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EL IMPERIO YANQUI Y LOS GOBIERNOS DE LAS DERECHAS CIPAYAS DESLEGITIMAN AL GOBIERNO DE VENEZUELA Y RECONOCEN AL GOLPISTA “AUTOPROCLAMADO PRESIDENTE”

Lunes 1ro de abril de 2019 por CEPRID

CISPAL

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El gobierno de la Revolución Bolivariana que preside Nicolás Maduro soporta un enorme e imparable acoso que comenzó en 2015 cuando Obama declaró que Venezuela era una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos, e impuso drásticas sanciones económicas y bloqueos. La Unión Europea obedeció las órdenes de Washington e impuso similares sanciones, en tanto que las derechas de todo el mundo, en especial las latinoamericanas, se aprestaban a unirse al coro de repudio al socialismo del siglo XXI proclamado por Chávez.

El líder de la oposición y deslegitimación es Donald Trump que, en el colmo del cinismo imperial, radicaliozó0 las medidas contra Venezuela y reconoció al golpista Guaidó, autoproclamado Presidente Interino de Venezuela. Los gobiernos de las derechas gobernantes de América Latina, de inmediato siguieron el ejemplo y mandato de Trump, y luego los gobiernos de Europa que hasta se atrevieron a dar un ultimátum de siete días a Maduro, para que convoque a “elecciones libres con supervisión internacional”. Desde la OEA, el sirviente del imperio, Luis Almagro, Secretario General, repudia a Maduro y consiguieron votos a favor de Guaidó, pero la mayoría de Estados latinoamericanos y caribeños no siguieron el juego del cipayo Almagro. En la ONU también fracasó la gestión estadounidense y triunfó la República Bolivariana de Venezuela gobernada por Maduro.

Cuando Maduro inició su segundo mandato, se desataron pasiones y odios para deslegitimar su elección. y se olvidaron que Trump, obtuvo el 46,09% de los votos en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016, en las cuales hubo 44,6 por ciento de abstención. Su votación representa el 20,55% del padrón electoral. Trump obtuvo más de cuatro millones de votos menos que la Clynton, pero por esas cosas que tiene la famosa “democracia” estadounidense, Trump fue proclamado presidente. ¿hasta que punto se puede afirmar que el populista fascistoide Trump es un legítimo presidente de Estados Unidos?

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, obtuvo el 51,34% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de noviembre de 2015, en la cual hubo 19,23% de abstención, pero como es un hombre del círculo empresarial argentino, conspicuo portavoz de las derechas y protegido del imperio y entregado al FMI, ¿quién cuestiona su legitimidad?

Iván Duque presidente de Colombia fue elegido en segunda vuelta, con una abstención del 52,23%. Es el delfín de Uribe y pertenece al grupo de las extremas derechas colombianas. Su objetivo es torpedear los tratados de paz con las FARC-EP y liquidar las conversaciones de paz con el ELN, porque a la extrema derecha colombiana no le interesa la paz sino la guerra que piensan ganarla con la intervención directa de Estados Unidos y sus planes Colombia y Patriota. ¿Con cerca del 53% de abstención de los electores, Duque es un presidente legítimo o un sirviente del imperio y sus intereses geopolíticos a más de los objetivos permanentes de la rancia oligarquía colombiana?

Sebastián Piñera, presidente de Chile, fue elegido con el 57,1% de los votos en la segunda vuelta, en la que hubo 51% de abstención. Es un presidente de la derecha que está más cerca del pinochetismo y del neoliberalismo rapaz que de la democracia. Eses es otro que desconoce la legitimidad de Nicolás Maduro Moro, como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

¿El pueblo peruano eligió al actual presidente de ese país, Martín Alberto Vizcarra? Es un ingeniero civil y político que sucedió en el poder a Pedro Pablo Kuczynskie un corrupto de las rancias derechas oligárquicas del Perú y que fue uno de los cofundadores del llamado “Grupo de Lima” que algunos analistas internacionales lo denominan el Cartel de Lima por su corrupción y amistad con los carteles del narcotráfico. Ese famoso “Grupo de Lima” integrado por Jefes de Gobierno de las extremas derechas latinoamericanas son los que reclaman la legitimidad del Presidente Maduro que proclama el “socialismo del Siglo XXI”. Ese grupo es un sirviente de los intereses geopolíticos del imperio yanqui, y por tanto reconocen como su jefe a Donald Trump.

¿Qué opina el “Grupo de Lima”, del fascista Bolsonaro, actual Presidente de Brasil? Con entusiasmo lo acogieron como un miembro destacado.

Y a Maduro que obtuvo el 67,84% de los votos, con una abstención fue 53,93%, se cuestiona la legitimidad de esa elección. Pero no es la legitimidad, sino su posición política e ideológica la que se le cuestiona.

Penosa la posición de Ecuador que se sumó al Grupo de Lima. Habla de ilegitimidad del presidente venezolano cuando mantiene buena amistad con el príncipe de Catar que nunca fue elegido por el pueblo o con el rey de Arabia Saudí, países en donde no hay partidos políticos. ¿Será legítimo obedecer a la Casa Blanca, a las derechas que destilan odio ampliado por el poder mediático? Para mayor vergüenza nacional reconoció a Guaidó el golpista y autoproclamado Presidente.

TROPAS YANQUIS LISTAS PARA INVADIR VENEZUELA

El periódico Mundo|Madrid|Euskal Herria|Països Catalans|Galiza| señala que John Bolton podría haber revelado un posible próximo movimiento de la Administración de Trump respecto a Venezuela, el cual sería una intervención militar.

En rueda de prensa, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, sostenía un cuaderno con su mano derecha, en el que sobresalía el siguiente apunte: “5000 tropas a Colombia”, según fotografió la agencia estadounidense de noticias Associated Press.

Hasta el momento, la Casa Blanca no ha dado explicaciones sobre la cuestión, si bien durante su conferencia de prensa y a la pregunta sobre una eventual intervención militar estadounidense en Venezuela, Bolton reiteró que “todas las opciones” están sobre la mesa.

Al respecto, la cadena local Fox News, citando a fuentes conocedoras del tema, indicó que la Casa Blanca está considerando el posicionamiento previo de las fuerzas estadounidenses en el vecino oeste de Venezuela (Colombia) en caso de que sean necesarias.

Por su parte, el canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo, dijo que el Gobierno de Bogotá no sabe la razón del apunte de Bolton. “Se desconoce el alcance y la razón de dicha anotación”.

La polémica declaración de Bolton ocurrió en la misma jornada en que el senador republicano Lindsey Graham revelase que el mandatario estadounidense, Donald Trump, sopesa usar la fuerza militar en Venezuela para derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro.

Por otra parte, en el canal Fox de Estados Unidos se publicó una entrevista realizada al General del Cuerpo de Marines, Robert Neller sobre qué es el Plan Militar “Libertad” creado para “sacar a Maduro del Poder”. Dijo que “todo está armado para la acción de fuerza para someter y castigar al narcoestado. Añadió que se está hablando del mayor despliegue multilateral jamás visto en Sudamérica. Expresó “el cielo obscuro se iluminará de luces de misiles y aviones como jamás se ha visto y el terror del sonido y de los colores y el ataque masivo de aviones infundirá terror… De verdad lamentarán haber nacido, pero trataremos, en los posible, que la población civil no sufra el embate de este ataque masivo” …”

Lo que no se imaginaron los guerreristas del imperio es que su locura bélica iba a ser rechazada por el mundo entero y, entre ellos 70 intelectuales de todos los países liderados por el estadounidense Noam Chomsky que públicamente sostuvieron que el gobierno de los Estados Unidos debe dejar de interferir en la política interna de Venezuela, especialmente en sus intentos de derrocar al gobierno de ese país. Resulta casi seguro que las acciones de la administración Trump y sus aliados regionales empeorarán la situación de Venezuela, lo que llevará a un sufrimiento humano innecesario, violencia e inestabilidad.

Añadieron que la polarización política de Venezuela no es nueva. El país ha estado dividido por mucho tiempo en términos raciales y socioeconómicos, pero la polarización se ha profundizado en los últimos años. Esto se debe al apoyo de los Estados Unidos a una estrategia opositora dirigida a destruir al gobierno de Nicolás Maduro por medios extra electorales. Si bien la oposición se ha dividido en esta estrategia, el apoyo de los Estados Unidos ha respaldado a los sectores de la línea dura en su objetivo de derrocar a Maduro mediante un golpe de Estado militar u otras estrategias que eluden el camino electoral.

Bajo la administración de Trump, la retórica agresiva contra el gobierno venezolano se disparó a un nivel más extremo y amenazador, con los funcionarios de la administración de Trump hablando de “acción militar” y condena a Venezuela, junto con Cuba y Nicaragua, como parte de una “troika de tiranía”.

Los problemas resultantes de las políticas del gobierno venezolano han sido empeorados por las sanciones económicas de Estados Unidos, que serían ilegales bajo los parámetros de la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas, así como de la legislación de los Estados Unidos y otros tratados y convenciones internacionales. Estas sanciones recortaron los medios por los cuales el gobierno venezolano podría haber escapado de su recesión económica, y a la vez causaron una dramática caída en la producción de petróleo y el empeoramiento de la crisis económica, causando la muerte de muchas personas que no pudieron acceder a medicamentos que hubieran podido salvar sus. Mientras tanto, los gobiernos de EEUU y sus aliados continúan culpando únicamente al gobierno de Venezuela por el daño económico, incluso el causado por las sanciones estadunidenses.

Ahora EEUU y sus aliados, incluido el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y el presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, han empujado a Venezuela al precipicio. Al reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó como el nuevo presidente de Venezuela –algo ilegal bajo la Carta de la OEA — la administración Trump ha acelerado drásticamente la crisis política de Venezuela con la esperanza de dividir a los militares venezolanos y polarizar aún más a la población, obligándola a elegir bandos. El obvio, y a veces explícito objetivo, es expulsar a Maduro a través de un golpe de estado.

La realidad es que, a pesar de la hiperinflación, la escasez y una profunda depresión, Venezuela sigue siendo un país políticamente polarizado. Los Estados Unidos y sus aliados deben dejar de alentar la violencia presionando por un cambio de régimen violento y extralegal. Si la administración Trump y sus aliados continúan su curso imprudente en Venezuela, el resultado más probable será el derramamiento de sangre, el caos y la inestabilidad. Estados Unidos debería haber aprendido algo de sus iniciativas de “cambio de régimen” en Irak, Siria, Libia y su larga y violenta historia de patrocinio de “cambios de régimen” en América Latina.

Ninguna de las partes en Venezuela puede simplemente vencer a la otra. El ejército, por ejemplo, tiene al menos 235,000 miembros de primera línea, y hay al menos 1.6 millones en las milicias. Muchas de estas personas lucharán, no solo sobre la base de la creencia en la soberanía nacional que se mantiene ampliamente en América Latina, frente a lo que parece ser una intervención liderada por Estados Unidos, sino también para protegerse de una posible represión si la oposición derroca al gobierno por la fuerza.

En semejante situación, la única solución es un acuerdo negociado, como sucedió en el pasado en países latinoamericanos cuando las sociedades políticamente polarizadas no pudieron resolver sus diferencias a través de las elecciones. Ha habido esfuerzos con potencial, tales como los liderados por el Vaticano en el otoño de 2016, pero no recibieron apoyo de Washington y sus aliados concentrados en el cambio de régimen. Esta estrategia debe cambiar para que exista una solución viable a la crisis actual en Venezuela.

Por el bien del pueblo venezolano, la región y por el principio de la soberanía nacional, estos actores internacionales deben apoyar las negociaciones entre el gobierno venezolano y sus oponentes que permitirán que el país salga finalmente de su crisis política y económica.

Firmado: Noam Chomsky, Profesor Emérito, MIT y Profesor Laureate, Universidad de Arizona y setenta intelectuales de todo el mundo.

Pero también hay otras voces disidentes, por ejemplo: ¿Por qué reclama Mujica nuevas elecciones en Venezuela, sabiendo que los anteriores comicios fueron limpios y libres?

El ex presidente de Uruguay dice que "resulta infantil" discutir sobre si el presidente legítimo es Maduro o es Guaidó.

“El ex presidente uruguayo José Mujica descubría el Mediterráneo al manifestar que" están sonando fuerte los tambores de guerra por la situación venezolana". Pero, lejos de clarificarnos qué es lo que está sucediendo realmente en Venezuela, las ambivalentes declaraciones de Mujica multiplicaron aún más si cabe la confusión existente, trivializando los acontecimientos venezolanos al asegurar que hoy "discutir sobre la legitimidad de un Gobierno u otro", en referencia a Nicolás Maduro y a Juan Guaidó,"resulta infantil".

Si hubiéramos desconocido quien fue el autor de unas afirmaciones como éstas pensaríamos que podrían corresponder perfectamente a uno de los numerosos "tertulianos" que, cotidianamente, se asoman en los medios de comunicación y cuya característica más singular suele ser su ignorancia supina y simplona sobre la realidad latinoamericana.

LOS JUEGOS MALABARES DEL VIEJO EX TUPAMARO

“Pero no fue así. El emisor de ese y otros juicios que trataremos de analizar fue un ex presidente uruguayo que se presenta ante la opinión pública mundial como un genuino "hombre de izquierdas". Por eso resulta oportuno que convengamos, antes de realizar cualquier otra consideración, que Mujica no es un decrépito ancianito que no se entera de nada, ni carece de experiencia política y vital. Pepe Mujica es, por el contrario, un hombre que arrastra una larga trayectoria política y activista, que arranca desde su juventud. Es también un experimentado estadista que logró transformar el programa político transformador del "Frente Amplio" en letra muerta; en una congelada estatua de sal.

Pero para que nada quede en el tintero, hay que añadir otro dato más que significativo. Durante su mandato como presidente, Mujica tuvo como Ministro de Asuntos Exteriores de su gabinete nada menos que a Luis Almagro, más conocido por "el loco Almagro", que es actual muñidor de los ataques salvajemente piratescos que desde la OEA se realizan en contra de Venezuela. A estas alturas y dadas las concomitancias existentes entre ambos, uno se ve obligado a preguntarse si el tal Almagro ¿nació o se hizo? Y si se hizo, ¿cuál fue la fuente de la que bebió?

A la densa trayectoria biográfica de este "viejito encantador" de progres, presidentes y ex presidentes socialdemócratas y europarlamentarios podríamos añadir, igualmente, algunos otros datos que obran en nuestro haber, acerca de cuál fue el comportamiento de Mujica durante aquellos largos y durísimos 15 años en los que permaneció en las mazmorras de la dictadura militar uruguaya. Según cuentan - y a veces, hasta le gritan - sus antiguos camaradas de infortunio, la conducta que allí tuvo Pepe Mujica no fue precisamente ejemplar. Pero será preferible no atravesar esos enfangados charcos, dejando que sean sus antiguos compañeros los que asuman la responsabilidad histórica de esclarecer ante uruguayos y no uruguayos quién se esconde realmente tras esa figura oronda y bonachona que se deleita departiendo con reyes, políticos y magnates.

De manera que de "ancianito ingenuo e inexperimentado", nada. Otra cosa bien diferente es que la trayectoria biográfica de Mujica no haya sido precisamente rectilínea y que la vaya a terminar coronando con la traición a sus ideas, a sus compañeros y a sus principios.

José Alberto Mujica Cordano puede ser, efectivamente un anciano, cuya cadencia tonal encantadora les suena a algunos "progres" a pura música celestial. Pero al margen de cualquier otra consideración que sobre él podamos hacer, se trata de un hombre perfectamente consciente del eco del que todavía disfruta en las grandes corporaciones mediáticas, hábiles constructoras de la opinión pública mundial, que excepcionalmente no han dejado de nutrirse de sus opiniones políticas. Desde ese punto de vista, a Mujica Cordano hay que considerarlo como una engrasada máquina de guerra que las cadenas estadounidenses utilizan en los momentos oportunos para entibiar a los tibios y enaltecer la furia de los guerreros. Y aunque pueda resultar extremadamente dura la utilización de estos símiles, desgraciadamente la realidad es esa, y no otra.

LA FABRICACIÓN DE JUAN GUAIDÓ

El analista peruano Wilder Sánchez reseña junto a otros analistas como Juan Guaidó fue una creación de Estados Unidos. Por ejemplo, Dan Cohen y Max Blumenthal afirman que Juan Guaidó es el producto de un proyecto de una década supervisado por los entrenadores de élite de Washington para cambios de gobiernos. Mientras se hace pasar por un campeón de la democracia, él ha pasado años al frente de una violenta campaña de desestabilización.

Antes del fatídico día 22 de enero, menos de uno de cada cinco venezolanos había oído hablar de Juan Guaidó. Hace solo unos meses atrás, este hombre de 35 años era un personaje oscuro en un grupo de extrema derecha políticamente marginal, estrechamente asociado con actos espantosos de violencia callejera. Incluso en su propio partido, Guaidó había sido una figura de nivel medio en la Asamblea Nacional, dominada por la oposición, que ahora se encuentra bajo desacato según la Constitución de Venezuela.

Pero después de una sola llamada telefónica del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, Guaidó se proclamó a sí mismo como presidente de Venezuela. Ungido como el líder de su país por Washington, un político previamente desconocido fue trasladado al escenario internacional como el líder seleccionado por Estados Unidos para la nación con las reservas de petróleo más grandes del mundo.

Haciendo eco del Consenso de Washington, el comité editorial del New York Times calificó a Guaidó como un "rival creíble" para Maduro con un "estilo refrescante y una visión para hacer avanzar al país". El comité editorial de Bloomberg News lo aplaudió por buscar la "restauración de la democracia" y el Wall Street Journal lo declaró "un nuevo líder democrático". Mientras tanto, Canadá, numerosas naciones europeas, Israel y el bloque de gobiernos latinoamericanos de derecha conocido como el Grupo de Lima reconocieron a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela.

Si bien Guaidó parecía haberse materializado de la nada, él era, de hecho, el producto de más de una década de asidua preparación por parte de las fábricas de élite dedicadas a cambiar regímenes del Gobierno de Estados Unidos. Junto a un grupo de activistas estudiantiles de derecha, Guaidó fue entrenado para socavar el gobierno de orientación socialista de Venezuela, para desestabilizar el país y, algún día, para tomar el poder. Aunque ha sido una figura menor en la política venezolana, él había pasado años demostrando en silencio su valía en los pasillos del poder de Washington.

"Juan Guaidó es un personaje que se ha creado para esta circunstancia", dijo a Grayzone, Marco Teruggi, sociólogo argentino y cronista principal de la política venezolana. "Es la lógica de un laboratorio: Guaidó es como una mezcla de varios elementos que crean un personaje que, con toda honestidad, provoca entre risa y preocupación".

Diego Sequera, periodista y escritor venezolano de la agencia de investigación, Misión Verdad, estuvo de acuerdo: "Guaidó es más popular fuera de Venezuela que en el interior, especialmente en los círculos elitistas de la Ivy League y de Washington", comentó Sequera a Grayzone: "Es un personaje conocido allí, es previsiblemente de derecha y se considera leal al programa".

Mientras que Guaidó se vende hoy como la cara de la restauración democrática, él pasó su carrera en la facción más violenta del partido opositor más radical de Venezuela, posicionándose a la vanguardia de una campaña de desestabilización tras otra. Su partido ha sido ampliamente desacreditado dentro de Venezuela y es, en parte responsable, de fragmentar una oposición muy debilitada.

"Estos líderes radicales no tienen más del 20 por ciento en las encuestas de opinión", escribió Luis Vicente León, el principal encuestador de Venezuela. Según León, el partido de Guaidó permanece aislado porque la mayoría de la población "no quiere la guerra". "Lo que quieren es una solución".

Pero esta es precisamente la razón por la que Guaidó fue seleccionado por Washington: no se espera que él guíe a Venezuela hacia la democracia, sino que derrumbe a un país que durante las últimas dos décadas ha sido un bastión de resistencia a la hegemonía estadounidense. Su improbable ascenso señala la culminación de un proyecto de dos décadas para destruir un robusto experimento socialista.

APUNTANDO A LA “TROIKA DE LA TIRANÍA”

Desde la elección de Hugo Chávez en 1998, Estados Unidos ha luchado para restablecer el control sobre Venezuela y sus vastas reservas de petróleo. Los programas socialistas de Chávez pueden haber redistribuido la riqueza del país y ayudado a sacar a millones de personas de la pobreza, pero también le colocaron a él un objetivo en la espalda. En 2002, la oposición de derecha de Venezuela lo derrocó brevemente con el apoyo y reconocimiento de Estados Unidos antes de que el Ejército restableciera su presidencia luego de una movilización popular masiva. A lo largo de las administraciones de los presidentes de Estados Unidos, George W. Bush y Barack Obama, Chávez sobrevivió a numerosos planes de asesinato antes de sucumbir al cáncer en 2013. Su sucesor, Nicolás Maduro, sobrevivió tres atentados contra su vida.

El gobierno de Trump elevó inmediatamente a Venezuela a la cima de la lista de objetivos de cambio de régimen de Washington, calificándolo de líder de una "troika de tiranía". El año pasado, el equipo de seguridad nacional de Trump intentó reclutar miembros del ejército para montar una junta militar, pero ese esfuerzo fracasó. Según el gobierno venezolano, Estados Unidos también participó en un complot con el nombre en código “Operación Constitución” para capturar a Maduro en el palacio presidencial de Miraflores, y otro llamado “Operación Armagedón” para asesinarlo en el desfile militar de julio de 2017. Poco más de un año después, los líderes de la oposición exiliados intentaron matar a Maduro con bombas de aviones no tripulados durante un desfile militar en Caracas.

Más de una década antes de estas intrigas, un grupo de estudiantes de la oposición derechista fue seleccionado y preparado personalmente por una academia para capacitar a las élites en el cambio de regímenes financiada por Estados Unidos para derrocar al gobierno de Venezuela y restaurar el orden neoliberal.

Capacitación proporcionada por “el grupo ‘exportar una revolución’ que sembró las semillas para varias revoluciones de color”

El 5 de octubre de 2005, con la popularidad de Chávez en su apogeo y su gobierno planeando programas socialistas, cinco "líderes estudiantiles" venezolanos llegaron a Belgrado, Serbia, para comenzar a entrenarse para una insurrección.

Los estudiantes habían llegado de Venezuela por cortesía del Centro de Acción y Estrategias No Violentas Aplicadas (CANVAS). Este grupo se financia en gran parte a través de National Endowment for Democracy (NED), un apéndice de la CIA que funciona como el brazo principal del gobierno de los Estados Unidos para promover cambios de gobiernos; y por filiales como el Instituto Republicano Internacional y el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales. De acuerdo con los correos electrónicos internos filtrados de Stratfor, una firma de inteligencia conocida como "la CIA en la sombra", "[CANVAS] también puede haber recibido financiamiento y capacitación de la CIA durante la lucha en contra de Milosevic durante 1999/2000".

Hasta ahora, Estados Unidos y sus derechas de América Latina y Europa han puesto a Venezuela en un terreno incierto, que, si no cesan las amenazas bélicas del imperio yanqui, podría terminar en un terrible derramamiento de sangre.

Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com


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