Obituario: «Compañero del alma, tan temprano»

El 7 de febrero de 2022, a los 68 años de edad, falleció «como del rayo» Josep María Roselló Castellà. Nunca como ahora he sentido tanta empatía con los versos de la «Elegía a Ramón Sijé», de Miguel Hernández, y ese profundo dolor por la pérdida de un amigo y de un compañero, que fue también un colaborador histórico de esta revista.

Josep María fue ante todo una persona fiel a sí misma, compleja, obstinada, peculiar. Su valía intelectual le habría permitido arrimarse a muchos árboles, buscando una sombra que le cobijara, pero prefirió seguir su camino, al borde de la soledad, libre de ataduras, pero sin renunciar por ello a abrirse a los demás y a compartir sus dudas y sus certezas.

Aunque seguramente será conocido sobre todo por sus aportaciones en el terreno del naturismo histórico y social, con diversas obras, entre las que destaca, La vuelta a la naturaleza. El pensamiento naturista hispano, 1890-2000 (ed. Virus, 2003), su personalidad abarcó una multiplicidad de facetas e intereses. Desde su larga experiencia laboral como ferroviario hasta su formación posterior como sociólogo. Su inquietud intelectual y vital le llevaron a interesarse por todos aquellos temas que él consideró relevantes o que, «menos serios», excitaban igualmente su imaginación. El papel social de la ciencia, el transhumanismo, las diferentes visiones de la salud, la pandemia de la covid-19, las complejas relaciones entre hombres y mujeres y otras muchas cuestiones le ocuparon también en sus últimos años. En todas ellas tratando de trascender tópicos y banalidades, tan presentes en nuestros días. Fue además animador de actividades de recuperación de la memoria histórica en Alcoi, su localidad de residencia, y conferenciante allí donde se le reclamaba. A ello se suma su labor de colaborador habitual de diversas publicaciones, grupos de investigación, fundaciones y bibliotecas, principalmente del entorno libertario.

¿Cómo tratar en definitiva de condensar en unas pocas líneas su legado personal, lo irrepetible de cada uno, el sentimiento de orfandad, todos los matices y momentos compartidos? La vida, entre terrible y hermosa, continúa, y retomando los sentidos versos de Miguel Hernández: «y sin calor de nadie y sin consuelo / voy de mi corazón a mis asuntos.»

Argia Landariz

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