CEPRID

Obama y Africa, un año después

Miércoles 15 de septiembre de 2010 por CEPRID

Silvio Baró

CEAMO

El paso de Barack Obama por la presidencia de Estados Unidos podría convertirse en uno de los capítulos más decepcionantes de las relaciones entre este país, en particular, y las grandes potencias industrializadas, en general, y el continente africano.

La novedad de que un afrodescendiente compitiera por la presidencia, primero, y llegara a obtenerla, después, generó en muy diversos sectores del continente africano –así como en otras partes del mundo— una especie de euforia que muchos especialistas han achacado no solo a cierto hipnotismo provocado por el lema del cambio que utilizó hasta el cansancio en su campaña electoral, sino porque abría las esperanzas a un período mejor que el vivido bajo la presidencia de George W. Bush. Otro elemento que parece haber influido en la percepción del público africano consiste en la manipulación de su figura, presentándolo como una especie de culminación de las aspiraciones por las que luchó Martin Luther King.

Bien distinta es la opinión de algunos especialistas dentro de los propios Estados Unidos, mejores conocedores de las manipulaciones electorales del sistema. Tal es el caso del lingüista Noam Chomsky que de una forma muy cáustica dijo que Obama "era un blanco que había tomado demasiado sol" (1), con lo estaba adelantando la idea de que éste no cumpliría sus promesas electorales para con los sectores populares que lo apoyaron y votaron por él.

En particular, la elección de Obama creó la expectativa de que la principal potencia mundial situaría al continente en una mejor posición dentro de su agenda, debido al origen étnico del presidente.

Por ello, desde el propio momento de conocerse los resultados electorales llovieron desde África los saludos y los mensajes esperanzadores. El finado presidente guineano Lansana Conté le escribiría: “Su elección en este período de crisis económica que afecta al mundo es un fuente de esperanza para la comunidad internacional en sus esfuerzos por trascender esta amenaza de recesión a fin de conseguir una economía mundial más equilibrada. Estoy convencido de que Usted sabrá imprimir una dimensión nueva a las relaciones internacionales, sobre todo entre los Estados Unidos de América y Africa”. (2)

A su vez, el ex presidente nigeriano Olosegun Obaasanjo señaló en un artículo periodístico: “Permítanme comenzar este artículo felicitando al presidente—electo senador Barack Obama por su bien merecida victoria en las recién concluidas elecciones presidenciales en Estados Unidos de 2008. La victoria del senador Obama ha traído a nuestras bocas un nuevo, refrescante y excitante sabor. Aparte de sentirse él mismo y su familia orgullosos, él ha hecho que su nación se sienta orgullosa de haber cruzado el Rubicón que era considerado impasable, casi inconcebible al menos en el entonces futuro inmediato. El senador Obama no solo ha hecho historia, él está en curso de cambiar la historia”. (3)

Por su parte, un editorial del periódico kenyano The Daily Nation sugería que el entusiasmo de los africanos por Obama estaba relacionado con tres razones: ser el primer afroamericano en ganar la nominación a la presidencia de la única superpotencia, ser considerado un hijo de Africa, y ser un hijo de Kenya. (4)

El columnista Frank Kagabo, en un editorial del diario The Sunday Times de Ruanda, el pasado 8 de Junio, aseguraba que Obama comprendería mejor los problemas africanos debido a que “poseía pariente que vivían en la pobreza del tercer mundo”.(5)

Otra opinión fue la vertida por el pintor ghanés Ablade Glover, quien planteó: “África se siente orgullosa de Obama, uno de sus hijos, pues su visita brinda a todo africano la esperanza y la confianza de que puede lograr grandes éxitos. “Además, ha dado brillo a la reputación de la raza negra”. (6)

En todos estos juicios africanos acerca de Obama parece existir un sobredimensionamiento del factor étnico que ha generado creencias muy fuertes acerca de que, durante su administración, el presidente estadounidense desarrollará un viraje en las políticas hacia el continente que contribuirán a una mejor inserción de éste en el sistema de las relaciones internacionales.

Estas múltiples opiniones favorables a Obama acallaron tempranas voces que en el continente llamaban a la cautela y a esperar por las acciones del político estadounidense.

Tal fue el caso del Dr. Makau Mutua, decano y profesor universitario destacado de Derecho en la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Kenya, quien en un artículo en el Daily Nation el pasado 5 de Junio, llamaba la atención acerca del distinto papel de las presidencias en Africa y en Estados Unidos: “Los africanos ven a los presidentes como omnipotentes, omniscientes y omnipresentes (…) Esta percepción otorga al presidente poderes enormes (…)” Sin embargo, este académico señalaba que otras muy distintas y más limitadas son las posibilidades de la presidencia norteamericana. Ampliando sus puntos de vista, el Dr. Mutua concluía de forma pesimista de que las relaciones entre Estados Unidos y Africa no pueden ser diferentes de lo que ocurre internamente entre blancos y negros en Estados Unidos. (7)

No obstante, según el académico Horace Campbell, si se hubiera prestado atención a los planteamientos de los asesores de Obama durante su campaña electoral, se podría haber visto la baja importancia relativa asignada a Africa por parte del candidato.

Los asesores destacaron cinco cuestiones fundamentales, a saber:

1. El Departamento de Estado y la política exterior

2. La política económica internacional (USAID, Banco Mundial, FMI, el Tesoro, Comercio, comercio norteamericano, OPIC, Banco de Exportación e Importaciones, Agricultura)

3. Servicios de salud/humanos (VIH-SIDA)

4. Seguridad Nacional (DoD, AFRICOM y la guerra contra el terror)

5. Energía (petróleo africano) (8)

Si la decepción del gran público africano no se ha generalizado no es por falta de razones, sino porque Obama hereda una importante crisis global que justifica su dedicación a tratar de resolver los problemas internos (léase: de las grandes instituciones financieras), rescatar a Estados Unidos, porque ello será beneficioso para todos y, solo luego, atender los problemas del resto del mundo, entre ellos los de Africa.

Por eso, este público no pudo reparar en los mensajes enviados al continente por Obama, durante su viaje a Ghana, y por Hillary Clinton, su secretaria de Estado, durante su periplo africano.

Dirigiéndose al parlamento ghanés, Obama brindó una muy sui generis explicación de las causas de los problemas que afronta el continente, según la cual éstos se deben a las guerras, la corrupción, el tribalismo, el nepotismo, etc.

A continuación plantearía la “fórmula mágica” para la solución de los problemas africanos, aportada por supuesto desde el exterior y consistente en que “el desarrollo depende del buen gobierno. Este es el ingrediente que se encuentra perdido en muchos lugares. Este es el cambio que puede despertar el potencial de Africa. Y ésta es una responsabilidad que solo puede ser acometida por los africanos”. (9)

El discurso de Barack Obama generó airadas reacciones por parte de numerosos analistas. Demba Moussa Dembele llamó la atención sobre el hecho de que para Obama la responsabilidad del colonialismo practicado por las potencias occidentales era de una importancia relativa menor frente a las faltas de los propios africanos.

Por ello debemos coincidir con Dembele para el cual en la proyección política del presidente estadounidense hacia el continente “hay más continuidad de las pasadas políticas que innovación” y ello se debe, en su opinión, a que “Obama actúa y continuará actuando ante todo en defensa de los intereses del imperio”. (10)

Daniel Volman también está de acuerdo con las ideas de Demba Moussa Dembele acerca de la continuidad en la política de Obama hacia Africa y lo argumenta a partir de otra dimensión. Para este analista, el actual presidente estadounidense sigue impulsando la militarización del continente africano y para ello aporta numerosos datos en dos artículos. (11)

Y no podía ser de otra forma debido a la permanente preocupación por su seguridad nacional, la cual tiene una de sus dimensiones en la necesidad de la principal potencia mundial por asegurarse los recursos energéticos, máxime cuando existe una gran competencia internacional por los del continente africano entre viejos y nuevos actores internacionales. Sobre el particular, el profesor Horace Campbell señala en el artículo ya citado que, cuando el equipo de transición gubernamental diseñó las tareas a acometer, los temas africanos indicaban una clara línea de continuidad y bajo perfil en la agenda del nuevo mandatario.

Las tareas a acometer en Africa eran resumidas en las siguientes:

• acelerar la integración del África a la economía global,

• fortalecer la paz y la seguridad de los estados africanos, y

• fortalecer las relaciones con aquellos gobiernos, instituciones y organizaciones de la sociedad civil comprometidas con la profundización de la democracia, la rendición de cuentas y la reducción de la pobreza en el África. (12)

Una segunda dimensión de la seguridad nacional que sirve de pretexto a la administración Obama para proceder a una creciente militarización de sus relaciones con el continente viene dada por el hecho de que Africa parece haberse convertido por “arte de magia” en un importante santuario de extremistas y terroristas que deben ser combatidos.

Como si las situaciones de Somalia, el Delta del Níger, Darfur, Argelia y otros lugares del continente no fueran suficiente justificación (pretexto) para la creación de un comando africano (AFRICOM) para el combate contra el terrorismo (eludiendo expresar que, en realidad, es para la protección de pozos que suministran el petróleo tan necesario para Estados Unidos), se viene a agregar a aquellas un nuevo acontecimiento que ha aparecido muy convenientemente.

Ama Biney lo ha resumido al plantear: “Primero, la cara del terrorista era árabe, después fue asiática (particularmente en el Reino Unido donde unos pocos musulmanes británicos se vieron envueltos en incidentes terroristas); ahora es nigeriana” (13), en alusión al supuesto intento del ciudadano nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab de hacer estallar un avión comercial norteamericano el pasado mes de Diciembre.

Por todo lo anterior, en nuestra opinión, ya están creadas las condiciones para la completa decepción de los africanos con Obama. La generalización de las expresiones es tan solo una cuestión de tiempo.

Referencias:

(1) Borón, A. A.: “¿Un nuevo tío Tom?”, 09.11.2008.

(2) Mensaje del general Lansana Conté, presidente de la República de Guinea.

(3) Olusegun Obasanjo, “Obama’s Election And the Needed Change”, Daily Trust, 18-11-08.

(4) Citado por Sharra, S.: “Third world prospects in an Obama presidency”, http://www.pambazuka.org, 11—08—08.

(5) Citado por ibid.

(6) Lindijer, K.: “Obama y Africa, amores difíciles”, Radio Nederland, http://www.rnw.nl, 10-07-09.

(7) Citado por Sharra, S., art. cit.

(8) Campbell, H. G.: “La política norteamericana para el África bajo el gobierno de Obama: razones por las cuales requerimos un cambio”, s.l., s.f.

(9) Barack Obama’s Address to Ghanaian Parliament, The White House (Washington, DC), 11—07—09, www.allafrica.com.

(10) Dembele, D. M.: “Obama: Defending the ’interests of empire’ “, 20-01-10, Issue 466, http://pambazuka.org.

(11) Volman, D.: “Obama’s national security policy towards Africa: The first year”, Issue 466, http://pambazuka.org, 20-01-10 y Volman, D.: “Obama moves ahead with AFRICOM”, Issue461, http://pambazuka.org, 10-12-09.

(12) Campbell, H. G.: art. cit.

(13) Biney, A.: “The Nigerian bomber and the Obama administration: The roots of terrorism have not gone away, Issue 464, http://pambazuka.org, 07—01—10.

Silvio Baró es co-director del Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente de La Habana (Cuba)


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