PARO, TRABAJO Y DERECHOS SOCIALES


¿SOMOS PARAD@S?

Es una manera de empezar el realizar una sintética presentación, para que podáis intuir mejor o situar nuestras opiniones, dudas y búsqueda de salidas ante el paro, la pobreza y la exclusión social.

Nos llamamos Asamblea de Parad@s de Gasteiz y desde hace quince añitos continuados respondemos a un proceso de autoorganización de personas en paro (entendido como carencia y/o insuficiencia de recursos suficientes para vivir aquí y ahora). Han sido y siguen siéndolo años de errores, aciertos, dudas y verdades como puños, pero sobre todo partimos de que cuando se quiere discutir y pronunciarse ante las formas de lucha contra la carencia, el sufrimiento y el dolor de las personas empobrecidas nos pronunciamos claramente como un Colectivo Anticapitalista que asumimos que estamos ante una sociedad fracasada y creadora de terror, muerte, y mucho, muchísimo sufrimiento para quienes carecemos de estabilidad y suficiencia de recursos.

Cuando titulamos esta pequeña presentación bajo la pregunta de si somos parad@s, lo hacemos conscientes de que entre las muchas personas que tienen empleo existen muchísimas que carecen de recursos suficientes y de manera estable. Por ello en nuestro grupo tienen cabida casi todas las personas que tienen empleo. La amplia mayoría vivimos del cobro de Rentas Mininas y Prestaciones Sociales, que unidas al apoyo mútuo que hemos puesto en marcha desde el principio, nos posibilita sobrevivir y continuar la pelea cotidiana por transformar esta sociedad fracasada. Ponemos en común muchas cosas, incluidas nuestras necesidades y sueños para abrirnos a todas aquellas personas que desde esta opción anticapitalista buscan, luchan por romper con casi todo lo actualmente establecido. Somos unas enamoradas de la coordinación, en lo local, comarcal de Herrialde, Nacional, Estatal, Mundial. A problemas estructurales como el paro, hemos de ir respondiendo en todos los niveles, desde el del barrio al planetario, y seguramente todos sean fundamentales. Además procuramos ser felices luchando, intentando hacer y ser lo que nos apetece y pide el cuerpo.

MOJARSE HASTA FRACASAR Y VOLVER A EMPEZAR

Ese ha sido nuestro lema oculto o inconsciente en todos estos años. Ante nuestras narices aparece la crueldad de la tiranía del capital, aparece la gente y nuestras propias vidas, no los números. Cuando todo eso está ante ti sólo puedes reaccionar primero y luego evaluar si fue acertada o no esa acción, para la próxima vez tenerlo en cuenta. Por ello, cuando repasamos nuestra práctica vemos que nos hemos mojado a tope en todo lo que nos metemos, no preguntamos quién está detrás para actuar ante la injusticia y la carencia. Pero la reiteración de errores y algún que otro aciertillo nos han lanzado a una práctica ante el empobrecimiento de apoyo total al encuentro, entre iguales, con todas aquellas personas y/o grupos diferentes que desean hacer algo ante el paro. Nuestra manera de actuar nos trae algún que otro problemilla, pues el ser autónomos de partidos y sindicatos ha traído consigo muchas reacciones competitivas, excluyentes, conocemos en pellejo propio las cloacas del mundillo político anticapitalista que como no podía ser de otra manera está formado por personitas endebles, limitadas y algunas un pelín competitivas, envidiosas y peligrosas para un proyecto social transformador.

Con nuestra forma de hacer las cosas, nos planteamos el desarrollar proyectos específicos (Escuelas de Música, Distribuidoras, Langabetuen Tokia, Casa de Iniciativas,…) como respuestas concretas a situaciones o problemas diferentes. Siempre hemos apostado por crecer bajo forma de hongos. Ayudamos a nacer un proyecto o iniciativa, lo acompañamos participativamente en su desarrollo y desaparecemos o reducimos al máximo nuestra presencia para que funcione autónomamente y esperamos, o más bien deseamos, que se siga relacionando, coordinando y encontrando con nosotr@s.

NOSOTR@S NOS COORDINAMOS ¿TU TE COORDINAS?

Para nosotr@s la falta de Coordinación es la clave de nuestro reducido conocimiento. Poniéndola en práctica vimos y vemos que podemos realizar luchas, proyectos, servicios… que solit@s no podríamos hacer. Pero es bueno que os contemos que para nosotr@s es igual de importante el Coordinarnos con los de nuestro barrio que con las gentes que luchan contra el empobrecimiento masivo y el caos social en San Francisco. Esta manera de actuar nos ha traído muchas incomprensiones y críticas desde hace diez años, pero desde el glorioso 1992 progresivamente se han ido dando cambios significativos en la orientación de las luchas sociales en general y las consecuencias de la globalización económica se han dejado sentir más nítidamente y eso junto a otras cositas nos conduce a un momento en el que se comparte más nuestra manera de ver las actuaciones coordinadas a todos los niveles, procurando aportar a todos ellos una muy parecida energía.
Aunque del dicho al hecho va un trecho, y en nuestro hacer cotidiano prevalece la coordinación local, aunque en muchísimas ocasiones es muy débil y poco clara. Donde hemos tenido las mejores experiencias es en Baladre y Txiroekin Bat Eginik.

En estos papeles queremos darle relevancia a una plataforma que nos ilusiona y a la que dedicamos muchísima de nuestra militancia cotidiana: Txiroekin bat Eginik. Como su propio nombre indica es una Plataforma que se plantea la lucha con las personas empobrecidas, y que actúa fundamentalmente en Gasteiz. Nacimos como Plataforma de las cenizas de otro intento de Coordinación local de lucha contra el paro y la pobreza, que se llamó Elkartasuna. En el inicio de Txiroekin, hace tres largos años, se insistió muchísimo en la importancia de la participación de las personas empobrecidas en nuestra lucha por erradicar las causas que generan el empobrecimiento masivo actual. Otro aspecto fundamental de Txiroekin Bat Eginik es el trabajar en la calle, romper la cotidianeidad de una realidad virtual que encarcela millones de conciencias. No deseamos ser la voz de las personas empobrecidas. Decidimos unir nuestro esfuerzo en una sola dirección, que en este caso definimos en diez puntos de nuestra plataforma reivindicativa. Esta Plataforma recoge diferentes reivindicaciones que consideramos son necesariamente alcanzables hoy para seguir el o los caminos de un verdadero cambio social. Así, en estos diez puntos se exige la abolición de las horas extras, de las contrataciones a través de ETTs; el aumento de las actuales prestaciones sociales, que al IMI (Ingreso Mínimo de Inserción) y al AES (Ayuda de Emergencia Social) puedan acceder todas las personas mayores de 18 años incrementando las cuantías de ambas; que las personas empobrecidas tengan voz propia y no a través de otros; derecho a techo para todas las personas; que Cajas y Bancos corran con los intereses de los créditos hipotecarios y se congelen los pagos en los casos de personas empobrecidas y/o sin recursos suficientes para hacerles frente; cumplimiento de la ley en casos de pres@s enferm@s y la vuelta de tod@s a sus lugares de origen…

La Plataforma es el eje, referente, de nuestro trabajo. En el desarrollo de experiencias para conseguir estos objetivos, sacamos a la calle unos cuantos miles de guías de recursos, donde informamos de cómo acceder a las actuales prestaciones sociales; pero desde una filosofía del derecho, de la exigencia como persona con dignidad. Para ello popularizamos un lema: «Vivir dignamente es tu derecho». El formato de la guía y el contenido lo hace sugerente y muy útil para quien desee iniciarse en el camino de la demanda de prestaciones ante los Servicios Sociales.

Son muchas las acciones que Txiroekin viene desarrollando en Gasteiz, fundamentalmente de denuncia y concienciación, con un muy sorprendente éxito de cara a objetivos concretos. Se puede decir que tenemos una opinión que se escucha, aunque en otro momento podríamos analizar las razones de esa opinión de «peso» en Gasteiz. Pero para las gentes de la Asamblea de Parad@s Txiroekin tenía que ir mucho más lejos y por eso empezamos a plantear (dentro da la Plataforma) dos acciones que debían acompañar la aparición de esta guía. La primera fue la de las permanencias, que desarrollamos actualmente en dos Parroquias de Gasteiz (Buen Pastor y Santa Lucía), dos horas al día (lunes, martes y miércoles). En las referidas parroquias recibimos a gente que quiere Informarse de sus derechos o simplemente saber como se consigue tal o cual Prestación o Ayuda Social. La otra acción que vemos urgente es la de reunirnos una vez al mes la gente que cobramos el IMI, el AES o cualquier otra ayuda, para definir autónomamente actuaciones concretas ante nuestro empobrecimiento.

El camino recorrido es muy corto pero vemos de gran interés este último año de Txiroekin y pensamos que hemos acertado de pleno tanto con las Permanencias como con la idea de Autoorganización de quienes cobramos el IMI, AES,… Pasito a pasito se va consiguiendo incrementar la conciencia social en nuestro entorno sobre la otra cara de Gasteiz y la necesidad de cambiar las cosas y de ninguna manera aceptar el actual empobrecimiento masivo. Ahora nos planteamos como volver a retomar el trabajo en barrios, uno a uno, en la línea de la experiencia de Berri-Otxoak en Barakaldo, salvando las distancias y adecuándolo a una ciudad «bonita», «rica en recursos». Consideramos que la Red Social la hemos de tejer desde la manzana de la ciudad, cruzando barrios, asociaciones, parroquias y lo que haga falta para conseguir el fundamental debate social, que estimule la búsqueda, que ayude a crear conciencia social para cambiar toda esta sociedad caduca que sólo genera caos, dolor, miseria y muertes de todo tipo.

Las coordinaciones son fundamentales para nuestra práctica diaria de militantes anticapitalistas y gente a la que urge el cambio social. De ellas hemos aprendido que muchas veces la diferencia es complementaria, que los grupos somos ramilletes de personas con corazoncitos grandes y chicos, que nuestros problemas son los mismos que en Chiapas, San Francisco, Ceuta, Hamburgo… ,aunque sus manifestaciones sean muy diferentes. También vemos la fuerza y la debilidad, lo que podemos hacer junt@s y la poquita gente que aún somos para tan grandes empresas.

EL EMPLEO, LAS CONTRAPRESTACIONES Y ALGUNAS NEURAS SINDICALES

Ultimamente hemos escrito y charlado mucho sobre lo peligroso que es el incrementar las preocupaciones de la gente empobrecida por conseguir un empleo inexistente. En las sociedades que vivimos sobra de todo, existe riqueza suficiente para cubrir todas las necesidades. No estamos ante una crisis de recursos sino que lo que tenemos delante de las narices es una acumulación de recursos en pocas manos, desconocida hasta ahora. Si estamos de acuerdo con estas apreciaciones no debemos presionar ni un minuto más por conseguir empleos, y por el contrario tenemos que reivindicar con fuerza y perseverancia el reparto de la riqueza, de los recursos acumulados por esas minorías de ricachones. Pero para mayor cachondeo, estamos en un mundo donde el mercado es el dueño y señor; los beneficios que se escriben con mayúsculas se sacan de la especulación y no de la producción de tal o cual producto. Entre las mercancías que dan más beneficios están las ilegales. Por ello el reparto de la riqueza es una medida urgente pero insuficiente, es un medio básico para frenar la muerte y el dolor de millones de seres humanos en todos los continentes y países estén en el submundo que estén.

Continuando con nuestras pinceladas «alarmistas» ante el sacrosanto empleo, deseamos recordar que la Organización Mundial del Comercio determina qué debe producir cada país, cuánta cantidad y para qué mercados. Esa OMC es una «ONG» muy especial, para decirlo en cuatro palabritas, es un instrumento de las transnacionales y de los tres grandes colosos (EE.UU., Japón y las transnacionales de la Unión Europea). Así nos encontramos con las tierras subsidiadas por no producir; con «alimentos que sobran» y que se reparten a través de partidas llamadas «excedentes». Vivimos en un mundo donde sobra de casi todo. No es necesario producir más, si no producir muchos menos en muchísimos casos (automóviles, industria química, farmacológica,…) o nada (armamento, industria contaminante, trenes de alta velocidad, autopistas sin límite,…). Para nosotr@s no es válida la neurótica conducta de la gran mayoría del mundo sindical que no duda en seguir planteando el problema del empobrecimiento como una cuestión de creación de más y diferentes empleos. Es bochornoso ver como se defienden irracionalmente todos los actuales empleos aún a sabiendas de que esta situación y este sistema es insostenible en el tiempo. Pero estas opiniones del mayoritario mundo sindical deben ser, en algunos casos, parte del peaje y la connivencia que exigen los aparatos de los Estados y las Transnacionales a través de las instituciones globales (BM, ONU, OMC, UEO, OTAN,…).
Seguir planteando el empleo como salida a la falta de recursos es una locura y no sólo por ser un bien escaso, porque incrementa la filosofía del fracaso personal, aumenta los codazos por algo que no existe para tod@s en las actuales condiciones. En pocas palabras, nos empobrece más, e imposibilita asumir con coherencia la necesaria destrucción del empleo socialmente inútil e indeseable.

El camino de la reivindicación de más y más empleo nos lleva al caos norteamericano, donde todo se compra y se vende, en donde una persona para sobrevivir debe tener tres ridículos empleos que en muchos casos se crean fomentando necesidades estúpidas que rayan en lo patológico.

Ante tanto discurso proempleo, como medida estrella contra el paro hemos de ir construyendo un discurso anti-mercado, que coloque a las personas y a la naturaleza en el centro. Los actuales empleos nos empobrecen mayoritariamente y nos meten en un callejón sin salida.

No viene al caso enumerar pormenorizadamente cuáles son nuestras propuestas ante el paro, pero si queremos reforzar la idea de que no existe una medida única. Pensamos en la necesidad de luchar por conseguir muchos objetivos en otras tantas luchas: por el reparto de la riqueza; por un reparto de la actividad humana (trabajo que no empleo); por la destrucción del empleo socialmente inútil; por el mantenimiento del empleo verdaderamente útil, en condiciones humanas, por el necesario freno a la globalización económica oponiéndonos al proyecto actual de Unión Europea; por supuesto que debemos repartir el pequeño empleo útil que vaya quedando; fomentar el trueque; cambiar valores y desarrollar otros nuevos desde ya; romper con la mentalidad consumista… Por ello es básico que nos planteemos una formación para el conocimiento y nunca para el empleo inexistente. Además, para más alucine los colectivos estamos viendo cómo se nos impone un reparto del empleo a la medida de bancos y transnacionales a través de empleos basura que crean empobrecimiento. Que nadie piense que tenemos la alternativa, lo que poseemos es una muy fundada intuición de que el empleo es el pozo y no el camino para luchar por la erradicación del empobrecimiento y del paro, entendidos como la falta de recursos suficientes y estables para cada persona.

SIN CONTRAPRESTACIONES

La contraprestación parece que es la condición que algunas personas y grupos ponen para asumir el derecho de las gentes empobrecidas a cobrar unos ingresos mínimos. Resulta demasiado duro ver la reiteración del mundo sindical en general y de gentes amigas en particular insistiendo en que es fundamental que las personas pobres «demos» algo a la sociedad y que no nos convirtamos en vagos de por vida. Pues compas nos da la ligera impresión de que estáis muy, pero que muy equivocados. Cuando trabajáis de manera asalariada a quien enriquecéis es a gestores y dueños de medios de producción; así que dejaos de rolletes absurdos sobre que quienes tenéis empleo sois las personas que nos dais de comer a las gentes empobrecidas. Vuestros empleos, nuestra pobreza, la especulación y su situación de poder absoluto del mercado y del mundo institucional y mediático es lo que hace que unos pocos sean tremendamente ricos; dejando a los presupuestos Estatales, Autonómicos y Municipales meras calderillas que en general están a su disposición (infraestructuras de todo tipo, subvenciones directas en muchos casos, gestión de lo público,…).

Otra argumentación muy reiterada es plantear que el trabajo asalariado ayuda al proceso de socialización de las personas y que de esa manera se insertan. Estas reflexiones no nos cuadran con la premisa de estar ante un problemazo estructural, que requiere conciencia social, concreción de propuestas al margen del mercado y mucha pero que mucha lucha, y todo como diría la canción para seguir viendo pasar una tras otra las derrotas sin parar. Pues posiblemente no llegaremos a ningún paraíso o sí. El empleo y las contraprestaciones sólo nos ponen en situación de dependencia y sumisión, igualito que cualquier subsidio o prestación; pero por lo menos no dejaréis de coincidir con nosotr@s en que si existe riqueza a mogollón, sobran empleos, y tenemos muchas carencias millones de personas, lo inmediato es que quienes estemos en paro recibamos por derecho unos ingresos suficientes, sin contrapartidas, ni contraprestaciones. Sólo por ser personas y vivir en un mundo que dispone de recursos suficientes. Las contraprestaciones para los Borbones, sería la línea. Realmente ellos son los parásitos y acumulan a manos llenas; esa gentuza, es la que tiene una responsabilidad con el resto, por apropiarse de lo que es de tod@s: los recursos.

Ya vale de jugar con la gente empobrecida a insertarnos en una sociedad fracasada, no hay inserción posible cuando se entiende por inserción que cada persona sea explotada a través de un empleo de seis u ocho horas diarias (30 horas ó 40 horas a la semana). Dejad de volvernos loc@s con la formación para el empleo y el control de nuestras vidas. No debemos nada a nadie, somos personas y tenemos derecho a vivir dignamente, sin más, compas.

Ante la última campaña que hemos vivido en las Vascongadas sobre una hipotética carta de Derechos Sociales, y de refilón la creación de una posible Red de Lucha contra el empobrecimiento y la exclusión social, sufrimos comentarios un pelín despectivos por no suscribir ni la supuesta carta de derechos y menos aún apoyar esa manera de crear una «Red». Ahora que han pasado los calores veraniegos, animamos a las personas firmantes a que leáis detenidamente lo firmado y posiblemente llegaréis a la conclusión de que no es vuestro escrito, el que os gustaría; pero daréis por bueno firmarlo bajo la opinión de que no tiene tanta importancia y al fin y al cabo se firman muchas cosas con las que no se está totalmente de acuerdo. Nosotr@s también hacemos eso a menudo, y respetamos y comprendemos vuestras firmas. Pero discrepamos de las personas, grupos y sindicatos que están trabajando estos temas, que los consideran como propios y tienen posiciones de búsqueda, de cuestionamiento del actual mundo. Nos han sorprendido firmando y fomentando un texto que tiene como propuestas centrales el reparto del empleo y las Rentas Mínimas con contraprestaciones obligatorias (punto 9 del texto). Podríamos haber firmado un texto más por el reparto de ese poquísimo empleo que existe, pero no aceptamos que nos obliguéis a dar nuestras vidas a un Ayuntamiento por el hecho de cobrar algo a lo que tenemos pleno derecho como personas empobrecidas. Pero es más, vosotr@s y nosotr@s deberíamos tener los mismos derechos, por eso apoyamos totalmente el Ingreso Social Universal para tod@s, al margen de procedencia, pertenencia,… Por ser vecinas y sobre todo personas…

El contenido es importante, pero el método es tan o más importante, no vale todo para crear algo, por muy movimiento contra la pobreza que sea. No se puede entrar en esta cacharrería como vulgar elefante. Nos sorprendió ver como lo fundamental, al final, han sido las 90.000 firmas, el salir mucho en sus medios de comunicación. Todo para que lo discutan sus señorías, algún día de estos.
Pero nuestra sorpresa y desacuerdo total es porque este método de supuesta creación de una Red, se hace en un territorio donde ya existen algunas plataformas y colectivos que trabajan estos temas, que cuentan con sus propios planes de trabajo y de desarrollo de las redes de abajo para abajo, de manera horizontal, dando tiempo, con mucho debate sobre contenidos y textos consensuados; priorizando incrementar la conciencia social.

Nuestra experiencia e intuición es que una Red de Lucha Contra el Empobrecimiento debe orientarse hacia los barrios y las gentes que ya están trabajando estos temas, con voluntad de ser un Espacio de Encuentro y no la voz de las personas empobrecidas. Por supuesto, que hemos de coordinarnos a nivel territorial, nacional, estatal y planetario…, pero en condiciones de igualdad, con conocimiento completo del guión a desarrollar, participando a la hora de consensuarlo, siendo parte activa de las acciones que se desarrollen, al ritmo y manera que el cuerpo y nuestra situación nos lo pida y no al dictado y ritmos de nadie, por encima nuestro.
A nuestro entender, la lucha contra el empobrecimiento, va para largo, y se debe basar en personas conscientes de la necesidad de erradicar las causas que generan este empobrecimiento y no en momentos subjetivos de la gente o en realidades virtuales.

Como veréis, seguimos sin pastillas, sin fórmulas mágicas, pero para nosotr@s hoy es prioritario reducir hasta eliminar, el sufrimiento de las gentes empobrecidas. Eso sí que es insostenible y nos subleva, animándonos a seguir apostando por una militancia anticapitalista desde los «movimientos sociales» y por la búsqueda de formas de vida diferentes, que nos ayuden a parir un mundo diferente, sin opresiones.
Para conseguirlo asumimos el alto peaje de las equivocaciones sin fin, para volver a cuasi empezar de nuevo. Besitos y a ser muy malas; ya sabéis que las personas buenas sólo van al cielo y nosotras a todas partes.

Miembros de Gasteizko Langabetuen Asanblada-Baladre
Felipe Quindos, Carmen Frías, Manolo Sáez…

¿Qué podemos hacer contra el paro AQUI y AHORA?

Hoy en día nadie se atreve a negar o discutir que el paro y la exclusión social sean uno de los mayores (si no el principal) problema que atraviesan nuestra sociedad. Sin embargo, esta aplastante unanimidad salta inmediatamente en pedazos cuando de lo que se trata es de buscar alternativas y ofertar soluciones ante el tema. Aquí el frágil consenso inicial deja paso a toda una retahíla de «recetas» que van desde las supuestas medidas favorecedoras del empleo que defiende la patronal (ya sabéis, eso de «flexibilidad laboral», «moderación salarial», etc. que nos haría estallar en una inmensa carcajada a tod@s si no fuera por la enorme tragedia humana que se oculta tras el problema) hasta otras propuestas más merecedoras de consideración como la del reparto del trabajo, la instauración de un Ingreso Social Universal, la puesta en marcha de iniciativas de Economía Social, el autoempleo, etc. Algunas de estas propuestas, en concreto las dos primeras (reparto del trabajo e I.S.U.), se dan en un plano mas bien teórico y a largo plazo, por lo que me referiré a ellas muy superficialmente, para poder centrarme en otras alternativas de carácter más práctico y que puedan ayudarnos a responder mejor a la pregunta que abre este artículo: qué podemos hacer contra el paro aquí y ahora.
En primer lugar, y para situar un poco el tema, es evidente (o al menos lo es para mí, ojalá que mi enorme pesimismo sea infundado) que hablar de solución al problema del paro es hablar de ciencia ficción. O, dicho desde otra perspectiva, es hablar de Revolución, porque mientras se mantengan invariables las líneas generales del actual orden social y no se produzcan cambios radicales y de envergadura (que propicien una nueva mentalidad en torno al trabajo y su papel en la sociedad, que supongan una redistribución de la riqueza y los bienes sociales etc.) el fenómeno del paro no tiene visos de desaparecer. Por tanto, todo lo que hablemos aquí, todas las posibles alternativas que podamos ofertar, no son sino meros parches que podemos ir poniendo aquí y allá mientras vamos trabajando en pro de una salida real y global al problema. Pero dicho esto, y aquí es donde yo creo que está el meollo de este debate, conviene llamar la atención sobre el hecho de que no todos esos parches, no todas esas “recetas mágicas” para dar respuesta siquiera parcial al problema del paro parten de una verdadera voluntad de hacerle frente o de atajarlo de raíz. Es más, me atrevería a decir que algunas de ellas pretenden precisamente lo contrario, es decir, lejos de constituir verdaderas alternativas de lucha contra el paro lo que buscan es desviar la atención de las raíces del problema y encaminar los esfuerzos por vías que lo único que hacen es perpetuar y legitimar el actual orden de cosas.

Semejante afirmación es aplicable, por ejemplo, a la forma de entender y plantear la lucha contra el paro y la pobreza que secularmente ha caracterizado a las instituciones religiosas, y en concreto en nuestro contexto la famosa «caridad cristiana», representada hoy magistralmente por la actividad de Cáritas, y sobre la cual poco hay que añadir a las críticas que desde hace tiempo hemos venido realizando desde la izquierda sindical y social: al margen de los numerosos casos de explotación de las personas desfavorecidas que se han dado en el seno de sus famosos «cursillos», el mero concepto de «caridad» (que implica de por sí una situación de desigualdad preexistente que no cuestiona y que en ningún caso trata de erradicar) es de todo incompatible con el principio de Justicia Social que, creemos, debe guiar una verdadera acción de lucha contra el paro y la pobreza. Tampoco parece ser este el principio que, más allá de las bonitas palabras, guía la acción de unos «sindicatos mayoritarios» (léase, CC.OO., U.G.T.), que preocupados única y exclusivamente por su propia supervivencia y de mantenerse en su papel social de «representantes de los trabajadores», para lo cual precisan del reconocimiento v aprobación por parte del Estado v la patronal, hace ya tiempo que han hecho suyos la mayor parte, si no todos, de los dogmas neoliberales y conceptos mágicos como la «competitividad», la «concertación», etc. Para estos sindicatos la única alternativa contra el paro pasa por la afiliación a sus tilas y posterior enchufe, o acudir a uno de los numerosos cursillos que organizan a cuenta, conviene no olvidarlo, de los miles de millones que reciben del Fondo Social Europeo para la lucha contra el paro.

IR MAS ALLA

Pero a mí me gustaría ir más allá, «más a la izquierda», si se me permite esta expresión en una época en la que el «fin de la historia» presume de haber hecho insustanciales los conceptos de «izquierda» y «derecha» para a continuación tratar de empujarnos a todos por la calle de en medio. Porque, ¿cuales son las alternativas que se nos ofrecen desde la izquierda al problema del paro? Pues se puede decir que, como en botica, hay de todo. Aunque conviene subrayar que, para nuestra desesperación, la mayor parte de los esfuerzos se quedan y se pierden en el nivel teórico, y en concreto en el famoso debate entre el «reparto del trabajo y la riqueza» y el Ingreso Social Universal.

Sin querer desmerecer este debate, que por supuesto considero del todo necesario y en el que todos y todas, cada cual desde nuestra óptica, nos vemos forzad@s a participar de una u otra manera, creo sin embargo que de alguna forma está sirviendo para ocultar nuestra incapacidad (por falta de ideas, o de convicción, o de fuerzas…) para poner en marcha iniciativas prácticas. Limitación o incapacidad a cuya reflexión deberíamos dedicar, creo, tantos esfuerzos como los que dedicamos a la discusión teórica antes señalada.
Pero ¿qué pasa cuando tratamos de poner en marcha iniciativas prácticas? ¿Qué tipo de historias montamos, qué filosofía subyace detrás de nuestras iniciativas, cuáles son sus objetivos latentes? Aquí deberíamos hacer una distinción entre dos categorías distintas de «iniciativas contra el paro»: aquellas que se caracterizan por tratar de ayudar a l@s parad@s a buscarse un curro o cualquier otro medio de subsistencia, y las que siguen la línea de los movimientos sociales clásicos, centrando su labor en la reivindicación y la movilización en torno al tema.

De las primeras llama laatención,en general, su escasa originalidad. En la mayor parte de los casos se limitan a reproducir esquemas y alternativas que en poco o en nada difieren de las propuestas por las instituciones oficiales (INEM, ayuntamientos…), tales como la formación (como si la culpa del paro fuera que l@s parad@s somos tont@s y todo se fuera a solucionar con unos cuantos cursillos), la creación de «bolsas de empleo», la orientación (los típicos y repetitivos talleres de «técnicas de búsqueda de empleo»), o propuestas más atrevidas pero al mismo tiempo más peligrosas (por el alto porcentaje de fracasos y consiguientes situaciones de frustración que generan, porque obligan a los parados a actuar con mentalidad empresarial y a asumir valores como la «competitividad»,…) como el autoempleo o la creación de cooperativas, etc. De las segundas, impulsadas fundamentalmente por la izquierda sindical y que se materializan en coordinadoras o plataformas reivindicativas, sin querer negar para nada su inestimable valor creo sin embargo que, pese a todos los esfuerzos, no han conseguido aún romper con los esquemas (lenguaje, consignas, formas y espacios de acción,…) del sindicalismo clásico, lo cual se traduce en una enorme dificultad para conectar con las sensibilidades, preocupaciones e inquietudes de lo que pudiéramos dar en llamar «excluidos sociales».

En efecto, generalizando un poco podemos decir que uno de los principales problemas de todas estas «iniciativas contra el paro» es la absoluta falta de participación de las personas directamente afectadas por el problema (las personas en paro o «excluidas»), bien por no existir ningún tipo de relación en unos casos, o bien porque se conciben como meros «servicios» para los parados y paradas de los que éstos son simples usuarios pasivos. El hecho de que la mayor parte de las personas que conforman las «plataformas contra la exclusión» tengan una situación económica acomodada es algo más que una simple anécdota o un dato paradógico; desde mi punto de vista, supone un serio problema, y ello por muy diversos motivos: porque, como he comentado antes, existe un profundo divorcio entre la práctica política de estas plataformas y las necesidades y preocupaciones de las personas excluidas, divorcio que va más allá de los simples slogans y reivindicaciones concretas para trasladarse al ámbito de los universos ideológicos y culturales; porque la implicación en una lucha de quien lo hace por pura convicción y la de quien, además de ésta, se encuentra con el agua al cuello han de ser necesariamente diferentes; y, en definitiva, porque mucha gente tenemos la impresión de que detrás de alguna de estas iniciativas, más que un interés real en la lucha contra el paro y la exclusión social, se oculta la necesidad de ciertos sectores por abrirse espacios políticos o de acción que les permitan un cierto protagonismo que en otros ámbitos han ido perdiendo.

La otra cara de la moneda, se me contestará (y con toda razón), es la enorme pasividad, falta de conciencia, egoísmo y conservadurismo incluso… de los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Es cierto. Pese a que la penosa situación en la que viven les debería llevar teóricamente a una situación de continua rebeldía, los parados y paradas son probablemente, en general, uno de los sectores políticamente menos activos de la sociedad. La principal razón quizás sea que la simple lucha por la supervivencia y por hacer frente a los problemas cotidianos absorbe ya demasiados esfuerzos y produce demasiadas tensiones como para, encima. implicarse en luchas más globales. Pero no menos importante es la enorme desconfianza y recelo con el que desde estos sectores se observa la práctica de las organizaciones (ya sean políticas, sociales, sindicales…) que dicen luchar contra el paro. En las Asambleas de Parad@s tenemos la fortuna de poder comprobar esto casi cotidianamente: por nuestro seno pasan decenas de personas, la mayor parte jóvenes, con ganas de moverse, de actuar, que dicen muy poco a favor del concepto que tenemos del parado pasivo e indiferente… que sin embargo no quieren oír hablar de hacer cosas conjuntamente con partidos políticos o sindicatos, por muy izquierdosos que estos sean, a quienes automáticamente identifican con conceptos como «manipulación», «oportunismo», «aprovechados»… Tal vez este recelo tenga bastante que ver, salvando las distancias históricas y culturales, con la desconfianza que las comunidades indígenas latinoamericanas han manifestado secularmente hacia las experiencias guerrilleras «criollas» que teóricamente luchaban para defender sus derechos, y que les ha llevado en muchos países (Bolivia, Guatemala, Chiapas,…) a levantar movimientos exclusivamente indígenas.

IMPULSAR, CONSTRUIR, APOYAR

Para concluir, y como seguramente estaréis pensando que no hago sino andarme por las ramas y aún no he respondido a la pregunta del encabezamiento, decir que yo apuesto plenamente por la necesidad de impulsar, construir, apoyar… experiencias como la de las Asambleas de Parad@s o similares, que, pese a sus miserias o sus defectos (entre las que destaca la falta de compromiso y de conciencia de muchos de sus miembros), tiene enormes virtudes como la de organizar realmente a cientos (y no sólo un grupillo) de los verdaderos protagonistas de esta historia, l@s parad@s, cada cual con sus problemas y paranoias; la del trabajo y la acción plenamente comunitaria y asamblearia; el huir de los esquemas competitivos e individualistas de otras alternativas (las com

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