SI ME LLAMAN VAGO…

Si me llaman vago porque no me gusta trabajar… les diré que lo soy.

Si me llaman vago porque cada uno debe dar según sus posibilidades y recibir según su necesidad, pues para que negarlo… lo soy.

Si me llaman vago porque creo que el trabajo (del latín «tri-palium»), junto a la programación y fraccionamiento del tiempo, son el mayor intento del sistema para tenernos ataditos y bien ataditos, lo soy, no cabe duda.

Si me llaman vago porque creo que el imperio del capital se basa en la esclavitud a que nos someten mientras nos explotan con el trabajo. Lo soy ¿Lo dudan?.

Si me llaman vago porque creo que el dinero es la zanahoria que utilizan para tenernos tirando como borricos de la noria mientras nos damos coces para no quedarnos paraos y sin zanahoria y dando mordiscos y abriéndonos paso a codazos para correr detrás de ella y me gustaría no ser tan borrico (con perdón de los borricos), pues lo digo sin rodeos… lo soy.

Si me llaman vago porque creo que el trabajo es tiempo vacío que a mí me gustaría llenar, está claro que lo soy.

Si me llaman vago porque me gusta escribir, escuchar, hablar, leer, jugar, cantar, componer, hacer-ver teatro-cine, pintar, hacer el amor… y creo que queda muy poco tiempo para hacer estas cosas porque estamos todo el día trabajando, estudiando o haciendo lo que sea para buscar trabajo, ya es que no sé como decírselo… soy vago.

Si me llaman vago porque creo que en una sociedad libertaria, sin burocracia, produciendo lo estrictamente necesario y dejándonos de vaciar tiempo produciendo cantidad de armatostes estúpidos, y con el mogollón de peña que somos y lo que producen las máquinas, que para eso están, iban a sobrar horas por todos los sitios, pues miren, soy vago ¿no lo voy a ser?

Y si por mi poco amor al trabajo y a otras muchas cosas me llaman vago, marica, indeseable, hereje, y hasta quién sabe, aunque todavía no lo han hecho, (sólo les faltaba eso), me amenazan con tenerme ocho horas diarias de rodillas con los brazos en cruz sujetando las obras completas de algún autor del siglo pasado, mientras canto algún himno de épocas gloriosas, pues mira sólo puedo decir tres cosas: primero, que soy todas esas cosas que dicen; segundo, que su vocabulario se parece mucho a unos que yo me sé y tercero, a ver si se enteran en qué época viven.

Me voy a la cama, ¿vienes?

Rafa
(Bilbo)

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