CEPRID

LA CRISIS LOCAL VISTA DESDE LA COMPLEJIDAD REGIONAL

Miércoles 11 de junio de 2008 por CEPRID

Juan Carlos Mas Calzadilla CEPRID

1.- LO GLOBAL

La todavía humeante crisis de carácter cuasi bélico entre Ecuador y Colombia nos permite constatar que ella revela como se está conmocionando los cimientos del esquema mental, de aquellos que se resisten a comprender que el continente, junto con el mundo, está cambiando.

Y es que, aun cuando las tropas regulares de esos países no se enfrentaron, la acción del gobierno uribista ha importado a la región las prácticas genocidas de Israel en el Medio Oriente. La expedición punitiva más allá de las fronteras y el asesinato selectivo se han puesto a la orden del día. Pero examinar lo acontecido desde la perspectiva reducida de cada uno de los países es reducir el análisis. No trataremos de particularizar las necesidades de apoyo de los procesos venezolanos y ecuatorianos, tampoco resaltaremos como elemento solitario la crisis de fase final del sistema político colombiano. Son todos los sistemas políticos los que entran en crisis y están estallando, inclusive el panameño, aunque muchos todavía no lo perciban.

Para entrar en materia constatemos que la debilidad, profundamente progresiva, del dólar ha marcado a fierro el bienestar ingenuo de la mayoría de las familias norteamericanas. Dos son los paradigmas tramposos que han mantenido a la opinión pública estadounidenses cautiva de los lobbies mafiosos: El primero es el mito de la seguridad económica personal. Ante ese altar se ha venido sacrificando la paz, porque se les había hecho creer que la economía de guerra aseguraba su bienestar individual y familiar. Eso no funciona ya porque el pueblo estadounidense no acepta mas de lo mismo, porque ya se le había hecho picar el señuelo de la guerra en Irak y sabe, en carne propia, que la guerra sin fin no mejora le economía

El segundo es el mito de la seguridad nacional y es lo que todavía pretenden atizar los halcones. El recurso a la guerra se mantiene vigente, no por la economía, sino como apelación al mítico sentido de seguridad nacional y defensa de los valores de su sociedad que aún impregna a la vida ciudadana de los Estado Unidos.

El despertar político de los estadounidenses, antaño la población mejor desinformada del mundo, ha inducido una cuasi revolución participativa que no quiere ya dejar la política a los políticos ni a las corporaciones. Eso es la base del novedoso -y aterrorizante para algunos- “fenómeno Obama”.

Frente a esta perspectiva el “establecimiento” estadounidense necesita enmarañar las cosas para que un clima bélico, atizado premeditadamente, favorezca al candidato republicano y -si a pesar de ello- triunfara el demócrata dejarlo todo tan enredado que no se pueda desmontar el frenesí del hegemonismo globalista. La guerra regional como necesidad de sistema y como instrumento para hacer prevalecer los intereses imperialistas en el mundo y particularmente en América Latina es lo que está en el fondo.

2.- LO REGIONAL

En esta línea agresiva debe entenderse la peligrosa importancia de la acción del gobierno uribista contra Ecuador y contra la mediación venezolana en la crisis humanitaria que mantiene de rehén a toda la población colombiana, por causa del matonismo mafioso del presidente gamonal Uribe.

Todos los foros internacionales han demostrado que quien está en el banquillo no son los regímenes progresistas del continente sino el anacrónico sistema político colombiano –igual que en otros países de la región- basado en el bipartidismo de grupos oligárquicos y en el terrorismo contra la participación en la vida social de los grupos sindicales y de las otras fuerzas de la sociedad civil colombiana que propugnan por cambios democráticos en el sistema.

Para lograr el desarrollo e integración de nuestros pueblos, es necesario que todas las fuerzas sociales comprometidas con la paz e independencia, comprendan la necesidad de democracia, autodeterminación y emancipación social para Colombia, que es en la actualidad un remedo de lo que fue el Virreinato del Perú en el siglo XIX como último bastión realista en tierra americana, aunque Uribe y sus conmilitones disten mucho de igualar en arrojo e hidalguía a La Serna y a Canterac. Es necesario atacar este reducto moderno del neocolonialismo con una política regional de nuestros Estados latinoamericanos que se separe de los intereses de control hegemonista que ejercen los Estados Unidos.

El egoísmo de la oligarquía colombiana, transformado en política de Estado, ha dado nacimiento al fascismo como rasgo distintivo de la política de ese país. Este ha amenazado con importar al continente los métodos fascistas y terroristas del Estado israelí contra sus países vecinos. El no reconocimiento de limitaciones territoriales y de las soberanías ajenas es la vía de entrada a los asesinatos de Estado y a las expediciones punitivas transfronterizas.

3.- LO LOCAL

A los panameños esto nos toca muy de cerca toda vez que tenemos fronteras comunes con Colombia y también existe una importante población de ese país asentada en nuestro territorio, lo que nos puede transformar en teatro de expediciones de castigo.

La existencia de importantes litigios territoriales internos en nuestro país, con población campesina amenazada de desalojo por proyectos mineros transnacionales, son el caldo de cultivo de una violencia generalizada que ya se atisba en los rasgos de inseguridad que sufre nuestra vida cotidiana. Estos proyectos mineros no solo entrañan la ineludible deforestación sino la expulsión masiva de poblaciones de larga presencia en esos territorios. A lo anterior súmese una cadena de inquietantes acontecimiento, cada uno de gravedad aumentada y complementaria del anterior, como los que se citan a continuación: 1- la inquietante injerencia de oficiales del Ejercito Sur de los EUA a Panamá en acciones presuntamente ya realizadas contra países vecinos, bajo el ominoso paraguas del Tratado de Neutralidad; 2- La anunciada reactivación operativa de la IV Flota de los EU con radio de acción para el Caribe y Sudamérica; 3- La noticia filtrada en los medios noticiosos de la reactivación de las conversaciones para instalar en Panamá el Centro Multilateral Antinarcoterror (CMA) que no es mas que una gran plaza de dominación continental.

4.- DE VUELTA A LO REGIONAL

Por todo lo anterior señalamos que el régimen colombiano es un factor de alteración regional y señalamos como salida la construcción de un mecanismo de pacificación regional como en su tiempo lo fue el Grupo de Contadora. Este mecanismo de pacificación pude tener un faceta oficial, pero también una no oficial constituida por organismos de la sociedad civil

El nuevo “grupo de mediadores” debe sembrar la paz en Colombia y declarar al Caribe como Mare Clausum contra las flotas de las potencias Otanistas. En este sentido llamamos a condenar las maniobras navales que se dan en la región tales como Panamax, Confraternidad, Unitas y otras.

Esas maniobras se realizan en sinergia con los mecanismos políticos diplomáticos y mediáticos, que se elaboran en respuesta a la necesidad imperial de crear escenarios de conflicto para justificar una intervención colectiva que ampare a las fuerzas estadounidenses. Debemos recordar las situaciones de éxodo de multitudes o el sufrimiento de determinados grupos que se han invocado para facilitar la utilización de la “Doctrina de derecho de intervención humanitario” estrenada a principios de los 90s en Somalia.

Como es de todos conocido, detrás de los alegados “intereses políticos de los EU, expresados como preocupación por derechos varios, se escudan los “intereses estratégicos o vitales” y que se refieren a los recursos del planeta y a la exclusión de los pueblos y las naciones del usufructo de sus propios recursos.

El hilo conductor de todas estas situaciones particulares es la política imperialista de contener la integración soberana de los Estados latinoamericanos fraccionando y aislando las luchas de los pueblos. Este rumbo alcanza sus blancos mediante el azuzamiento de las diferencias internas nacionales

Una de la experiencia redientes es el auspicio de autonomías espurias como lo fue el caso de Kosovo. En ese sentido hay que trabajar por el fortalecimiento de las genuinas formaciones socioeconómicas indígenas. Las naciones de la región, con sus soberanías reconquistadas y con el potencial de la identidad reasumida por sus pobladores originarios, debemos transitar por un camino en común hacia el futuro, mediante la construcción de un espacio fraterno de anfictionía. Ese es el camino de la región. En consecuencia la tarea política en cada uno de nuestros países es hacer comprender a nuestra sociedad que cada una de la viejas exigencias de la lucha particular de cada país, tales como el desarrollo educativo, sanitario, agro productivo, industrial y la normalización de toda nuestra vida socioeconómica, deberá por fuerza encontrar un camino ampliado, en el cual la mejor solución se enmarcará en la atención de la nueva exigencia de la época, que es nuestra integración regional. No habrá problema local que no podamos resolver en el marco mayor de la Patria Grande.

5.- Y AHORA HACIA LO GLOBAL

Los pueblos del continente y del mundo entero deben estar unidos en un nuevo viaje a la tierra de la utopía de fraternidad y la felicidad humana, con la diferencia de que esta vez ¡si será posible!. Por ello los invitamos a subirse con nosotros en la mágica y verde alfombra de la causa latinoamericana. Entonces: ¡A resistir y volar unidos!


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