Capacitismo. Una entrevista con Itxi Guerra

¿Qué es la discapacidad? ¿Quién define la discapacidad? ¿Decide el estado por ti si eres discapacitade?

La discapacidad, como cualquier otro constructo social es complicado definirla. Existen diversos posicionamientos y miradas que se acercan a ella, tratando de explicarla y definirla, pero estos no siempre vienen desde la propia vivencia y la politización de la misma. De hecho, algunos de ellos se plantean desde justo el lado opuesto. Es desde el poder desde donde se trata de definir, para perpetuar el mismo, siendo así una herramienta de control de los propios cuerpos, al negarles la capacidad de autodeterminación y negándoles la capacidad de agencia.

Es así como nos encontramos los diversos modelos de la discapacidad:

Por un lado está el modelo médico, impuesto por el Estado y obedeciendo a las necesidades del mismo y del propio capitalismo. Este modelo plantea que la discapacidad está relacionada directamente con la enfermedad. Todos aquellos cuerpos asumidos como discapacitados serán cuerpos enfermos, que se encuentran en un proceso continuo de cura que obedece a las demandas del sistema capitalista y del Estado. Es decir, los cuerpos buscarán la cura o se les forzará a curarse para ser más productivos, para alcanzar ese máximo beneficio posible a través de su fuerza de trabajo/capital erótico. Pues los cuerpos, dentro de un sistema capitalista, son leídos como máquinas, y los cuerpos discapacitados como máquinas rotas.

En caso de que esta fuerza de trabajo nunca llegue, pues el trabajo es incompatible muchas veces con ser disca (y en general con la vida, porque el trabajo discapacita), el sistema médico crea una burbuja dentro de la cual, debido a esta idea del constante proceso de curación, consigue sacar un beneficio económico a través de la medicalización y sobremedicalización de las vidas. Un ejemplo claro son las terapias como el logopeda (en gran parte de los casos), el método ABA, el electroshock, el uso sobredimensionado de pastillas psiquiátricas… que al final lo que tratan es de, por un lado, convertir a los cuerpos en fuente de beneficio económico, por otro lado, actúan como un borrado extremo de la discapacidad y de aquellos cuerpos que incomodan y que son contestatarios al sistema capitalista, y por último, actúan como una forma de control de los cuerpos.

Este modelo lo que hace es individualizar las violencias capacitistas, hasta el punto de negarlas, e impedir la politización de las mismas. Además, al ser parte de la ciencia, y por tanto, desde una mirada occidental, objetiva y todopoderosa, plantear respuestas contrarias y contestatarias resulta cuanto menos complicado.

El modelo médico es puesto en duda por el modelo social, que cuestiona que la discapacidad esté relacionada directamente con la enfermedad, y propone que tiene que ver más en cómo las personas discapacitadas se relacionan con un contexto violento, inaccesible y opresor. Es decir, la discapacidad sería un constructo social, sujeto a una serie de violencias y relaciones de poder, y nada tiene que ver con la enfermedad.

De esta manera, lo que se plantea es que la idea de discapacidad está dividida en «impedimento», que sería el componente físico/biológico que condiciona a la persona, y «discapacidad», que hace referencia al componente cultural, relacionado con estereotipos, violencias y demás. Para hacer un paralelismo, es similar cuando se divide sexo-género, asumiendo sexo como la cuestión biológica y género como el componente cultural.

Este modelo, pese a ser políticamente muy rupturista, comete distintos errores, o por lo menos desde una mirada crítica y política. El primero de ellos, esta separación entre la idea de impedimento y la de discapacidad, pues asume como naturales diferencias que son culturales. Todo aquello que rompe la norma corporal y funcional es asumido como impedimento, pero no se cuestiona esta norma y el sistema que la crea. Y el segundo, que se aleja del cuerpo y del propio dolor, asumiendo todo como cultural.

Es por ello por lo que, posteriormente modelos como el crítico y el de vida independiente surgen como respuesta.

El modelo de vida independiente es una revisión del modelo social, donde se busca poner en el centro la emancipación y el empoderamiento de les discapacitades. Algo a remarcar de este modelo es que se crean Oficinas de Vida Independiente, que son espacios normalmente llevados por personas discapacitadas donde se ofrecen servicios que promuevan la vida independiente para personas discapacitadas.

El modelo crítico o radical, y para mí el más interesante, propone esto mismo. La discapacidad es un constructo social, histórico y cultural, que responde a unos poderes y es creado por un sistema de opresión determinado, el capacitismo. Entenderlo como constructo social nos permite comprender de qué manera evoluciona, cómo otras realidades han sido patologizadas a lo largo del tiempo y plantear que la discapacidad no es una categoría ni estanca ni binaria, sino que es fluida. Esto quiere decir que varía tanto en el espacio como en el tiempo y que no responde a una definición concreta monolítica. Vaya, igual que ocurre con el género.

Este modelo es útil porque pone en el centro cómo la discapacidad se crea en función a una norma y la ruptura, o no, de la misma. Lo que nos permite así crear intersecciones y puntos de fuga con otras opresiones. Comprobar cómo los sistemas de opresión actúan muchas veces de maneras similares, con violencias compartidas, de tal manera que se pueden crear alianzas entre vivencias similares desde distintos puntos. Rompe asi con la idea de discapacidad como identidad monolítica para pasar a un plano más colectivo.

El modelo crítico viene a reivindicar, aun así, la propia autodeterminación. Acabar con la lógica de que es el Estado y el sistema médico quienes tienen que diagnosticarnos para pasar a la idea de que podemos ser nosotres mismes quienes nos autodeterminemos y creemos nuestras propias definiciones de lo que es ser discapacitades y habitar en un sistema violento.

A pesar de ello, en una sociedad capacitista, el Estado y todo el entramado médico siguen siendo quienes, a través de los diagnósticos y de la tarjeta de discapacidad, ostentan este poder.

¿Es importante el lenguaje? ¿Cómo nombrarte?

Uno de los pilares del modelo crítico es el lenguaje. De qué manera nos nombramos para poder reapropiarnos de aquellas palabras que, a lo largo de la historia, han sido utilizadas para violentarnos, controlarnos e insultarnos.

Hay un debate en relación a las palabras que utilizar, pero para mí se resume en que cada une se nombre como se sienta más cómode.

Este debate reside en si es mejor utilizar con discapacidad, con diversidad funcional (DF), discapacitade… Para mí, desde mi vivencia lisiada, prefiero usar «discapacitade», pues creo que refleja por un lado lo que hace la sociedad con los cuerpos discapacitados, y por otro, porque nombrarnos desde la vivencia para mí actúa como forma de despatologizar y resignificar la idea de discapacidad. Cuando hablamos de mujeres, lesbianas o bisexuales no hablamos de «personas con mujerismo/lesbianismo/ bisexualismo», pues supondría patologizarlas. Por ello, hablar de personas «con discapacidad/DF» para mi sigue perpetuando esta idea, que la discapacidad está fuera de nosotres, o que es una enfermedad o algo que arrastramos. A pesar de ello, DF tiene un potencial emancipador pues fue creado por el propio colectivo Diska/con DF, el Foro de Vida Independiente.

¿Qué es el capacitismo?

El capacitismo, como lo es el patriarcado, el racismo o el adultocentrismo, es un sistema de opresión. Se articula junto con el capitalismo de tal manera que genera un eje donde aquellas personas que cumplen con la idea de cuerpo-máquina como cuerpo productivo ostentan una posición de poder y privilegio. A pesar de ello, es una violencia que nos atraviesa a todes de alguna u otra forma, pues la ruptura con la idea de capacidad obligatoria es muy sencilla, aun más viviendo en una sociedad destinada a la debilitación de los cuerpos, ya sea a través del trabajo, las cárceles, la precariedad, la brutalidad policial… Esto no quiere decir que todes seamos discapacitades, pero si que en algún momento de nuestra vida nos enfrentaremos a violencias capacitistas y al debilitamiento de nuestro cuerpo (en muchas ocasiones producido por el propio sistema capitalista y el Estado).

¿Existen estereotipos? ¿Cómo se relaciona con la idea de calidad de vida?

El capacitismo crea una serie de estereotipos que afectan directamente a la vida de las personas discapacitadas, como pueden ser la idea de que no podemos formar una familia, que nuestras vidas no son dignas, que no merecemos vivir, que no podemos cuidar… Todo ello derivado de rupturas de la norma funcional, que encorsetan y violentan las vidas discapacitadas. A todo ello se le hace frente mediante la militancia anticapacitista y con nuestra propia existencia.

Uno de los estereotipos o mandatos que se crea sobre la discapacidad, pero que vertebra todo el eje de la capacidad, es la idea de calidad de vida, y que responde directamente a las necesidades del sistema capitalista. Se asume que hay un estándar de calidad de vida, y que toda aquella vida que quede fuera de él no merecerá la pena ser vivida, y mucho menos disfrutada. Cuando realmente, lo que altera la calidad de vida son las condiciones materiales, el no tener acceso a recursos básicos, la falta de investigación, la inaccesibilidad, el alto coste de la vida diska…

Al fin y al cabo, una vida improductiva en un sistema capitalista es contradictoria, perturba la idea de ser, por lo que se considerará que no es digna de ser vivida, disfrutada y gozada, solo sufrida.

Capacitismo y movimientos sociales ¿qué alianzas, puntos de fuga y conexiones podemos crear entre la lucha anticapacitista y otras luchas?

Todos estos estereotipos no se quedan únicamente en la esfera hegemónica, también permean a los contrapoderes y a los movimientos sociales. De tal manera que se reproducen violencias capacitistas en espacios de lucha y liberación colectiva. Esto no es nada nuevo, ni nada de lo que extrañarnos, pues todes estamos educades en un sistema capacitista que busca justo esto, perpetuar su poder. Lo problemático lo encontramos cuando no se buscan formas de deconstruir o acabar con estas violencias, como por ejemplo, no accesibilizar nuestros espacios o no integrar en nuestros discursos el anticapacitismo como un eje más de la lucha. Estas son cuestiones que poco a poco van cambiando en nuestros espacios pero que aún siguen siendo violentas.

De hecho esto resulta contradictorio pues la lucha diska muchas veces ha sido, directa o indirectamente, la lucha de otros colectivos. Por ejemplo, la lucha queer en sus inicios también fue una lucha anticapacitista, pues la patologización de lo queer hacía que se leyesen los cuerpos queer como cuerpos enfermos, como cuerpos diskas (y aun hoy en día se sigue haciendo). O a las mujeres, que se las asumía como histéricas, y actualmente a las personas gordas, que se las patologiza de manera similar a la patologización de las personas discapacitadas.

Por tanto, las luchas diskas existen desde hace un montón de tiempo, no son algo reciente, pero además, si echamos un vistazo a nuestras genealogías, podemos comprobar cómo, colectivos oprimidos que pueden parecer muy lejanos a lo disca, también comparten procesos de patologización-despatologización similares a los que enfrentamos las personas discapacitadas. Por ello, es importante como apuntan Ana Amigo y Víctor Mora (durante conversaciones en el Maricorners III1) lisiar el archivo.

Estas alianzas no se quedan únicamente dentro de lo humano, podemos comprobar cómo los animales no humanos también se enfrentan a violencias muy similares con el objetivo de sacar un mayor beneficio de sus cuerpos por parte de los humanos. Partiendo incluso de la división que se hace entre lo humano y lo no humano, que no siempre es o ha sido tan clara, y además responde a parámetros no solo especistas, también capacitistas.

Por último, también encontraríamos alianzas muy fuertes y necesarias entre las luchas anticarcelarias y anticapacitistas, pues se está encerrando a las personas pobres y a las personas discapacitadas por el hecho de serlo, de no ser productivas. Ya sea en cárceles o en residencias y psiquiátricos. Además, las cárceles actúan como dispositivos de control y de debilitación de los cuerpos, lo que produce un discapacitamiento de las personas que están dentro de ellas. Por ejemplo, el hecho de no tener una atención medica de calidad afecta gravemente a la salud, estar en aislamiento afecta a la salud mental, no estar cerca de tu red afectiva, estar encerrade entre cuatro paredes y no poder ver el horizonte… Una serie de factores que continuamente lo que producen es un debilitamiento de los cuerpos para poder tener un mayor control sobre los mismos.

¿Existen referentes discapacitades? ¿Es importante crearlos?

Existen muches referentes, mas de les que creemos, aunque muches de elles han sido silenciades. La historia diska ha sido borrada, silenciada, y por eso debemos de recuperarla, de lisiar el archivo y nuestra genealogía, para honrar a quienes nos precedieron, pero también para ubicar nuestra lucha, comprender de dónde venimos y poder crear utopías hacia las que poder dirigirnos juntes.

Como he mencionado antes, la lucha queer era también anticapacitista, por lo que podemos lisiar a todas esas personas que conformaron la lucha por la liberación queer y tomarles también como referentes anticapacitistas. Y no solo a personas aisladas, también sus formas de organización y de cuidados colectivos, como ejemplos que poder tomar actualmente para que nuestros espacios sean más tiernos y rebeldes, donde todes podamos formar parte. Ya sean los grupos de cuidados durante la crisis del sida, casas como la STAR House o referentes concretos como Marsha P. Johnson, la cual también era diska.

Y aparte, para mí también es importante encontrar a nuestro alrededor a referentes. No crear pedestales en los que colocar a personas, sino ver en nuestras redes y en nuestres amigues referentes cotidianos, amorosos y con les cuales poder aprender, sostenernos, inspirarnos y crear utopías juntes. Que es en lo colectivo y en les amigues donde está el potencial revolucionario.

NOTA: 1. Congreso de Estudios LGTBIAQ+.

Cuatro ideas base para luchar contra el capacitismo desde el mundo antiautoritario

  1. Accesibilizar nuestros espacios.
  2. Que sean las personas diskas/locas quienes estén al frente de la lucha anticapacitista.
  3. No dejar que sean únicamente las personas discas quienes se preocupen por el anticapacitismo. Intentar integrarlo en nuestro día a día y en nuestros espacios de militancia.
  4. Tener presente el capacitismo como un eje más de opresión.
[related_posts_by_tax posts_per_page="4"]

You May Also Like

Leave a Reply

Zure e-posta helbidea ez da argitaratuko. Beharrezko eremuak * markatuta daude