Se levanta el telón. Sobre el escenario hay una mesa con un flexo alumbrando a un HOMBRE. Dos POLICÍAS le interrogan. Los POLICÍAS llevan gafas de sol. El HOMBRE viste mono azul y está amordazado.
POLICÍA 1: ¿Vas a confesar de una vez?
POLICÍA 2: ¿Tú lo hiciste, verdad?
POLICÍA 1: ¿Te niegas a hablar?
POLICÍA 2: Con esa actitud sólo conseguirás que te quitemos la mordaza
Los POLICÍAS quitan la mordaza al HOMBRE y prosiguen el interrogatorio.
POLICÍA 1: ¡Habla!
HOMBRE: ¿Pero qué queréis que confiese?
POLICÍA 1: El asesinato.
HOMBRE: Yo no he asesinado a nadie. Alguien puso una llave inglesa ensangrentada en mi mano cuando generalmente tengo muñones.
POLICÍA 1: Te encontramos hace media hora y todavía niegas responsabilidad en tu propio asesinato.
POLICÍA 2: ¿Estabas muerto antes de asesinarte o pensabas suicidarte después de darte muerte?
POLICÍA 1: Tienes mirada de ser asesino en serie de ti mismo.
HOMBRE: ¿Insinuáis que ahora mismo estoy muerto?
POLICÍA 2: Una llave inglesa ensangrentada, un cuerpo frío, una mirada extraña… y expiraste: Después encontramos esa cosa en tu nuca.
El HOMBRE se toca la nuca y encuentra una mancha de sangre.
HOMBRE: ¡Es sangre!
POLICÍA 1: Tú lo has dicho.
POLICÍA 2: Cuando agonizabas murmurabas un nombre ¿el nombre del asesino? ¡Era tu propio nombre!
HOMBRE: ¡Mi nombre, evidentemente! ¿Acaso no me lo preguntabais mientras me golpeabais contra el suelo? ¿No me pateasteis la cabeza y después orinasteis sobre mi cadáver? ¿Y si fuisteis vosotros? ¿Y si vosotros me asesinasteis?
POLICÍA 1: ¿Qué quieres decir?
HOMBRE: Digo que nada concuerda ¿Cómo voy a estar muerto y al mismo tiempo sometido a un interrogatorio? ¿Dónde estamos?
POLICÍA 2: En la comisaría.
HOMBRE: ¿Estás seguro?
POLICÍA 1: ¡Silencio! Nosotros somos aquí los que hacemos las preguntas. Si quieres saber algo pregúntanoslo.
HOMBRE: Tengo algunas dudas.
POLICÍA 2: ¿Dudas?
HOMBRE: Sí, ese hormigueo que se diluye frente al televisor.
POLICÍA 1: Explícate.
HOMBRE: Para empezar, quisiera saber dónde me encontrasteis muerto.
POLICÍA 1: Simplemente te encontramos.
POLICÍA 2: Estabas allí, tirado, sangrando. Antes, mientras y después de que te encontráramos.
HOMBRE: ¿Dónde es allí?
Los POLICÍAS se miran y miran al HOMBRE. Un silencio sepulcral lo llena todo.
HOMBRE: Aquí pasa algo. Nadie sabe dónde es allí, pero sin embargo me encontrasteis. Parece ser que no tengo pulso y vosotros me interrogáis y solo decís chorradas una tras otra. ¿Eso es normal?. Además, ¿Habéis visto mis huellas?.
POLICíA 2: Las huellas de un asesino. ¿qué les pasa a tus huellas?
HOMBRE: Miradlas bien (enseñando sus manos). Son códigos de barras.
POLICÍA 1: ¿CÓDIGOS DE BARRAS?
POLICíA 2: Es cierto, tiene códigos de barras.
HOMBRE: Y qué me decís de esto.(Saca de su bolsillo un montón de KELLOGS) ¿Qué hacen en mi bolsillo todos estos KELLOGS?
POLICíA 1: Nosotros también tenemos KELLOGS. ¿qué hay de raro en los KELLOGS ?
POLICíA 2: Eso, ¿que hay de raro? Todo el mundo lleva KELLOGS en el bolsillo.
HOMBRE: Lo raro no son los KELLOGS. Lo extraño es que la gente lleve KELLOGS en el bolsillo.
POLICÍA 1: Este es un país libre.
HOMBRE: ¿Estás seguro?, ¿has intentado sacarte los KELLOGS del bolsillo?
POLICÍA 1: ¿Para qué?
POLICÍA 2: Si no quiero sacarme los KELLOGS, no los saco. Nadie puede obligarme a ello.
HOMBRE: De eso se trata. ¿Conoces a alguien que haya intentado sacarse los KELLOGS del bolsillo?
Los POLICÍAS se miran.
POLICÍA 1: Tú lo has hecho, y eso prueba nuestra normalidad cuando ese acto proviene de un psicópata.
HOMBRE: Solo insinúo que los seres humanos no llevan códigos de barras.
POLICÍA 2: ¿Y tú eres una cosa?
HOMBRE: ¿Os habéis mirado las manos?
POLICÍA 1: ¿Para qué?
POLICÍA 2: Demasiada palabrería.
POLICÍA 1: ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Qué intereses proteges?. La mafia, ¿No?. Te debías dinero y acabaste contigo.
HOMBRE: ¿Qué mafia?
POLICÍA 2: Eso, ¿Qué mafia?
HOMBRE: Sólo trato de deciros que aquí ocurre algo. ¿Por qué no os miráis las huellas dactilares?
POLICÍA 1: Porque no
HOMBRE: Entonces déjame que te tire de la oreja.
El HOMBRE se abalanza hacia la oreja del POLICÍA y se la arranca.
POLICíA 2: ¡Me ha arrancado la oreja! ¡Mi oreja!
HOMBRE: Me lo temía, una oreja desmontable.
El HOMBRE Tira también de su oreja arrancándosela.
HOMBRE: Lo veis (Mientras se mueve la oreja con la mano).
El POLICÍA 2 intenta arrancar la oreja al POLICÍA 1. Sin embargo, a pesar de que tira de ella no la puede separar de la cabeza de la cabeza del POLICÍA 1.
POLICíA 2: ¿Qué pasa aquí?
HOMBRE: Es la otra oreja.
POLICÍA 1: (Desenfundando su pistola amenazando con disparar) Nadie va a arrancarme mi oreja. Yo soy así, protejo la ley.
HOMBRE: ¿Vas a dispararnos con una pistola de chocolate?
El POLICÍA 1 trata de disparar, no consigue, muerde la pistola y en un descuido el POLICÍA 2 consigue arrancar la oreja al POLICÍA 1
POLICÍA 1: ¡Mi oreja, joder, mi oreja!
HOMBRE: Y ahora que dices.
POLICÍA 1: ¡Mi oreja, dios mío!
HOMBRE: Me di cuenta que eran falsas cuando fui a afeitarme. Soy imberbe, Y el agua caliente hizo que se despegaran.
POLICÍA 2: Yo también soy imberbe.
HOMBRE: Por las pruebas que he encontrado, temo que somos productos promocionales.
POLICÍA 2: ¿Promocionales?
POLICÍA 1: ¿Policías promocionales?
HOMBRE: Creo que somos productos promocionales que vienen de regalo en el interior de Las cajas de KELLOGS. Tenemos orejas desmontables por algún extraño motivo, no se, quizá el cantante pop de turno la perdiera en una reyerta con sus fans, y ahora la televisión lo haya puesto de moda.
POLICÍA 2: ¡Seres imaginarios!
POLICÍA 1: ¿Policías imaginarios?
Alguien entre el público se levanta de su asiento.
PRESIDENTE DE KELLOGS: Calma por favor, calma.
El POLICÍA 1 apunta al PRESIDENTE DE KELLOGS con la pistola mordisqueada de chocolate,
PR. KELLOGS: Tranquilos, soy el presidente de KELLOGS España, y no voy a permitir que mis productos promocionales asusten a mi posible clientela.
POLICÍA 1: (visiblemente nervioso) Explíquenos qué ocurre aquí ahora mismo y no trate de escapar.
PR. KELLOGS: Estamos en plena campaña. Este año vamos a doblar beneficios, abrirnos a nuevos mercados y reestructurar la plantilla. La coyuntura es favorable.
HOMBRE: ¿Favorable?. ¡Estoy siendo interrogado por mi propio asesinato!!!
PR. KELLOGS: Mire usted, esto siempre ha ocurrido y siempre ocurrirá. Y si le ejecutan será porque algo habrá hecho.
POLICÍA 1: Lo que sospechaba.
POLICÍA 2: Señor PRESIDENTE DE KELLOGS, si me permite que le haga una pregunta de rutina… para evitar malos entendidos.
PR. KELLOGS: Estoy a su entera disposición.
POLICÍA 2: ¿Lleva usted KELLOGS en el bolsillo?
PR. KELLOGS: Claro que tengo KELLOGS. Soy el PRESIDENTE DE KELLOGS Un buen directivo siempre lleva su producto en el bolsillo.
POLICÍA 2: Eso no prueba nada. El PRESIDENTE DE DANONE no lleva un yogur en el bolsillo
PR. DANONE: Yo soy el PRESIDENTE DE DANONE y llevo KELLOGS en el bolsillo.
PR. KELLOGS: Eso prueba que el marketing funciona y prueba además que DANONE es una filial de KELLOGS .
POLICÍA 1: Tírese de la oreja.
El PRESIDENTE DE KELLOGS se tira de la oreja y no se le arranca.
PR. KELLOGS: ¿lo veis?
HOMBRE: ¿Tratas de decirnos que nosotros somos objetos promocionales y tu no?
PR. KELLOGS: Exactamente.
POLICÍA 1: ¿Y tus huellas?
El PRESIDENTE DE KELLOGS enseña sus huellas dactilares a todo el mundo.
PR. KELLOGS: Son perfectamente normales, como las de todo el mundo, no llevan código de barras.
POLICÍA 1: (increpando al hombre) ¿Qué significa esto?
HOMBRE: (dirigiéndose al público) Por favor ¿Cuántos de ustedes tienen KELLOGS en el bolsillo?
Entre el público se levantan algunas manos.
PR. ULTRATEX: Soy el presidente de Ultratex y tengo KELLOGS en el bolsillo.
PR. FAIRY: Yo soy el presidente de Fairy y también tengo KELLOGS.
HOMBRE: ¿No le parece extraño?
PR. KELLOGS: Son filiales.
HOMBRE: Si, pero… ¿Por qué está hablando con un producto promocional?
PR. KELLOGS: Tiene usted razón. Lo que tengamos que decirnos lo haremos a través de mis abogados.
HOMBRE: Usted nos oculta algo. Cuando nos dimos cuenta de que algo no funcionaba, se presenta aquí tratando de desviar la situación. ¿a quién trata de engañar? me temo que usted sí que es un producto. ¿Y su corbata? ¿No es acaso un código de identificación?
El PRESIDENTE DE KELLOGS se levanta de su butaca contrariado.
PR. KELLOGS: ¡Esto es una infamia y además una vergüenza!
El PRESIDENTE DE KELLOGS abandona el teatro. Los presidentes de Danone, Ultratex y Fairy también se van molestos.
PRESIDENTES: ¡Esto es una ignominia y además una vergüenza!
Todos los presidentes abandonan la sale.
POLICÍA 1: (dirigiéndose al hombre) Quieto usted. Mis sospechas se confirman. Seguramente es un asesino múltiple y lo que es peor, un agitador.
POLICÍA 2: ¿Te asesinaste verdad?. ¿Por qué lo hiciste? podías haber sido un ciudadano limpio y honrado.
POLICÍA 1: Es mejor que no continúes con esa actitud. Si no, nos veremos obligados a esposarte o algo peor.
HOMBRE: Se van, ¡Ayudadme a detenerlos!
POLICÍA 1: Quedas detenido por asesinato y por contaminación de la higiene mental.
HOMBRE: No lo veis, estamos muy cerca de la verdad!!
POLICÍA 2: ¿Quién quiere saber la verdad?
El telón se baja.
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