Venezuela: Acaparadores y especuladores deben ser expropiados
Miércoles 15 de septiembre de 2010 por CEPRID
Luis Alberto Matos
CEPRID
“La propiedad privada tiene su razón de ser en función al ser humano, no en razón del capital. El Estado está obligado a expropiar toda aquella que no cumpla ese papel.”
Delia Viloria T.
Semanalmente leemos, en diarios de amplia circulación y a página impar completa, avisos adornados con una bandera nacional que no tiene todas sus estrellas y llamados a “Democracia y Libertad”, donde un “Movimiento” plasma sus neoliberales interpretaciones de lo que en ese momento ocupe mayores espacios y tiempos en los medios, y que afecte los bolsillos de quienes realmente sustentan tal publicación. Esta semana sus párrafos llevan como título “La guerra contra la propiedad privada”, con unas cuantas firmas al pié que no nos extrañan y otras que realmente dan pena ajena.
Cuando se les cercena lo que ellos consideran su derecho a usar y abusar de lo que suponen es suyo, como si aún el planeta viviera en la Edad Media y la definición de propiedad realmente se basara “en el uso y abuso de la cosa”, recurren a estos avisos que son simples llamados al neoliberalismo internacional, en busca de lo que, tanto a los de aquí como a los de allá, no se les há perdido.
La verdadera razón que ordena tales escritos, son las expropiaciones que, ajustadas a derechos, ha ordenado el Ejecutivo Nacional. Alí Rodríguez Araque, Ministro del Poder Popular para la Economía y Finanzas, les recuerda que “No existe el primer caso de expropiación hecha por el Estado venezolano en la que no se hayan efectuado los procedimientos legales correspondientes” y “no es hasta donde desea llegar el Gobierno Nacional, en materia de intervención a la industria privada, sino hasta donde quieren llegar los groseros niveles de especulación, ante los cuales el Estado debe intervenir”.
Patrimonio familiar
Un grupo, que parece atribuirse la representación de la venezolanidad y la protección del “Patrimonio Familiar”, asegura que el gobierno “arremete contra la propiedad privada cuando ataca a todos los eslabones de la cadena comercial”.
Leyendo en detalle salta a la vista que, bajo su falsa “defensa a los buhoneros”, se oculta su apoyo a los “proveedores del comercio informal”, verdaderos amos y beneficiarios de las cadenas de kioskos y tablones en las calles donde circulan principalmente los empleados, a horario “normal”, que deben salir al mediodía a almorzar y adquirir diarios, revistas, cigarrillos y otros insumos.
Ese “Movimiento”, para atraer atención, ganar espacios y unir simpatías, dice que “Los venezolanos rechazamos contundentemente que la propiedad privada sea erradicada o sustituida por una mal concebida propiedad colectiva e implantada a la fuerza” y que “95% de los venezolanos rechazan la idea de perder los bienes propios que soportan el patrimonio de la familia”. Tal afirmación incluye una muy dudosa estadística, por encima de porcentajes máximos, sin soportes ni menciones de encuestadora alguna.
Mandato constitucional Se olvidan o ignoran que, en su Título VI: Del Sistema Socioeconómico, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece y garantiza la propiedad privada.
Aunque para defender eso que llaman su “propiedad privada”, según leemos en El Universal del domingo 6, algunos hasta recurren a muy personales interpretaciones de pasajes bíblicos.
En paralelo, una asociación de un grupo de industriales, que cree representar a todos aquellos que transforman materia prima en productos finales, osa declarar que “el 100% de los industriales considera que la propiedad privada está amenazada”.
Tres días después, el Comandante Presidente Hugo Chávez, en su Aló Nº 360, nos dice: “Estamos dispuestos a promover la propiedad privada, siempre y cuando vaya en beneficio social”.
Distribución igualitaria
“Erradicar el latifundio, el monopolio y la economía de burbuja financiera, son tres elementos estratégicos del Gobierno Bolivariano para poder construir una economía realmente productiva y camino hacia el socialismo”, afirma Elías Jaua, Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela y Ministro del Poder Popular para la Agricultura y Tierras. La especulación y el acaparamiento, costumbres usuales ya establecidas que conocidos grupos consideran casi un derecho divino, humano y natural, no deben ser toleradas, muy especialmente cuando se refieran a artículos de primera necesidad.
En muchos casos, cuando se trata de productos a precios fijos, tales “comerciantes” obligan al cliente a adquirir algún otro insumo, seguramente no tan necesario, donde la ganancia del vendedor es mucho mayor. Su excusa es la “baja productividad” del mercado regulado. Contra esa habitual queja, Ricardo Sanguino, presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, al declarar que “Con la renta petrolera favorecemos a la mayoría”, agregó una verdad que todos sabemos, incluyendo aquellos que vociferan que “esto se vá a caer” pero no hacen nada por salir corriendo.
El diputado nos dijo: “Con la revolución, el sector privado ha logrado los más altos beneficios”. Ellos lo saben y sus ganancias lo confirman. Y mientras no acaparen ni especulen, no habrá acciones en su contra. Pero eso sí: hay una revolución social en marcha donde todos debemos estar inmersos, incluyendo los empresarios.
Actividades estratégicas
Adicionalmente, el Estado debe mantener el control de las actividades consideradas estratégicas para la Nación, y eso incluye, muy especialmente, la explotación, transformación y comercialización en los sectores relacionados con energía, hidrocarburos, telecomunicaciones, construcción, vivienda, educación, siderurgia, banca y alimentos. Todo este panorama motivó a esa empresa que, aunque defendiendo su cerveza pero mostrando su harina de maíz, ordenara a sus escribas publicar en los medios: “Pánico si expropian al oso”. Y nos atrevemos a preguntar ¿quienes entrarán en pánico?, ¿el pueblo?, ¿los venezolanos?, ¿o aquellos supuestos empresarios que aún no han entendido que ahora vamos en la ruta correcta? O corrigen su comportamiento, o quedan “fuera del negocio”. ¡Así de sencillo!
Desarrollo sustentable
El sábado 5, el diario 2001 intentó convencernos de que si se concretaran las “amenazas de Chávez contra la empresa privada se perderían millón y medio de empleos”.
Esa eterna amenaza cada vez funciona menos. Pero debemos insistir en la profundización del proceso educativo del venezolano, incluyendo la verdad de este supuesto desarrollo sin sustento que durante siglos, el neoliberalismo, en diferentes formas y ropajes, ha utilizado como principal herramienta de sustracción de nuestras riquezas, y la de nuestros ancestros, para entregarlas a quienes desde afuera aún creen que esto es su pecunio y patrimonio.
Ese no es precisamente el modelo de desarrollo a seguir. Más temprano que tarde estaríamos en las mismas críticas condiciones actuales de los países europeos, pero aún más graves porque aquellos, siguiendo “usos y costumbres”, intensificarían aún más los procedimientos de las trasnacionales, únicas beneficiarias de la crisis económica de aquellas naciones.
Nosotros debemos insistir en alcanzar nuestro desarrollo, totalmente sustentable, que satisfaga plenamente las necesidades básicas de todos y cada uno de los venezolanos, sin comprometer el derecho de nuestros descendientes, las generaciones futuras de esta Patria, a satisfacerlas igualmente y a plenitud.
jaquematos@cantv.net
CEPRID
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