Ned Ludd y La reina Mab

Ned Ludd y La reina Mab. Destrucción de máquinas, Romanticismo y los Comunales de 1811-12 de Peter Linebaugh (Descontrol, 2018) tiene su origen en una charla del autor en las jornadas llamadas «Los Ludditas, sin condescendencia» y convocadas en Birk–beck, «la Casa de las Causas Perdidas», para conmemorar el 200 aniversario del levantamiento de los hilanderos en 1811.

Es un pequeño libro, del tamaño de una mano, de pequeñas historias. Parecido al que Eduardo Galeano nos brindaba con relatos de la conquista de América y la dignidad de los oprimidos. En esta ocasión, lo que se ofrece son pinceladas de la resistencia mundial al capitalismo; bien documentadas, con citas bibliográficas y fuentes primarias. Linebaugh esboza algunas de las historias que, junto a Marcus Rediker, tan magistralmente desarrolló en La hidra de muchas cabezas. Marineros, esclavos, plebeyos en la historia oculta del Atlántico revolucionario.

El mito de Ludd y el espíritu de Mab fueron defensas locales, imaginativas, en un mundo de artesanos y comuneros movilizados contra una mecanización y un cercamiento que los empobrecía. Como afirma el autor a finales del siglo XVIII:

«Inglaterra comenzó a convertirse en un país de vallas, muros de piedra, zanjas y setos […]. El hogar formó parte del sistema de cercamientos. Los géneros fueron separados por la doctrina de las dos esferas, la esfera privada para las mujeres y la esfera pública para los hombres […]. Los soldados fueron separados de la población civil mediante la sustitución del acantonamiento por los barracones […]. Cuando hablamos de destrucción de la ‘comunidad’ debemos recordar que esto implicaba modelos familiares complejos, formas de ayuda mutua y costumbres mantenidas en común […]. La expropiación del común y la mecanización del trabajo funcionan juntas y se retroalimentan».

En este libro, que está dedicado al historiador David Nobel, autor de Progreso sin gente: en defensa del luddismo, aparecen militantes como Percy Bysshe Shelley, poeta romántico, precursor del poliamor y compañero de Mary Shelley. También se describen algunos pasajes de la vida de Thomas Spence, grafitero de tiza y cantante de himnos radicales.

El aspecto más destacado de este historiador es su internacionalismo, su capacidad de ligar en una misma comunidad de resistencia, el destrozo de maquinaria de una hilandera de Dublín con la rebelión de una esclava afrodecendiente en Nueva Orleans:

«La historia de los esclavos de la plantación ha sido separada de la historia de los ludditas. Si la separación fue debida a la engañosa división entre trabajo asalariado y esclavo o a la división artificial entre naciones o, a diferencias raciales es algo que no está claro».

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