CEPRID

Bolivia: Ley contra el racismo, la reforma pendiente

Miércoles 13 de octubre de 2010 por CEPRID

J. Osvaldo Calle Quiñonez

Bolpress

Hasta 1952, los campesinos no podían ingresar al centro La Paz, la ciudad sede de gobierno. Hoy, en una etapa más de los cambios que se producen en Bolivia, el Senado se apresta a sancionar la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación. La reforma pendiente en la sociedad boliviana está por ser aprobada.

La revolución de 1952, cambió un poco las estructuras, pero las actitudes racistas se mantuvieron casi intactas en Bolivia, país en el que las personas de origen indígena eran (y todavía son) marginadas, a pesar de representar el 60% de la población. Las movilizaciones populares iniciadas en 2003 propiciaron un proceso de cambio en la sociedad. Ahora el mismo presidente Evo Morales es de origen indígena y su partido controla el Parlamento.

El racismo una herencia de los civilizados españoles que colonizaron América e impusieron un sistema de castas basado en color de la piel es una práctica cotidiana en Bolivia. En Bolivia es suficiente que una persona tenga la piel clara para que se sienta superior a los demás. Los presidentes, oficiales, profesionales son blancos. Los trabajadores, los soldados tienen la piel cobriza.

Pero el país de la mayoría indígena hasta hace poco gobernada por blancos está cambiando. La mayoría, bajo un sistema de gobierno formalmente democrática, está tomando el control de la sociedad y está poniendo las nuevas normas de relacionamiento, nuevas leyes que rigen la sociedad. Desde enero de 2009 está en vigencia una nueva Constitución que establece la igualdad como un valor fundamental del Estado boliviano a la vez que prohíbe y sanciona toda forma de discriminación. Pero todavía no hay sanciones para los racistas y ese vacío legal es el que pretende llenar la proyectada Ley contra el racismo. La ley “tiene por objetivos eliminar conductas de racismo y toda forma de discriminación y consolidar políticas públicas de protección y prevención de delitos de racismo y toda forma de discriminación”, dice el primer artículo de la ley, disposición con la que todos, al menos formalmente, expresan su acuerdo.

De aprobase la ley, nadie más tendrá inmunidad para ser racista, ni siquiera los representantes de misiones diplomáticas. Los propietarios de locales de baile o bares ya no podrán impedir el ingreso de personas a quienes consideren diferentes, tal como ocurría con indígenas. Desde la aprobación de la nueva norma tendrá que exhibir letreros con el texto “Todas las personas son iguales ante la Ley”. Los medios de comunicación que autoricen y publiquen ideas racistas y discriminatorias recibirán sanciones económicas y su licencia de funcionamiento será suspendida. Además, prevé que cuando el hecho de racismo sea cometido por una trabajadora o un trabajador de un medio de comunicación social, o propietario del mismo, no podrá alegarse inmunidad ni fuero alguno.

En Bolivia no existe una oposición a ese proyecto, aunque las sanciones a medios son utilizados por los dueños de medios de comunicación y periodistas para oponerse a la ley a que que consideran como un intento de frenar la libertad de expresión.

“No estamos en contra de una ley contra el racismo; sí estamos observando artículos que, creemos, son funestos”, dijo Pablo Zenteno, dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Prensa de Bolivia. Son llamativas las protestas de los periodistas porque en Bolivia los episodios más vergonzosos de exaltación del racismo fueron promovidos desde los medios de comunicación. En 2008 el periodista riberalteño Jorge Melgar convocó desde su programa de radio a evitar la llegada del presidente Evo Morales a su región. “El indio maldito no tiene pisada en estas regiones”, dijo. Cuando fue detenido, intentó refugiarse en el fuero de periodista, mientras que los medios privados decían que Melgar era una victima de los ataques a la libertad de prensa. En Chuquisaca los periodistas Daniel Villavicencio, coordinador de prensa de Correo del Sur; Roger Gonzales, entonces director de Canal 13 Televisión Universitaria, y Delfín Ustárez, director de Delfo’s Producciones, fueron acusados de instigar a delinquir durante las agresiones a campesinos, registradas el 24 de mayo de 2008.

“No son todos los periodistas ni todos los medios, pero algunos lo hacen cada día Entonces, claro está en la ley, si practican racismo o discriminación ese medio de comunicación va a perder su frecuencia. Así los educamos para hacernos respetar”, dijo Morales.

Pero los dueños de medios no dan su brazo a torcer y apoyados por algunos de los pocos parlamentarios que hacen parte de la oposición convocaron a protestas. Varios periódicos aparecieron hoy con el texto “no hay democracia sin libertad de expresión” como único titular de sus portadas. Algunas organizaciones periodísticas órganizan huelgas de hambre para evitar que las sanciones lleguen a los medios y garantizar un fuero especial a los periodistas, también en temas de racismo. “Si la ley se aprueba así como está, sin ningún cambio, va a ser ponerle una lápida de una tonelada a la libertad de expresión en Bolivia”, señaló Juan Javier Zeballos, secretario ejecutivo de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), entidad que asocia a directores y propietarios de los diarios de Bolivia.

Pero en opinión de los sectores sociales, la ley debe ser aprobada sin cambios. “Nosotros no queremos más discriminación, nosotros hemos sufrido muchos años la discriminación, por eso decimos, si no aprueban los senadores la Ley tal como esta, vamos a cercar la plaza Murillo y la Asamblea hasta que aprueben la Ley sin modificar nada”, sentenció Gregorio Quispe, dirigente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq).

Esa parece ser la decisión del gobierno cuyo partido, el MAS, dispone de los suficientes votos para aprobar la nueva norma. La ley contra el racismo y la discriminación está en su última fase de aprobación. De aprobarse será otra más en la que los movimientos sociales van de la mano con el gobierno, aun cuando en los últimos meses esa alianza fue resquebrajada.

J. Osvaldo Calle Quiñonez es periodista especializado en economía. Trabajó en el Semanario Aquí, los periódicos, La Razón, Ultima Hora, Hoy, La Prensa y el semanario Pulso. En 2000 incursionó en el periodismo electrónico organizando el sitio report-e.com y en la actualidad dirige el periódico por Internet

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