Argentina: Una fábrica de mentiras que no pudo contra la Ley de Medios
Miércoles 30 de septiembre de 2009 por CEPRID
Víctor Ego Ducrot
APM
La corporación empresaria y la derecha política no sostuvieron ni un solo argumento serio. Después de su aprobación en Diputados, la batalla en senadores. Por la democracia de la palabra y la imagen.
Así es, y en nombre del optimismo, los argentinos están próximos a tener una mejor democracia. Con el respaldo de organizaciones sociales de la más variada naturaleza y con los votos que acompañaron desde la denominada centro - izquierda, el gobierno logró el miércoles pasado que la Cámara de Diputados le diese media sanción al proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que se propone desmonopolizar la explotación de frecuencias de radio y televisión, hasta ahora reguladas por una norma de la última dictadura militar.
Los legisladores de la variopinta derecha vernácula – peronistas llamados disidentes, la Unión Cívica Radical, el PRO (del alcalde de Buenos Aires, el empresario Mauricio Macri), los seguidores del caricaturesco vicepresidente don Cleto Cobos y los fundamentalistas de la ex diputada Elisa Carrió, (quien en varios ocasiones confesó mantener diálogo directo con la Virgen) se retiraron del recinto, con la intención de impedir el debate y descalificar la sesión, que se cumplió en un todo ajustada a derecho. La oposición no pudo disimular el significado crítico que tuvo el hecho de que los socialistas –aliados con la derecha- en este punto apoyaran a la bancada oficialista.
Durante el proceso previo a la votación, todos esos personajes acapararon los espacios de los medios oligopólicos –encabezados por el nefando Grupo Clarín-, para descalificar el proyecto de ley y tratar que el mismo no sea tratado en las cámaras.
Esa actitud llegó al paroxismo un día después de la votación en Diputados. Macri calificó al gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de “fascista” y Cobos –quién pese a ser vicepresidente se erige como uno de los jefes de la oposición- llamó a cierta especie de diálogo nacional, presuponiendo un escenario que, con una lectura superficial, podría ser considerado consecuencia más de una patología de carácter psíquico que de una conclusión política.
Sin embargo, esa invocación a una situación de crisis política, sólo existente en la cabeza de quienes la proclaman, forma parte de una aspiración y diseño de la derecha, ya manifestado hace un año, en el marco de la disputa de las corporaciones agrosojeras contra el Estado nacional, en procura de no pagar impuestos: provocar un descalabro institucional que destituya al actual gobierno constitucional.
La derecha política, con el acompañamiento de la corporación mediática, la que se constituyó en eje propulsor de la estrategia destituyente, se envalentó a partir de la noche del 28 de junio pasado, cuando se supo que muchos de los candidatos oficialistas en las elecciones parlamentarias de medio término habían caído en las urnas frente a distintas formulaciones electorales de la derecha. Entre los derrotados figuró el propio ex presidente Néstor Kirchner, quien ingresará a la Cámara Baja el próximo mes de diciembre, pese a haber obtenido menos votos que su contrincante, un empresario de origen colombiano, dueño de medios y sospechado, según una investigación judicial, de relaciones con operadores del narcotráfico.
Pero la euforia derechista –asociada en forma cada vez más estrecha a los medios oligopólicos y a las patronales del agronegocio (los actores estelares de las pretensiones destituyentes) - fue diluyéndose debido a dos factores: el gobierno retomó la iniciativa política con proyectos como el de la nueva ley de medios, entre otros, a la vez que la oposición evidenciaba carencia de lideres, multiplicidad de facciones y, sobre todo, incapacidad para ocultar algo que fue evidente desde un principio, que su capacidad asociativa no pasaba del uso de “fuegos artificiales” de carácter electoral y fuerte respaldo mediático.
La derecha intentará bloquear la iniciativa gubernamental en el Senado, donde el bloque oficialista tiene dificultades para lograr mayoría propia, y en el cual Cobos, quien según la Constitución es su presidente, ya está maniobrando para obstaculizar el proyecto. Don Cleto aspira a reeditar el papel que cumplió el año pasado, cuando negó su voto de desempate a un proyecto de ley gubernamental que aspiraba a regular el pago de gravámenes a los ingresos extraordinarios por exportaciones que obtiene el complejo patronal de los agronegocios.
Mención aparte amerita el comportamiento de la corporación mediática, encabezada por el Grupo Clarín, en defensa de sus privilegios. Sus páginas, pantallas de TV, micrófonos de radio y portales de Internet se transformaron en verdaderos comandos terroristas de la palabra y la imagen: violan las normas más elementales del oficio periodístico, niegan voces y propalan colecciones de mentiras y tergiversaciones. Un batallón de ”periodistas estrella” - no nos referimos al conjunto de trabajadores de prensa que prestan servicios en esas empresas y en muchos casos son víctimas de las exacciones patronales – salieron a defender a los monopolios sin pudor alguno, en nombre de un supuesto “periodismo independiente”.
En tanto, la nueva ley de medios, como los santos, “viene marchando”.
Victor Ego Ducrot es director de la Agencia Periodistica del Mercosur y docente de la Facultad de Periodismo de la UNLP.
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