CEPRID

La imaginación revolucionaria en Cuba y Venezuela

Lunes 11 de mayo de 2009 por CEPRID

Sujatha Fernandes

NACLA

Traducido para el CEPRID por María Valdés

El momento histórico revolucionario del 1 de enero de 1959, cuando el General Fulgencio Batista escapó de Cuba, vino en los talones de otro momento revolucionario, menos conocido, tan sólo un año antes. El 23 de enero de 1958, el general Marcos Pérez Jiménez huyó de la capital de Venezuela cuando una coalición opositora multiclasista puso fin a una larga era de gobierno militar. Aunque ambos países han participado en luchas armadas similares para derrocar a los regímenes militares y los Estados Unidos: Cuba optó por un gobierno socialista revolucionario, Venezuela se convirtió en una "democracia pactada".

En Venezuela las élites políticas forjaron acuerdos explícitos con los sectores comercial y de negocios, preservaron las alianzas con el capital extranjero y excluyeron al Partido Comunista, que había desempeñado un papel importante en el movimiento pro democracia. Las compañías petroleras extranjeras amenazaron con abandonar el país si sus operaciones se interrumpían y Venezuela vio cambios muy limitados y en nada radicales. El reformista partido Acción Democrática [socialdemócrata], que anteriormente se había establecido como el vehículo a través del cual los pobres podían canalizar sus demandas, consolidó su hegemonía en el país en un momento en el que el del movimiento guerrillero armado no contaba con muchos apoyos.

Cincuenta años después parece que Venezuela y Cuba se han vuelto divergentes en sus trayectorias revolucionarias. Esta vez es presidente venezolano Hugo Chávez quien ha seguido una agenda más radical, mientras que el gobierno cubano se ha visto obligado desde el decenio de 1990 a hacer concesiones al capitalismo global como en la expansión de su sector turístico como la principal fuente de ingresos de divisas, la transferencia de la producción y distribución de las empresas estatales a empresas extranjeras a través de empresas mixtas y la legalización del dólar en una economía doble junto al peso. (1)

Si las empresas petroleras en Venezuela restringieron las reformas radicales en 1958, en la era postsoviética la riqueza petrolera de Venezuela ha permitido un cierto grado de independencia. Sin embargo, en América Latina los gobiernos de izquierda, incluido el de Venezuela, deben afrontar una nueva etapa del capitalismo en la que la producción y la acumulación se han globalizado. Estos gobiernos están mucho más limitados en su capacidad para lograr el cambio social que los revolucionarios de hace 50 años.

Pese a todos los enfrentamientos de Chávez con el gobierno de Bush (y la cautelosa bienvenida del gobierno de Obama) [Chávez] reconoce que los Estados Unidos siguen siendo el principal mercado para el petróleo venezolano, y ambas partes se muestran renuentes a poner en peligro esa relación. La economía venezolana sigue dependiendo de un ciclo de auge y caída de las fluctuaciones de las rentas del petróleo y orientada a la exportación un modelo de desarrollo.

En esta era de circunscribir las posibilidades de la praxis revolucionaria, deberíamos preguntar: ¿Cuál ha sido el legado de lucha que se conserva y transmite? ¿Cómo se mantienen vivas las visiones alternativas de la justicia social? ¿Y dónde tienen la conciencia social los gobiernos de izquierda para cumplir sus mandatos? Es en el ámbito de la cultura en la que gran parte de esta que yo llamo imaginación revolucionaria ha estado libre para desarrollarse.

Dado el enfoque predominante tanto el proporcionado por los principales medios de comunicación y la izquierda en las acciones, pensamientos y la retórica de los dirigentes sobre las principales medidas de la revolución podemos pensar que se podrían perder los espacios subterráneos donde las ideas de la revolución se están renovando. Pero en el nuevo milenio, la imaginación revolucionaria está trabajando con más fuerza que nunca, liberada de los dogmas asociados con el comunismo soviético. Los nuevos lenguajes de identidad cultural y protesta política engendran nuevas formas de participación política no vinculada a partidos u organizaciones de masas impulsadas por el estado.

Vagando a través de la plaza de La Habana Vieja, con puestos de venta de turismo ceniceros con la imagen del Che Guevara y camisetas de la Revolución cubana, una se pregunta si esto esa lo que se ha reducido la idea de la Revolución. Pero basta ir a un concierto de rap cubano para ver que los jóvenes negros están reelaborando la visión de la revolución abarcando los diferentes tipos de cambios que ellos quieren ver. Durante una actuación en el Central Habana de “Anónimo Consejo”, uno de los más populares grupos de rap de Cuba, MC Sekuo Umoja, vestido con un dashiki púrpura y amarillo y su pelo cortado en capas, cogió el micrófono y dijo: “nosotros, como grupo de hip-hop, decimos no a la guerra, no al imperialismo ¡Anónimo Consejo revolución! Hip-hop revolución, alzad vuestro puño al aire”. Y la gente vitoreó “Anónimo Consejo revolución”. Sekuo, antes conocido con Yosmel, ha cambiado su nombre para destacar su conexión espiritual con África. Con ideas como "hip-hop revolución", los niños de 1959 está tomando las consignas y los análisis que hacen y las preguntas sobre los cambios de lo que pasa a su alrededor. Como los años revolucionarios dieron paso a la austeridad del Período Especial, el racismo se hizo visible de nuevo. Y así, los jóvenes raperos se preguntaron: “si el nacimiento de la revolución era hacer iguales a todos los cubanos ¿por qué algunos son más iguales que otros? ¿por qué los negros no son tratados igual que los blancos?. En virtud de este mismo rubro de la igualdad las mujeres negras luchan por un espacio de igualdad junto a los hombres negros. Es lo que hace el trío de lesbianas Las Krudas, también de rap: "No hay verdadera revolución sin mujeres". Para los raperos cubanos esta imaginación revolucionaria forma parte de una larga e histórica trayectoria histórica de la resistencia cultural negra.

En una canción titulada "Mambí", el grupo de rap Obsesión identifica su lucha con los mambises, o afro-cubanos combatientes en la Guerra de la Independencia contra España. In “A Veces,” Anónimo Consejo connect the history of Cuban slaves with the situation of contemporary Afro-Cubans. En "A Veces", Anónimo Consejo conecta la historia de los esclavos de Cuba con la situación de los afro-cubanos contemporáneos.

Ellos ven las aspiraciones de los esclavos y los combatientes por la independencia expresadas en la revolución cubana, la independencia combatientes en la revolución cubana, y este deseo de libertad sigue orientando los pensamientos y acciones de una nueva generación. Como dice el poeta cubano y crítico cultural Roberto Zurbano “es un elemento que configura el pensamiento de los raperos cubanos y que, además, los diferencia de otros en el mundo: el imaginario emancipatorio que comparten estos jóvenes con la Revolución Cubana, sus formas de lucha, sus actos de resistencia; es como su característica de cimarronaje cultural que trabaja desde el tiempo de la revolución haitiana través de la cultura y de la historia de la Cuba de hoy”. (2) La calidad de cimarronaje, o la rebeldía de los esclavos fugados, se identifica con la revolución cubana como una única voz contra el neoliberalismo en un orden mundial capitalista. Al mismo tiempo, los raperos invocan el cimarronaje como una forma de criticar las desigualdades y jerarquías que emergen al mismo tiempo que se profundiza la integración en los mercados.

Mientras tanto, en Venezuela, el pasado también ha llegado a desempeñar un papel importante en la reconfiguración de la imaginación revolucionaria en el contexto de la Revolución Bolivariana de Chávez. Los productores de los medios comunitarios de Venezuela, por ejemplo, con frecuencia aportan los reclamos a la identidad indígena y negra como una forma de posicionamiento en relaciones más amplias de clase y marginalidad. "Somos los hijos de Guaicaipuro", dice Carlos Carles de Radio Perola, al referirse a un mítico jefe, "los que gritaban en los últimos momentos de su vida, vamos, españoles, ved cómo muere el último hombre libre de esta tierra”.

En la Venezuela de Chávez, donde el héroe republicano Bolívar ocupa un papel central en las narraciones oficiales, residentes en los barrios marginados recrean las figuras del pasado pasado como base de su activismo social. Palmiro Avilán, un líder comunitario de la popular parroquia de Petare, es un devoto de María Lionza, un culto basado en varios espíritus de los combatientes indígenas y negros del pasado, como Guaicaipuro, Negro Primero y la misma María Lionza. "Estos espíritus tienen elementos de oscuridad", me dijo Avilán, "una espiritualidad que ha estado gestando y tiene sus raíces en las rochelas [comunidades de esclavos prófugos] que existieron durante más de 250 años en las llanuras. Fue en las llanuras donde se creó el ejército de liberación de la resistencia que rescató a cinco países del imperialismo español. Uno de los primeros líderes fue José Tomás Boves, quien dirigió un grupo de indios ragtag y negros contra un ejército republicano que estaba en manos de los mantuanos [élites criollas]”.

En la historia nacionalista, Boves es un anti-héroe que traicionó la causa de la independencia con el lanzamiento de una rebelión contra Bolívar en 1814. Pero él ha sido mitificado en la cultura popular como un caudillo renegado que dio importancia a los indios y los negros marginados. Avilán se ve a sí mismo como un moderno Boves, conduciendo un ejército de los excluidos de la sociedad.

Las brigadas que pintan murales y las estaciones de radio comunitarias en los barrios de Caracas también se basan en las figuras del pasado revolucionario para la conformación de nuevos imaginarios e identidades. En un mural realizado por el colectivo La Piedrita, en el barrio 23 de Enero, Bolívar es representado como un encapuchado, o dispuesto a usar la capucha, en este caso con una capucha pintada con los colores de la bandera de Venezuela. La capucha es una forma simbólica de protesta fuertemente asociada con los movimientos estudiantiles de los años 1980 y 1990. Al lado del mural hay una leyenda que dice. “Bolívar reclama la capucha en América Latina y en el mundo”.

Carlos Carles de Radio Perola combina anti-héroes de la historia venezolana con la popular figura de Bolívar. En el programa Tomando Perola, Carlos describe a Bolívar: "Simón Bolívar no era Bolívar. Simón Bolívar también fue Páez, también fue Zamora, también fue Boves, fue también Piar”. Carlos se refiere a esta mezcla de célebres caudillos, los populistas radicales y anti-héroes, algunos de los cuales fueron suprimidos de las narrativas históricas oficiales y sólo quedaron consignados en las tradiciones orales populares.

Carles se presenta como un descendiente de los jefes, tanto en sentido literal como metafórico. Los pueblos indígenas no fueron eliminados por el colonizador, sino que siguen existiendo tanto en sus descendientes como en sus condiciones de vida y tradiciones de resistencia popular. "Somos hijos de la resistencia indígena, la resistencia indígena del Caribe", dice Carles. "Ellos casi han desaparecido de nuestra población, pero no vamos a aceptar que el invasor, el colonizador, puede acabar con nuestra dignidad y nuestro territorio”. Carles, un residente urbano de la parroquia Caricuao, invoca el espectro de la resistencia indígena como un medio para recrear un sentido de acción colectiva.

La imaginación revolucionaria, impulsada por esta identificación con el pasado y las nuevas formas de resistencia cultural, ha sido un medio para poner casi en jaque a los gobiernos de izquierda en América Latina. En Venezuela, los habitantes de las ciudades rurales se reunieron con los grupos indígenas en protestas por la decisión del gobierno de Chávez de aumentar la minería del carbón en el estado de Zulia. En octubre de 2004, pocos meses antes de la firma de un acuerdo comercial con Cuba, bajo los auspicios del modelo anti-neoliberal y de desarrollo sostenible conocido como Alternativa Bolivariana para las Américas, el gobierno de Chávez anunció planes para aumentar la minería del carbón en el Zulia. Los indígenas Wayuu, Bari, yukpa y la gente de la zona temen que esos planes aumenten la contaminación del agua y haya los riesgos de salud para la mayoría de la población indígena de la región, que depende de los escasos suministros de agua de esa zona.

Activistas urbanos se unieron a los grupos indígenas en movilizaciones de Caracas para protestar por los planes. Urban media activists joined indigenous groups in mobilizations in Caracas to protest the plans.El 31 de marzo de 2005, un grupo de más de 600 indígenas marcharon desde la Plaza Morelos al Palacio Presidencial de Miraflores. En una declaración a la prensa, los activistas afirmaron que la extracción de carbón viola los derechos de los pueblos indígenas, “cuya cultura y modo de vida están absolutamente conectados con la naturaleza”. Los carteles de la marcha decían: "En defensa del agua: salida de los mineros del carbón de Maché, Socuy y Yachirá” y “No al carbón, sí a la vida y a la naturaleza”. Los manifestantes indígenas llevaban trajes tradicionales, incluyendo las faldas de hierba, piedras, rostros pintados, y cestas en la cabeza, y muchas de las mujeres iban con el torso desnudo.

Hicieron hincapié en su identidad como pueblos indígenas y en su reclamación, porque para ellos el agua es un recurso que les pertenece como un derecho colectivo. Los manifestantes urbanos que se unieron a ellos se basaban en el lenguaje de la espiritualidad andina y el patrimonio cultural.

Junto a los cambios trascendentales que han tenido lugar en los años finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI también hay que anotar una evolución de la imaginación revolucionaria. .Un abanico de figuras del pasado, incluidos los mambises, esclavos fugitivos y los jefes indígenas han llegado a representar los deseos históricos de igualdad y libertad en la base de los movimientos revolucionarios. Las lenguas de los Andes, la espiritualidad afro-cubana y los cultos religiosos de María Lionza forman repertorios de contestación y resistencia. Los líderes de izquierda, mientras luchan para forjar un nuevo orden social socialista deben dialogar con la imaginación revolucionaria que está siendo constantemente renovada desde abajo.

Notas:

1. Alfredo González Gutiérrez, “Economía y sociedad: los retos del modelo económico,” Temas 11 (1997): 4-29. Alfredo González Gutiérrez, "Economía y sociedad: los retos del modelo económico", Temas 11 (1997): 4ta-29a.

2. Roberto Zurbano, “¡El Rap cubano!: discursos hambrientos de realidad (siete notas de viaje sobre el hip-hop cubano en los diez años del festival de rap de La Habana),” Boletín de música cubana alternativa (2004).

Sujatha Fernandes, miembro del comité editorial de NACLA, enseña sociología en el Queens College, City University de Nueva York. Es la autora de “ Arte de Cuba, Poder estatal, y la fabricación de las nuevas culturas Revolucionarias” (Duke University Press, 2006). Her second book, Su segundo libro, “En el Espíritu de Negro Primero: los movimientos sociales urbanos en la Venezuela de Chávez”, está próximo a editarse en la Duke University Press.


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