1) «Mordisco de lobo» es una prolongación de «El sendero aborigen». Como el anterior, es un conjunto de textos heterogéneos de crítica de la tecnología y, más ampliamente, de la sociedad industrial. Sin embargo, hay algunos textos breves del compilador que sirven de unión y de introducción de los diferentes capítulos.
Por un lado, es necesario subrayar la importancia de la difusión de esta crítica que quiere llegar más allá de la simple propuesta de autogestión de lo dado para cuestionar la posibilidad de dar un uso liberador a las nuevas tecnologías o a las formas de producción que impone la vida moderna. Destacan los fragmentos de Jean-Marc Mandosio, del grupo Krisis o de Theodor Kaczynski en su crítica de la supuesta neutralidad de la técnica, de los orígenes del trabajo asalariado o de la sociedad industrial en su conjunto. Sin embargo, parece más grave poner las tesis de estos autores al servicio de la idea de un presunto estado idílico de la humanidad preneolítica, defendida por el autor de «Mordisco de lobo»; más aún si tenemos en cuenta que lo que se sabe realmente de esa época es muy poco, y de las hipótesis a los hechos media un abismo. Además, aunque esa idea del paraíso perdido fuera real, no puede explicarse su derrumbe recurriendo a unos «pastores nómadas» que, como siempre, tienen que llegar de fuera (ya que de la sociedad matrística se ha desterrado el conflicto). ¿Es que esos pastores que inauguraron el patriarcado y la sociedad de clases no procedían del mismo mundo primitivo? ¿Cómo pudo originarse en su sociedad la escisión de dominadores y dominados? No encontraremos la respuesta a estas preguntas en este libro. Quizá en la continuación…
Editan: DDT,Pozoin,Eguzki Banaketak y Barbantzo Beltza.
2) «En ausencia de lo sagrado», de Jerry Mander, es un clásico en Estados Unidos de la crítica de la tecnología. Se divide en dos partes: la primera es un repaso a los elementos fundamentales de todas crítica de la sociedad industrial, a saber, la falsa neutralidad de la tecnología, la imposibilidad de gestionar de forma horizontal lo existente, la situación de dependencia y de deshumanización que produce un entorno tecnificado como el nuestro, etc. Esta primera mitad del texto supone una buena introducción para quien quiera conocer algunas de las ideas principales de la crítica antiprogresista.
La segunda parte repasa las sociedades indias tal como sobreviven aún en Norteamérica. El autor niega que esas comunidades se hayan extinguido y les otorga un papel decisivo en las futuras luchas por la emancipación (la obra original es de 1991, es decir, anterior al alzamiento de Chiapas). Mander sabe que no es posible imitar el modo de vida indio para los habitantes de las ciudades modernas. Sin embargo, no basta con reconocer esto. Aceptar acríticamente la forma de vida india como un modelo a seguir puede llegar a legitimar farsas como el revival New Age en todas sus variantes (autoayuda, misticismo para consumo de urbanitas, etc…). Por otra parte, el problema que plantea el autor de «En ausencia de lo sagrado» desde el mismo título no se resuelve en la obra: ¿es inevitable que una visión no religiosa del mundo conduzca necesariamente a un uso explotador de la naturaleza? Y, de ser así, ¿cómo puede crearse voluntariamente una cosmovisión más espiritual que la que impera en el mundo occidental? Por otro lado, no parece capaz Mander (ni nadie) de proponer una vía de acción que lleve a abandonar la prisión tecnológica en que estamos atrapados.
3) «Los progresos de la domesticación», de René Riesel, aborda el problema de los transgénicos y lo que supone su implantación para dar el golpe de gracia a toda forma de agricultura preindustrial. Riesel amplía su crítica de la amenaza transgénica a la sociedd industrial en su conjunto, incapaz de hacer otra cosa que proseguir su huida hacia delante ante los problemas que ella misma crea.
A partir de las luchas que tuvieron lugar en Francia contra los organismos modificados genéticamente entre 1998 y 2003, Riesel, que pasó cuatro meses en prisión recientemente por participar en alguno de los sabotajes más sonados, se pregunta por qué fracasó la agitación antitransgenista, y la conclusión a la que llega es que el ciudadanismo ahogó cualquier posibilidad de criticar en profundidad la sociedad industrial. Por «ciudadanismo» Riesel entiende toda la actividad política que no aspira a atajar de raíz los males sociales sino a su gestión «ciudadana»; así, el ciudadanismo no es sólo ATTAC, sino también la moda del contrapoder, la tecnoideología del trabajo inmaterial, los foros sociales… En definitiva, se trata de grupos que no quieren encarar el estado del desastre en que nos encontramos y buscan sucedáneos de consolación en la «democracia participativa», el «activismo ciudadano», etc. El autor, además, niega que sea una nueva forma de reformismo, pues sólo tenía sentido hablar de reformismo cuando en una sociedad había un sector revolucionario; puesto que ya no sucede así, no se puede llamar socialdemócrata o reformista al ciudadanista.
En fin, este libro, aunque escrito en un estilo a veces difícil (lo que admite el propio autor) es necesario porque dice muchas verdades incómodas y bien fundamentadas, y lo hace sin atenerse a ningún dogma sagrado. A alguien le chocará ver que este miembro histórico de la IS llegue a criticar también algunos errores de la teoría situacionista.
Editan: Muturreko burutazioak y Précipité.
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