«Millones de proletarios no solo se sienten identificados con ‘su’ trabajo, sino que se enorgullecen de él. Y confunden sus necesidades con las del Capital, interiorizando de tal modo la relación social capitalista que incluso cuando quieren luchar contra lo que perciben los explota y oprime, continúan reproduciéndolo. El discurso dominante y la rutina capitalista cotidiana ha ‘integrado’ a los explotados en tal grado que estos suponen resistir al comercio justamente comerciando. Muchos proletarios descontentos suponen luchar ¡mediante el trabajo, la producción de mercancía, la circulación de dinero, la valorización de la vida en general! Tal es así, que cuando criticamos el modo de producción capitalista en su fachada autogestionista hay quienes se sienten profundamente ofendidos y atacados.
Naturalmente ningún oprimido puede oponerse a ganar algunos billetes para la supervivencia por fuera del trabajo bajo relación de dependencia, fuera de las órdenes de un jefe, sea como actividad principal o complementaria, solo o con más personas. Quienes hacemos esta publicación lo hemos hecho, lo hacemos y lo seguiremos haciendo. Pero del mismo modo que cuando trabajamos bajo un salario no reivindicamos el trabajo asalariado por ser el modo de subsistencia, o por ser la «escuela» de explotación y, por tanto del rechazo al trabajo; no podemos reivindicar la autogestión, ni las cooperativas, ni el trabajo denominado autónomo e independiente (de qué, nos preguntamos). Menos aún podemos aceptar que mediante el trabajo y la adaptación al sistema se lo esté combatiendo.»
Palabras de presentación del nº 12 de esta publicación, bajo el título «Crítica de la autogestión». Accesible en: cuadernosdenegacion.blogspot.com.
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