CEPRID

El Chiísmo de Arabia Saudí en la encrucijada

Lunes 22 de junio de 2009 por CEPRID

Toby Matthiesen

MERIP

Traducido para el CEPRID por Manuel Gancedo Florín

En los profundos lodazales de YouTube hay un inquietante videoclip grabado a finales de febrero en el cementerio de al-Baqi‘ y las calles circundantes en Medina, Arabia Saudí. El título inicial promete imágenes de “profanación de sepulturas”. Se cree que al-Baqi‘, localizado cerca de la mezquita del profeta Mahoma en la segunda ciudad más santa del Islam, es el lugar donde reposan definitivamente cuatro hombres reverenciados por los musulmanes chiíes como imanes, o sucesores del profeta: Hasan ibn ‘Ali, ‘Ali ibn Husayn, Muhammad ibn ‘Ali y Ja‘afar ibn Muhammad. Las esposas del profeta, así como muchos de sus familiares y conocidos íntimos, están supuestamente enterrados aquí, haciendo el suelo sagrado para los musulmanes sunníes también.

El vídeo comienza con las imágenes de unos niños, peregrinos chiíes procedentes en su mayoría de la Provincia Oriental de Arabia Saudí, salmodiando una invocación religiosa. “¡Oh Dios!” claman. “¡Bendice a Mahoma, que la paz esté con él, y con la Casa de Mahoma!” La primera frase de este rezo es común para los musulmanes sunníes y chiíes, pero la segunda –refiriéndose a la familia del profeta— resume la diferencia clave entre las dos ramas principales del Islam. El Chiísmo cree que la sucesión de Mahoma como líder político-religioso de la comunidad musulmana corre a través de su linaje, en concreto de su primo y cuñado ‘Ali y del hijo de ‘Ali, Husayn. Esta creencia es un desafío directo a la autoridad jurídica del clero sunní y, según temen los dirigentes sunníes, a la política también. El clero wahabí y el estado saudí consideran por tanto “no-islámica” la segunda frase de la plegaria de los niños, cuando no sencillamente herética. La misma actitud que muestran hacia el ritual chií de veneración por el cual los peregrinos recogen tierra de los alrededores de las tumbas de importantes figuras religiosas, como proceden a hacer los niños en el vídeo. De hecho, la policía religiosa (sunní) adjunta a la Comisión para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio interviene habitualmente para impedir tales hechos, pero en el vídeo se permite a los niños aproximarse a una losa de piedra y recoger un poco de mugre. Entonces, como alardea el título siguiente, “Tras causar estragos en la sepultura, fueron expulsados de allí por las fuerzas de seguridad”.

La versión del gobierno acerca de los hechos, en un tono abiertamente hostil hacia las imágenes del videoclip, afirma que los peregrinos “pisotearon” las tumbas de las esposas y compañeros del profeta. El vídeo asegura que esta supuesta ofensa, así como otros “rituales zoroástricos” e insultos a los compañeros del profeta, llevaron a las fuerzas de seguridad a dispersarles y provocó que los devotos sunníes chocaran con sus conciudadanos chiíes. Mientras suena una música triunfal, los autores alardean de que un joven local con “corazón de león” apuñaló a “uno de esos que rechazan el verdadero Islam” y bromean con que sólo la “misericordiosa” presencia de las fuerzas de seguridad protegió a los “nietos de Khosraw” de un daño mayor. [1] Estas imprecaciones –practicantes de fes pre-Islámicas, apóstatas, seguidores de antiguos emperadores persas—son viejas actitudes del prejuicio anti-chií en Arabia Saudí y en el resto del mundo. El segundo comentarista del vídeo de YouTube dice furioso: “Todos los apóstatas zoroástricos deberían ser expulsados de las tierras musulmanas”. Otro vídeo incluso llama a los niños chiíes “pequeños demonios”. [2]

La versión de los peregrinos chiíes sobre los acontecimientos es bastante diferente. Habían llegado a Medina el 20 de febrero para recordar el aniversario de la muerte de Mahoma, que en 2009 fue el 24 de febrero. El mismo día, los chiíes conmemoran el paso de Hasan, el segundo imán. Los peregrinos dijeron que la policía religiosa grabó en vídeo a las mujeres que iban con ellos, afrentando su piedad y pudor. Cuando un grupo de hombres, algunos de ellos maridos de las mujeres grabadas, pidieron a la policía que destruyeran o les entregaran las cintas, estalló el enfrentamiento. Policías armados se enfrentaron a cientos de manifestantes que coreaban consignas reverenciando a Husayn. En los días siguientes, la policía religiosa detuvo e hirió a docenas de personas. De acuerdo con los informes chiíes, muchos peregrinos se reunieron la noche del 23 de febrero para conmemorar la muerte de Mahoma pero no se les permitió entrar al cementerio. Se trasladaron a la plaza el cementerio y la mezquita del profeta. Allí, dicen, fueron atacados por sunníes que salían de la mezquita y por la policía religiosa.

Los comentarios hechos por el Príncipe Nayif, el ministro de interior que fue nombrado diputado príncipe de la corona en marzo tras los enfrentamientos de Medina, sugieren bastante a las claras cual versión de los hechos es más cercana a la realidad: “Los ciudadanos tienen tanto derechos como obligaciones; sus actividades no deberían contradecir la doctrina seguida por la umma. Esta es la doctrina de los sunníes y nuestros rectos antepasados. Hay otros ciudadanos que siguen otras escuelas de pensamiento, y los que sean inteligentes entre ellos deben respetar esta doctrina”. [3] En otras palabras, los ciudadanos chiíes de Arabia Saudí no deberían expresar sus creencias religiosas en público, como deferencia hacia las sensibilidades sunníes, que el príncipe curiosamente equipara a las de toda la comunidad mundial musulmana. A lo largo de la historia del reino, de hecho, el Chiísmo, que representa el 10% de la población total, ha sido objeto de discriminación a manos del estado. Los disturbios de Medina son parte de un patrón de levantamiento de la militancia Chií en respuesta a esa discriminación en todo el país, y particularmente en la Provincia Oriental, rica en petróleo, donde el Chiísmo constituye una ligera mayoría. Elementos del régimen Saudí al menos, parecen tener un interés en la intensificación del conflicto.

Enfrentamiento con el estado

No es casualidad que salten chispas entre el Chiismo y el estado en al-Baqi‘. A principios del siglo XIX, cuando la Casa de Sa’ud acababa de conquistar Medina, el clero Wahabí que respaldó a los Saudíes ordenó la destrucción de las cúpulas que cubrían las sepulturas de los imanes chiíes. En la doctrina Wahabí, la construcción de tumbas y mausoleos está prohibida como algo que fomenta la “adoración de santos”. [4] En el Islam chií, sin embargo, la visita a los santuarios es un pilar de la religiosidad popular, y los existentes en ciudades como Mashad, Nayaf y Kerbala atraen a millares de peregrinos cada año. Los activistas chiíes han denunciado en numerosas ocasiones el saqueo de las tumbas en sus denuncias al estado Saudí y a la postura Wahabí respecto del resto de escuelas y sectas teológicas. Miembros del partido de la oposición chií fundaron una editorial, la Fundación al-Baqi‘ para el Renacer Cultural, que publicó un libro sobre el asunto. [5]

Ha habido informes de que las fuerzas de seguridad y los alborotadores sunníes han convertido en su objetivo a la propia comunidad chií de Medina (conocida como la Najawila) a consecuencia de los enfrentamientos en el cementerio. La principal página web de noticias de la comunidad informó que la policía religiosa, las fuerzas de seguridad y los atacantes sunníes siguieron a los peregrinos de regreso a su barrio de al-‘Azziyyat. Allí continuaron golpeando a los peregrinos y a otros e incluso atacaron a la gente con cuchillos. [6] A la Najawila no le está permitido practicar rituales chiíes en la ciudad, y tienen que reunirse en granjas o en salas privadas que son empleadas como mezquitas. Al contrario que el Chiísmo de la Provincia Oriental, ellos representan una pequeña minoría donde viven, por lo que tradicionalmente son más prudentes a la hora de manifestar sus demandas de reformas y de libertad religiosa. Estos incidentes forman pues, parte de un nuevo movimiento de agresión por parte del estado. Las noticias sobre la represión del estado provocaron una ola de protestas en el extranjero. En Londres, chiíes de varios países se manifestaron a las puertas de la embajada Saudí. El clérigo kuwaití Yasir al-Habib hizo, según se informa, un llamado a la creación de un “Gran Bahrein” una referencia a la patria mítica del Chiísmo del Golfo que se extiende desde Bahrein a través de la Provincia Oriental de Arabia Saudí hacia Kuwait e incluso Basora en el sur de Irak. [7] Pero las protestas más activas sucedieron en la Provincia Oriental.

“Intifada 1430”

Allí, a lo largo de la costa del Golfo, un grupo antes desconocido autonombrado Fuerza de la Juventud hizo un llamamiento al Chiísmo para salir a las calles en solidaridad con los chiíes detenidos y heridos en Medina el 21 de febrero. Días después, hubo la primera manifestación en la ciudad de al-Qatif así como en las poblaciones cercanas de Safwa y al-‘Awwamiyya. El hecho mismo de las manifestaciones fue en sí extraordinario, ya que semejantes demostraciones públicas de disensión son ilegales en Arabia Saudí, y son normalmente suprimidas por el estado incluso si se trata de asuntos regionales. A finales de diciembre de 2008, las fuerzas de seguridad dispararon pelotas de goma contra la multitud en una protesta chií contra el bombardeo israelí de Gaza y se detuvo a más de una docena de personas en la Provincia Oriental. [8] Ya se habían dado concentraciones similares con anterioridad, por ejemplo, para apoyar a Hizbulá en su guerra con Israel en 2006. Lo que había de nuevo en febrero fue que las manifestaciones afectaban a un asunto nacional –el trato sufrido por los chiíes en Medina—y exigieron explícitamente el final de la discriminación contra el Chiísmo en toda Arabia Saudí.

Tras los conflictos de Medina, surgieron varias nuevas organizaciones. El 24 de febrero, un grupo llamado los Hombres Libres de al-Qatif publicó una declaración acusando con dureza a la policía religiosa y acortando sardónicamente su nombre. “Querida Comisión del Vicio: Nos has deshonrado y has osado profanar el más puro de los lugares. ¿Qué es lo que debemos hacer?”. [9] Siguieron convocando grandes manifestaciones en al-Qatif y al-Hasa. Curiosamente, los Hombres Libres de al-Qatif, que pertenecen a la corriente principal chií de “Los Doce”, incluyen en sus términos a los grupos chiíes que viven en otras partes del país, incluyendo la Najawila y los Ismaelís de Najran. A mediados de marzo, dirigieron otra declaración “a nuestro pueblo que lucha en la Península Arábiga en al-Qatif, al-Hasa, Najran y Medina.”[10] Un grupo de profesores religiosos anónimos de al-Qatif y al-Hasa publicaron también una carta expresando su “gran enfado y repulsa” por los sucesos de Medina y culpando a la policía religiosa y a los “odiosos grupos takfiri ” por lo sucedido. [11]

Los enfrentamientos de Medina han dado lugar a una respuesta por parte de grupos chiíes más radicales de los que no se había oído hablar en algún tiempo. Hizbulá al-Hiyaz, un movimiento de oposición patrocinado por Irán acusado de varios ataques dentro y fuera de Arabia Saudí a finales de los ’80 y en los ’90, los más importantes de ellos las bombas en las Torres Khobar en 1996, hicieron una rara declaración de condena. [12] Hizbulá al-Hiyaz es la única organización chií que se opone a cualquier compromiso con el régimen Saudí y que aboga en cambio por la lucha armada. La mayoría de miembros y simpatizantes de Hizbulá al-Hiyaz fueron detenidos en 1996, muchos de ellos fueron torturados, y en lo sucesivo asumieron un perfil bajo. Entre los activistas chiíes, sin embargo, es bien sabido que ciertos clérigos y predicadores pertenecen a grupos llamados “la Línea del Imán” o “el Partido”, que básicamente son nombres tapadera de Hizbulá al-Hiyaz. Durante las fiestas públicas en al-Qatif, la gente afín al movimiento organiza conferencias y se hacen representaciones teatrales del martirio de Huseyn.

Como un síntoma de este resurgir de la militancia, comentaristas y activistas se han esforzado en relacionar el enfrentamiento en el camposanto de al-Baqi’ con la intifada de 1979-1980, cuando grupos chiíes inspirados en la revolución Iraní se alzaron en una campaña de desobediencia civil masiva que fue brutalmente reprimida por la Guardia Nacional. [13] Algunos han apodado los sucesos de Medina como la intifada al-Baqi’. El portal web de Hizbulá al-Hijaz hace un juego de palabras en árabe, uniendo intifada Muharram 1400 (la fecha del anterior levantamiento en el calendario musulmán) a intifada al-Haram al-Nabawi wal-Baqi‘ 1430 (la fecha musulmana de los enfrentamientos junto a la mezquita del profeta en Medina).

La amenaza de secesión

Pero quien mayor notoriedad ha acumulado durante esta oleada de protestas ha sido Nimr al-Nimr, clérigo de al-‘Awwamiyya, una humilde localidad casi enteramente chií rodeada de palmeras a las afueras de al-Qatif. El pueblo no es representativo del conjunto de la población chií, sino que es famoso en el Chiísmo por ser un lugar donde el sentimiento contra el estado Saudí es muy fuerte y las corrientes políticas radicales gozan de gran predicamento. Muchos miembros de los movimientos de la oposición chií son oriundos de este pueblo que durante el levantamiento de 1979, según cuentan algunos activistas, fue llamado la República Islámica de al-‘Awwamiyya.[14] Nimr al-Nimr procede de una estimada familia de clérigos y líderes políticos. Su abuelo, el Jeque Muhammad bin Nasir al-Nimr, fue el líder de una revuelta popular contra la Casa de Saud en 1929-1930, un suceso con un peso importante en la literatura de la Organización de la Revolución Islámica en la Península Arábiga, la (hace tiempo disuelta) organización matriz de casi todo el Chiísmo de Arabia Saudí hoy en día. [15] El líder de la organización, Hassan al-Saffar, escribió en uno de sus panfletos que las generaciones venideras deberían estudiar el ejemplo de Muhammad al-Nimr, “una estrella brillante en el cielo de los mujahidin,” para prepararse en el camino de la revolución. [16] Este panorama confiere una gran credibilidad a Nimr al-Nimr como figura anti-gobierno a los ojos de muchos. Un informe del Grupo de Crisis Internacional le califica como un “renegado”, que desconfía profundamente del régimen y que se opuso incluso a las elecciones municipales en 2005. [17]

En 2007, Nimr al-Nimr, que estudió en Sayyida Zaynab en Damasco, entre otros lugares, se unió con una delegación de al-‘Awwamiyya al vicegobernador de la Provincia Oriental, Muhammad bin Jiluwi. Los delegados habían preparado una lista de demandas, pero al-Nimr había traído la suya propia. Declaró directamente que no podía haber buenas relaciones entre el gobierno y el Chiísmo mientras el estado hiciera la vista gorda ante las incitaciones sectaristas. Y lo que es más importante, planteó que los chiíes, que habían habitado encima del petróleo del país durante cientos de años, deberían obtener una parte más justa de los ingresos por petróleo del reino. Estas exigencias fueron publicadas en internet y muchos chiíes se felicitaron de que alguien expusiera el asunto de la distribución de la riqueza del petróleo. [18] Por comentarios como estos, al-Nimr ha sido encarcelado varias veces, y en cada ocasión ha sido rápidamente liberado, según creen muchos, gracias su popularidad en al-‘Awwamiyya.

Tras los enfrentamientos en Medina, cientos de manifestantes se unieron a Nimr al-Nimr en las calles. Las fuerzas de seguridad y la policía religiosa disolvieron a los manifestantes y se detuvo a varias personas, niños en su mayoría. Entonces al-Nimr pronunció lo que en los círculos chiíes ha venido a ser conocido como el “discurso de la dignidad”, que se extendió rápidamente por internet. En un sermón del viernes en su pequeña mezquita, atacó a las políticas sectaristas del régimen y, de manera crucial, planteó la posibilidad de buscar la independencia respecto de Arabia Saudí: “Nuestra dignidad ha sido empeñada, y si no es… restaurada, haremos un llamamiento a la secesión. Nuestra dignidad es más preciosa que la unidad de esta tierra”. [19] El discurso, como era de esperar, atrajo las iras del estado, y al-Nimr tuvo que refugiarse en la clandestinidad. Hombres jóvenes de al-‘Awwamiyya empezaron a manifestarse enfrente de su casa en defensa de su libertad frente a la intimidación del estado. Los Hombres Libres de al-Qatif amenazaron con represalias violentas si al-Nimr era arrestado o asesinado, y una “Red para la Defensa de Su Eminencia el Jeque al-Nimr” ha creado un portal en internet para hacer un seguimiento de su caso. [20] Aunque los detenidos en Medina fueron liberados tras una reunión entre una delegación chií y el rey Abdaláh, las fuerzas de seguridad volvieron a arrestar a docenas de manifestantes en al-‘Awwamiyya y otros pueblos. Establecieron controles alrededor de al-‘Awwamiyya y cortaron la electricidad a la población en numerosas ocasiones. Por la noche, los residentes trepaban a lo alto de sus casas para llamar a grandes voces a la oración en apoyo a al-Nimr. Esto es, también, una reminiscencia de la intifada de 1979, cuando se proferían rezos desde lo alto de los tejados para animar la moral de la comunidad.

Mediadores abandonados

El discurso del jeque al-Nimr puso a los interlocutores chiíes asignados para negociar con el régimen en una posición muy difícil. Muchos de estos hombres, que habían trabajado durante décadas tendiendo puentes con el régimen tras el levantamiento de 1979-1980, estaban aturdidos. Incluso antiguos activistas de la oposición condenaron su discurso. Ja‘afar al-Shayib, antiguo miembro de la Organización de la Revolución Islámica, afirmó que al-Nimr no expresaba la visión de la mayoría del Chiísmo de la Provincia Oriental. Tras la intifada de 1979 los afines a al-Shayib fueron al exilio, desde donde publicaron revistas, ejercieron presión contra la familia real y trataron de reforzar la identidad colectiva del Chiísmo en la Provincia Oriental. Después de negociar una amnistía general, la liberación de todos los prisioneros políticos chiíes y el levantamiento de la prohibición de viajar a cientos de activistas, regresaron a Arabia Saudí en 1993, la mayoría en la convicción de que podrían conseguir más negociando con el estado que mediante la abierta oposición. Los antiguos activistas se convirtieron incluso en defensores de un nuevo nacionalismo árabe saudí, enviando una declaración titulada “Socios de Una Nación” a la capital en 2003 y participando en el “Diálogo Nacional” del rey Abdaláh. Ganaron casi todos los escaños en las zonas de mayoría chií en las elecciones municipales de 2005.

Tanto el estado saudí como los observadores extranjeros han visto siempre a Hasan al-Saffar, líder espiritual de la antigua Organización de la Revolución Islámica y figura clave en el acercamiento de sus antiguos activistas al régimen, como el principal representante de la comunidad chií en la Provincia Oriental. Pero el fracaso de Al-Saffar en conseguir el fin de la discriminación sectarista está minando su posición tradicional. Las remodelaciones del gabinete y del Consejo de Ulemas Veteranos anunciada días antes de los disturbios en Medina no tomaron en consideración las quejas de los chiíes. A pesar de que en el Consejo están representadas todas las escuelas sunníes de jurisprudencia (en ocasiones opuestas a la escuela Hanbalí a la que pertenecía Muhammad ibn ‘Abd al-Wahhab), no hay un solo clérigo chií con escaño en él.

En los últimos meses, otro cuadro de miembros de la Organización de la Revolución Islámica ha comenzado a criticar directamente a Hassan al-Saffar. El crítico más encarnizado es Hamza al-Hasán, antaño el principal ideólogo del movimiento de al-Saffar. En aquellos días publicó bajo varios seudónimos y escribió la única historia detallada del Chiísmo en Arabia Saudí.[21] Aunque fue una de las cabezas de las negociaciones con el gobierno en 1993, no se vio satisfecho con los resultados, por lo que se estableció en Londres para continuar con la labor de oposición. Junto a algunos cuantos más, incluido Fu’ad Ibrahim, publicaron varias revistas y en el otoño de 2008 lanzó una web crítica tanto con el régimen como con los “nuevos notables del Chiísmo”, como se refieren con sorna a al-Saffar y sus colegas. Tras los sucesos de Medina, al-Hasán se convirtió en el portavoz en el extranjero de un nuevo movimiento opositor llamado Khalas (Liberación). Este movimiento incorpora varios elementos de la población chií de Arabia Saudí que se sentía privada de voz propia tras los acontecimientos. La frustración con el régimen y con al-Saffar se ha extendido, de hecho. En el otoño de 2008, un antiguo miembro del ala clerical de la organización de al-Saffar hizo declaraciones en privado parecidas a las de Nimr al-Nimr: “No queremos la secesión si hay otros caminos para que se reconozcan nuestros derechos en el marco Saudí. Pero las últimas décadas nos han mostrado que sencillamente no es posible. Por tanto estoy preparado para trabajar por la secesión si eso nos trae la libertad”. [22] Incluso los asesores cercanos a al-Saffar dijeron cosas parecidas inmediatamente antes de la invasión de Irak en 2003. Por aquel tiempo, Muhammad Mahfouz, un famoso clérigo y escritor, dijo a un periodista: “Si secesión significa que obtendríamos nuestros derechos, entonces por supuesto que la queremos”. [23]

Tomando partido

Los dirigentes Saudíes y otros comentaristas han alegado que los sucesos de Medina y de la Provincia Oriental fueron escenificados y planeados por radicales chiíes y “partidos extranjeros”.[24] Hay cierta lógica en estas acusaciones: En los primeros años tras la revolución iraní, no eran poco frecuentes los choques entre la policía y los peregrinos chiíes a La Meca que venían en su mayoría de fuera de Arabia Saudí. En julio de 1987, murieron más de 400 peregrinos y varios miles resultaron heridos, la mayoría de ellos iraníes.[25] Irán trabajó en adelante en la creación de Hizbulá al-Hijaz. Pero los sucesos de febrero difieren de los enfrentamientos anteriores porque los manifestantes venían en su mayoría de dentro del reino. Es simplista ver las relaciones entre chiíes y sunníes de Arabia Saudí como un espejo de las relaciones entre Irán y Arabia Saudí. A excepción de Hizbulá al-Hijaz, ninguno de los movimientos políticos chiíes está patrocinado por el régimen iraní. La rápida extensión de la información y las protestas desde Medina hacia la Provincia Oriental denota con claridad la naturaleza endógena del problema y su relación con el descontento respecto del liderazgo tradicional de la comunidad. Los grupos insatisfechos con el enfoque de Hasán al-Saffar ciertamente han estado esperando esta oportunidad. Como al-Hasán, que ha respaldado la secesión desde hace tiempo, comentó, “Ahora, por fin, todos deben tomar partido. ¿Están con el gobierno, o están en oposición al gobierno?” [26] No puede escapar a la atención de los chiíes críticos con al-Saffar que fueron principalmente niños y jóvenes quienes fueron detenidos y heridos en Medina y la Provincia Oriental. Pueden razonablemente concluir que el futuro es de ellos.

Tanto si las protestas fueron orquestadas como si no, mientras el estado Saudí siga discriminando a sus ciudadanos chiíes, permanecerá el potencial de conflicto. Las fuerzas que quieren trabajar con el gobierno, como al-Saffar, están perdiendo apoyos porque no pueden suministrar aunténticas ventajas políticas a su electorado. El camino está por tanto abierto a los grupos que adoptan una postura de mayor confrontación, como Hizbulá al-Hijaz. No parece probable, sin embargo, que estos grupos crean realmente en la posibilidad de una secesión en un futuro próximo. De igual manera, las ensoñaciones de algunos en Washington de un estado chií en la Provincia Oriental que hayan podido abrirse paso entre algunos mandatarios tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, no volverán tras la problemática experiencia de EEUU en Irak. Ni Irán está en posición para ayudar al Chiísmo a construir un estado si es que desea un aproximamiento EEUU-Irán. Por otra parte, el Chiísmo está convencido de que será capaz de alcanzar un estatus decente dentro del marco Saudí sólo si se aumenta la presión sobre el gobierno.

Al mismo tiempo, por supuesto, proclamas como el ”discurso de la dignidad” de al-Nimr nutren la honda sospecha mantenida por muchos árabes sunníes de que el chiísmo es pequeño pero es una quinta columna iraní. Tras los sucesos de Medina, los comentaristas sunníes clamaron en Internet: “Hoy asedian a la policía religiosa; mañana rodearán la Provincia Oriental junto a los chiíes de Bahrein y con el respaldo de Irán”. Otros comentaristas sugirieron que los chiíes deberían ser arrojados al Mar Rojo o deportados a la ciudad seminario iraní de Qom. [27]Y las referencias a “zoroástricos” y “apóstatas” en el vídeo de YouTube hablan por sí solas. Aunque a veces diga lo contrario, el régimen Saudí hace poco para poner límite a los excesos de la policía religiosa o para silenciar las declaraciones de anti Chiísmo presentadas como fatwas por el clero Wahhabí. De hecho, muchos creen que el estado alienta el sectarismo. Como dice un miembro de una importante familia chií favorable al gobierno, “funcionarios de segundo rango están usando los recientes acontecimientos para incrementar la tensión y reprimir el Chiísmo. Utilizan lo que dijo al-Nimr para demostrar a los líderes principales que los chiíes son desleales”. [28] A menos que el régimen esté preparado para ofrecer al Chiísmo una buena oferta que incluya gestos como el nombramiento de ministros y embajadores chiíes –gestos, en definitiva, que indicasen una igualdad real de la ciudadanía más allá de diferencias sectaristas—los extremistas a ambos lados de la contienda verán aumentar su fuerza.

Notas finales

[1] El vídeo puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=HcSs4zhZ6i4&feature=related. [Árabe]

[2] El segundo vídeo se puede ver en http://www.youtube.com/watch?v=JBM-Wul9RE8&feature=related. [Árabe]

[3] Arab News, 15 de marzo, 2009. [4] Madawi al-Rasheed, A History of Saudi Arabia (Cambridge: Cambridge University Press, 2002), pg. 21.

[5] Yusuf al-Hajiri, al-Baqi‘: Qissat tadmir Al Sa‘ud lil-athar al-islamiyya fil-Hijaz (Beirut: Mu’assasat al-Baqi‘ li-Ihya’ al-Turath, 1990).

[6] Ver los informes de Esharh.net, 23 y 24 de febrero, 2009 en este enlace. [Árabe]

[7] Sobre la narrativa del “Greater Bahrain,” ver Laurence Louer, Transnational Shiite Politics: Religious and Political Networks in the Gulf (Londres: Hurst, 2008), pgs. 23-30.

[8] Rasid.com, 26 de diciembre, 2008, disponible en http://www.rasid.com/artc.php?id=25954. [Árabe]

[9] La declaración está colgada en http://www.moltaqaa.com/?act=artc&id=879. [Árabe]

[10] La declaración está colgada en http://www.moltaqaa.com/?act=artc&id=1111. [Árabe]

[11] Esta carta está publicada online. [Árabe]

[12] La declaración está publicada online. [Árabe]

[13] Ver Toby Jones, “Rebellion on the Saudi Periphery: Modernity, Marginalization and the Shi‘a Uprising of 1979,” International Journal of Middle East Studies 38/2 (mayo 2006).

[14] Entrevista a un chií de al-‘Awwamiyya, agosto 2008.

[15] Ver Guido Steinberg, “The Shiites in the Eastern Province of Saudi Arabia, 1913-1953,” in Rainer Brunner and Werner Ende, eds., The Twelver Shia in Modern Times: Religious Culture and Political History (Leiden: Brill, 2001), p. 250.

[16] Ver la presentación de Muhammad al-‘Awami, por See al-Saffar, Tha’ir min ajl al-din: Malamih min hay’at al-‘allama al-mujahid al-Shaykh Muhammad bin Nasir al-Nimr (Londres: Dar al-Jazira lil-Nashr, 1987), pg. 11.

[17] International Crisis Group, The Shiite Question in Saudi Arabia (Riyadh/Amman/Brussels, septiembre 2005), pg. 7. [18] Pueden verse las reivindicaciones en http://www.qateef.net/t35920.html. [Árabe]

[19] Emitido por Associated Press, 1 de abril, 2009.

[20] Para acceder a la página http://www.alnamer.co.cc.

[21] Hamza al-Hasan, al-Shi‘a fil-Mamlaka al-‘Arabiyya al-Sa‘udiyya (Beirut: Mu’assasat al-Baqi‘ li-Ihya’ al-Turath, 1993).

[22] Entrevista a un activistra chií, Arabia Saudí, noviembre, 2008.

[23] Wall Street Journal, 3 de febrero, 2003.

[24] Financial Times, 25 de marzo, 2009.

[25] Christin Marschall, Iran’s Persian Gulf Policy: From Khomeini to Khatami (Londres: Routledge, 2003), pg. 52.

[26] Entrevista a Hamza al-Hasan, Londres, abril 2009.

[27] Economist, 26 de febrero, 2009.

[28] Entrevista telefónica, abril 2009.

 Toby Matthiesen es candidato doctoral en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.


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