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AMÉRICA LATINA.- VICEPRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS M. PENCE ORDENA INGRESO A COALICIÓN INTERNACIONAL

Martes 26 de septiembre de 2017 por CEPRID

TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA

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Entre el 13 y el 17 de agosto, el Vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, conservador, cristiano fanático y republicano radical, "visitó" Panamá, Chile, Colombia y Argentina con el pretexto de garantizar la seguridad continental, incrementar la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo internacional, "impulsar el comercio bilateral, y la inversión, continuar el apoyo del gobierno estadounidense en temas de cooperación, de participación empresarial, agricultura y desarrollo de la infraestructura"; es decir para afianzar el dominio y recuperar la hegemonía imperial en América Latina y el Caribe.

Mike Pence es un curioso personaje que mantiene estrechos vínculos con Erik Prince, fundador de la empresa Blakwater Worldwide, que actúa como el intermediario guerrerista sin escrúpulos para privatizar las guerras de agresión imperial. Para ese objetivo contrata a miles de mercenarios, incluidos latinoamericanos, para no arriesgar las preciosas vidas de soldados estadounidenses. Esa es la empresa que mató a 17 iraquíes civiles por lo que M. Pence organizó un evento en Washington en honor de Prince. Hermosa combinación política-militar por la que el empresario de la muerte, donaría millones de dólares a la campaña de Trump-Pence, según denuncia del diario The Intercept.

Prince y su empresa Frontier Services Group contrata soldados chilenos, colombianos, panameños, salvadoreños y los convierte en mercenarios para que luchen en Yemen y defiendan los intereses geopolíticos de Estados Unidos y de sus aliados: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y otros.

La amistad del vicepresidente Pence con Prince se fundamenta en el negocio de la guerra. La estrategia estadounidense es usar mercenarios para caotizar Medio Oriente, debilitar los Estados y cambiar las fronteras según los intereses de dominación imperial. Por todo lo que es y representa, la visita de Pence a América Latina fue para ordenar a los gobiernos cipayos a ingresar a la Coalición Internacional que dice luchar contra el Estado Islámico (Daesh) que, de conformidad con analistas de todo el mundo, es una creación de Estados Unidos y sus aliados de Europa.

El vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence, convocó a los países de América Latina a sumarse, al igual que Panamá, a la coalición internacional contra Daesh. Dijo: "Llamamos a nuestros compañeros a lo largo de América Latina a seguir el ejemplo de liderazgo de Panamá y unirse a la coalición global para vencer a ISIS (siglas de Daesh, autoproclamado Estado Islámico de Irak y Siria)", aseguró Pence en la conferencia de prensa que brindó junto al presidente panameño Juan Carlos Varela a la salida de la reunión que mantuvieron durante la visita del jerarca estadounidense al país latinoamericano.

La coalición internacional contra Daesh fue creada en 2014, está liderada por Estados Unidos e integrada por más de 73 países. Sin embargo, sólo Estrados Unidos y sus aliados de Europa han intervenido mediante bombardeos que han matado a decenas de civiles en Siria, porque el imperio promueve a los terroristas, los arma, entrena y financia para combatir y derrocar al gobierno legítimamente constituido, de Bashar al Asad que jamás autorizó ningún tipo operaciones en territorio sirio; es decir que Estados Unidos, como siempre, viola las normas elementales del Derecho Internacional.

Pence considera que el mundo pertenece a Estados Unidos y que América Latina sigue siendo su patio trasero en el que puede hacer lo que le plazca u ordenar lo que se le ocurra al imperio y sus emperadores de turno. No sabe, ignora o no le importa que América Latina y el Caribe hayan sido declaradas zona de paz o no recuerda que Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, dio lectura a la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, en el último día de sesiones de la II Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) celebrada en La Habana.

Zona de paz significa que no es territorio para ninguna clase de guerra y menos aún, para que un miembro o varios miembros de la CELAC sean parte de una colación internacional liderada por Estados Unidos en su mascarada de guerra contra los terroristas del Estado Islámico porque esa tal coalición sólo sirve para defender los intereses geopolíticos del imperio.

Si Panamá se unió a esa coalición, debe ser en condición de un gobierno cipayo que nunca pensó que esa posición junto al imperio, podría, eventualmente, acarrearle serios perjuicios al pueblo que podría ser víctima de atentados terroristas del Daesch. Por otra parte, Panamá es miembro de pleno derecho de la CEALAC y en esa calidad debería haberse contactado con la Presidencia Pro témpore y con el Consejo Suramericano de Defensa de la Unasur porque todos los países podrían ser arrastrados a un conflicto que no les pertenece.

Estados Unidos considera, equivocadamente, que América Latina y el Caribe son sus peones en el tablero de ajedrez mundial y que deben obedecer al mandato imperial tal como ocurría en la segunda mitad del siglo XX. Felizmente los tiempos han cambiado y América Latina y el Caribe ya no obedecen a la Casa Blanca en todos sus dictados, pero Pence y su jefe Donald Trump, tal vez hayan sido informados sobre la pérdida de la hegemonía de Estados Unidos en América Latina y esa podría ser la razón que haya impulsado el viaje de Pence a Panamá, Colombia, Argentina y Chile.

La Redacción BBC Mundo informaba que "el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, hizo un llamado este miércoles a los países de América Latina para que corten sus relaciones con el gobierno de Corea del Norte". Ya no se trata sólo ordenar que América Latina Y EL Caribe sigan el ejemplo de Panamá en la "guerra de la coalición internacional contra el Daesh", sino que también quiere que América Latina se inmiscuya en contra de Corea del Norte de conformidad con los intereses imperiales, pues desde Santiago de Chile, una de las escalas en su gira latinoamericana, Pence pidió el apoyo de las naciones de la región para que se unan a Estados Unidos en contra del "comportamiento provocativo" del país asiático.

En ese sentido, con toda la prepotencia de Trump, Pence decía: "La era de la paciencia ha terminado. Estados Unidos hará todo lo que pueda económica y políticamente para que Corea del Norte abandone sus programas nucleares y de misiles balísticos".

Según BBC Mundo Pence, "en particular, hizo un "llamado urgente" a los gobiernos de Chile, Brasil, México y Perú para que sean los líderes de la región en los movimientos necesarios para "aislar" a Pyongyang, cortando cualquier relación económica y diplomática.

"Apreciamos que Chile pudiera reclasificar los vinos chilenos como un bien de lujo para que Corea del Norte no pueda conseguir estos bienes y pueda convertirlos en efectivo para su régimen balístico".

Estados Unidos y Corea del Norte han sostenido un intercambio de amenazas en las últimas semanas luego los lanzamientos de misiles que ha realizado el régimen de Pyongyang y de las sanciones económicas internacionales promovidas por Estados Unidos.La tensión ha crecido hasta el punto de que Corea del Norte amenazó con atacar la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico.

Pence reconoció este miércoles desde Chile que ha habido un "progreso" en la tensa situación, luego de que el líder norcoreano Kim Jong-un dijo que su plan quedaba temporalmente en suspensión.

A más del problema del terrorismo internacional desplegado por el Daesh y de las relaciones con Corea del Norte, el tema de Venezuela siempre estuvo presente en la agenda de M. Pence en su gira por América Latina. Dijo: "Estados Unidos usará toda su fuerza diplomática y económica hasta que se restaure la democracia en Venezuela. Trabajaremos con los países aliados en toda América Latina para llegar a una solución pacífica (para Venezuela)", dijo Pence, tras reunirse con la presidenta chilena que de paln o rechazó la propuesta al afirmar que "hará todo lo posible para apoyar a los venezolanos en el camino pacífico" hacia la democracia, pero categóricamente rechazó "golpes de Estado o intervenciones militares" ni sanciones que no provengan del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En lo que respecta a Corea del Norte, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, no aludió al pedido de Pence directamente, dijo que su gobierno se opone al programa de armas nucleares del país asiático y que apoya conversaciones multilaterales para encontrar vías pacíficas hacia un desarme de la península coreana.

En Santiago de Chile, el pueblo protestó y rechazó la presencia de Mike Pence en América Latina. "A los gringos por el culo, fuera de América Latina" fue el lema inscrito en una enorme tela portada por los manifestantes, que se convirtió en una muestra de repudio y rechazo a la visita a Chile del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

Reuters informaba que "Los inconformes gritaron consignas contra Pence y prendieron fuego a dos banderas estadounidenses. Otras dos acciones similares tuvieron lugar en puntos cercanos a la sede del Gobierno chileno. La concentración contra el vicepresidente estadounidense fue anunciada por el Comité Chileno de Solidaridad con el Pueblo Bolivariano de Venezuela en rechazo a su presencia en Chile y a las palabras amenazantes contra la nación venezolana.

Pence reiteró una vez más en utilizar la fuerza diplomática y económica contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro. "Lo que vayamos a hacer en Venezuela, lo vamos a hacer juntos y así seguiremos haciéndolo. El pueblo venezolano va a ser libre de nuevo. La libertad es la fuente de nuestra seguridad", afirmó Pence que por ignorancia o por vergüenza no critica primero la "democracia" que vive su país en donde reina la pobreza de millones de personas frente a la riqueza de unos pocos como Trump, donde no se respetan los derechos humanos ni libertades de las de las minorías étnicas, en especial de los afrodescendientes y en donde las desigualdades e injusticias económicas y sociales son una espantosa realdad en la dictadura del capitalismo. Y el Vicepresidente del imperio, en su torpe arrogancia calificó una vez más de "dictadura" al sistema venezolano e indicó que el Gobierno de Donald Trump "no permanecerá como observador", al salir de la reunión con Bachelet.

La revista estadounidense The Economist, en un análisis sobre las consecuencias de la gira de Pence por 4 países de América Latina afirmaba: "Una profunda perplejidad. Eso, dice un alto funcionario latinoamericano, describe la actitud de su región respecto del gobierno del presidente Donald Trump. Lo que no sienten los líderes latinoamericanos es temor, ni sobrecogimiento, ni una sensación de una ambición compartida de hacer grandes cosas. En los últimos días, el vicepresidente Mike Pence hizo un tour por cuatro países de la región, incluyendo también Colombia, la Argentina y Chile.

La impresión más llamativa de este tour es la pequeñez. Pence ha pedido a cada gobierno cosas modestas y en algunos casos intrigantes. No ha descripto grandes visiones de cooperación panamericana del tipo planteada en un tiempo por el presidente George H. W. Bush, que propuso un área de libre comercio de las Américas.

Pence se ha concentrado en políticas que importan inmediatamente a Trump en casa: sanciones a Corea del Norte, más presión sobre el régimen autocrático de izquierda de Venezuela o mejor acceso local para productos y servicios estadounidenses específicos. En una medida llamativa, sus anfitriones no han temido ignorar a Pence en cuanto a pedidos que no tienen sentido o no se corresponden con las prioridades locales.

El miércoles último, Pence se reunió con la presidenta chilena, Michele Bachelet. En sus propias palabras, la urgió fuertemente a que, junto con los líderes de Brasil, México y Perú, rompieran los vínculos diplomáticos y comerciales con Corea del Norte.

Este pedido sobresaltó a los funcionarios chilenos. El comercio de Chile con el régimen norcoreano es mínimo y el país apenas si tiene relaciones diplomáticas con Kim Jong-un. Quizá lo más importante es que no está claro para Chile por qué la interrupción de las relaciones diplomáticas ayudaría a alcanzar la meta que más importa: presionar a Corea del Norte para que abandone su programa de armas nucleares.

Pence ofreció una respuesta que no fue del todo convincente, tratando de transmitir la exuberancia de su jefe, un actor totalmente no convencional en materia de política exterior. Señaló, correctamente, que Corea del Norte ha usado "la demora y las negociaciones fingidas" durante años mientras trabajaba para obtener armas nucleares utilizables y un programa de misiles balísticos. Pence dijo que Trump declaró que esa época se terminó. Ahora su vicepresidente pedía a los amigos de Estados Unidos en todo el mundo "que continuaran usando herramientas económicas y diplomáticas que tienen para aislar más a Corea del Norte".

Cuando dejaba Santiago rumbo a Panamá, los diarios locales publicaron la respuesta. "Chile rechaza el pedido de Estados Unidos de romper relaciones con Corea del Norte" decía la primera plana de El Mercurio.

Bachelet dijo a su visitante públicamente que, si bien su gobierno apoya el uso de medios pacíficos para restaurar la democracia en Venezuela, Chile nunca dará apoyo a golpes de estado o a intervenciones militares en ese país. Quienes escuchaban en la región comprendieron por qué Bachelet incluyó el tema de los golpes: su propio padre, Alberto Bachelet, fue un oficial de la fuerza aérea que sirvió bajo el gobierno de Salvador Allende, que fue derrocado en un golpe con respaldo de Estados Unidos en 1973. El brigadier-general Bachelet murió en prisión en 1974.

Esa historia es un recordatorio de que la administración Trump está lejos de ser la primera en tener relaciones difíciles con América latina y sería injusto sostener que anteriores presidentes estadounidenses han dedicado largas horas a políticas ambiciosas y hermosas para la región.

Aun así, los niveles actuales de mutua indiferencia asombran a los que conocen el paño de larga data. Trump alardea orgulloso de que manejará la política exterior como una serie de negocios inmobiliarios, negociando de a uno con otros países para obtener concesiones y traer empleos de regreso a EE.UU. Resulta que el staff de seguridad nacional de Pence, reclutado del Pentágono y otros entes estatales, es bien visto por los diplomáticos extranjeros. Pero el enfoque que tienen que vender es miope. Este presidente, se lamentan los funcionarios extranjeros, parece no saber ni importarle que toda la región se siente ansiosa e infeliz por el desprecio de Trump hacia México, sus amenazas de destrozar el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) con México y Canadá y su cancelación de la participación de EE.UU. en la Asociación Trans-Pacífica, un pacto comercial ambicioso que incluye algunos países de América latina. En Cartagena, Colombia, parado junto al presidente pro-estadounidense, Juan Manuel Santos, Pence tuvo el gusto de anunciar un acuerdo que permitiría el ingreso de paltas colombianas al mercado de EE.UU. y un mayor acceso de arroz de ese país al mercado colombiano.

En la Argentina, flanqueado por el presidente Mauricio Macri, reformista económico y aliado de Estados Unidos, Pence cantó loas a la calidad del cerdo estadounidense e informó que hay negociaciones para vender más a la Argentina.

Mientras tanto, funcionarios chinos son una presencia constante en las capitales latinoamericanas, firmando nuevos acuerdos comerciales, ofreciendo fuertes inversiones y buscando construir nuevas redes de influencia en toda la región del Pacífico.

Pence habló de algunos temas importantes. En cada país que visitó, aseguró que Trump no se quedaría viendo cómo Venezuela "se desliza a la dictadura" y habló de cómo Estados Unidos y sus aliados en el hemisferio occidental están unidos por la misma preocupación por los derechos humanos y la democracia. Pero los anfitriones latinoamericanos saben que su jefe en Washington ha cubierto de alabanzas a hombres fuertes y autócratas. También saben que las sanciones estadounidenses que realmente afectarían a Venezuela, involucrando el gran comercio petrolero entre los dos países, harían subir el precio del combustible para los conductores en Estados Unidos.

Todo esto significa que la frase favorita de Pence en el extranjero es que "Estados Unidos primero no significa Estados Unidos solo". Esto busca expresar un compromiso de que aunque Trump fue elegido para poner la prosperidad y la seguridad de EE.UU. por encima de toda otra preocupación, su país sigue dispuesto a tener un rol líder en el mundo. Lamentablemente, si la desilusión global con Trump se hace mucho mayor, esa promesa de evitar "Estados Unidos solo" puede comenzar a sonar más como una súplica". Traducción de Gabriel Zadunaisky

Respecto de América Latina y, en particular Venezuela, Mike Pence está fuera de foco; es decir totalmente alejado de la realidad. Llegó a sugerir se observe la línea de la estrategia de la Casa Blanca para la región: "Venezuela se desliza hacia una dictadura, y como ha dicho el presidente Trump, Estados Unidos no se quedará parado mientras Venezuela se desmorona", dijo Pence desde Cartagena, Colombia. "Estados Unidos, Colombia y las naciones libres de América Latina no callarán". En esa dirección, el gobierno norteamericano al declarar al Estado venezolano como una instancia forajida y dictatorial, infiere el desarrollo de una línea discursiva que apunta argumentos que legitiman una eventual intervención contra Venezuela.

De hecho, parece que Pence -como ya han hecho otros políticos visibles en Norteamérica como Marco Rubio y Bob Menéndez-, están manufacturando consensos en la sociedad estadounidense al colocar a Venezuela como un país en total colapso, que significa un riesgo para la sociedad norteamericana: "Un Estado fallido en Venezuela amenaza la seguridad y la prosperidad de todo nuestro hemisferio y del pueblo de los Estados Unidos de América". El vicepresidente gringo visita América Latina con el fin de ratificar y darle cuerpo a la Declaración de Lima, una carta de navegación política emanada de EEUU contra Venezuela. Se trata del punto de inflexión en el que un grupo de cancilleres y países alineados a EEUU consagran una conjura, un cerco y asfixia contra Venezuela intentando consolidar espacios de aislamiento, que no fueron posibles mediante sanciones como la aplicación de la Carta Democrática Interamericana en la Organización de Estados Americanos (OEA).

América Latina y el Caribe ya no son los mismos de los años 60s y 70s en los que Estados Unidos imponía gobiernos dictatoriales-fascistoides o en los que los gobiernos se subordinaban cipayamente al dictat imperial. Hoy son más libres y soberanos.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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