual se desprende una conciencia conservadora (plasmada en el tan degradado vocablo resistencia) que renuncia desde un principio al ataque.

4. Espacio Social
El espacio social al que ambos sectores dirigen su discurso es, por un lado, una irreal juventud potencialmente combativa y por otro un idílico proletariado que para el S. Anar. corresponde al obrero fábrica y para el S. Aut. al obrero social.

5. Referentes Históricos.
Para el S. Anar. su referencia histórica estaría anclada en el MLE con el 36 como hito universalizado a repetir, que no admite crítica alguna.

Para el S. Aut. sería una amalgama no asimilada de mitos del movimiento obrero revolucionario, haciendo hincapié en la historia más reciente (movimiento del 77 italiano, autónomos alemanes de los 80…)

Ambos referentes históricos igualmente alejados de nuestra realidad.

6. Referentes estéticos
Vistos los referentes históricos resulta sencillo suponer los referentes estéticos de cada sector, jugando la estética un papel más espectacular en el S. Aut. y siendo más despreciada, superficialmente, en el S. Anar.

En cualquier caso, en los dos sectores, la estética, que no es sólo la ropa o el aspecto físico, se presenta y presencia como substitutivo de las lagunas teórico-prácticas, siguiendo la máxima postmoderna que confiere más valor a las formas que al contenido.

CAUSAS DEL FALSO ENFRENTAMIENTO

Siguiendo el punto anterior nos encontramos con dos sectores incapaces de adoptar y adaptar una teoría-práctica revolucionaria a la realidad actual e incapaces de hacer una autocrítica necesaria y aclaratoria que derribe los mitos y dogmas que los sujetan al mundo ficticio de la ideología. Ideología que no es más que representación de un pasado superado por la evolución incesante del capitalismo. La recuperación necrófila e ideologizada de este pasado se construye en todos los aspectos antes reseñados (teóricos, organizativos…) y se traslada al presente como una explicación embustera de la realidad que deja para un futuro sine die la revolución, aplacando y sujetando a la nada el deseo de vida y la revuelta contra la supervivencia (antagónica de la vida) hasta la llegada de la “condiciones objetivas” y de la sociedad utópica, si se siguen los pasos del programa trazado y se es un buen militante-mártir.
Las causas del enfrentamiento no deben buscarse en realidades enfrentadas, sino en todo lo contrario, en ficciones ideológicas (toda ideología lo es) que buscan su reconocimiento como reales y pertinentes en la negación de la otra ficción. Ambos sectores tratan de demostrarse el uno al otro (dirigiendo su discurso a un auditorio que no existe) que sus ideologías son las verdaderas representantes de un supuesto movimiento revolucionario. Y digo supuesto en tanto a movimiento como a revolucionario. Puesto que ese movimiento al que creen representar no existe mas que en la imaginación dormida en el pasado que quiere despertar en el futuro del sueño del presente, y en caso de existir (el movimiento), y fuese revolucionario no precisaría de representación alguna, ya que se representaría a sí mismo.

El enfrentamiento entre un sector y otro manifiesta que ambos sectores, bien lejos de sus aspiraciones, sólo pueden representar sus propias miserias.

El problema no es, pues, el falso enfrentamiento, sino en las causas que lo producen. Aquel no es más que un reflejo (como otros) de estas. Las causas las encontramos en la representación ideologizada.

Poco importa si el enfrentamiento se supera o no, lo importante es superar la causa si en verdad se desea elaborar un crítica teórico-práctica que nos sitúe en la realidad para poder transformarla radicalmente.

Y, CÓMO NO, HAY QUE HABLAR DE ALTERNATIVAS

Si no hablara de alternativas, fácilmente se diría que lo mío es un ejercicio de crítica destructiva sin más. Aunque no me parece poco hacer una crítica destructiva sin más, trataré de dar gusto a quienes sin duda me pedirán al menos un esbozo de alternativas que ayuden a superar el problema presentado.
He de aclarar, nuevamente, que la crítica realizada no va contra tales o cuales organizaciones, ni contra tales o cuales individuos, sino contra la ideología “revolucionaria” (recomiendo leer el titulo, seguramente a estas alturas resultará más claro). Me consta que en tales organizaciones hay individuos (me gustaría pensar que muchos) que de una u otra forma ya han comenzado a realizar tal crítica e intentan superar los lastres de la ideologización.

La superación de tales lastres (en mi opinión) para por la relativización de las pasadas experiencias revolucionarias como experiencias restringidas a un momento histórico concreto que tan sólo pueden ser entendidas y valoradas justamente atendiendo a dicho momento. Ello no debe impedir la asimilación crítica de tales experiencias lejos de la idealización. Para poder relativizar y entender tanto el pasado como el presente debiéramos colocarnos en una posición crítica, sin ahogarnos en un cinismo, por otro lado necesario, que nos aleje de condicionantes y apriorismos y nos acerque a un análisis y una acción reveladora y siempre cuestionable. Pero, y la resolución de esta cuestión sería básica, ¿Cómo articular una teoría práctica revolucionaria tendente al movimiento real, no desde una certeza esperanzada sino desde la incertidumbre crítica?

Evitemos, al menos, caer en mitologías, dogmas, verdades absolutas y demás vendas que nos tapen los ojos. Contribuyamos a romper toda forma de mediación y consenso, neguemos cualquier forma de negociación con el poder y ataquemos, puesto que el ataque no es recuperable, desde los más diversos ámbitos de lo cotidiano, creando momentos, espacios de liberación, desde donde desarrollar el enfrentamiento contra el presente de dominación.

PERO HOY NO ESTOY OPTIMISTA, MAÑANA YA VEREMOS

Y es que, en definitiva, no puedo evitar pensar que una buena parte de “revolucionarios” seguirá aferrándose a ideologías salvadoras que les hagan la existencia más fácil, en lugar de tratar de superar la miseria realmente existente (empezando por la propia), mientras el mundo pasa ante ellos y la no-vida sigue su curso depredador.

Sólo algunos podrán atisbar el curso de las nuevas revueltas (que ya están en marcha, que siempre estuvieron ahí) contra el poder establecido desde la práctica subversiva que precisa, necesariamente, del ataque como estrategia fundamental, mientras los más siguen adormecidos en la estúpida certeza de la llegada del día en que por fin las masas descubran la verdad innata desus concepciones y dejen autoorganizar.

Quizás algún movimiento espontáneo de revuelta, fruto de necesidades reales, saque algunos más del letargo y nos muestre futuros caminos de emancipación libertaria.
Pero no nos queda duda, si estos futuros movimientos no triunfan, lo cual debe implicar al menos la destrucción radical de toda relación jerárquica, volverán a aparecer los ideólogos (que siempre andan al acecho) para recuperarlo y convertirlo en otra verdad fosilizada de importancia nula.

Anónimo

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