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Ecuador: CUESTIONADA ADQUISICIÓN DE RADARES CHINOS, AVIONES SUDAFRICANOS Y HELICÓPTEROS HINDÚES

Lunes 28 de mayo de 2012 por CEPRID

COMITÉ INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA PARA AMÉRICA LATINA (CISPAL)

CEPRID

Históricamente, desde las élites gobernantes, religiosas y dirigentes se ha determinado que el Ecuador es un país pacifista. Hasta la saciedad se ha reiterado que su pueblo ama la paz, odia la guerra y la violencia, quizá para persuadir a las capas explotadas que su destino es vivir humildemente, en paz, sin cuestionamientos, sin levantamientos que perturben los sueños de poder de los explotadores.

Sin embargo, el pueblo ecuatoriano, generalmente dócil y gobernable, cuando ha se ha cansado de sumisiones, ha encontrado el coraje suficiente para levantarse contra sus verdugos y tiranos. Bien puede estar adormilado por largos períodos, pero cuando se despierta lo hace con la furia de los volcanes andinos, y con su fuerza telúrica es capaz de no dejar piedra sobre piedra.

La historia de límites del Ecuador es una demostración de la infamia, del falso pacifismo, pero sobre todo es la demostración de la flaqueza de las clases dirigentes y gobernantes, en ciertos casos, de la antipatria que prefirió sus intereses a los de la nación en ciernes, pero también es la fortaleza del pueblo que jamás perdió una guerra con el vecino del Sur, porque quienes las perdieron fueron las élites gobernantes.

Hoy el Ecuador es un país pequeñito, porque ese territorio nos dejaron luego de vergonzosas entregas a Colombia, Brasil y Perú. El “vecino del sur” es el que más territorio ha despojado al Ecuador. Finalmente llegó la “guerra del Cenepa” y la victoria le perteneció al Ecuador, pero vino la diplomacia, la negociación y Jamil Mahuad terminó por firmar otro infame tratado de paz con el Perú.

La paz se había proclamado y de la guerra se pasó a la cooperación, pero llegó otro problema aún latente. ¿Qué hacer con las Fuerzas Armadas? ¿Cuál iba a ser su rol en tiempos de paz? ¿Sería conveniente reducirlas a su mínima expresión o acaso tener unas fuerzas armadas pequeñas, pero poderosas?

El debate jamás concluyó, pero si en la frontera sur ya no había problemas, ahora se trataba de los problemas derivados del conflicto interno colombiano y de loa daños colaterales que afectaban al Ecuador.

La tesis oficial fue no involucrarse en el conflicto interno de Colombia, pero Estados Unidos y el gobierno de Uribe terminaron por bombardear Angostura en territorio ecuatoriano, matar al segundo de las FARC y con él a 26 personas más que habían en el campamento, incluido un ecuatoriano.

Luego vinieron las consecuencias: ruptura de relaciones con Colombia, cambios en la cúpula militar ecuatoriana y reestructuración de los servicios de inteligencia militar cuyo Director Nacional Coronel Mario Pazmiño fue dado de baja bajo sospecha y acusación de haber entregado información privilegiada a la CIA y, también; fue expulsado el Director de la Estación de la CIA en Quito, Mark Sullivan.

El sorpresivo ataque estadounidense-colombiano determinó que, entre otras cosas, el Ecuador no disponía de radares ni de una eficiente fuerza aérea que sea capaz de rápida respuesta a ataques enemigos. Entonces, se decidió repotenciar a las Fuerzas Armadas.

Alrededor de USD 680 millones de dólares habría invertido el gobierno del presidente Correa en lo que él llamó la recuperación de la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas. Esto significa que la inversión se incrementó en ocho veces con respecto a iguales periodos en gobiernos anteriores. La inversión es un récord histórico expresaba el Presidente de la República, pero esa fabulosa cantidad invertida en armas y radares ha sido duramente cuestionada por miembros activos y pasivos del Ejército, Marina y Aviación y por sectores políticos de oposición que consideran que las armas, aviones, helicópteros y radares adquiridos, son de segunda mano, repotenciados en algunos casos, y en otros francamente obsoletos, inútiles o inservibles. Por ejemplo, dos radares chinos para el control aéreo, cedidos a préstamo, ubicados en la frontera norte del Ecuador, dejaron de operar y prestar sus servicios al poco tiempo de instalados y, otra vez, la vigilancia y control del espacio aéreo al norte del país quedó a merced de las circunstancias y en total indefensión. Sin embargo, se esperó pacientemente la llegada de cuatro radares CETC-YLC/2V-3D y YLC-18 también de de fabricación china.

La empresa china Electronic Technology Group Corporation (CETC), a la que la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE) adquirió esos cuatro radares no cumplió con los términos contractuales ni con los plazos de entrega y tampoco con los planes de entrenamiento al personal, afirman algunos personajes vinculados con la temática y que son, generalmente, pertenecientes a grupos opositores al régimen de Correa.

Estas situaciones dieron lugar a varias denuncias que aún no han sido respondidas por el Ministerio de Defensa, ni por ninguna otra autoridad de las Fuerzas Armadas. Se dijo que, a pesar de que la adquisición de los radares para el control aéreo de la frontera norte fue considerada una prioridad dentro del proyecto de la recuperación de la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, luego del ataque en Angostura ocurrida el 1 de marzo del 2008, los equipos adquiridos aún no funcionan a plenitud.

La adquisición de los radares chinos fue cuestionada por un grupo de empresas que presentaron sus ofertas tras la convocatoria a licitación que hiciera la desaparecida Junta de Defensa Nacional. El 1 de diciembre del 2008, el subcomité de Contrataciones de la FAE convocó a una segunda licitación tras declarar desierto el primer concurso. El 19 de diciembre de ese año, con informe favorable de ese subcomité, el contrato fue adjudicado a la empresa china CETC. Al concurso se presentaron siete empresas, se señala en un informe especial de Infodefensa.com

Las especificaciones técnicas de CETC de los radares vendidos (dos radares de largo alcance YLC-2V-3D y dos Gap Filler YLC 18), durante la adjudicación del contrato, daba cuenta de los equipos tendrían un sistema de enfriamiento por agua. No obstante, en la adjudicación, el Comité de Contrataciones señaló que CETC sí cumple con esos requisitos, pero ahora se señala que los radares debían tener un sistema de enfriamiento por aire.

El Ministerio de Defensa adjudicó el contrato para la compra de cuatro radares para la frontera norte a la empresa china CETC. Como ya se señaló, hubo dos procesos de licitación: el primero se declaró desierto porque ninguna empresa cumplía con los requisitos; mientras que en el segundo se adjudicó a los chinos, por cumplir con los requisitos legales, económicos y técnico-operativos, según sostenía el comandante de la FAE, Rodrigo Bohórquez.

En cuanto al alcance del radar, se solicitó que tenga 12 mil pies, pese a que en un principio se dispuso que sean 9.000. Según Bohórquez, la empresa china dijo que cumplirá con ese pedido, así también que el sistema de enfriamiento sea de aire.

Cuando los responsables de este tipo de adquisiciones no hablan claro o manejan la información de manera confusa y nada transparente, surgen una serie de interrogantes que empañan gestiones sobre asuntos tan delicados como es la defensa nacional. Sobre la adquisición de radares chinos hay múltiples opiniones.

Así por ejemplo, el exjefe del Comando Conjunto y ex ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, sostenía que al no contar con los radares, obviamente Ecuador se encuentra en desprotección aérea. Y que por tanto, se tiene que investigar “por qué vienen radares que no sirven y por qué no se cumplen los contratos”. En su opinión, una inversión muy importante de las Fuerzas Armadas, debe ser aclarada administrativa y financieramente.

Dique de contención de las FARC

En su particular visión de la problemática, sostenía que la principal prioridad de las Fuerzas Armadas debe ser evitar las infiltraciones terrestres de la guerrilla colombiana. En consecuencia, para ello deben ser repotenciadas las Fuerzas Armadas, para ello los radares, para ello toda la logística porque al final, el Plan Colombia primero y el Patriota después, exigen que nuestras Fuerzas Armadas se constituyan en dique de contención para que sea realizado el plan yunque-martillo dispuesto por el Pentágono.

Cierto es que el denominado sistema de defensa aéreo se implementó en enero del 2006 ante las constantes violaciones del espacio aéreo por parte de Colombia para bombardear a las FARC. Al entonces ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, tras una reunión con su par colombiano Camilo Ospina, le correspondió poner en marcha ese Plan y así comenzó a involucrarse el Ecuador en el conflicto interno de Colombia, muy a pesar de las declaraciones gubernamentales que anunciaban que jamás se involucrarían en la Iniciativa Regional Andina, ideada por Washington para internacionalizar el conflicto colombiano. El fallecido ex comandante de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, Jorge Gabela fue un duro crítico de la adquisición de helicópteros hindúes, de aviones sudafricanos y radares chinos, pero justificó la falta de reacción de las Fuerzas Armadas al ataque en Angostura, debido a la precaria situación de los radares y porque en la madrugada del 1 de marzo del 2008, los equipos estuvieron apagados.

“La adjudicación de la compra de radares a la china CETC ha sido cuestionada. El representante de la empresa, Juan Carlos Guerra, dijo en enero del 2009 que no tenía autorización para dar declaraciones y que cualquier inquietud se debía plantear a la matriz en Asia”. Sin embargo de la falta de respuestas, el plazo se cumplió con retardo, pero el sistema de radares funciona no precisamente a plenitud, ni la multa se ha cobrado. ¿Por qué el sistema no está operando si ya pasaron los 18 meses?”.

Galo Lara, actual asambleísta de Sociedad Patriótica de los hermanos Gutiérrez, de dudosa reputación moral, es uno de los más acérrimos críticos de la adquisición de radares chinos. Expresaba que la Contraloría General del Estado y la Fiscalía General deben emitir un pronunciamiento sobre supuestas irregularidades en la compra de radares chinos por parte del Gobierno, para las Fuerzas Armadas. Galo Lara, en su calidad de miembro de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, dice que pudo comprobar que los dos aparatos adquiridos no tienen un funcionamiento adecuado y que, los informes técnicos entregados por miembros de la Fuerza Aérea que los operan, serán entregados al Ministerio de Defensa para que estudie las irregularidades que ha encontrado.

Señaló que, en coordinación con el Ministerio, se determinó que, a pesar de que el radar YLC-18 M en la actualidad se encuentra en funcionamiento, su enfriamiento se realiza con líquido. Se tiene que investigar “por qué vienen radares que no sirven, sin cumplir con los requerimientos técnicos de enfriamiento por aire. Además, que no mantiene un sistema interconectado con los aviones Tucano. Mientras que el radar YLC 18 no mantiene un sistema interconectado con ningún avión”.

El Presidente de la República ha expresado que es indispensable repotenciar a las Fuerzas Armadas. La pregunta surge si se piensa que la entrega definitiva de 12 aviones Cheetah comprados en 73 millones de dólares a la fuerza aérea sudafricana, siendo de segunda mano, ¿sirven para repotenciar a la Fuerza Aérea? Cierto que se ha reforzado la Fuerza Aérea que cuenta, a más de nuevos radares instalados en la zona de la frontera norte, con una flota de aviones subsónicos Súper Tucano, una flotilla de helicópteros Dhruv, de transporte y rescate. Se puede afirmar que el Ecuador se ha fortalecido militarmente, con una moderna flota de aviones supersónicos, pero los helicópteros Dhruv, uno de los cuales se precipitó a tierra, han sido cuestionados por los detractores de ese tipo de adquisición.

Sin embargo, el jefe de la FAE, teniente general Leonardo Barreiro, sostuvo que “debido a la salida de servicio de los aviones Mirage F-1, la FAE realizó un estudio para reemplazar este material, llegando a la conclusión de que el más idóneo era el avión de origen sudafricano Cheetah”. Es decir, por ser más baratos que aviones nuevos, se prefirieron a los Cheetah, pero su vida útil, sin duda, será corta, por lo que, al final, se podría afirmar que lo “barato sale caro”. Ponderando la adquisición de los Cheetah, el teniente general Barreiro sostuvo que esta aeronave fue desarrollada “con los más altos conceptos tecnológicos y con capacidades de armamento acorde a la tecnología moderna. Incorpora un radar digital con capacidad aire – aire, aire – tierra y aire – mar, el cual es el principal componente del sistema de armas”. Barreiro al destacar las bondades de estos 12 aparatos, dijo que en Sudáfrica habían sido de dados de baja, pero que fueron remodelados tras la compra de Ecuador.

“La entrada en servicio de los aviones Cheetah contribuye significativamente a la recuperación de la capacidad operativa de la aviación supersónica de combate, convirtiéndose en un factor determinante para el funcionamiento adecuado del Sistema de Defensa Aérea Nacional,” agregó.

El presidente Correa, en cambio manifestó que las Fuerzas Armadas han recuperado su capacidad operativa. “Nuestra Fuerza Aérea cuenta con nuevos radares en zona de frontera, una flamante flota de aviones subsónicos Súper Tucano, una moderna flotilla de helicópteros Dhruv, de transporte y rescate”. Ahora, a los 17 años de la gesta del Cenepa “la FAE cuenta nuevamente con una moderna flota de aviones supersónicos...” según reseñaba la agencia Ane.

La adquisición de radares chinos ha sufrido un largo proceso que comenzó hace cuatro años. El 2 de marzo de 2010, el entonces jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Fabián Varela, expresaba que los radares fueron adquiridos para mejorar la "alerta temprana" tras el ataque militar colombiano contra una base clandestina de las FARC en territorio fronterizo de Ecuador, el 1 de marzo de 2008, que mató al número dos de esa guerrilla, Raúl Reyes, y a otras 24 personas.

A raíz de ese ataque -considerado por la OEA como una violación de la soberanía ecuatoriana- Quito rompió relaciones con Bogotá e inició un ambicioso plan para modernizar a las Fuerzas Armadas y aumentar la vigilancia en la frontera con Colombia que tiene una extensión de 720 km.

En esa oportunidad, el jefe del Comando Conjunto destacó que “como parte de la modernización mejoró el entrenamiento y se ha fortalecido decididamente el sistema de inteligencia", lo mismo que la movilidad fluvial y la vigilancia de los ríos.

"Esta nueva organización permite el mando único, un mejor control, mejorar en varios ámbitos, logística, inteligencia. Ahora operamos hombres de las tres fuerzas armadas (Ejército, Marina y Fuerza Aérea)", resaltó el oficial.

En este espinoso asunto de los radares chinos, según oportunamente difundía Infodefensa.com, el ministro de Defensa Javier Ponce, habría anunciado que cuatro radares de última tecnología y amplia cobertura comprados a China llegarán al país para ser instalados en la frontera con Colombia. Los equipos, adquiridos por un coste de 80 millones de dólares, forman parte de un proyecto de las Fuerzas Armadas de Ecuador para lograr una cobertura total de la línea divisoria con Colombia, incluyendo las áreas de más difícil acceso.

Ponce anunciaba que, también, está comprando aparatos para mejorar las comunicaciones desde el Comando Conjunto y desde los sectores de inteligencia.

Todo este esfuerzo presupuestario está incluido en el plan de adquisiciones de las Fuerzas Armadas, que también contempla la compra de 18 aviones Súper Tucano de fabricación brasileña, dos de transporte militar y siete helicópteros Dhruv, indios.

Ponce precisó que está prevista además, la repotenciación de los helicópteros de la Fuerza Terrestre que servirán para el patrullaje en la frontera con Colombia, en donde hay siete mil hombres. El ministro descartó que exista un aumento del personal militar en esa zona, pero anunció la instalación de otros cuatro destacamentos en las provincias de Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, con el objetivo de cubrir unos 150 kilómetros de frontera.

Es preciso recordar que el Presidente de la República Rafael Correa Delgado, en su visita oficial a Irán en el mes de diciembre de 2008, en un encuentro sostenido con el ministro de Defensa iraní, Mustafá Mohamad Najar, en la sede de esa Secretaría de Estado, expresaba: "Irán, tras la guerra de ocho años (contra Irak), forjó su propia tecnología y ahora se lo reconoce, principalmente, por la fabricación de equipos de defensa muy avanzados. (…) Los equipos son baratos y tienen radares como los que necesitamos para la frontera norte", pero al final se decidió la compra de radares a la empresa china CETC. Lara en su calidad de miembro de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, principal cuestionador civil de la adquisición de radares chinos, según el periodista Roberto Aguilar, preguntaba ¿por qué el sistema de radares no ha entrado aún en funcionamiento? Según la cláusula octava del contrato, los proveedores tenían 18 meses para instalarlo, integrarlo y comprobarlo, transferir la tecnología respectiva y entrenar a los operadores locales. De no hacerlo así, debían pagar al comprador el uno por mil del monto del contrato por cada día de retraso, hasta completar el cinco por ciento del total. El plazo se cumplió hace más de un año y ni el sistema de radares funciona ni la multa se ha cobrado. ¿Por qué?

Los altos oficiales que acompañan al asambleísta en su aventura selvática son capaces de contestar a todas sus preguntas menos a esta. Los miembros de la FAE Ramos y Cobos absuelven las inquietudes técnicas de la lista con una solvencia que no deja lugar a dudas de su preparación, expresaba Aguilar.

El caso es que el radar cumple todas las especificaciones: es transportable, está empotrado en un camión Volvo con tratamiento anticorrosivo que se ajusta a todos los estándares de la OTAN, tiene un sistema de enfriamiento por aire, la salida de potencia es la recomendada, su nivel de detección es coherente con las amenazas posibles…

En lo que se refiere a la adquisición de 24 aviones Supertucanos brasileños, se habría decidido por ellos al considerar que son unos aviones no muy grandes y fáciles de maniobrar, valuados en unos 270 millones de dólares. “Tienen bastante precisión en el ataque a tierra y capacidad de combate aéreo”, explicaba el comandante de la FAE Rodrigo Bohórquez.

Cierto que esos aviones pueden servir para patrullar la frontera colombiana, pero se sabe y de sobra que la guerrilla colombiana no maneja aviones como para participar de un combate aéreo. Entonces, la decisión de adquirir los aviones Supertucano puede ser una demostración de que el Ecuador cada vez está más comprometido a involucrarse en el conflicto interno de Colombia.

En su oportunidad se dijo que “el ataque de las fuerzas armadas colombianas contra el campamento del ex número dos de las FARC, Raúl Reyes, dejó en evidencia las falencias de la seguridad fronteriza, no sólo para advertir la presencia de la guerrilla, sino también la violación terrestre y aérea de Bogotá. El presidente Rafael Correa tomó nota y desde entonces cambió casi toda la cúpula del Ministerio de Defensa, las fuerzas armadas, la policía y los servicios de inteligencia. Con ello, sostuvo, buscó asegurarse “mandos leales” y repensar profundamente las instituciones.

Según denunció el mandatario, las fallas de inteligencia no se debieron sólo al atraso tecnológico de los militares, sino especialmente a la filtración de servicios de espionaje extranjeros, como la CIA. La antigua cúpula militar rechazó la supuesta influencia norteamericana y responsabilizó de todo a los “viejos y deficientes” radares. A pesar de las protestas de los mandos militares cesados y, entre ellos del Director de Inteligencia militar, coronel Pazmiño quien fue acusado de entregar información a los agentes de la CIA, de las solapadas gestiones de la misma CIA y de la embajada de Estados Unidos, el presidente Correa rompió relaciones con Colombia, expulsó del Ecuador al Director de la Estación de la CIA en Quito, Mark Sullivan y reorganizó no sólo los mandos militares sino la totalidad del aparato de inteligencia, en especial de la Fuerza Terrestre.

A raíz de esos actos, el presidente Correa prometió modernizar las fuerzas armadas y adelantó que, de ahora en más, cualquier incursión al territorio nacional, sea de un ejército o de una guerrilla, sería considerado una “acción de guerra”. Con esta nueva doctrina en mente, el gobierno ecuatoriano decidió agregar a la compra de radares, de nuevos aviones, “para evitar nuevas incursiones por la frontera norte”, según justificaba el comandante Bohórquez, reconociendo en parte el argumento de los generales que fueron retirados del mando.

El ministro de Defensa, Javier Ponce, reiteró el compromiso del presidente Correa y dejó en claro que todos los esfuerzos estarán concentrados, ya no en la frontera sur con Perú, sino en la lindante con Colombia. “Lo que buscamos es dotar a los militares de todos los medios posibles para garantizar la seguridad de la zona limítrofe norte, a donde se dirigen los esfuerzos”, señaló Ponce. En esa zona todavía se encuentran los tres mil soldados que Correa movilizó apenas días después del ataque colombiano contra el campamento de las FARC y así comenzó a reforzarse con presencia militar, la inestable frontera norte. Pero ahora son alrededor de 12.000 tropas ecuatorianas destacadas en la frontera norte a un coste anual de unos 100 millones de dólares, lo que significa que la frontera con Colombia está muy vigilada y, por tanto, la población civil puede sentirse más segura. Sin embargo, se han producido enfrentamientos que han ocasionado lesiones a soldados ecuatorianos, pero nadie ha asegurado que han sido enfrentamientos con guerrilleros y más bien se supone que existen grupo violentos e irregulares de paramilitares o narcotraficantes que, en sus fechorías, enfrentan a los militares ecuatorianos..

Cuando se producen combates en las cercanías de la línea de frontera, entre fuerzas del ejército colombiano con grupos guerrilleros, son las poblaciones fronterizas del Ecuador las que sufren las consecuencias. Casos ha habido de lanzamiento de obuses de mortero a casas de familias ecuatorianas o de cualquier tipo de bombas y balas que ponen en peligro a personas ajenas al conflicto. Igualmente se ha denunciado que niños-adolescentes han sido secuestrados o contactados para llevarlos a engrosar las filas de las guerrillas de las FARC o de grupos paramilitares narcotraficantes.

El acuerdo con China

En ocasiones con un dejo de suspicacia, y en otras con bastante ironía por parte de personas opositoras al régimen de Correa, al analizar la adquisición de radares chinos suelen justificar esa acción con un simple razonamiento: si el Ecuador ha recibido préstamos de China hasta por 7.200 millones de dólares o más, lo mínimo que podía hacer, como un gesto de gratitud, era contratar la adquisición de radares, así no sean de la mayor eficacia posible para el tipo de territorio que debe vigilar el país.

Naturalmente que hablar de adquisiciones militares o de los préstamos chinos, son temas muy delicados, pero no por eso se debe señalar que los equipos no son los mejores que se podían conseguir o que son créditos caros, los concedidos por China.

El mismo presidente Correa ha reiterado que los préstamos de China son a largo plazo y sólo exigen “petróleo y no los sacrificios horrendos que impone el Fondo Monetario Internacional”.

En realidad el 52 % del petróleo ecuatoriano está comprometido para pagar los créditos, pero el presidente Correa justificó esa entrega, al afirmar: “Antes, más del 75 % iba a Estados Unidos, a cambio de nada y nadie criticaba”

El total de los créditos chinos a Ecuador no se conoce oficialmente, pero ya se habla de la suma de 7.235 millones de dólares, lo cual equivale al 11.7 por ciento del producto interno bruto, según habría revelado la economista María de la Paz Vela, en una entrevista concedida a Gonzalo Ortiz, para la agencia IPS. En otra ocasión, el Presidente de la República afirmaba: “La deuda de Estados Unidos representa más del 95% del PIB, mientras que la del Ecuador es sólo del 23 %.”

El 31 de diciembre de 2011, el diario Hoy publicaba que la deuda con China se habría elevado a los 7.200 millones de dólares lo que convirtió a la República Popular China en el mayor acreedor del Ecuador. Sin embargo hay que reconocer que gran parte de los créditos se destinan al financiamiento de diversos proyectos de generación eléctrica que se pagan con petróleo.

Hoy decía: “En junio de 2011 se firmó un crédito por $2 000 millones otorgado por el Banco de Desarrollo de la China. Según el Ministerio de Finanzas, el monto servirá para impulsar varios proyectos eléctricos: Mazar-Dudas ($41,6 millones), Minas-San Francisco ($506 millones), Quijos ($95,5 millones) y Villonaco ($37,5 millones).

En noviembre, se concretó también un préstamo con el Eximbank por $571 millones para la construcción de la central hidroeléctrica Sopladora, con una tasa de interés del 6,35%, a 15 años plazo. En los préstamos para la realización de proyectos de generación eléctrica con la China, se estableció que alguna compañía de ese país debe ejecutar los trabajos de construcción. Por esta razón, Gezhouba realiza los trabajos en esta central.

Sin embargo, la historia de los préstamos con el país asiático se remonta a 2009. En ese entonces, el Ministerio de Finanzas anunció que la China entregaría $1 000 millones por concepto de la venta anticipada de 69 millones de barriles de crudo durante dos años. Se estableció una tasa de interés del 7,25% por el país oriental. Este convenio se renovó en febrero de 2011 con una tasa de interés del 7,08%.

Posteriormente, en 2010, el Banco de la China emitió un préstamo de libre disponibilidad (el Estado ecuatoriano puede decidir en qué sector invertir) por $1 000 millones a cuatro años plazo y una tasa de interés del 6%.

En estos años, los créditos con el país asiático se han entregado de tres formas: los créditos de libre disponibilidad, los préstamos directos para proyectos de generación eléctrica y las ventas anticipadas de crudo.

A esto, se suman los créditos para la construcción de proyectos hidroeléctricos. Para Coca-Codo Sinclair, que se suscribió en junio de 2010, a 15 años plazo y con una tasa de 7,4% de interés. La empresa china Sinohydro trabaja en la construcción de esta obra.

Según datos del Ministerio de Electricidad y Energía Renovable, en total, las empresas chinas construirán en el país nueve centrales de generación hidroeléctrica y termoeléctrica. Con estos proyectos, se espera generar unos 2.800 megavatios de potencia adicional para el Ecuador, lo que equivale a un 70% más de la generación energética actual.

Para Jaime Carrera, director del Observatorio de la Política Fiscal, los préstamos con entidades bancarias chinas tienen intereses muy elevados. Además, explicó que el buen manejo económico de un país genera confianza para tener acceso a los mercados y bajar costos de los créditos, informaba el diario capitalino.

Con sutilezas de la oposición o con acervas críticas, el Ecuador adquirió cuatro radares a China sin que haya relación directa entre la compra y los créditos entregados al gobierno del presidente Correa. Débese advertir que este país ubicado en la mitad del mundo, no ha ingresado en ningún tipo de carrera armamentista porque, con insistencia, se ha dicho que es un país pacifista, quizá para que la comunidad internacional condene el accionar de la Fuerza Armada peruana que, históricamente, invadía a este país para despojarlo de su territorio, pero superado el problema con el Perú, fijados los límites por donde el vecino del sur quiso, la amenaza peruana ha desaparecido, pero ahora se quiere convencer al pueblo que el enemigo están en el norte ya sean guerrilleros, paramilitares o narcotraficantes o quizá organizaciones del crimen internacional, y para eso se debe armar a la fuerza terrestre, a la marina y aviación.

El contrato de compra de los radares fue firmado por el Comandante de la FAE con la estatal china CETC, teniente general Rodrigo Bohórquez durante un viaje que realizó a Beijín quien afirmó que “Fue una licitación abierta, en la que participaron empresas de China, España, Francia, Estados Unidos, Rusia e Israel”. Justificó la compra al decir que China otorgó facilidades de crédito, plazo e intereses convenientes para el Ecuador.

Se sabe que el radar YLV-2V opera en la banda E/F y que tiene un alcance máximo de 420 km. y 25.000 pies de altitud en tanto que el YLC-18 es un radar 3-D que opera en la banda E/F con un alcance máximo de 250 km. y 12.000 pies de altitud.

En realidad ni el cuestionador Lara de la adquisición de 4 radares, ni los cuestionadores de los créditos chinos tienen argumentos convincentes para sus posiciones. La República Popular China comenzó a invertir en el Ecuador en año 2006, con la llegada de Andes Petroleum, la cual adquirió la canadiense Encana por 1.400 millones de dólares en acciones. Esa empresa ha realizado inversiones adicionales por unos 2.000 millones de dólares y en estos meses, una compañía minera china quiere invertir más de $3. 000 millones de dólares en la explotación de cobre.

Inversiones y créditos responden a la política expansionista de la República Popular China que, a través del dinero, quiere estrechar relaciones con todos los países en desarrollo. En consecuencia, mejorar las relaciones con el Ecuador está dentro de la estrategia china. China desea encaminar sus inversiones a otras áreas de desarrollo que implica la transferencia de tecnología, en especial para la dotación de equipos de energía solar, o tecnología de puertos a más de la construcción y puesta en servicio de las centrales hidroeléctricas. De tal manera que la adquisición de radares sólo es un pequeño negocio frente a la magnitud de los créditos y otros compromisos. Por ejemplo, en el Ecuador viven unos 30 mil chinos y se espera que esa cifra se multiplique cuando lleguen técnicos y trabajadores para impulsar todos los proyectos en marcha.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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