CEPRID

La conferencia de los “Amigos de Siria” o el descalabro de la Santa-Alianza arabo-atlántica

Jueves 15 de marzo de 2012 por CEPRID

Fida DAKROUB

Mondialisation

Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) y Ojos para la Paz (www.ojosparalapaz.org) por Purificación González de la Blanca

Con mucho de tenacidad, unos sesenta países occidentales y árabes se reunieron en Túnez –convertido en La Meca de las revoluciones primaverales- para una conferencia internacional sobre Siria: y esto con el objetivo de expresar al pueblo sirio, degollado por el “Vampiro de Damasco”, su amistad calurosa así como sus sentimientos más distinguidos.

Generalidades

Entre estos conferenciantes audaces, nosotros distinguimos los fantasmas de los grandes oradores de la primera Revolución francesa, encarnados en personajes defensores de la humanidad y de los derechos humanos más célebres, tales como el ministro saudí de Asuntos Exteriores, Faysal –una figura notable en el terreno de la lucha de los derechos de las mujeres, amigo de Vergniaud-; el ministro tunecino de Asuntos Exteriores, Abdul Salam– un revolucionario primaveral distinguido, amigo de Danton – ; el primer ministro qatari, Hamad – un déspota infaliblemente “iluminado”, padrino del folletín « Las primaveras en los países Árabes », « uno de los más poderosos señores de Wesfalia, porque su castillo tenía una puerta y ventanas » – ; la secretaria de Estado del Imperio estadounidense, Clinton – oradora conocida por su defensa de los derechos del hombre árabe, sobre todo en Bahreïn, en Yémen, en Libia y en Palestina, amiga de Robespierre – ; sin olvidar, ciertamente, al presidente del “Consejo Nacional sirio” señor Burhan Ghalioun – un jacobino en periodo de prueba, posmoderno y burlesco a la vez, que fue precipitado al teatro de la Santa Revolución siria aullando: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, amigo de Desmoulins.

Summum de la campaña política contra Siria

Es aún una cosa universalmente conocida, que después de diversos descalabros, los implicados en la conjura contra Siria, a su cabeza los emires y sultanes de la península Arábica, que, desprovistos de toda cualidad se permiten elevarse al rango de Arcángeles guardianes de los derechos humanos, buscan unirse en la escena internacional, con la voz y los puños en alto, para proferir nuevas amenazas al presidente sirio, Bashar al-Assad, y para prometerle nuevas series de sanciones y de presiones para que él les ceda Siria.

Por tanto, antes de dejarse tomar por la “danza con el lobo” y las injurias del Capitán Haddock, observemos el trayecto que había tomado la campaña árabo-atlántica a los niveles político, diplomático y militar, desde el 4 de octubre de 2011, fecha del primer proyecto de resolución del Consejo de Seguridad sobre Siria.

En primer lugar, la campaña política contra Siria alcanza su “pináculo” el segundo día del mes de octubre, fecha del nacimiento del miserable “Consejo Nacional Sirio” y de la elección de su presidente, señor Burhan Ghalioun. Nosotros nos acordamos bien de ese día augusto en que el Sr. Ghalioun se ha precipitado sobre la escena de los acontecimientos históricos invistiéndose en Camille Desmoulins, levantando con su mano derecha el “Manifiesto primaveral” del CNS, que no era, en efecto, mas que una amalgama de ideas entrelazando las declaraciones de los filósofos de las Luces con las de los “Hermanos Musulmanes”. Sin embargo, al día siguiente de ese día grandioso, la multitud opositora – aglomerándose bajo el estandarte del CNS – se despertó muy pronto por la mañana, para realizar todo ese ruido que ella habría hecho la víspera, en que quedaba sin horizonte político alguno.

Desprovista de otra agenda precisa, que no sea la de las ofensas y los gritos de guerra, la multitud opositora se encontraba de nuevo en punto de partida, incapaz de dar un paso adelante, que le permitiera empujar más lejos con presiones políticas contra Siria. Por el contrario, para no dejar a la multitud perdida en su laberinto, dos días más tarde, el 4 de octubre, la Santa-Alianza arabo-atlántica cabalga en socorro del CNS y presenta un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad, incriminando al Presidente sirio y abriendo la puerta a una intervención militar en Siria. Felizmente este proyecto fue detenido por la oposición de doble veto chino y ruso, que cae como una borrasca sobre la cabeza de la Santa- Alianza. Para el ministro francés de Asuntos exteriores, Sr. Allain Juppé, el jaque mate del Consejo para adoptar una resolución condenatoria para Damasco era <> y « para el Consejo de Seguridad ». Desprovistos de toda modestia, Tanto París como Washington prometieron continuar “apoyando” « las aspiraciones de libertad y democracia del pueblo sirio » Sr. Juppé aseguró que « la lucha de los demócratas sirios por la libertad es un combate justo», y que Francia continuará apoyándola firmemente « con todos los países que lo deseen ». France saludó, algunos días antes, la formación del « Consejo nacional sirio », y llamó al presidente Bachar al-Assad a dejar el poder.

«En prisión hasta el día en que la ley y el curso regular de las sesiones de justicia te llamen a responder! », aúlla Brabantio en Otelo.

Trayecto descendente de la conjuración árabo-atlántica contra Siria Después de este primer descalabro de la diplomacia arabo-atlántica, la Liga árabe, cuyo rol y peso fueron reducidos a un simple consejo Loya Jirga reuniendo a los emires y sultanes del « Consejo de cooperación del Golfo » (CCG), logró, el 19 de diciembre, empujar al régimen sirio para firmar un nuevo protocolo de alto el fuego, retirar el ejército de las ciudades y facilitar un despliegue de observadores árabes en las zonas de tumultos.

Esta victoria « blitzkrieg » de la Liga árabe no era, en verdad, más que una impresión defectuosa del despliegue ante la vista de la campaña contra Siria; porque el transfer del dossier sirio a la Liga era, en efecto, el resultado del fracaso diplomático en el seno del Consejo de Seguridad. No es un secreto que el dossier sirio fue transferido de una organización internacional – el Consejo de Seguridad- a una organización regional desgarrada por los conflictos de emires y sultanes – la Liga árabe.

Por otra parte, la campaña militar se aceleraba y comenzó a dibujar un trayecto ascendente, paralelo al trayecto descendente que había seguido la campaña diplomática contra siria desde el primer descalabro. El 23 de diciembre de 2011, las instalaciones de los servicios de seguridad sirios en Damasco fueron el blanco de dos ataques terroristas. Cuarenta y cuatro personas fueron muertas y otras 166 heridas. « La mano de Al-Qaïda estaba detrás » de estos atentados, según un comunicado del ministerio del interior. Dos semanas más tarde, el 6 de enero, Damasco fue de nuevo el objetivo de un atentado suicida que ocasionó 26 muertos y 63 heridos.

La capital de los Omeyas no tardó en formular su réplica a la injerencia de los emires y sultanes de la península Arábica. Así, en un discurso pronunciado el 10 de enero en el anfiteatro de la universidad de Damasco, el presidente sirio declaró el comienzo de una contraofensiva : « Nosotros hemos dado pruebas de paciencia y aguante en un combate sin precedentes en la historia moderna de Siria y esto nos ha hecho más firmes, y aunque este combate reviste grandes riesgos y desafíos fatídicos, la victoria está al alcance de la mano, tanto como nosotros nos mantengamos capaces de resistir, de explotar nuestros puntos fuertes, que son numerosos, y de conocer los puntos débiles de nuestros adversarios, que son más numerosos », declaró él.

Al lado de estos ataques terroristas contra los civiles y los edificios gubernamentales, los grupos wahabitas armados y las milicias del autodenominado « Ejército sirio libre », apoyados por millares de mercenarios árabes y atlánticos, tomaron el control de la ciudad de Homs y la transformaron en un bastión de rebeldes wahabitas. Además, la ciudad de Idlib al Norte y el Rif de Damasco cayeron también bajo control de los grupos armados.

Del acrecentamiento, la agravación militar sobre el terreno fue acompañada por una nueva tentativa por parte de la Santa-Alianza arabo-atlántica de hacer pasar, el 4 de enero, un nuevo proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad. El proyecto fue de nuevo vetado por el doble veto chino-ruso. Seguido a este nuevo fracaso, una lluvia de cólera golpeó las capitales occidentales así como la península Arábica cuyo clima era de una naturaleza desértica.

Por todas partes en los cuatro rincones del mundo, nosotros oímos a los dirigentes y a los responsables de la Santa-Alianza proferir amenazas e injurias. Nunca en la historia de la práctica diplomática, el intercambio verbal en la escena internacional alcanzó un nivel tan avanzado de prosaísmo y de vulgaridad. La embajadora estadounidense en el seno del Consejo de Seguridad, Susan Rice, se sintió «fastidiada » por la posición rusa y china; por su parte, el ministro francés de Defensa, Gérard Longuet, describió a Rusia y China como países que « merecen patadas en el culo ». Más lejos, hacia Oriente, los emires y sultanes árabes así como los califas otomanos se despertaron bruscamente de un largo sueño « centenario », para plantear la necesidad de reformar el derecho a veto en el seno del Consejo de Seguridad. Trágicamente, doscientos vetos estadounidenses opuestos a los proyectos de resoluciones tendentes a la protección del pueblo palestino de la atrocidad de la soldadesca israelí no bastaron para que los cocodrilos turcos y árabes derramaran sus lágrimas sobre el Prometeo palestino encadenado.

Mensajes, vulgaridad, prosaísmo, injurias, amenazas, lágrimas de cocodrilo, esta fue la réplica arabo-atlántica al segundo veto chino y ruso. Por tanto, Siria ganó e nuevo la batalla en el Consejo de Seguridad.

« Vejez enemiga, hemos vivido tanto nosotros, miserables viejos, para aprender esta catástrofe inesperada!>>.

Precipitación en la Asamblea General

Doce días después de la oposición por Rusia y China, el 16 de febrero, el grupo árabe en la Asamblea General de la ONU somete a votación un texto de resolución condenando a Siria. La Asamblea lo adopta en una aplastante mayoría, a pesar de la oposición de Moscú y de Pekín. Por toda la escena internacional, los “revolucionarios primaverales” así como sus padrinos arabo-atlánticos aplauden la “victoria decisiva” contra el “Vampiro de Damasco”. Sin retomar aliento, la máquina mediática de la Santa-Alianza hablaba de la caída inevitable del presidente sirio y preveía la nueva era post-Assad. La resolución exige del gobierno sirio que ponga fin « a sus ataques contra su población civil », y que apoye los esfuerzos de la Liga árabe « para asegurar una transición democrática » del poder.

Por lo tanto, esta « victoria » quedaba ilusoria, porque la resolución no tenía más que un alcance esencialmente simbólico. El grupo árabe lo sabía bien, sobre todo porque los cajones de la Asamblea General están llenos, hasta el presente, de textos similares denunciando la atrocidad israelí contra el pueblo palestino, desde 1947.

En efecto, la utilidad de una tal resolución – si alguna tenía- se presentaba en la necesidad de dar una cierta « dosis moral » a los grupos armados, que perdían terreno en combates feroces con el ejército sirio en Homs, en Idlib y en Rif de Damasco.

Conferencia de « amigos » en Túnez : Fin de partida

Es en primer lugar un hecho bastante constante que después del doble veto chino-ruso al proyecto de resolución del Consejo de Seguridad sobre Siria, la indignación árabe y occidental, se dirigió contra Moscú y Pekín, y no reconoció al « Consejo nacional sirio » como único representante legítimo del pueblo sirio; sea porque sus oradores « santificados » de todo pecado se burlasen de la Historia humana, sea que esta historia no fue, en verdad, más que una escena de teatro sobre la cual se jugaban las grandes farsas de la humanidad.

Así se reunieron los revolucionarios primaverales y sus padrinos arabo-atlánticos, « amigos de Siria », en una sala de conferencias en Túnez, el 24 de febrero.

En la declaración final, los conferenciantes demandaron a Siria a « cesar inmediatamente toda forma de violencia » y se comprometieron para tomar « las medidas para aplicar y reforzar las sanciones sobre el régimen ». El grupo de « amigos » reafirmó también « su compromiso en la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Siria » y subrayó la necesidad de una <> a la crisis.

La mínima cosa que hay que decir de estas « reafirmaciones » y sus « subrayados » es que son ridículos, burlescos y carnavalescos. Los pueblos de la región lo saben bien. En efecto, durante quince años de guerra civil atroz que destruyó su país entre 1975 – 1990, los libaneses no recibían de los emires y sultanes de la península Arábica más que llamadas a cesar el fuego, « reafirmaciones » de la soberanía del Líbano y el « subrayado » de una solución política. Sin embargo más de cien mil personas fueron muertas; y el Líbano fue desgarrado en mil cantones y más. Paralelamente al suplicio del pueblo libanés « Las Mil y una resoluciones » de la Liga árabe sobre Palestina no han podido ni detener la atrocidad de la soldadesca israelí ni poner fin al calvario del pueblo palestino.

Con mayor razón, que este sea el acceso libre de las agencias humanitarias, el reconocimiento del CNS como representante legítimo del pueblo sirio, o la creación de una fuerza árabe; ninguna llamada de la conferencia de Túnez deja impacto sobre el terreno; por la simple razón de que ellas no pueden ser realizadas sin imponer una de las dos condiciones siguientes : la aprobación del régimen sirio – que no es el caso- o la invasión de Siria por las fuerzas de la Santa-Alianza –, lo que parece aún más ridículo, vista la relación de fuerza establecida en la región entre « el campo de resistencia » (Irán, Siria, el Líbano) y el Imperio, después de la derrota del ejército israelí en la guerra de julio de 2006. Además, las recientes victorias militares que ha obtenido el ejército sirio sobre los grupos armados dejan las dos opciones fuera de juego.

En este sentido, los efectos de una tal declaración sobre el interior sirio quedan sin eficacia alguna, pero con un gran valor de intercambio en el zoco internacional de acusaciones y de injurias contra el régimen sirio.

Queda por decir que a falta de una salida « apoteósica » del impasse político y diplomático en que se colocaron los conferenciantes de Túnez, que no llegaron más que al reconocimiento del CNS como un « representante legítimo » del pueblo sirio, anunciarán a los espectadores el fin de la partida en el Oriente Próximo.

«No hay otra causa, no hay otra causa, alma mía! ».

Fida Dakroub es doctora en filología francesa, escritora e investigadora integrante del "Grupo de investigación y estudio sobre las literaturas y culturas del mundo francófono" (GRELCEF) de la Universidad de Western Ontario. Es la autora de "Al este de Amin Maalouf, La escritura y la construcción de la identidad en las novelas históricas de Amin Maalouf" (2011).


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