CEPRID

Un balance de la coyuntura socioeconómica boliviana

Lunes 22 de febrero de 2021 por CEPRID

Humberto S. Zambrana Calvimonte

La Época

Para el presente análisis debemos retrotraernos a tres hechos del pasado reciente que marcan la situación actual de Bolivia. El primero, el golpe de Estado perpetrado por la oligarco-burguesía mediante la movilización pitita-paramilitar, alegando mañosa y mentirosamente “fraude electoral” el mismo día de la penúltima elección nacional, desconociendo el resultado que legítimamente dio la victoria a Evo Morales y al Movimiento Al Socialismo (MAS) como expresión política del movimiento indígena originario, de los trabajadores urbano-rurales y, en general, del bloque social popular revolucionario.

El golpe fascista jamás hubiese tomado el poder el 12 de noviembre de 2019, con la autonombrada presidenta y la gavilla de personajes descalificados incluso como presidentes o candidatos a la presidencia, de oportunistas y bandidos, sin la intervención imperialista y su “guerra de cuarta generación”. [1] La actuación de la Organización de Estados Americanos (OEA), el obsecuente “ministerio de colonias” de Estados Unidos, calificado así por Fidel Castro, configuró el imaginario del “fraude electoral” principalmente entre las clases medias y sectores populares atrasados. [2]

Tampoco el golpismo se habría impuesto sin la Policía y las Fuerzas Armadas, que se involucraron en el plan a cambio de dinero, ascensos jerárquicos inconstitucionales y otras prebendas, masacrando y reprimiendo al pueblo resistente y sosteniendo a la derecha en el gobierno por casi un año. Áñez trató de perpetuarse en el poder de facto o electoralmente, más allá de los desacuerdos internos, boicoteando las elecciones y, en su defecto, escamoteando el voto popular e incluso apelando al fraude.

El segundo hecho fáctico, fue la pandemia del Covid-19, propagada a nivel mundial y usada por el gobierno golpista para mantener en cuarentena a la población, infundiéndole temor y desmoralización en tanto poco hacía por atender a los enfermos y menos atenuar y paliar este mal. Cambiaron tres ministros de Salud, malversaron recursos en cuantías aún por precisar, captados del exterior como endeudamiento y donación, e incurrieron en actos de corrupción importando ventiladores, [3] insumos, medicamentos y otros enseres con sobreprecio e inadecuados para combatir la enfermedad, lucrando con la salud y la vida de la población.

El tercer factor fue la extrema ineptitud y barbarie del gobierno de Áñez, además del saqueo de los recursos estales, corrupción, clausura del año escolar y la restauración del neoliberalismo como el principal objetivo oligarco-burgués para tomar el poder político. Con ello la derecha en el gobierno se autodescalificó, en tanto que se fortalecía la resistencia popular.

En agosto del 2020 se iniciaron grandes movilizaciones, con marchas y bloqueo de caminos. El bloque popular-revolucionario se rearticuló y unificó, se adscribieron sectores de clase media que incluso apoyaron el golpe y/o no votaron por la continuidad del Proceso de Cambio. Ello y la campaña electoral con propuestas programáticas atinadas y consistentes, posibilitaron la victoria electoral del MAS, con el 55,11% de la votación ciudadana, en octubre de 2020.

El contexto socioeconómico desde fines del 2019 al 2020

Se caracterizó por la abrupta caída del nivel de actividad, del empleo y el ingreso global, más cuando el 60% de la Población Económicamente Activa (PEA) autogenera al día sus ingresos por cuenta propia en comercio, transporte y otros servicios, como en la producción de manufacturas y otros bienes. La caída impactó con rigor a las Medianas y Pequeñas Empresas (MyPEs), orientadas básicamente al mercado interno, sin demanda efectiva e incluso descapitalizadas por vender sus instrumentos de trabajo para sobrevivir durante la pandemia.

Los dos últimos meses de 2019 la economía empezó a desacelerarse, [4] se inició el desahorro, aumentó el endeudamiento público externo e interno y el déficit fiscal, en tanto crecía el grado de precariedad en los sectores poblacionales más vulnerables con situaciones de hambre y miseria. Fue un cambio abrupto. Hasta el 2018 la economía había alcanzado altas tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), mayores a las de los otros países sudamericanos, inclusive durante la crisis financiera y productiva internacional recrudecida que afectó nuevamente a la Región entre 2016-18. [5]

En 2020 el PIB cayó en -8%, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con un decrecimiento acumulado de -11,1% en el primer semestre respecto al mismo periodo de 2019. Los sectores con mayor decrecimiento fueron la “construcción” (-51%) y el “minero-metalúrgico” (-39%). Solo crecieron el sector de “comunicaciones” (6,1%), por la mayor demanda de servicios de Internet –inaccesibles a la población con menos recursos–, y los de “servicios de administración pública” y “agropecuario”, ambos a una tasa de 1,5%. [6]

En el crecimiento del PIB agropecuario en 2020, se destaca la contribución de la economía indígena-originaria en la producción de alimentos, abasteciendo a las clases trabajadoras y populares afectadas mucho más por la caída de sus ingresos en las áreas urbanas y periurbanas. Se contrapone a la oligarco-burguesía, que controla el cultivo de tierra extensivo, principalmente de soya y la agroindustria procesadora de aceite, torta y harina de soya, que exporta más del 80% de su producción de aceite crudo de soya, asociada a transnacionales.

La caída de la producción y el “…impacto económico adverso” no solo por la pandemia, sino por las políticas neoliberales aplicadas por el gobierno de Áñez, tuvieron un efecto social asimétrico, castigando “…a la población que obtiene ingreso diario… respecto a la que mantuvo un empleo formal y estable”. La caída en 2020 del PIB en -8% habría generado “…más de 1 millón de nuevos pobres…” con “…casi 800.000 (que habrían caído en) …pobreza extrema y 1,4 millones (engrosado) la pobreza”. [7]

Una breve apreciación de la perspectiva a futuro

Con el presidente Luis Arce Catacora se abre la franca posibilidad de superar la crisis económica recuperando la dinámica productiva, así como la calidad de vida y la importante reducción de la pobreza lograda en los 14 años del gobierno del expresidente Evo Morales.

En el primer año de gestión del presidente Arce, se prevé un crecimiento de 4,8% en la economía, que de alcanzarse una tasa relativamente similar en 2022, demandaría dos años para recuperar y volver a la dinámica de crecimiento y reducción de la pobreza conquistada antes del golpe de Estado.

Notas

(1) “La cuarta generación de la guerra moderna se amplía de la esfera estrictamente militar al ámbito de la sociedad y a las confrontaciones que no se dirimen en un teatro de operaciones clásico; …la población civil es [también] enemiga [de la potencia agresora] y elevada a la categoría de objetivo militar…[Se instrumenta acciones]…que incluyen el aspecto cultural del enemigo, [minan la confianza en sus dirigentes y su moral propagando falacias y ‘medias verdades’]…logrando así capacidad de disuadir el apoyo [poblacional] en favor de la guerra. ” Grautoff, Manfred; “De Clausewitz a la guerra asimétrica: una aproximación empírica”, revista “Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad”, vol. 2, núm. 1, enero-junio de 2007; pag. 134.

(2) En el portal Thehill.com, con el título: “Por serias dudas de fraude electoral en Bolivia: Congreso de EE.UU. instruye investigar acciones de la OEA”, se indica que este organismo “…jugó un papel destructivo en Bolivia, luego de las elecciones del 20 de octubre (.. ) desde el día después de la votación… ayudando a dirigir una falsa narrativa que el presidente en ejercicio, Evo Morales y su partido, ‘manipularon’ o ‘robaron’ las elecciones…[Asimismo] el New York Times informó sobre un nuevo estudio académico que concluyó que las denuncias iniciales de fraude se basaron en datos incorrectos y técnicas estadísticas inapropiadas. Los investigadores del Center for Economic and Policy Research y del MIT Election Data and Science Lab [además de la Celag y otras instituciones con posiciones político-ideológicas muy diversas entre si] ya habían llegado a conclusiones muy similares.”

(3) Según el portal digital del diario chileno La Tercera del 20/5/2020: “El gobierno interino de J. Áñez pagó un total de $us 4,7 millones por los equipos sanitarios, lo que implica un precio cuatro veces superior al del valor al que se comercializan en el mercado”.

(4) En el 4° trimestre de 2019, el INE registra una tasa de crecimiento de 2,2% por “…la crisis política y social vivida en el país”.

(5) La crisis del capitalismo neoliberal promovido a escala global aún con los “salvatajes” en la debacle financiero-inmobiliaria en Estados Unidos en 2008 y prontamente internacionalizada, y los cortos periodos de “recuperación” posteriores, persiste hasta hoy agudizada exponencialmente por la pandemia. Puede definirse como una crisis epocal a escala mundial aún irresuelta.

(6) Instituto Nacional de Estadísticas (INE), con información al 2do semestre de 2020.

(7) Textos entrecomillados extractados de “Millones de nuevos pobres en Bolivia: ¿es el fin del ‘milagro económico’ del MAS?”. Nicolás Oliva y Alfredo Serrano; Celag, 28/9/2020.

Humberto S. Zambrana Calvimonte es miembro de la Red de Economía Política.


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